El año pasado fuimos testigos de las demandas de los profesores por mejoras en las condiciones laborales. Luego de negociar y de que el Magisterio se dividiera en dos, finalmente se aprobó la llamada Agenda Corta con 5 puntos que incluían: Titularidad de docentes a contrata, aumento del ingreso mínimo docente, bono de incentivo al retiro, reconocimiento de la deuda histórica y agobio laboral.
Pero más allá de diferencias al interior del Colegio, las demandas comunes de los profesores coinciden en el fondo que apunta a mejorar la calidad de trabajo para desempeñarse en mejores condiciones. Entre esas demandas de los profesores también se exigía la consideración de los aspectos negativos con los que tienen que lidiar los profesores, como son en términos simples, el trabajo fuera del horario de trabajo, el desgaste de hacer clases a una sala llena, las presión de parte de los sostenedores y las agresiones de padres y alumnos que vulneran la seguridad de los maestros.
Sobre este último punto, la Superintendencia de Educación informó que las denuncias por agresiones a profesores aumentaron a un 12% durante el 2014, pasando de 160 a 178. De estos, 103 corresponden a agresiones a los docentes por parte de los alumnos y apoderados. Alexis Ramirez, Superintendente de Educación, señaló a El Mercurio que estas agresiones son «a través de insultos y hasta maltrato físico por discrepancias por notas colocadas al alumno y por disciplina». Las denuncias restantes corresponden a agresiones de alumnos a profesores por medio incluso de golpes. La autoridad antes mencionada informó que «Hay registro de golpes de puños, patadas, escupos, mordeduras, garabatos, burlas e insultos directos vía rayados, especialmente en los baños».
El mismo organismo -encargado de fiscalizar el funcionamiento de establecimientos educacionales de acuerdo a las reglas establecidas por la superintendencia- ha solicitado que lo colegios tengan protocolos para una convivencia y que consideren la protección a todos los miembros de la comunidad escolar. Según consignó Cooperativa, para Facundo Díaz, coordinador de políticas publicas de Educar Chile, este aumento en las agresiones tiene que ver con que el respeto hacia los maestros ya no es el mismo de antaño.
En tanto el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo afirmó que “No nos extrañan las cifras porque desafortunadamente es un problema que se incrementa año a año. Todo esto forma parte de los cambios que se necesitan hoy porque el profesorado no tiene autoridad, está sometido a un agobio y a un estrés laboral permanente, además de tener que soportar un verticalismo y abuso constante por parte de los administradores y sostenedores, lo que constituye un cuadro proclive para las agresiones (…)Es realmente un problema preocupante y muy serio, y por eso nuestra esperanza en que podamos sacar adelante estas reformas porque es la única manera de superar este problema. No puede seguir el profesorado sometido a estas condiciones de precariedad”.