¿Qué es la gubernamentalidad?

Todo ese “medio” en el que vivimos, que tiene que ver con nuestra salud, nuestra educación, nuestra relación con las instituciones, pertenezcan éstas al Estado o no, nuestro comportamiento de consumo en cuanto a nuestros “gustos”, estéticos, musicales, literarios, culinarios, lo que sea, obedece al hecho de que estamos siendo gobernados.

¿Qué es la gubernamentalidad?

Autor: Mauricio Becerra

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¿En qué sentido podemos decir que la “Gubernamentalidad” es un diagnóstico, o mejor dicho, un concepto acertado que da cuenta de un diagnóstico de nuestro presente? Y en ese sentido, ¿por qué desde la filosofía es necesario continuar con las investigaciones que puedan ser una contribución a la problemática? Sea de manera negativa o positiva, esto es, sea que se concentren en mostrar los modos de operar de las diversas formas de gobierno y sus orígenes, o bien, que apunten a la búsqueda de elementos, dentro de la misma historia del pensamiento, desde donde podríamos desprender ciertas formas diferentes de cómo ha sido concebido el sujeto, y que por lo tanto, hay infinitas formas posibles de hacer imagen de nosotros mismos, y que aquella de acuerdo a la cual se nos ha constituido, no es la única posible. Pero ¿Qué es “la gubernamentalidad”?

Pensemos lo siguiente, nuestra realidad hoy puede describirse así: Desde que nacemos, somos inscritos en un registro civil, por lo que somos individualizados por el Estado. También desde que nacemos, ya se nos considera dentro de un grupo etario, por lo tanto, susceptible de ciertas enfermedades –vienen las vacunas como política preventiva-, y también están las prácticas positivas con respecto a los grupos etarios: es decir, hay todo un “medio” generado para que desde niños, hagamos ciertas cosas, se nos haga frecuentar ciertos lugares, y seguir ciertas normas. De manera que ya habiendo sido individualizados por el Estado, al ser considerados dentro de un grupo etario, que por cierto pertenece a una población, somos considerados como conjunto, pero como conjunto cuya salud, educación, trabajo, marginalidad, delincuencia, pobreza, deben dirigirse a comportarse de cierta manera, y esa cierta manera es el buen gobierno de la población, lo cual se manifiesta en índices estadísticos.

Ahora, no solo se trata del gobierno de los hombres, se trata también del gobierno sobre lo que nos rodea. Así como desde que nacemos somos registrados, estamos también acostumbrados, ya de adultos, a cosas tan cotidianas que siquiera cuestionamos (o incluso vemos como positivas) como: restricción vehicular (control sobre el aire, para la salud de la población), modificación urbana de las ciudades (sea con criterios habitacionales o comerciales), revisión técnica y permiso de circulación para los vehículos, normas de tránsito, relacionadas con la vida privada como el consumir alcohol o fumar mientras se conduce, etc.; además de la existencia de impuestos, que es la práctica más antigua con la que los Estados se mantienen; ahora tenemos que el Estado obliga a sus ciudadanos trabajadores a ahorrar para su vejez, o el pagar obligatoriamente un seguro de salud (aseguramiento de la población); la cuestión de las drogas, su legalidad o prohibición, el tema de los fármacos, las cuestiones de la reproducción, que incluyen tanto cosas de salud pública como morales: el aborto, píldora del día después, etc. El tema de los índices macroeconómicos, todos forman parte la preocupación de “la gente”: el crecimiento, el desempleo, etc. Además son temas de gran importancia política.

La cuestión de los bancos: instituciones privadas en las que por necesidad (sea de seguridad, o por exigencia para trámites), debemos depositar nuestro salario, o dinero en general. Para qué hablar de la industria financiera. Los bancos particularmente, tienen esa característica que se relacionan con todo nivel de entidad o persona digamos (Estado, empresa, persona natural), de manera que le almacena el dinero, pero además le “presta” a crédito cuando necesita más de lo que dispone para una determinada cosa, y cuando el sujeto en cuestión no paga, el banco tiene la facultad de cobrar por cualquier medio, en el caso de un individuo, a través del embargo, pero puede bien tratarse de un Estado, y en ese caso, un banco ha sido capaz de generar una crisis económica en un país. Así, estamos tan habituados a “deber” dinero a los bancos y vivir en función de pagar “cuotas”, como también, por ejemplo, haber asistido a una cosa como la crisis europea de 2011, que es una crisis en que los bancos han llevado a los Estados a la crisis.

En fin, todo ese “medio” en el que vivimos, que tiene que ver con nuestra salud, nuestra educación, nuestra relación con las instituciones, pertenezcan éstas al Estado o no, nuestro comportamiento de consumo en cuanto a nuestros “gustos”, estéticos, musicales, literarios, culinarios, lo que sea. Toda esa forma económica y estadística que toma el Estado en su práctica a partir del siglo XVIII, que incluye todo ese tipo de relaciones que hemos descrito arriba; es decir, al hecho de que el Estado se haga cargo o intervenga de alguna manera en todo ese tipo de relaciones en el nivel de una población, y a la administración de ese medio generado por la misma red de relaciones, es lo que Foucault llamará “gubernamentalidad”.

Kamal Cumsille M. *

El Ciudadano

*Doctor en Filosofía, Mención Filosofía Moral y Política, Universidad de Chile. Académico del Centro de Estudios Árabes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

Foto: M.B.R. (Bogotá)

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