La incorporación de un protocolo de convivencia escolar en la comuna de Antuco, es una iniciativa sin precedentes en las escuelas rurales de nuestro país. Un valioso documento en donde se incluyen temáticas de identidad de género, respeto a la diversidad y una particular atención a la situación de los niños trans.
La idea -que incluyó, además del documento, una serie de charlas sobre conceptos fundamentales respecto a la identidad de género, homosexualidad y transexualidad, por ejemplo-, tuvo en la psicóloga del municipio, Lissette Jara Cárdenas, una de sus principales impulsoras.
En días en que las problemáticas históricas de la comunidad trans chilena toman aún más protagonismo gracias al Oscar que premió a la película Una Mujer Increíble -donde destaca la figura de Daniela Vega, actriz trans en el rol principal-, Lissette Jara conversó con El Ciudadano respecto al desarrollo de la iniciativa que podría convertirse en un ejemplo para miles de establecimientos a nivel nacional.
Escuelas rurales de Antuco
Las escuelas en las que trabaja Lissette son tres: Cerro Pilque, Olga Ríos de Pinochet y Volcán Antuco, todas pertenecientes a comunidades pequeñas alrededor de Antuco. A ella asisten entre 10 y 22 niños de diferentes localidades. Ellos están a cargo de un grupo multidisciplinario, desde el que surgió la iniciativa.
¿Cuál es la motivación para comenzar a trabajar estos temas?
Siempre me han gustado los temas de género, de diversidad sexual, desde allí nace la propuesta de trabajar con todo el equipo temáticas asociadas a la identidad de género y conceptos fundamentales que no se conocen tanto, como qué es homosexualidad y la transexualidad. Distinciones que a lo mejor pueden ser básicas, pero no todo el mundo las maneja. A partir de esas charlas y actividades más prácticas que hicimos en las tres escuelas reunidas, comenzamos a generar discusiones en torno a estos temas. En la última charla tocamos el tema de la transexualidad y analizamos una circular (del Ministerio de Educación) que llegó a todos los directores en mayo del año pasado. En esta circular aparecían algunas indicaciones específicas y puntuales de qué hacer en casos de niños y niñas trans en las escuelas. Analizamos el texto, hicimos una actividad práctica y surgió en ese debate la idea de incorporarla en el protocolo. Así como existe uno de bullying, de acoso, también es necesario y es parte de la normativa del Ministerio de Educación, desde donde surge la idea.
¿Cómo fue la recepción de la comunidad?
La temática se ha tocado de manera general hace un tiempo. Se ha trabajado en diversidad, integración e inclusión. Como ya había una mente abierta por parte de los apoderados, los niños y las niñas, fue un consenso general en torno a esos temas, no fue algo conflictivo. Surge desde las bases, desde ellos mismos, junto con las profesoras encargadas. Se da como un resultado natural de un proceso que viene hace rato, de hablar de estos temas.
En relación a los debates actuales que mantiene la sociedad chilena en cuanto a la comunidad trans. ¿Te parecen suficientes?
Creo que falta mucho todavía, sobre todo en la temática trans. No existe una Ley de Género todavía y eso es vulnerar los derechos de muchas personas que no tienen ni siquiera acceso a tener su nombre. Tienen un nombre de nacimiento asignado desde sus genitales, no por «como tú te sientes». En ese sentido, falta mucho todavía. Está la ley antidiscriminación, pero es una ley que carece de un resguardo más concreto, más firme. Es una ley que básicamente es muy reaccionaria a un acontecimiento específico (la muerte de Daniel Zamudio) y no fue tan pensada ni analizada. Entonces no surge de un debate interno o una necesidad social, sino más bien de una contingencia, algo muy fuerte que sucedió. Yo creo que falta mucho por avanzar en estas temáticas.
Situándonos en el contexto de las escuelas donde trabajas, observando la cantidad de estudiantes, su edad y también la menor visibilidad que tienen las demandas de la comunidad LGTBI en localidades pequeñas. ¿Como se trabaja?
Se tocan esos temas desde la generalidad, la inclusión. Las actividades más efectivas son por ejemplo el día contra la homofobia, la transfobia y bifobia; el día de la mujer o los pueblos originarios. Son ese el tipo de actividades que realizamos y que dan una mirada más social a los niños. Obviamente, como son estudiantes pequeños, la temática no se aborda de manera tan específica. Tampoco hemos tenido casos de estudiantes transferidos, pero sí están considerados en el protocolo.
Respecto a la premiación de los Oscar y el protagonismo mediático de Daniela Vega como representante de la comunidad trans. ¿Te parece que este nivel de visibilidad ayuda a generar un cambio?
La visibilidad es importante. Lo que nosotros generamos como protocolo no fue una invención nuestra, no fue algo que surgió únicamente de esta escuela. Son las orientaciones que aparecían en la circular que mencione antes y que fueron traspasadas al protocolo. Son invitaciones ministeriales, no inventamos el fuego, nada distinto. Solo utilizamos la información del Ministerio (de Educación).
Con este reconocimiento y el fácil acceso a las estrategias en caso de niños y niñas trans, yo siento que es muy necesario que las escuelas logren posicionarlas dentro de los protocolos de su proyecto escolar. Es una acción mínima incorporarlo, no implica demasiado esfuerzo. Obviamente incluye todo el trabajo de la comunidad escolar, pero es como si la gente se negara a que hubiera un protocolo de bullying o acoso. Estamos garantizando derechos a los niños y niñas, no estamos inventando nada nuevo.