El liceo Guillermo Rivera de Viña del Mar lleva ya diez días en toma. Los estudiantes que cuidan el colegio desarrollan clases autogestionadas y reciben ayuda de la comunidad. Alrededor suyo otros liceos han sido tomados, como el liceo Viña del Mar. Sepa cómo es una toma que está muy lejos del relato de ellas que hace el gobierno y los medios masivos.
Está lloviendo en Viña del Mar y los chicos del liceo Guillermo Rivera cumplen su octavo día de toma. Me acerco a la entrada del liceo y un carabinero de guardia me dice “No hay nadie”. Pero acercándome a otra entrada pude observar un patio grande inundado por las lluvias donde un chico juega fútbol con el agua hasta los tobillos. Otro está practicando malabarismo bajo un techo. Lo llamo y le digo que vengo del Ciudadano. Me abre sin inhibiciones, pero me advierte que hay varios medios que han decidido no abrirles los portones. Me sorprendo cuando llega otro con las llaves en la mano. No hay diálogo alguno con los dos carabineros que esperan unos metros más allá dentro de un vehículo.
Una vez adentro me cuentan que “en los primeros días hubo un montón de carabineros y controlaron el acceso al liceo: Dejaron salir, pero no quisieron dejar entrar más gente. Pero luego de los primeros tres días nos dejaron, así de repente, de una hora a la otra.”
Para ellos, mejor así, siendo un beneficio mutuo de tener las puertas abiertas: Les llegan aportes de muchos lados; El espacio está a disposición de distintas actividades.
“Nosotros hemos hecho claro desde el primer momento que ese es una toma abierta a la comunidad. Pero también intentamos ver quién entra: Cada día llega más gente que se quiere comprometer. Vienen profesores y estudiantes de la Universidad de Valparaíso”- nos cuenta un estudiante.
CLASES AUTOGESTIONADAS
Los profesores y estudiantes universitarios les ayudan a preparar las clases autogestionadas. También reciben el apoyo del Liceo porteño Eduardo de la Barra, cuyos estudiantes desarrollaron experiencias parecidas el año pasado. “La gente nos ayuda, cada uno de su forma. Pero una vez llegó un grupo de como quince cabros que querían puro tomar dentro del colegio y no los dejamos. Cuando no se fueron, incluso hubo que llamar a los carabineros”- dijo un estudiante.
El liceo Viña del Mar está en toma desde hace un día. Entre ambos existe una viva coordinación. Están cercanos, hay Wifi que los conecta y esperan responder juntos a cualquier amenaza. De todas maneras intercambian alimentos que les llegan de la JUNAEB: Al Viña del Mar llega pan, por ejemplo, al Guillermo Rivera no. Pero comparten entre sí.
Entre las palabras veo algunas chiquillas también, supongo apoyando a los chicos en su toma. Los demás chicos están desayunando todavía: Pasaron la mañana en la toma del Seremi de Viña del Mar. Los estudiantes secundarios allí apoyaron a los universitarios que cerraron las puertas con cadenas y se manifestaron durante poco menos de una hora ante el edificio.
El presidente del Centro de Alumnos, Pedro, me cuenta que todos desayunan juntos, almuerzan juntos. Hay turnos de cocina: Cuando entro al comedor, es impecable limpio. La cocina con la radio encendida está un poco desordenada, pero “recién hicimos el desayuno”- se apresuran a decir.
Fue una acusación muy sentida por parte de los chicos cuando en una reunión de los apoderados, un padre opinó que iban a “puro romper cosas”.
Pedro me muestra también los dormitorios: Única cosa que está repartida, para proteger mejor el espacio ante el potencial desalojo. Aproximadamente 25 personas se quedan por noche, y se toman turnos también. “Llevamos ocho días, pero queremos quedarnos indefinidamente. Pero dicen que van a desalojar, así que estamos en la espera”.
Se toman turnos también porque esperan quedarse mucho tiempo, aguantar mucho rato con sus fuerzas. Entonces está bien si a veces uno vuelve a casa para un baño o una comida de la mamá.
El grado de organización entre e intra-liceo (como recalcan) es elocuente de lo contrario. Protestan no sólo en contra la demora de la entrega de los pases escolares de la JUNAEB, sino también el fin de la educación municipalizada y la abolición de la Ley Terrorista, entre otras cosas. Aunque un desalojo da miedo, no les inhibe a los chicos ayudar también a otros en necesidad: Cuando los estudiantes del Instituto Comercial – a dos cuadras del Guillermo Rivera – querían tomar su liceo, pidieron ayuda a los chicos. Evidentemente fueron. Pedro encabezó la entrada al edificio. Fueron y quedaron todos sorprendidos. “Quedamos ‘plop!’”- cuenta Pedro, al encontrarse con carabineros dentro del edificio.
Mientras que los demás pudieron arrancar, Pedro fue detenido. Los carabineros le golpeaban, le pataleaban, le tiraron de una escalera y otras tales cosas. Cuando llegó a la Comisaría, Pedro dice que fue aconsejado: “No dices nada de eso a la prensa. Tú sabes que sí lo haces, los carabineros que desalojan tu liceo, sabrán a quién pegar primero”.
Gwendolen Pare
Fotos de Rens Veninga (Ciudad Invisible)
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