Objetan por ser distractivo el informe sobre la empresas relacionadas con universidades

Fundación Defendamos la Ciudad calificó de insuficiente y distractivo el informe que dio a conocer ayer el ministro de Educación, quien llegó a proponer una regulación para los contratos entre las universidades y empresas relacionadas con ellas

Objetan por ser distractivo el informe sobre la empresas relacionadas con universidades

Autor: Mauricio Becerra

Fundación Defendamos la Ciudad calificó de insuficiente y distractivo el informe que dio a conocer ayer el ministro de Educación, quien llegó a proponer una regulación para los contratos entre las universidades y empresas relacionadas con ellas.

También aseguró que él es el primer ministro de Educación que haya entregado esta información, lo que es efectivo, pero omitió decir que el 13 de julio de 2012 Defendamos la Ciudad, conforme a la Ley de Transparencia, le solicitó los nombres y RUT de todas las universidades privadas constituidas como fundaciones y corporaciones de derecho privado y las razones sociales y RUT de las empresas y sociedades relacionadas.

Como el ministro Beyer no contestó en el plazo legal establecido, el 13 de agosto de 2012 Defendamos la Ciudad recurrió de amparo ante el Consejo para la Transparencia y 5 días después el Ministerio de Educación solicitó una ampliación del plazo para responder, lo que a esta fecha no sucede.

Patricio Herman manifestó que «todas las universidades privadas existentes en Chile son fundaciones o corporaciones, regidas por el Código Civil. Siempre a estas personas jurídicas de derecho privado las ha fiscalizado el Ministerio de Justicia y para sus aprobaciones y control interviene el Consejo de Defensa del Estado (CDE).

Para posibilitarse el ardid del lucro se sustrajo del Ministerio de Justicia y del CDE la supervigilancia de estas personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro, traspasándose esa responsabilidad en 1980, mediante el DFL Nº 1, y posteriormente en 1990, mediante la LOCE, al Ministerio de Educación, órgano del Estado que empezó a autorizar que estas fundaciones y corporaciones tuvieran como socios a empresas comerciales, con lo cual éstas podían designar en los directorios de esas universidades privadas a sus representantes y además  prestarles servicios, cuyas tarifas eran fijadas por ellos mismos. Y aquí está la trampa. Beyer astutamente intentó bajarle el perfil a este asunto y por ello se hace necesario que se aclare todo para empezar de nuevo con una institucionalidad seria y asaz responsable. Estamos de acuerdo con la existencia de universidades que persigan el lucro, porque está en la esencia del capitalismo vigente:  hay un creciente mercado de sofisticados y excelentes alumnos cota 1.000, pero estas sociedades empresariales, que podrían ser anónimas, no podrán recibir ayudas ni subsidios públicos».

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