La reducción de los recursos para las universidades italianas por parte del gobierno conservador de Silvio Berlusconi y el rechazo al Plan Bolonia, provocaron masivas protestas en Turín la semana pasada, las que se repetirán en julio durante la cumbre del G-8.
Los estamentos universitarios italianos pasaron a la ofensiva. Desde la semana pasada asumieron la defensa de la universidad pública ante la arremetida del conservador Berlusconi que recortó fondos para la investigación. También los italianos rechazan la implementación del Plan Bolonia.
Los recortes de fondos públicos aprobados por el Gobierno de Berlusconi fueron anunciados el 2008, alcanzando un recorte para el 2009 de 700 millones de euros. En los próximos cinco años se terminarán por recortar 1.500 millones de euros del presupuesto destinado a las universidades.
En tanto que el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) apunta a una adaptación de las universidades y el proceso de creación de conocimiento al neoliberalismo.
Si bien su aspecto más destacado son las reformas curriculares y homologación europea de títulos, entre sus objetivos está el reducir el financiamiento estatal de las universidades del viejo continente, obligando a los centros de estudio a vender sus capacidades de producción de conocimiento al mercado.
“Las universidades deben financiarse más por lo que hacen que por lo que son, centrando la financiación más en los resultados pertinentes que en los insumos, y adaptándolas a la diversidad de perfiles institucionales. Las universidades deben asumir una mayor responsabilidad por su propia sostenibilidad financiera a largo plazo” – reza el Informe Bricall, uno de los tantos estudios que sustentan el plan.
Isabella Rossatto, estudiante del doctorado en Ciencias Políticas, critica que las universidades italianas vayan a parar a fundaciones privadas y sean las empresas propietarias “quienes deciden qué se investiga y qué no”.
Paralelamente, la Comisión Europea, máxima autoridad ejecutiva de dicho continente, ha publicado acuerdos a través de los que recomienda que los gobiernos que fomenten la inversión empresarial en la universidad pública, que se concentre el financiamiento en áreas rentables y la gratuidad de la educación sea de a poco reemplazada por préstamos.
ONDA ANÓMALA
Pero la implementación del Plan Bolonia no ha sido fácil. A principios de año los universitarios de España realizaron masivas protestas y desde la semana pasada la vanguardia la tiene el movimiento estudiantil italiano, que se denominó Onda Anómala, nombre dado por la ola marina que nace de la nada pero crece hasta alcanzar alturas inimaginables.
Onda Anómala surge el otoño del 2008 en protesta por la decisión del Gobierno italiano de aprobar varios decretos, en línea con las directrices del proceso de Bolonia, tendientes a la reducción de investigaciones y, sobre todo, recortes presupuestarios drásticos.
En noviembre del año pasado, profesores y estudiantes salieron a las calles en varias ciudades de Italia para protestar por la decisión del Gobierno de Silvio Berlusconi. En Roma la convocatoria alcanzó a dos de los principales sindicatos, CGIL y UIL y reunió a 200.000 personas.
Manifestaciones también hubo en otras ciudades de Italia, como Nápoles, Palermo, Milán y Génova, donde se reprodujeron las críticas contra el Gobierno. Además se efectuaron protestas en varias ciudades europeas, como París, Londres, Copenhague, Bruselas o Sevilla.
La semana pasada fue multitudinaria la convocatoria de Onda Anómala en contra de la reunión de rectores de países del G-8 realizada en Turín. La convocatoria esperan repetirla en la próxima cumbre del G-8 a realizarse en julio en la ciudad de Aquila.
LOS RECORTES DE BERLUSCONI
El Ejecutivo italiano definió el año pasado convertir las universidades públicas deficitarias en fundaciones privadas, argumentando la ‘racionalización de los estudios’. Esto conlleva la eliminación de los cursos dados por las facultades y la disminución de las sedes autónomas. Además prevé despedir a 2.000 investigadores cuando terminen la beca universitaria.
El patrón de recorte será muy en la lógica neoliberal de ‘racionalización de recursos’ y tiene su punta de lanza con la Ley 133, aprobada el 29 de octubre del 2008. esta legislación abre la puerta a transformar las universidades en fundaciones privadas. Además establece la supresión de más de 87.000 puestos docentes, el bloqueo de contratos a los maestros temporales y la reducción de 44.500 empleos administrativos.
También la norma contempla que sólo el 20% de los puestos vacantes por jubilación serán reemplazados por profesores, lo que afecta directamente en la calidad de la enseñanza.
“La universidad produce riqueza a través de la investigación hecha con sueldos baratos, pero luego no se invierte en servicios o becas”- sostiene Ennio Donato, estudiante de Filosofía, quien acusa que el recorte presupuestario afectará a las universidades del sur del país.
Emanuele Bultrini, investigador del Instituto Superior de Sanidad, contó al diario español Público, que en su centro trabajan 2.500 personas, de las que unos 700 con contrato precario irán a la calle en julio, sin finiquito ni derecho a paro. “Es como si el Gobierno americano de un día a otro despidiese al 30% del personal de la Nasa. Ningún gobierno occidental, sea de izquierdas o de derechas, haría algo parecido. El nuestro sí”- sostiene Bultrini.
Las críticas hacia la propuesta de Berlusconi también vinieron de la revista Nature, la que sostuvo que venían “tiempos oscuros” para los científicos italianos.
Incluso el presidente de la República, Giorgio Napolitano, aunque concede que el sistema universitario necesita alguna reforma puntual, criticó que los recortes sean “indiscriminados”.
Las protestas obligaron al Gobierno a echar pie atrás en los recortes, anunciando que “abriría un periodo de reflexión” y suavizará los recortes, aunque aún no ha tomado ninguna iniciativa.
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