Abogada Yamile Roncancio Alfonso: «Cuando creé el observatorio tenía como finalidad entender por qué en Colombia no pasa nada ante los feminicidios»

La joven relata su experiencia con la violencia machista y el ímpetu que la motiva a registrar cifras de femicidios y apoyar a las sobrevivientes

Abogada Yamile Roncancio Alfonso: «Cuando creé el observatorio tenía como finalidad entender por qué en Colombia no pasa nada ante los feminicidios»

Autor: Sofia Belandria

Yamile Roncancio Alfonso es una abogada colombiana de 35 años que recorre el país visibilizando la otra pandemia que se vive: la de la violencia contra las mujeres. Según el informe sobre feminicidios en 2020, en Colombia se registraron 274 casos. La joven contó cómo es la lucha contra los feminicidas en Colombia.

Yamile Roncancio Alfonso, una abogada de 35 años sobreviviente violencia sexual e intento de homicidio por su expareja, directora de la Fundación Feminicidios Colombia, lanzó este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, su informe anual sobre feminicidios.

Yamile nació en Tunja, capital del departamento de Boyacá, en el centro de Colombia, «hija de una mujer que fue docente toda su vida y de un hombre que se convirtió en abogado a los 50 años, de clase media-alta, cuya madre fue el sustento de la casa siempre y con tres hermanos mayores», explica Yamile.Su madre la tuvo a los 40 años, por lo que se considera un «golazo» que le metió la vida a su familia. Una familia que, a juicio de ella, goza de una gran fuerza de pensamiento crítico y de solidaridad.

«En mi familia tendemos a ser personas profundamente solidarias, a ayudar, a educar, a ver a los demás como iguales. Desde el colegio siempre fui muy fastidiosa, jodía por todo, todo lo cuestionaba, todo lo quería entender. Soy egresada de un colegio público del departamento de Boyacá. Quise ser periodista, pero a mi papá le pareció que era una pésima idea. Después quise ser psicóloga y tampoco le pareció. Egresé del colegio a los 15 años, entonces mi padre decidió que fuera abogada. Estudié en la Universidad Santo Tomás de Tunja», añade sobre su vida, eso sí, dejando claro que no se siente orgullosa de Tunja ni de la universidad en la que estudió.

Su encuentro con lo social y con el dolor de las mujeres fue cuando empezó a trabajar en el hospital Simón Bolívar de Bogotá. Uno de los días en que trabajaba llegó a urgencias Natalia Ponce de León, una mujer víctima de ataque con ácido por parte de un hombre al que ella nunca le prestó atención. «Ahí conocí a mujeres víctimas del ataque con ácido, y empezaron mis primeras reflexiones», cuenta.

Yamile es sobreviviente de violencia sexual y de un intento de ahorcamiento por parte de una expareja, «un religioso que hace parte de los dominicos, comunidad que es propietaria de la universidad», recuerda.

Tras sobrevivir al ataque, duró dos años en shock. No lloraba, ni expresaba sentimientos. Continuó su vida laboral como si nada hubiera ocurrido, pero los predicadores dominicos a los que pertenece su agresor empezaron a hostigarla, por lo que se fue a vivir a Cartagena, en la costa caribe colombiana, a donde llegó con la ilusión de dejar todo atrás.

«Ya había tenido un intento suicida, había sido diagnosticada con depresión crónica y estando en Cartagena me curé de mi salud mental. Un día —ya era feminista— ocurrió un caso en Barranquilla que me dio mucha rabia: el feminicida primero mató a Sandra y luego llamó a la mamá de ella y le dijo: ‘Le maté a su hija’. Eso me partió el alma y me preguntaba por qué nadie dice nada. Entonces me obsesioné, me apasioné, me fui de frente y empecé a escribir sobre feminicidios», recuerda sobre el nacimiento de la Fundación Feminicidios Colombia.

¿Qué hace la Fundación Feminicidios Colombia?

«No soy penalista ni pretendo serlo, pero lo que sí soy es una muy buena administrativista. Desde ese enfoque empecé a representar a las víctimas sabiendo qué tiene que hacer el Estado y cómo tiene que hacerlo, no desde la visión del agresor, sino desde el derecho de las víctimas, y entonces inicié esta fundación, que se creció demasiado rápido y es como mi hija: ayer le estaba cambiando los pañales y en nada ya está corriendo. Esta fundación corre muy rápido y yo voy detrás», ilustra Yamile Roncancio Alfonso.

La fundación existe desde hace tres años y consta de un observatorio y un departamento legal que hoy representa en procesos judiciales a 28 familias en Colombia.»Cuando creé el observatorio tenía como finalidad entender por qué en Colombia no pasa nada ante los feminicidios, cuáles son las razones por las cuales, a pesar de que hay centenares de casos al año, no pasa nada», refiere su directora, quien señala que por esos mismos días en España se vivían fuertes manifestaciones por el asesinato de una mujer.

Uno de los primeros ejercicios que hicieron en el observatorio fue cruzar la base de datos de la Fiscalía con los casos que habían identificado desde la fundación. «Nos dimos cuenta de que hay muchos fiscales en Colombia, hombres y mujeres, que son negacionistas del feminicidio y eso es gravísimo porque estamos hablando de funcionarios que abiertamente niegan este delito y se resisten a cumplir sus funciones porque consideran que el feminicidio no existe o que es un asunto exagerado. Eso impacta la estadística porque no se investiga realmente el delito como debe ser», agrega Yamile, quien celebra que este año han logrado construir su primer informe anual de feminicidios.

¿Qué dice el informe de feminicidios en Colombia 2020?

El informe revela que el total de feminicidios identificados para el año 2020 es de 274 casos; además se registraron 260 muertes violentas de mujeres, casos que están siendo investigados para determinar los motivos, la sumatoria de ambos es de 534 registros.

Los principales departamentos en los que se presentaron estos casos son: Antioquia, Valle del Cauca, Bogotá D. C., Bolívar y Atlántico, y la mayoría de las víctimas tenían entre 19 y 45 años.

Sobre la identidad de los victimarios, el informe identificó que en el 43,5 % de los casos el homicida fue la pareja, mientras que el 21,1 % fue perpetrado por exparejas. El 93,7 % de los asesinatos ocurrieron en sus propias casas y el arma más usada son cuchillos. El informe revela que el año anterior se registraron diez casos de incineración de mujeres, de las cuales seis murieron y cuatro sobrevivieron. Otro dato dramático del documento es la cantidad de casos que ocurren delante de menores de edad, siendo 36 de los 274 feminicidios comprobados.

Con respecto a 2021, la Fundación Feminicidios Colombia ha registrado que, entre el primero de enero y el 28 de febrero, se presentaron 46 feminicidios, de los cuales 11 ocurrieron en Bogotá, seis en Antioquia y seis en Valle del Cauca, siendo estas dos últimos departamentos los que le siguen en población y tamaño a la capital de la República. Estos últimos datos permiten ilustrar una de las principales tesis de Roncancio Alfonso, y es que, contrario a lo que se cree, la mayoría de los feminicidios ocurren en áreas urbanas y no en la ruralidad.

«Es relevante llamar la atención sobre esto porque generalmente se asocia la violencia a un asunto netamente rural y no es así. Sí es cierto que el feminicidio ocurre en contextos económicos precarizados, empobrecidos, y muy raras veces en estratos altos. Pero eso no quiere decir que en los estratos altos no haya machismo, ni violencia contra las mujeres. En estos, justamente porque se busca guardar apariencias, se profundiza otro tipo de violencias pero no se consuman en violencia feminicida: hay mucha violencia sexual silenciada, incluso romantizada y normalizada», sentencia esta abogada.

Otra conclusión que ha sacado con su experiencia es que no es verdad que la mayoría de feminicidios son contra mujeres con dependencia económica de los hombres. «Las matan, generalmente, porque son mujeres que tomaron la decisión de tener una autonomía económica. La mayoría eran madres de más de dos hijos que deciden dejar sus matrimonios, y el castigo por la autonomía económica y emocional es el asesinato», advierte Yamile quien, aunque joven, se viene convirtiendo en una de las mujeres con mayor autoridad y experiencia para hablar de feminicidios en Colombia.

«La principal conclusión a la que llegó con este trabajo es que tras tres años de observación no existe ni un solo cambio en Colombia. Y es que año tras año, desde 2018, repetimos lo mismo: el Estado no tiene un sistema estadístico confiable. El Estado tiene deuda histórica con las mujeres, y ningún gobierno ha hecho algo por cumplir lo que está dispuesto en la ley Rosa Elvira Cely [una ley que lleva el nombre de una mujer que fue violada, empalada y asesinada en Bogotá en 2012]», sostiene Yamile.

Yamile narra algunos de los casos que dejan ver la indolencia con la que el Estado y la sociedad colombiana enfrentan la violencia contra las mujeres, como el que ocurrió en febrero, cuando amaneció al lado de una estación de metro el cuerpo de una mujer desnuda y forrada en bolsas plásticas.»Hay un recrudecimiento dramático de la violencia: hemos visto el aumento de casos que terminan con enterramientos en casa, o de situaciones en que asesinan a la mamá y a la hija, incluso matan a la hija cuando trata de defender a la mamá», añade con preocupación la investigadora.

Para terminar este lamentable panorama, Yamile Roncancio Alfonso llama la atención sobre los obstáculos que el sistema judicial presenta para que se haga justicia con los feminicidas.“Una de mis grandes frustraciones son mis colegas abogados. En un caso que siempre recordaré, el defensor del feminicida dijo que ‘en el momento en que Darío estaba matando a Sadi, él era una víctima porque estaba matando al amor de su vida'».

«Es dura la relación con los colegas porque siempre su defensa es: ira e intenso dolor, la víctima lo provocó, la víctima le provocó celos, es que la víctima salía con otro. Toda una justificación del feminicidio a través de la normalización de la posesión de los hombres sobre las vidas y los cuerpos de las mujeres. Eso es lo más aterrador”, refiere esta abogada, para quien en el Día Internacional de la Mujer hay poco que celebrar y mucho por reflexionar.

Cortesía de Alfredo Molano Jimeno Sputnik


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