El encuentro entre la ministra de la “Jarra” y Música con lujo de detalles

Es 14 de julio y en el marco de un llamado diálogo “participativo” de la LGE patrocinado y conducido por el Ministerio de Educación que se desarrollaba en el Hotel Crowne Plaza, la ministra de la cartera, Mónica Jiménez de la Jara (o de la «Jarra»), va a iniciar el evento


Autor: Mauricio San Cristóbal M.

Es 14 de julio y en el marco de un llamado diálogo “participativo” de la LGE patrocinado y conducido por el Ministerio de Educación que se desarrollaba en el Hotel Crowne Plaza, la ministra de la cartera, Mónica Jiménez de la Jara (o de la «Jarra»), va a iniciar el evento.
En ese instante, estudiantes de la ACEUS y dirigentes del Colegio Metropolitano de Profesores, planteaban que mientras el proyecto de Ley estuviera en el Congreso, este diálogo no era más que un artilugio ya que no respondían a las demandas de los estudiantes y profesores por una educación pública y que no esté centrada en el lucro.
Dentro de este contexto, María Música Sepúlveda, estudiante del Liceo, Darío Salas de Santiago, se acerca a la ministra Jiménez para plantearle que muchos de sus compañeros habían sido reprimidos con dureza por parte de efectivos policiales y que a ella misma la habían golpeado. Y ante la indiferencia y el silencio de la personera el agua sale del jarro, se proyecta y avanza, rompe la ley de gravedad y llevada por el principio de acción y reacción empapa la cara del poder. La cara de la ministra se retuerce ante este bautizo y purificación que viene de las manos de una estudiante que actuó motivada por la normal indiferencia de una “autoridad”.
Javiera Campos, vocera de ACEUS, testigo presencial de los hechos nos explica el contexto: “Empieza este acto, va hablar la ministra y el Colegio de Profesores se levanta. Empiezan a leer una declaración, la cual nosotros avalamos y saludamos. Luego varios compañeros nuestros, secundarios y universitarios comienzan a increpar a la ministra, que de esta forma no hay diálogo pues el Gobierno lo está imponiendo en base a LGE que es una ley que nosotros no avalamos. En este contexto la Música empieza a decirle a la ministra que cómo espera que haya diálogo, si cuántos compañeros están en fiscalía, cuántas compañeras han sido manoseadas, cuántos compañeros han sido golpeados, ella misma es un caso. La ministra se para, va a tomar sus cosas, se ríe y la Música sigue intentando conversar con ella, la ministra se ríe nuevamente y ahí es cuando la Música reacciona y le tira agua. Este jarro de agua simboliza el descontento porque una vez más la Ministra no está interesada en escuchar a los estudiantes”

Parece que el agua (limpia) contenida en el jarro que lanzó la estudiante María Música Sepúlveda no sólo empapó a la ministra de Educación, Mónica Jiménez, sino que salpicó a toda la clase política, tanto de la Concertación como de la Alianza por Chile. Y al día siguiente la respuesta no se hizo esperar. En un acto que podríamos titular de “matonaje” político, salen a defender a la ministra, criticando y crucificando públicamente a una estudiante de 14 años. No es un acto reflexivo. Es un acto biopolítico de reacción refleja: hay que defender el principio de autoridad.

MÚSICA MERCURIAL

Y es que las reacciones no se dejaron esperar. El Mercurio grafica estas reacciones en la página 5 en el cuerpo C del día  15 de julio: La presidenta Bachelet le pareció que no era positivo. Escalona, senador del PS dice que es un incidente que no debiera ser. Hernán Larraín, senador de la UDI condena de la manera más enérgica esta grosería hacia la ministra. Sergio Romero indica que si esta situación no es rechazada como corresponde va a derivar  a límites insospechables. Cristián Labbé, alcalde de Providencia, indica que es un retroceso en el debido respeto a la autoridad. Para Soledad Alvear, presidenta de la DC, esta situación es pésima y  una mala señal. Pero el que se mandó realmente la joya estilística y el premio a “la” salida  del mes, es el alcalde de Santiago, Raúl Alcaíno, al decir a los cuatro vientos que la estudiante María Música Sepúlveda sería expulsada del colegio.
Conversamos con su madre, Ruth Cavieres, respecto a la presión mediática y cómo la clase política a tratado a Música como si no tuviera conciencia y no fuera capaz de razonar: “Es el caso del adulto centrismo típico que trata de decir que los niños no piensan, porque no se expresan como se expresan los adultos y por el contrario el movimiento secundario y estudiantil ha dado grandes muestras que no sólo piensan  sino que políticamente están construyendo una estructura mucho más correcta y justa”.

MÚSICA CIUDADANA

María Música Sepúlveda, va en primero medio del Colegio Darío E. Salas. Ella le explicó a El Ciudadano por qué estaba participando en las movilizaciones estudiantiles y cuáles fueron los motivos para lanzarle agua a la ministra: “Lo que me motivó unirme a estas movilizaciones fue ver marchar a los estudiantes en la calle. Desde mi colegio básico yo vi una marcha y me empecé a interrogar por qué lo hacían. Empecé a protestar porque  me dije si ellos pueden, nosotros también. A nosotros nos pegaban con los libros y por eso nos pusimos a protestar. Me fui enterando que también me afectaba la LOCE y la LGE. Empecé a informarme, a participar en las marchas y en las asambleas conocí a los dirigentes”. Añade que “ha sido muy importante el apoyo de mi familia. Yo estoy metida en el movimiento por aquellos estudiantes que no tienen el apoyo de su familia y yo sé que quieren participar. Muchos dicen ‘si yo quiero ir a la marcha, pero tengo que entrar a clases, porque mi familia no acepta lo que yo hago, no les gusta, tienen otros ideales’. Yo empecé a participar en las asambleas para representarlos a ellos. Tengo que ser su megáfono”.

— ¿Y esta fue una acción política?
— “Lo de la ministra no fue una acción política premeditada. Fue una acción propia de mi pena, porque ella le faltó el respeto a los estudiantes, ella hizo algo muy grave: le falto el respeto a los derechos del niño, a los derechos humanos, le falto el respeto a los estudiantes que han sido golpeados. Yo encontré una ofensa mucho más grave lo que ella hizo”
— ¿Crees que la ministra conoce las más de tres mil detenciones arbitrarias?
— Claro. Es más, ella las justifica, porque dijo: “¿por qué a ti te han reprimido? O sea que es totalmente justo que a mí me repriman con gases, que repriman con golpes  por estar en la calle, por eso y por poco menos me quieren cortar la cabeza.

— ¿Qué te parecen las opiniones de Alcaíno, Bachelet, Escalona y otros personeros?
— Que no valen nada. Más me vale que la ANEF, mis compañeros de la ACEUS y de Valparaíso, que los profesores y que mi familia, así como gente de Uruguay y de otros países  me hayan dado su apoyo. Eso vale más que un partido político y más que Alcaíno.

MÚSICA PARA TODOS
Es el 15 de julio, cuatro y media de la tarde. Las cámaras de televisión y los medios están en el sector de la entrada a la cafetería de la Biblioteca de Santiago. Ante ellos María Música Sepúlveda, su madre y su abuelo, Santiago Cavieres Korn, un destacado abogado perteneciente a la Comisión de Juristas Americanos. A su lado están Amador Sepúlveda y Javiera Campos, voceros de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Universitarios y Secundarios (ACEUS). Javiera Campos indicó: “Queremos dejar claro que nosotros conocemos hace años a Música, sabemos que ella no es una niña mala y corrompida por el mal. Es una estudiante consciente porque está luchando y saliendo a las calles. Es lamentable que se culpabilice así a una compañera que en su acción refleja el profundo descontento que existe entre los estudiantes. Es lamentable que se maltrate a una compañera de 14 años, que se la califique como una mala persona. Nosotros sabemos que ella es una mujer valiente y luchadora y una mujer que sabe porqué está saliendo a la calle”.
Las preguntas de los periodistas  se centran en si la expulsan o no, en que opina de la presión política, que si tiene miedo y de si aceptaría conversar con la ministra. Música respondió: “Me dicen que cometí una falta grave. Por qué a mí me acusan de falta de respeto, cuando mis compañeros fueron golpeados. Le dije a la ministra ‘me golpearon’, ni siquiera me dijo este no es un momento para conversar, ¡no me pescó ni en bajada! (…) No estoy dispuesta a conversar con la ministra, ella debe conversar con los estudiantes. Puede que la ministra no haga nada para que me expulsen, pero tampoco va hacer algo para que no me expulsen. A ella le da lo exactamente lo mismo”.
Los sonidos de flashes y los clics de las cámaras fotográficas llenan la entrada al café de la Biblioteca de Santiago. Cuando y ante la insistencia respecto a la cancelación de su matrícula en el Colegio Darío E. Salas,  Música indica: “Quiero decir que mi colegio es mi segunda casa. Están mis compañeros, es la gente con la que yo convivo la mitad de mi vida. Es que no tendrían porque cancelar la matrícula. Todo lo contrario no tengo que pagar por nada. Tienen que pagar ellos, han pagado la cuota mínima con un poco de agua de su cara”.
Frente a  la conferencia,  un grupo de estudiantes y transeúntes son espectadores lejanos del asedio periodístico.
“¡Graaaande Muuusica!”, le gritan desde la improvisada audiencia, a lo que ella, levanta su mano saludando. Luego un periodista le preguntaría respecto a lo violento de su acción:
“Lo mío no fue violencia, fue pena. Cómo alguien no se conmueve, no le interesa que a un niño lo golpeen. O sea una ministra de Educación. Ella dijo que estuvo en el (Informe) Rettig y los derechos humanos. ¡Que los ponga en práctica entonces! Los Derechos Humanos han sido violados todo el tiempo que ella ha estado”.

LA MINISTRA, UNA CARTA Y LOS DERECHOS HUMANOS

Mónica Eliana Jiménez de la Jara, quien es asistente social de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), participó en la Comisión Rettig (también llamada de Verdad y Reconciliación) durante el gobierno de Patricio Aylwin, que investigó las violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura.
La Ministra es hermana del médico Jorge Jiménez de la Jara, quien fue ministro de Salud entre 1990 y 1992, durante la administración del DC Patricio Aylwin, y ha sido presidenta del Directorio de la Corporación Participa, Directora Ejecutiva de la Corporación Educacional Aprender; becaria Fullbright en 1981 y es parte del Consejo Consultivo de Paz Ciudadana.
Cabe destacar que Paz Ciudadana es una corporación que tras la vuelta a la democracia instaló en la agenda pública el tema de la delincuencia y la seguridad ciudadana. Pero no la delincuencia de cuello y corbata, sino que la delincuencia que se produce por obra y gracia del modelo de desarrollo económico y en la cual se ven involucrados los sectores más pobres y marginados de nuestra sociedad.  Dentro de sus miembros están figuras tan ilustres como Agustín Edwards Eastmann, propietario de El Mercurio, el senador UDI Jaime Orpis, el ministro de Interior Edmundo Pérez Yoma, así como los destacados empresarios Horst Paulmann (Ripley) y Wolf von Appen (Sudamericana de Vapores). También están Álvaro Saieh, dueño de Copesa y el destacado sociólogo y asesor comunicacional Eugenio Tironi.
Dauno Tótoro Taulis -quien jamás pertenecería a Paz Ciudadana- es un destacado documentalista e investigador. Con Ceibo Producciones realizó el documental “El Despojo” que describe como fue la usurpación histórica del territorio mapuche. Además es autor de “La Cofradía Blindada” de editorial Planeta en la cual describe y analiza la relación del mundo militar con la sociedad chilena.
En 1986, en plena dictadura militar, fue expulsado de la Pontificia Universidad Católica de Chile porque era dirigente de la FEUC, consejero estudiantil en el Consejo Superior de la Universidad y Presidente del Centro de Alumnos de su carrera.
En una carta pública a propósito de la acción de Música Sepúlveda, relató cómo la ministra de Educación, en ese entonces presidenta de la Asociación de Académicos de la PUC y miembro del Consejo Superior, realizó una intervención para que no fuera expulsado:
“Haciendo demostración de su ‘espíritu democrático y profundas convicciones católicas’, (Mónica Jiménez) propuso al rector solucionar el entuerto mediante el diálogo. Fui citado a la oficina de Vial Correa, donde Mónica Jiménez, me brindó una clase magistral de conceptos democráticos y del significado profundo del arrepentimiento cristiano. Dijo la señora Jiménez que le recordaba enormemente a su padre cuando este tenía mi edad, ‘igual de vehemente, de apasionado, de arriesgado en la defensa de sus erróneos principios políticos –su padre, me explicó ella, era militante de la ultraderecha de sus días’. Luego se extendió en una larga arenga en torno a un único concepto: a la Universidad se va a estudiar, no a hacer política. Para rematar, me hizo la propuesta que había convenido con el rector: que firmara un documento que habían preparado para tales efectos, mediante el cuál me comprometía a renunciar a mis convicciones políticas de izquierda; a renunciar a mis responsabilidades como dirigente estudiantil; a declarar públicamente ante la comunidad universitaria que me había equivocado al suponer que los recintos universitarios eran un campo de batalla más en la lucha contra la dictadura. ‘Firma este documento’, me sugirió, ‘y de inmediato la sentencia de expulsión quedará sin efecto’.
Esta de más de decir que Tótoro no firmó tal documento. En el párrafo final de su carta indica lo siguiente:
“Soborno, incitación a la traición, cohecho, amedrentamiento. Esos son los principios profundamente democráticos que barajaba la señora Jiménez (…) Aquella tarde de 1986 no encontré en esa oficina ningún jarro de agua a la mano. Sólo pude mirarla con lástima y desprecio, lanzarle una carcajada al rostro y salir de ahí con un portazo, cerrando para siempre cualquier posibilidad de convertirme en un profesional universitario, pero más convencido que nunca de todos aquellos principios de los que la señora Jiménez me intentó hacer abjurar”.

MÚSICA JUDICIAL

La magistrada del Tercer Juzgado de Familia  de Santiago, Ana Francisca Casanova, se declaró incompetente para investigar la denuncia de “agresión contra la autoridad”, esta denuncia  fue remitida  a este juzgado por la Cuarta Comisaría el pasado 15 de julio. Casanova habría enviado la denuncia a la Fiscalía Metropolitana Centro Norte.
Le preguntamos al abuelo de Música, Santiago Cavieres, abogado y miembro de la Asociación Americana de Juristas qué opinaba  de la publicitada expulsión de Música que ha hecho el alcalde de Santiago, Raúl Alcaíno y de las posibles acciones judiciales:
“Es propio de un pinochetista de mentalidad fascista: castigar. Creo que no va tener mayores resultados ya que no ha realizado alguna falta. Aunque legalmente podría ser una falta, pero como es menor de edad sería una amonestación, entregársela a la madre en cuyo poder está. Me parece ridículo. De modo que todo el apoyo que está recibiendo la ministra, la Presidenta, o el apoyo del presidente del Partido Socialista a la ministra y censurar a la niña, es como la pelea de David y Goliat. Este pequeño David lanzó una pequeña piedrecilla con su onda y todo el mundo apoyando al Goliat, el Gobierno y el Estado y el orden público, las autoridades que merecen respeto. Este es un jarro de agua elocuente, es un jarro que habla por todos los perseguidos, por todos los violentados, por todos los estudiantes que no tienen educación, que les tiran agua y gas lacrimógeno. Creo que este jarro de agua esta hablando por todos aquellos que no tienen voz y que son perseguidos en la calle”.
Le preguntamos como familiar que opina de su nieta y con una sonrisa enorme nos responde:
“Orgulloso de ella, pues. Imagínese como me siento de orgulloso…” y su risa alegre es una música digna que se abre espacio en la Biblioteca de Santiago, mientras no muy lejos de allí, en oficinas y reparticiones públicas, las autoridades y la clase política siguen secándose las salpicaduras de agua que cayeron en sus rostros el pasado 14 de julio. En la calle, los vendedores ambulantes dicen que los paraguas subirán de precio y que tienen modelos exclusivos para ministros y autoridades que no saben escuchar la voluntad popular.

A una señora cuica
Le llovió sobremojado
Escuchó desde un costado
Una «música…» exquisita

De pronto una muchachita
Se acercó de buena fe
Y a nombre de tantos…pues
Le dio un buen jarro con agua

Paraguas; quiero un paraguas
Gritaba: ¡no tengo sed…!

¡Viva la músicaaaaaaaaa!
Lo dice un músico reencantado
(Décimas de Francisco Villa, cantautor chileno)

Mauricio Durán
Pía Sommer


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