Preparando una sesión alternativa a la próxima Convención de las Naciones Unidas sobre Drogas se encuentra Joep Oomen, articulador de ENCOD -Coalición Europea por una Política de Drogas Justa y Eficaz, instancia que reúne a más de 130 organizaciones de la sociedad civil, algunas de ellas con años de experiencia y buenos resultados en el tratamiento de drogodependencias desde una perspectiva de Reducción de Daños u otras claramente antoprohibicionistas. El Ciudadano se contactó con Joep, quien vive en Holanda, para iniciar un debate en torno a la postura de Chile en la próxima convención, debate al que hasta ahora el Conace es el único invitado.
Llevamos 10 años de «guerra contra las drogas» ¿cómo evaluarías todo este tiempo?
– Según cifras publicadas recientemente por la Oficina de la ONU sobre las Drogas y el Crimen -ONUDC. la prevalencia anual del consumo de drogas en todo el mundo ha incrementado. En Estados Unidos, el país que más invierte en la reducción de la demanda, ha mostrado un incremento significativo con respecto al éxtasis, los opiáceos y la cocaína. La prevalencia anual del consumo de cocaína creció de 2,6 % en 2000 a 2,8 % en 2004. Hasta se nota un incremento más alto en el consumo de cannabis, de 8,3% en 2000 a 12,6 % en 2004 y de anfetamina: de 0,9% en 2000 a 1,5% en 2004.
O sea, prácticamente los objetivos nunca se cumplieron.
– Ha sido todo lo contrario. El uso y la producción de drogas están creciendo en todas partes, no
solamente en Estados Unidos. Considerando la producción de drogas ilícitas, la cantidad de opio producido ha aumentado de 4.346 toneladas en 1998 a 4.620 toneladas en 2005, la cocaína ha aumentado de 825 toneladas en 1998 a 910 toneladas en 2005 y el cannabis de un monto estimado de 30.000 toneladas en 1998 a 42.000 toneladas en 2005. Hay que considerar que una tercera parte de este monto es producida en Norteamérica, por lo que este continente es de lejos el primer productor de cannabis para su mercado doméstico.
Y el país instigador de las políticas represivas…
– Las que chocan estrepitosamente con la realidad. Es obvio que los esfuerzos globales para «eliminar o reducir significativamente la demanda y la oferta de drogas» antes de la fecha tope de 2008, fecha que cambiaron al 2009, no han tenido éxito. Sin embargo, estos esfuerzos han causado daños considerables y crecientes a la situación de los derechos humanos, la salud pública, el medio ambiente, la economía, el desarrollo sostenible, el respeto a la ley y la relación entre los ciudadanos y las autoridades en todo el mundo.
¿Cómo evaluarías el proceso previo la Convención? ¿Ha habido instancias de participación efectiva en Europa?
– En los preparativos oficiales realizados dentro del marco de la Comisión de Estupefacientes de la ONU en Viena, ha sido obvio el esfuerzo de varios gobiernos, entre ellos el norteamericano, así como también de la agencia de la ONU encargada (ONUDC) de evitar que la evaluación creara debate sobre el curso actual. El director ejecutivo de la ONUDC, Antonio Maria Costa, ha comenzado a hablar sobre la necesidad de «contener» el problema de las drogas, en lugar de eliminarlo, como hablaban antes. Hasta ahora ningún gobierno le cuestiona esta tendencia de girar el objetivo inicialmente
declarado de la estrategia. Por ello el cuestionamiento deberá venir de las organizaciones de la sociedad civil. Algunas organizaciones estarán involucradas en la iniciativa de la Vienna NGO Committee, un grupo con estrechas relaciones con la ONUDC, para organizar una serie de consultaciones regionales a fines de preparar «2008». Las consultas serán financiadas por la Comisión Europea y el gobierno del Reino Unido. Las organizaciones deben suscribir el Plan de Acción de la UNGASS de 1998, y deben ser «orientados a la abstinencia» o «no solamente orientados a la abstinencia» o representar «jóvenes». En otras palabras, la ONUDC mantendrá un control firme a fines de no dejar pasar nada de estas reuniones que podría desafiar el consenso prohibitivo.
Habrán otras organizaciones no tan disciplinadas.
– Otras organizaciones, tales como la International Drug Policy Consortium, una red global de 25 ONGs y centros de investigación, están concentrando su enfoque sobre gobiernos individuales a fines de promover una revisión académica independiente y rigurosa del sistema de control de drogas de la ONU. Si tuviera lugar tal revisión, es bien posible que sus conclusiones podrían servir para cuestionar la lógica básica detrás de las políticas actuales de drogas. Sin embargo, los gobiernos nacionales no parecen dispuestos a mostrar la voluntad política para sacar esta conclusión. Los diplómatas no están realmente interesados a cuestionar las convenciones internacionales.
¿Hay quienes rechacen de plano la convención?
– Sí. Hay quienes concluyen que sería mejor no prestar ninguna atención a la fecha tope de 2008. Ignorarla sería más sano que hacer esfuerzos inútiles para influenciar el proceso. Sería mejor concentrar nuestra energías en acciones locales – tales como los esfuerzos para cambiar la clasificación de sustancias en la legislación local o hacer crecer la aceptación entre la población del concepto de la regulación de las drogas. Las propuestas concretas para mejorar la situación, como el concepto de los Cannabis Social Clubs, pueden ser rápidamente negadas por las autoridades con el argumento de que las obligaciones nacionales e internacionales no las permiten. Pero pueden ser aceptadas por la opinión pública, y así el apoyo para la reforma de la política de drogas incrementará de abajo hasta arriba, como uno de los elementos decisivos en un proceso de transformación cultural hacia una sociedad más abierta y tolerante.
¿El evento representa alguna oportunidad los disidentes de las políticas de drogas emprendidas?
– ENCOD ha siempre mantenido que Viena 2008 podría ser la oportunidad perfecta para que los ciudadanos opuestos a la guerra a las drogas reúnan sus fuerzas en un esfuerzo para cambiar el curso de la historia. Estamos preparando organizar un contra-evento en la ciudad de Viena, donde esperamos dar la bienvenida a cientos, tal vez miles de activistas de todo el mundo para lograr hacer una expresión común que ya no se puede ignorar por los medios de comunicación.
Un argumento que sostiene el actual prohibicionismo es que sin él los niveles de consumo y producción de drogas serían aún más altos ¿qué respondes a esa afirmación?
– Durante los años 90 los gobiernos alemán y francés no dejaron pasar ninguna oportunidad para poner presión sobre el gobierno holandés de terminar su política tolerante relativa al cannabis con el argumento que esto incrementara el consumo de cannabis. Resultó entonces que mientras el gobierno nacional y sobre todo la reina holandesa estaban más que dispuestos para abolir el sistema de los coffeeshops, a nivel local las autoridades se opusieron ya que sabían que iba a regresar el mercado ilegal. Basta mirar los datos sobre Disponibilidad percibida y consumo de cannabis entre jóvenes de 15/16 años en algunos países europeos. Datos de la ESPAD, un sistema de investigación estandarizada en el consumo de drogas entre jóvenes entre los países miembros del Consejo de Europa, dan cuenta que el 2003 la percepción de disponibilidad de cannabis entre jóvenes de 15 y 16 años en Holanda es menos que en 9 otros países europeos. El consumo entre ellos es menor que 7 países europeos. En cuanto al consumo en general, tanto los informes anuales del OEDT como de otros estudios, como el de la Corporation Rand, demuestran que las políticas relativamente tolerantes de cannabis en Holanda tienen más o menos el mismo impacto sobre el consumo que las políticas represivas de otros países. Pero en costo financiero y social, en cuanto a la interferencia en las vidas de las personas, las políticas holandesas son mucho más positivas, puesto que las autoridades tienen mucho más control sobre el fenómeno que en los casos en que hay un régimen restrictiva.
Muchos discursos denominados progresistas en materia de drogas aceptan el uso médico de algunas sustancias, sobre todo el cannabis ¿Qué hay detrás de instalar la discusión sólo bajo ese tópico?
– ENCOD ha presionado durante años para que haya un diálogo serio entre sociedad civil y autoridades europeas sobre la política de drogas. Ahora que el programa se va a crear después de años de promesas vanas y engaños, estamos viendo el lobby de las organizaciones representando el mundo del tratamiento que desean monopolizar el dialogo, sobre todo las interesadas en la posibilidad de obtener subsidios a través de este canal. Nosotros estamos a favor de abrir el dialogo a todos los grupos de la sociedad civil, y no queremos hacer una división entre consumo integrado y consumo problemático, puesto que es la prohibición misma sobre la que deseamos dialogar con las autoridades europeas.
Las palabras crean mundos y las formas de hablar sobre algo producen su lógica e inteligibilidad. En tal sentido ¿Qué problemas o dudas se te presentan al hablar y dedicarte al tema de «las drogas» considerando ya que desde el mismo concepto se quiere presentar una noción de mundo que para los gobernantes es «el problema de la droga»?
– Es este nuestro obstáculo principal: Al utilizar «el problema de las drogas» como instrumento electoral o como forma de sembrar pánico y cosechar poder represivo, se estigmatiza automáticamente a los que desean hablar sinceramente sobre este tema. Es casi como el hablar de drogas sin antes decir que uno está en contra de ellas es delito ético. Ello es consecuencia del monopolio ético que tienen los representantes del establishment, seguidos incluso por los de la oposición. Mientras tanto, los empresarios del tabaco, el alcohol y las medicinas legales no encuentran ningún obstáculo para conquistar más mercados, especialmente en el Tercer Mundo, para sustancias que producen verdaderas catástrofes para la salud pública.
¿Vale la pena a la sociedad civil entrar a un debate en donde los representantes están interesados en mantener el estatus quo a la hora de discutir sobre políticas de drogas, ya que es la base de su existencia? Me refiero a estamentos policiales y clínicas que lucran con las adicciones y sólo funcionan dentro de una lógica prohibicionista.
– Durante dos décadas, Estados Unidos y la Unión Europea mantuvieron una «cooperación intensiva» con el gobierno boliviano con el objetivo de erradicar el cultivo de coca. Juntos invirtieron más de un billón de euros en operaciones para erradicar la coca o sustituirla con cultivos legales. Ese dinero ha sido totalmente en vano. En el mismo periodo más de cien personas murieron en los enfrentamientos entre los cocaleros y las autoridades bolivianas. Hoy en día, parece que su muerte no ha sido en vano. Gracias a la combinación de una causa justa y una inteligencia política remarcable, los cocaleros han logrado organizar un movimiento ciudadano que en menos de 20 años ha logrado tomar el poder en Bolivia de forma democratica y pacifica. Ese es el ejemplo a seguir.
¿Qué espacios surgidos de la sociedad civil dedicados al tema drogas valoras en todo este tiempo de políticas prohibicionistas?
– La creación de los Cannabis Social Clubs, que parten de la necesidad de organizar consumidores de cannabis que no pueden o no quieren cultivar para su propio consumo. Entonces establecen clubes o asociaciones que producen cannabis solamente para el consumo personal de sus socios. La producción, el transporte y la distribución a los socios puede tener lugar de acuerdo a reglas previamente acordadas con las autoridades. En cada paso del circuito, las autoridades podrán establecer cualquier mecanismo de control para garantizar la integridad del sistema. La cooperación de los consumidores a respetar las reglas es garantizada, puesto que al violarlas pondrían en riesgo un sistema que les asegura su consumo.
¿Podrías sintetizar la propuesta por ustedes desarrollada en cuanto a tener una política de drogas justa y eficaz?
– La producción, la distribución y el acceso a sustancias que representen riesgos significativos para el consumidor debe ser controlado. Las sustancias con una gran potencialidad de consumo problemático posiblemente requieren formas de control más estrictas que otras. Sin embargo, el sistema regulatorio jamás debe ser tan restrictivo que se produzca un mercado ilegal significativo. Una vez que aparece un importante comercio ilícito de una sustancia, podemos concluir que nuestra política ha fracasado y está destinada a aumentar en lugar de minimizar los daños de la producción, comercio y consumo de esta sustancia. Por ello, el impacto nefasto de la actual política de drogas se ilustra mejor con la dimensión de la industria criminal de drogas.
A tu juicio ¿sobre qué bases debiera cimentarse una nueva política de drogas?
– Creemos que cada sociedad debe establecer de forma democrática su propia política de drogas. Pero debiera ser universal el respeto a los derechos del ciudadano individual de cultivar plantas naturales para su propio consumo y para propósitos no-comerciales. Luego cada gobierno puede establecer marcos jurídicos para la comercialización o elaboración de estas plantas.
Mauricio Becerra