-¿Cómo nació este proyecto?
-Gonzalo Planet propuso crear una banda sonora para mis poemas, centrada en los de Guía de despacho, que cuestionan los modos de representación del arte y de producción y traspaso de la economía. Fue un regalo para este melómano. Escribí un guión con ideas musicales que iban del post rock y el jazz al huayno, para los poemas que seleccionamos, en base al cual Gonzalo compuso y produjo los temas. Músicos extraordinarios como Esteban Espinosa y Felipe Cadenasso, quien también grabó y mezcló el disco con nosotros, hicieron arreglos que soltaron más el cuerpo placentero que queríamos.
-¿Qué te lleva a grabar en formato vinilo tus poemas?
-La tensión entre la relativa permanencia de los objetos, su calidez y sensorialidad, en relación a la fugacidad inasible provocada por las tecnologías. Por eso también las descargas digitales gratuitas, previas a que el disco saliera a la venta. En “Escultura” hablo de la defensa revolucionaria de lo perpetuo, contra el sobreconsumo y sus dueños; aunque paradojalmente el vinilo es también un fetiche y una mercancía.
-¿Cuántas copias logran hacer y cómo lo han financiado?
-Mil descargas gratuitas y mil tarjetas pagadas en www.portaldisc.com/winterplanet más los 300 vinilos fabricados en México, cofinanciados entre Cápsula Discos y el Fondo para el Fomento de la Música Nacional.
-¿Es relevante hoy en día el audio para ti en tus composiciones escritas?
-Por supuesto, apelo a una escritura que remezca los cinco sentidos. La distinción entre las áreas del conocimiento es apenas una contingencia de Occidente, que por lo demás, ni siquiera separó poesía de música por siglos.
-¿Ves que hoy, la trascendencia de la poesía está más vinculada a la escucha que a la lectura en voz baja?
-La trascendencia es el concepto en entredicho. Hoy nada trasciende, cualquiera sea su soporte, sobre todo si éste requiere de mediación tecnológica. Es cierto, sin embargo, que el oído queda libre en la mayoría de las actividades alienadas, y la música tiene por ello, y por otros motivos que no vienen al caso, un ámbito de penetración universal. A la escucha se reacciona de forma más inmediata y me conmueve ver en el público su estremecimiento por ideas que hace años ya tenía publicadas. Creo que la poesía se sostiene en la medida que, desde la experimentación de las posibilidades del lenguaje, siga escudriñando al ser humano. Eso suele provocarse en el silencio, pero sin duda crecemos al compartir nuestros procesos creativos. El ejercicio de una derivada musical y audiovisual para una obra que ya tenía sus ritmos e imágenes, fue delirante.
Enrique Winter, 1982.
Poeta, editor y abogado, reside en Valparaíso. Es autor de los libros Guía de despacho (Chile, 2010), Rascacielos (México, 2008; Argentina, 2011) y Atar las naves (Chile, 2003, premio Festival de Todas las Artes Víctor Jara) y co-traductor de Decepciones de Philip Larkin (2012), además de integrar numerosas antologías en Chile y el extranjero. Becado por las fundaciones Neruda (2002), Moustakis (2003) y el Consejo del Libro y la Lectura (2005). Apenas se lance Agua en polvo será becado por dos años en el magíster en Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York (NYU).
Gonzalo Planet, 1978.
Músico, productor y periodista, reside en Santiago. Es miembro de Matorral, grupo clave del rock independiente con quien ha publicado discos como Voces del rincón (2003) y Resonancia en la zona central (2007, nominado Mejor Disco de Rock Premios Altazor 2008), entre otros. Ha colaborado en escenarios y grabaciones con artistas como Leo Quinteros, Cadenasso y otros músicos chilenos y extranjeros. Es autor del libro Se oyen los pasos (2004), investigación periodística sobre la historia del rock chileno entre 1964 y 1973. Por estos días graba un nuevo álbum con Matorral, a publicarse el segundo semestre de este año 2012.
Por Pía Sommer
Cultivos Chilenos, suplemento de Arte & Cultura
El Ciudadano Nº132, primera quincena septiembre 2012
Fuente fotografía