Medio siglo de investigación revela el impacto de dar nalgadas a los niños

En la historia de los estudios de este tipo no se han establecido límites claros entre las nalgadas y otras formas de violencia hacia los niños. Esta investigación revela el verdadero impacto de esta forma de castigo físico, considerada por muchos como algo inofensivo.

Medio siglo de investigación revela el impacto de dar nalgadas a los niños

Autor: Sofia Olea

nalgadas

Dar palmadas a los hijos sigue siendo un tema de debate muy acalorado. Pero una nueva investigación a gran escala, basada en 50 años de estudios, sugiere que, además de los efectos psicológicos en los niños, puede haber un precio más alto para los padres.

Se ha probado que medir los efectos del castigo físico en los niños es algo difícil. No sólo porque muchas personas hablan del tema con opiniones inflexibles, sino porque dar nalgadas es algo que con frecuencia va acompañado de otras formas de castigo físico, y muchos estudios no distinguen estas formas de una manera que pueda llevar a conclusiones claras acerca de las palmadas exclusivamente.

En la revista científica Journal of Family Psychology, la doctora Elizabeth Gershoff, de la Universidad de Texas, en Austin, reúne estudios sobre los efectos de dar palmadas, que incluyen un total de 160.927 niños estudiados. «Nuestro análisis se concentra en lo que la mayoría de los estadounidenses reconocería como nalgadas, descartando comportamientos potencialmente abusivos», indica Gershoff en una declaración. Dar palmadas se definió específicamente como un golpe con la mano abierta en las nalgas o en alguna extremidad.

Gershoff concluyó que hay una asociación entre dar palmadas y 13 consecuencias perjudiciales. Lo más determinante; la investigadora encontró que las palmadas son una forma muy inefectiva de logar que los niños hagan lo que los padres esperan.

«Encontramos que dar palmadas se asociaba con consecuencias perjudiciales no buscadas, y que [esta forma de castigo] no se asociaba con otros efectos buscados, inmediatos o de largo plazo, que son los que los padres sí intencionan cuando tratan de disciplinar a los hijos», explicó Gershoff. En otras palabras, las palmadas no sirven para educar y provocan consecuencias negativas.

Además de esto, la clásica frase de que «a mí nunca me hizo daño» no se sostiene muy bien, publica IFLScience. La investigación mostró que los adultos que cuando niños fueron cacheteados, eran más propensos a tener problemas de salud mental y a comportarse de maneras antisociales.

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Un informe de UNICEF mostró que en la mayoría de los países del mundo, más de un 70% de los niños han recibido palmadas en el último mes, lo que muestra que dar palmadas no siempre es tan desastroso. Sin embargo, la evidencia que compiló Gershoff sugiere que la frecuencia de las nalgadas es tan importante como el hecho en sí mismo. Mientras más frecuente sea este tipo de castigo, es más probable que haya efectos negativos.

El aspecto del estudio que más podría acarrear escepticismo es la comparación que Gershoff hace con el abuso físico: «Como sociedad, pensamos que las palmadas y el maltrato físico son comportamientos diferentes», dice, «pero nuestra investigación muestra que dar palmadas está ligado a las mismas consecuencias en los niños que el trato abusivo, sólo que a un nivel levemente menor«.

A pesar del hecho de haber usado estudios que van hasta tan atrás como el año 1960, la comparación que hace Gershoff entre nalgadas y maltrato físico siempre acarrea fuertes reacciones. Aunque algunos psicólogos argumentan que ambas son lo mismo.

En 1979, Suecia prohibió las palmadas a los niños, pero las nuevas propuestas de hacer lo mismo en Canadá están trayendo controversia; mientras en Nueva Zelanda, la intención de legislar para prohibirlas fue rechazada por una mayoría de más de 80% en un referéndum, luego de que los opositores a la prohibición argumentaran que «no hay una investigación decente que muestre que dar nalgadas a los niños por un padre o madre que los ama, sea un generador de violencia».

Por lo pronto, con una legislación específica o sin ella, una investigación como esta, que abarca cinco décadas de estudios y datos, no puede ser pasado por alto por padres y educadores. Es hora de encontrar formas más efectivas de educar, con respeto a los hijos, con el poder de la estrategia y de la disciplina con amor.

Fuente, IFLScience.

CCV, El Ciudadano


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