El año pasado fue el mejor de la historia para la energía fotovoltaica en España. La instalación de plantas de energía solar aumentó un 21% respecto al ejercicio anterior, hasta los 3,5 gigavatios pico (GWp), mientras que el mayor crecimiento se dio en el autoconsumo, donde ha aumentado un 100% la potencia instalada en 2020 hasta llegar a los 1.203 megavatios nominales (MWn).
Así se recoge en el informe anual de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF). España es el segundo país que más crece de Europa, solo por detrás de Alemania, que sigue ostentando un año más el liderazgo europeo, mientras que a nivel mundial ha entrado por primera vez en el «top 10» en cuanto a potencia instalada acumulada.
«La energía fotovoltaica se ha consolidado después del parón de diez años y nos hemos puesto las pilas», ha asegurado durante la presentación el presidente de UNEF, Rafael Benjumea, quien ha reivindicado que «cada kilovatio nuevo que ese instala favorece a reducir el precio de la electricidad».
Según los datos de la última subasta, de octubre de 2021, el precio medio de la energía fotovoltaica se situó en los 30 euros por megavatio hora, lejos de los precios actuales, que se sitúan cerca de los 150 €/MWh. Desde UNEF defienden que la energía solar es la más competitiva y que cuando comenzó a instalarse masivamente los costes eran diez veces superiores.
Prevé doblar la potencia instalada en dos años
A pesar de los buenos datos, la asociación recuerda que hay varios obstáculos que, de solventarse, podrían multiplicar la velocidad con la que se instalan las placas solares. Entre ellos, los cuellos de botella administrativos: mientras que hay 16,5 gigavatios de potencia instalada -a los que habría que sumar 2,7 GW de autoconsumo-, hay otros siete autorizados que no se han empezado a construir, ocho con una declaración de impacto ambiental favorable pero también en proyecto y otros 62,3 que han iniciado los trámites.
UNEF calcula que, en un plazo de dos años, se podrán instalar 15 gigavatios más de entre todos los que están ahora autorizados, lo que prácticamente doblaría la capacidad instalada actual. De esta manera se llegaría mucho antes de lo previsto a los 30 gigavatios instalados, objetivo fijado por el Gobierno para 2030.
De hecho, desde la asociación han anunciado que tienen la intención de pedir al Ejecutivo ampliar a entre 55 y 65 GW el objetivo para el final de la década, lo que se podría lograr si se avanza lo suficiente en «eficiencia y electrificación», los grandes retos de la transición energética.
«Llevamos una velocidad de crucero razonablemente buena, ahora lo que sería nefasto un nuevo parón» como el que se produjo durante la crisis económica de 2008 y tras el «impuesto al sol» del Gobierno de Mariano Rajoy, ha apuntado José Donoso, director general de la asociación.
España sigue, a pesar de los buenos datos, lejos del líder solar europeo, Alemania, a pesar de que nuestro país el número de horas de sol es mucho mayor. Berlín tiene 59 GW de potencia instalada y se ha fijado un objetivo de 200 GW para 2030. Internacionalmente, China sigue siendo la gran impulsora de esta energía. Instaló casi 55 GW el año pasado, y alcanza los 308 GW de potencia acumulada, por lo que solo el gigante asiático representa el 31% del total mundial. La fotovoltaica fue la tecnología más instalada a nivel mundial el año pasado, tanto entre las renovables como entre las no renovables.
Extremadura lidera frente a Cataluña, Madrid y el norte
Dentro de nuestro país, Extremadura fue la comunidad que lideró el desarrollo fotovoltaico, con la instalación de 1.312 MW. Le siguen Castilla-La Mancha (1.036 MW) y, más lejos, Aragón (498 MW) y Andalucía (375 MW). Esto se explica, según la asociación, porque existe «una apuesta clara del Gobierno de Extremadura», donde «hacen las cosas más rápido y mejor que otros».
Entre las que menos han instalado durante 2021 está la Comunidad de Madrid y las autonomías del norte, como Galicia, Asturias, País Vasco, Navarra y La Rioja, donde no se ha llegado a un megavatio de nueva potencia. Cataluña apenas supera esa horquilla, con un megavatio instalado.
Desde la asociación fotovoltaica señalan que en 2022 esta comunidad ha evolucionado, aunque «el problema es que hay actores que prefieren que sea la comunidad de al lado la que produzca y así le compran energía».
El sistema de precios y el «neonegacionismo», frenos a la solar
Uno de los obstáculos más importantes al desarrollo solar es el sistema de fijación de precios marginalista actual, que UNEF considera «inadecuado», ya que no solo provoca que haya precios excesivos por el empuje del gas, más caro en la actual situación, sino que en determinados momentos del día el precio es «demasiado bajo». Esto puede resaltar en que en el futuro, cuando las renovables produzcan en algunos momentos el 100% de la energía, «los costes sean insuficientes para justificar inversiones».
El sector pide además una «reserva estratégica tecnológica» de materiales para construir placas, igual que la que existe por ley con el petróleo o el gas, para hacer frente a posibles problemas en la importación de piezas desde el mercado asiático. Reivindican que el 65% de los equipos se pueden fabricar en España, pero el otro 35% es indispensable para poder mantener la velocidad de la transición energética.
También critican el modelo de gestión de las redes eléctricas, pensado tradicionalmente para «grandes inversiones muy localizadas y fijas», mientras que la fotovoltaica presenta otro modelo, donde hay «centenares de instalaciones en todo el territorio», según Donoso. La instalación solar se enfrenta además a problemas con las distribuidoras, que desemboca en retrasos en proyectos pequeños y de autoconsumo.
El informe apunta a otro freno a la expansión de la fotovoltaica: el «neonegacionismo» y el rechazo social en algunos territorios donde se van a instalar proyectos. Donoso ha señalado a grupos con intereses, como inmobiliarias, empresas turísticas o cazadores, además de propietarios de segundas residencias, ambientalistas «con solo una visión local» del ecologismo y partidos políticos oportunistas «de izquierda a derecha».
Frente a ello, apuestan por el «codiseño«, mediante el que buscan involucrar a las comunidades locales en la decisión de dónde instalar plantas. «Mejor hacer una planta más pequeña con consenso social que una grande sin consenso», ha señalado Donoso. También ha reivindicado que las plantas solares no suponen una amenaza a actividades como la agricultura o la ganadería, ya que toda la potencia que se prevé instalar acorde al Plan Nacional de Energía y Clima solo supondría un 0,25% del territorio agroganadero de España.
Fuente: RTVE