Académico Ángel Balderas Puga: La jugada energética de Biden que podría llevar a EE.UU. a la misma crisis que Europa

"No es autosuficiente en petróleo, tiene que adquirir petróleo de otros países, y podrían orientarse los resultados hacia algo parecido de lo que sucede en el viejo continente"

Académico Ángel Balderas Puga: La jugada energética de Biden que podría llevar a EE.UU. a la misma crisis que Europa

Autor: Pedro Guzmán

En comparación con sus antecesores, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha reducido las autorizaciones para la perforación productora de gas y petróleo, en plena incertidumbre de mercado por los energéticos.

El dirigente busca con esto cumplir una de sus promesas de reducción del uso de combustibles fósiles y de implementación de políticas que fomenten las energías verdes. Su reducción en maniobras de perforación es de tal magnitud que inclusive su antecesor Barack Obama dio 58 veces más autorizaciones que Biden, de acuerdo con un análisis de la prensa local.

El académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) Ángel Balderas Puga señala en entrevista con Sputnik que la maniobra de Biden podría llevar a Estados Unidos a un escenario parecido al de Europa, donde las sanciones impuestas contra las empresas de energía de Rusia han disparado los precios de los combustibles y a un panorama de peligro e incertidumbre de cara al invierno.

«Estados Unidos no es autosuficiente en petróleo, tiene que adquirir petróleo de otros países, y podrían orientarse los resultados hacia algo parecido de lo que sucede en Europa», apunta el académico.

No obstante, llama a recordar que todavía no queda claro si esta decisión de la Casa Blanca será de largo plazo, en un escenario donde los periodos presidenciales estadounidenses duran sólo cuatro años.

Una transición necesaria, pero problemática

«La transición energética es necesaria», abunda Balderas Puga, «al menos por dos motivos, el primero es que el petróleo y el gas son recursos no renovables, por lo que en algún momento determinado se van a agotar, no van a alcanzar para cubrir las necesidades de 8.000 millones de habitantes de la Tierra, aquellos países que tengan petróleo y gas están utilizando estos energéticos por un más largo periodo».

Sin embargo, pese a esta necesidad energética y a reducciones visibles en el uso de hidrocarburos entre 1970 y 2008, recuerda el especialista, el consumo de carbón y gas natural no se redujeron en el mismo ritmo, sino que aumentaron, mientras que antes de la pandemia de COVID-19 el transporte mundial se abastecía por encima del 90% de combustibles derivados del petróleo.

«No es nada más una cuestión de voluntad política, es también una cuestión de avance en la ciencia, de avance en la tecnología, de avance en la ingeniería, en aras de tener dispositivos y fuentes de energía confiables que no tengan la intermitencia actual que tienen la energía solar y la energía eólica para que se pueda considerar una sustitución que pudiéramos llamar permanente», problematiza el académico.

La debilidad de la agenda contra los combustibles fósiles

A pesar de que a finales de 2021 se signaron compromisos de reducción de presencia automotriz en el mundo, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26), grandes automotrices como ToyotaVolkswagen y la alianza entre Nissan, Renault Mitsubishi no se sumaron a esta agenda, apunta Balderas Puga, lo que vuelve probable un reculamiento internacional en materia de transición energética pese a los acuerdos.

«Naturalmente no se adhirieron por los costes que implicaría una reconversión industrial tan rápida, también hay que recordar que los mercados automovilísticos de Estados Unidos, de China, no se adhirieron a esta medida», recuerda.

Asimismo, grandes productores de carbón en el mundo, como Australiala IndiaEstados Unidos y China, se negaron a comprometerse a la reducción del uso de esta fuente de energía, apunta.

Existe, en cambio, una fuerte presión social sobre Joe Biden porque el efecto inflacionario de los precios de la gasolina y el diésel en el mundo es muy fuerte, dado que las variaciones en los combustibles dispara no sólo el transporte de personas, apunta el académico de la UAQ, sino el costo del traslado de mercancías.

«Y eso eleva costos que la sociedad, antes o después, que es lo mismo que vamos a ver este invierno» en Europa, cuando el aumento en el uso de calefacción podría hasta triplicar las cuentas de consumo de las familias en el continente, agregó.

Solo veinte exportadores de petróleo en el mundo

De los varios países que hay en el mundo, únicamente 20 exportan petróleo, subraya Balderas Puga, por lo que la diversificación de mercados es fundamental no solo para Estados Unidos sino para cualquier nación en busca de su seguridad energética.

Sin embargo, agrega, esto también vuelve acotadas las posibilidades de transición energética del mundo a pesar de las presiones de economías tan fuertes como la estadounidense.

Esta acotación de posibilidades, abunda Balderas Puga, se suma a que existen varios actores internacionales que están pugnando por ingresar a un mundo multipolar donde la toma de decisiones no esté directamente determinada solo por Washington, lo que estaría detrás de la negativa de Arabia Saudí de determinar su producción de petróleo conforme a las necesidades estadounidenses y europeas.

«Hay una aspiración mayor en muchos gobiernos de tener un mundo multipolar y Arabia Saudí no es la excepción», describe el universitario.

«Más allá de que cada quien tenga sus recursos, también cada país tiene su propia agenda geoestratégica y no es tan sencillo en este momento que la puedan cambiar», analiza.

Entonces, agrega, pese a las necesidades de Biden de diversificar su consumo petrolero en un escenario de inestabilidad de precios de los combustibles derivado de las sanciones impuestas a Rusia, la satisfacción de la demanda no es automática, sino que está condicionada por distintos factores.

«Cada país tiene su propia matriz energética, no puede ser igual de un país con respecto a otro por la sencilla razón de acceso a los recursos», en un escenario donde aún dominan los combustibles fósiles en la generación de energía eléctrica, señala.

«En el caso de las energías verdes y limpias, hoy la crisis energética en Europa nos ha mostrado que no eran lo poderosas que se pensaban en el corto plazo», matiza y pone como ejemplo que desde el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania, en febrero de 2022, no hay día en que los líderes europeos no hablen de petróleo y de gas.

Además, fuertes inversores, como Google, AmazonMeta, Walmart, apuestan por energía eólica y solar, por lo que sus intereses de especulación podrían estar detrás del impulso a la agenda verde que discursivamente defiende la Casa Blanca, considera Balderas Puga.

«Yo no veo que en el corto plazo, ni siquiera en el mediano plazo, podamos deshacernos de los hidrocarburos», considera, si bien en espacio de un siglo tendrá ya que haberse consolidado alguna otra industria energética, en un escenario donde ya no serán suficientes estos combustibles fósiles.

Fuente Sputnik


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