Chile a fines de los ’80. La dictadura entra a su recta final, y en medio de la expectativa por lo que vendría y el orden autoritario que aún reinaba en el país, un grupo de chascones, con pantalones rajados y rayados con nombres de sus bandas favoritas, con parches en sus chaquetas de mezclilla, se juntan a intercambiar discos, cassettes pirateados y revistas fotocopiadas, todos los sábados, religiosamente, en el Paseo Las Palmas.
Estos jóvenes, los thrashers, fueron objeto de una verdadera cacería de brujas en la prensa de la época: Supuestamente satánicos y come guaguas, por su estética apocalíptica y ofensiva para una sociedad que acusaban de hipócrita, aparecían frecuentemente en la sección policial de los diarios de la época. Escandalizaron a todo el mundo: Profesores, padres, curas, la dictadura (que enviaba sapos a los monumentales conciertos thrasher del Manuel Plaza -en la foto de abajo, un afiche de la época-) y por supuesto a los pacos, que llegaban religiosamente los sábados a registrar, molestar, apalear, y llevarse a unos cuantos chascones presos.
En el Chile de hoy en el que las tribus urbanas y la contra cultura ya no molestan mucho a nadie, parece insólita la histeria que generó la irrupción del thrash y el nivel de represión que sufrió. Pero de las semillas sembradas por los thrashers nació todo el árbol de contra cultura de los ’90, con lo cual los jóvenes construyeron un espacio de expresión propio desde el cual hablar.
En esas épicas jornadas, un grupo de amigos de La Granja, comenzaron a hablar de transformar su pasión por la música en un proyecto de vida: formar una banda. En 1987 nació Accurst que al poco tiempo se pasó a llamar Abhorrent. Desde entonces, sin interrupciones, estos muchachos han tocado en innumerables conciertos en los diversos locales metaleros. Este grupo, formado por Luis Mella (voz), Charly Ayala (Batería), Richard Ayala (Guitarra) y Rodrigo de la Hoz (Bajo), son la banda de más larga trayectoria en este género en el país y sin embargo, contaban con solamente tres producciones en cassete (maquetas o demos) hasta que en junio apareció su última producción, el cd “Heridas”, el cual fue largamente esperado por los cultores de la música extrema.
Luis Mella, nos cuenta un poco de su apuesta musical y de su última producción, la cual se encuentra ya disponible en las tiendas especializadas en la música metalera.
-Ustedes son una banda que lleva mucho tiempo en la escena metalera en Chile. ¿Cómo era la escena metalera cuando se formaron, en relación a la de ahora?
-Es cierto lo que dices, llevamos mucho tiempo, yo diría que más de la mitad de mi vida.
En el principio la escena era bastante pobre, limitada, en términos de recursos. Por esa razón la mayoría de las bandas que existían estaban conformadas por chicos que provenían de familias con mejor posición social y económica que el promedio. No por ello podríamos decir que era un movimiento musical elitista o con ribetes clasistas, más bien era un embrión de búsqueda de igualdad a partir de una expresión musical.
También estaba el desconocimiento masivo de este estilo musical, yo afirmaría que fue por el cerco comunicacional y cultural que llevó a cabo sistemáticamente la dictadura militar. De todas maneras se infiltró este grito de rebeldía que venía de la clase obrera de EE.UU. y Europa, la tomamos, la asimilamos y la convertimos en una expresión propia, con sus propias características dado el contexto sociocultural, político y económico.
Así como lo dice nuestra biografía:” La asistencia a los escasos conciertos de bandas que hoy llamaríamos de culto, hizo brotar en estos tres chicos las ganas de mostrar que ellos también tenían algo que gritar al mundo acompañado por feroces riffs thrasheros”. Nos dieron muchas ganas de hacer metal, no visualizábamos en ese entonces en lo que nos estábamos metiendo (risas) pero podríamos decirte que fue una de las mejores decisiones que hemos tomado en nuestra vida.
Comparativamente hablando la escena de esos años con la de ahora es distinta en el acceso a recursos, ya sea instrumentos, salas de ensayo, disponibilidad para conocer qué pasa con el estilo fuera de las fronteras de Chile, facilidad para mostrar lo que se hace acá, lugares y momentos para presentarse en vivo. De esto último hay algo que me incomoda un poco, los eventos se han segregado por estilos y lo que trae consecuencias poco deseables en el corto y largo plazo de la escena chilena. También hay mucho músico joven con talento que se ha dejado tentar por el camino fácil del tributo haciendo que esta escena musical se ponga en línea con el estigma que ya nos condena desde el himno nacional: “Copia feliz del Edén”. Triste que valoremos más la copia, la imitación, el deseo irrefrenable de ser lo que no somos por encima de querer alcanzar nuestra propia identidad.
-Para ser una banda que lleva más de dos décadas de actividad musical y que es emblemática en este circuito, su producción en términos de grabaciones ha sido bastante escasa. ¿ A qué se debe esto?
-Plata, Fuckin Money!! (risas). Todo tiene un costo, no somos tipos adinerados y a lo largo de la vida nos hemos visto enfrentados a diversas crisis financieras, familiares, emocionales. Hemos asumido responsabilidades personales que se les debía dar la debida prioridad. Pero sobrevivimos a todo eso y aquí estamos a lo thrasher siempre creyendo que se puede envejecer en rebeldía y morir con una expresión de chacalísima satisfacción. (risas)
– ¿Por qué les atrajo este estilo musical extremo?
-Cuando dices extremo, implícitamente se entiende que hay otro extremo. Veamos cuál podría ser el otro extremo y más aún, cuál era ese extremo cuando comenzamos. Había por esos años un tipo de música que apelaba a la rebeldía, para mi gusto, solapada, con cantantes melosos de tendencia izquierdista que eran una mezcla entre el espíritu combativo de Ernesto Guevara y el amor hippie. Éramos adolescente pero no (entiéndase como chilenismo) ingenuos, sabíamos que con decirle a la gente que me voy a dar un largo tour o que se me perdió el unicornio azul no obtendríamos el remesón necesario para que despertaran, que se dieran cuenta que nuestro mayor problema no eran los milicos en el poder, que no era la guerra fría que también nos hizo pagar un precio alto a los chilenos, había que procurar mirar lo que alimentaba todo esto, atacar la raíz de los problemas. Llegamos a la conclusión que la religión, sobre todo las religiones monoteístas, la jerarquización del poder en las sociedades, nuestra propia tendencia a la conformidad y dejarnos llevar aunque no nos beneficie en nada, eran algunas de las cosas que se debían denunciar. Para ello el metal era lo ideal, nos sedujo, nos fortaleció y nos impulsó intelectualmente para alegar con conocimiento. Entonces este extremo nos dio la pauta y el camino. Si nos hubiéramos quedado con el otro extremo seríamos unos viejos amortiguados, alegando a regañadientes dentro de las cuatro privadas paredes de nuestras casas, con una existencia miserable y con una música de fondo que perdió su abono con la caída del régimen militar.
– ¿De qué temáticas tratan sus canciones?
-Algo de eso quedó a medio camino en la respuesta anterior Pero quiero explayarme. Nuestro interés va desde lo exógeno hasta lo endógeno. Me explico: Miro en mi entorno, ahora que todo es global el entorno es bastante amplio, pienso ¿qué hay ahí que no me gusta?, ¿por qué no me cuadra? Investigo sobre el asunto y descubro lo que buscaba, el origen del mal olor. Es de eso que cantamos, de aquellas cosas horribles, despreciables que la humanidad hace o permite que se hagan.
También miramos nuestro interior y buscamos las motivaciones que nos llevan a aceptar esas cosas que pasan allá afuera y entro en la problemática del hombre interno, sus miedos, sus frustraciones, sus paradigmas, sus flaquezas y su resistencia a moverse del montón de basura que le pertenece.
-¿Cuál ha sido la reacción del público a su nuevo material?
-El público ha respondido de manera extraordinaria, el nuevo material, el álbum «Heridas», es un disco esperado. Incluso te podría contar que mucho tiempo antes de que se pusiera a la venta y estuviera disponible ya había gente que reservaba su copia. Eso fue fantástico para nosotros, que tenemos plena conciencia de no ser una megabanda (de esas que llenan estadios y nos cobran lo que quieren por la entrada). Si a eso le sumamos que sólo contamos con un aparato de difusión basado en las redes sociales (que bueno que existen) y que el tiraje de copias no es a niveles gigantescos. En una escena con toda su nueva problemática, esto es un verdadero logro. Agradecemos a todos y todas por seguir a Abhorrent.
-¿Qué planes tienen a futuro?
-Tenemos bastantes planes, en el corto plazo hacer un concierto de lanzamiento de gran nivel. Mediano plazo, estamos trabajando para lanzar un antiguo material inédito junto a una edición remasterizada de las antiguas producciones, con miras a convertirlo en una joyita para coleccionistas.
Ya comenzamos a componer para un álbum que podría salir el próximo año, dios mediante (risas), y tocar harto, sobre todo fuera de Santiago. Si se da fuera del país, mejor. Tenemos mucha esperanza en que el disco se difunda por todos lados y que eso nos permita seguir adelante entregando nuestra música y forma de expresión. Tenemos muchas sorpresas preparadas que vamos a comunicar por los canales que estamos usando hoy.
+ INFO Y MUSICA: www.myspace.com/abhorrentoficial
Por Lorenzo Castillo
El Ciudadano