Eevamaija Vuollo estudió un magíster en educación intercultural en la Universidad de Oulu, en Finlandia, y actualmente está realizando una pasantía en Chile en Educación 2020. En su estadía, compartió algunas características de la educación finlandesa, que acá se analizan desde la perspectiva de la educación chilena.
UNA REFORMA EDUCATIVA Y POLÍTICA
En los 60, Finlandia apostó por el desarrollo a través de una reforma educativa basada en la idea de equidad para toda la ciudadanía. Eso se acompañó de otra reforma: una tributaria. Hoy, quienes más ganan pagan sobre un 50% en impuestos. “Todos pagan porque todos usan lo público y porque se entiende que la educación es bienestar común”, explica Vuollo. Esto permite que la educación (arancel, transporte, materiales, alimentación) sea totalmente pública y gratuita, desde preescolar hasta el posgrado.
LOS COLEGIOS NO COMPITEN
En los colegios finlandeses no existe la selección académica. Los niños y niñas estudian en el colegio que está cerca de su casa, porque se trabaja para que todos sean de calidad. Los colegios colaboran y no compiten, porque no se realizan rankings entre ellos.
En Chile, con la ley de inclusión, se busca terminar con la selección académica y económica. Sin embargo, aún existe segregación territorial: las familias más pobres se concentran en la periferia y los colegios más efectivos en el centro de las ciudades. Además, los colegios públicos y subvencionados compiten por matrícula para recibir la subvención. Esta competencia es desigual y perjudica a la Educación Pública, que ha caído de un 80% de la matrícula nacional a un 40% en 30 años.
SER PROFE ES POPULAR
La reforma finlandesa puso en el centro al profesorado: la idea de calidad educativa se basó en la calidad docente. Hoy, sólo pueden enseñar quienes tengan un magíster en educación. “Cada año postulan miles de personas y sólo es elegido el 10%, porque pedagogía es una carrera popular, reconocida económica y socialmente”, afirma Vuollo. La evaluación docente es personal. El horario de los colegios es de 9 a 14 horas, con recreos de 15 minutos cada una hora. Durante la tarde, cada profe tiene tiempo para evaluar y planificar.
“En Chile, la profesión docente está desprestigiada, las condiciones laborales están al borde de la precariedad, no existen las horas suficientes para realizar su trabajo y al mismo tiempo tienen una cantidad de horas frente al curso de las más altas del mundo y, en algunos contextos, una gran cantidad de estudiantes por sala”, sostiene Loreto Jara, investigadora de Política Educativa de Educación 2020.
CURRÍCULUM FLEXIBLE, SIN EVALUACIONES ESTANDARIZADAS
En los 90 hubo una segunda reforma de descentralización. “Porque la cultura del norte es distinta a la del sur”, asegura Vuollo. El currículum nacional finlandés contiene valores y objetivos de enseñanza y se actualiza cada diez años. En base a él, directivos y profes de cada escuela desarrollan un currículum propio, “porque son ellos quienes los expertos, quienes saben qué necesitan los niños”. No existen las evaluaciones estandarizadas, porque cada estudiante es diferente. Se evalúan procesos, no resultados.
“El currículum chileno es ambicioso, tiene muchos objetivos de aprendizaje por asignatura. Además es complejo de comprender porque ha vivido muchas modificaciones. La apropiación curricular es un desafío pendiente, para que cada escuela que quiera adaptar su propio currículum tenga menos trabas para hacerlo”, asegura Jara.
INNOVACIÓN EDUCATIVA
En Finlandia prima la pedagogía de la diversidad: todos los niños, niñas y jóvenes pueden aprender, pero lo hacen distinto. Así que se implementan varias pedagogías. El rol docente es apoyar la construcción del aprendizaje, no transmitir contenidos. La escuela es un espacio para el desarrollo holístico. Además de disciplinas tradicionales, se estudia salud, artesanía, ética, lenguajes y religiones.
Eevamaija Vuollo cuenta que “la enseñanza se basa en fenómenos, porque la vida no está separada en asignaturas. Un ejemplo: la migración. Para lectura, se leían autores de esos países. Para geografía, se revisaban las rutas tomadas por esas personas. Se escuchaba su música. Y al final, escribimos cartas de bienvenida para esos niños y niñas migrantes”.
¿Y en Chile? Jara reflexiona: «sabemos que hay muchas escuelas que se están atreviendo a implementar metodologías por proyecto, que abordan el aprendizaje de forma integrada y no de forma asignaturista. Aún falta avanzar, seguimos reproduciendo una enseñanza donde lenguaje y matemática son más importantes que disciplinas como el arte. También los procesos de aprendizaje están muy centrados en el rol del profe en lugar de darle un rol activo a los estudiantes”.