Una arremetida de Fuerzas Especiales de Carabineros ocurrida la tarde de este miércoles terminó con una decena de ventanales del Liceo Darío Salas destruidos por la acción del carro lanza aguas. Estudiantes temen que se les culpe a ellos, como lo ha venido haciendo el alcalde Pablo Zalaquett, quien ya ha mentido respecto a daños en colegios.
El hecho se produjo luego de que estudiantes de otros colegios capitalinos levantaran barricadas en la intersección de avenida España con Toesca y llegara la policía, que arremetió contra el Liceo Darío Salas.
Los estudiantes también acusan que la policía lanzó bombas lacrimógenas al interior de una sala en la que reposaban cuatro alumnos del establecimiento que permanecen en huelga de hambre.
Nicolás Yáñez, vocero de los estudiantes, contó a El Ciudadano que “los pacos cuando llegaron en vez de enfocarse en las barricadas se fueron al tiro contra nuestro liceo. Incluso iba pasando gente por la vereda cuando empezaron a atacarnos y les pedimos que pararan, pero persistieron”.
Los gases lacrimógenos llegaron a una sala del segundo piso donde estaban los cuatro estudiantes en huelga de hambre, los que rápidamente debieron ser evacuados por sus compañeros.
El Liceo Darío Salas lleva dos meses y una semana en toma en demanda de una educación pública gratuita y de calidad.
Los estudiantes calculan en más de diez las salas que resultaron con sus vidrios quebrados producto de la acción policial.
La foto que encabeza este artículo da cuenta del momento en que estudiantes limpian los destrozos ocasionados por la policía a su colegio.
También temen que se les acuse a ellos de los destrozos, como ha venido ocurriendo en los últimos días cuando en algunos liceos desalojados se convoca a la prensa, que termina siendo correa transmisora de los discursos de las autoridades, que insisten en criminalizar la protesta de los estudiantes sin mayor cuestionamiento.
Así ocurrió el día de ayer martes cuando el alcalde UDI de Estación Central convocó a los medios para acusar 50 millones en pérdidas de un liceo de su comuna producto de la toma de sus estudiantes.
Hace escasos meses una denuncia efectuada por el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, y el ministro de Educación destituido, Joaquín Lavín, que acusaba destrozos por 50 millones de pesos en el Liceo Barros Borgoño luego de una toma, resultó ser falsa.
En la oportunidad Zalaquett se aprovechó de recursos pedidos al municipio antes de la toma para renovar mobiliario para cuantificar supuestos daños al colegio causados por sus alumnos.
Una investigación de El Ciudadano demostró que en aquella ocasión si fuera cierto el cálculo del alcalde, los estudiantes habrían destruido más de tres veces todo el mobiliario de su colegio o tendrían que haber lanzado por las ventanas 75 salas de clases completas cuando el colegio sólo tiene 21.
La comunidad escolar acusó en la oportunidad que Lavín y el alcalde Zalaquett inflaron las cifras groseramente.
Por Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano
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