Ana Hardisson Rumeu, escritora: “El amor ideal del Romanticismo oculta la sumisión de la mujer”

El libro de Ana Hardisson Hacia una crítica de la imaginación patriarcal, prologado por la conocida filósofa y catedrática, Amelia Valcárcel, tiene entre otros aciertos el de tratar los asuntos de género desde la perspectiva del Romanticismo

Ana Hardisson Rumeu, escritora: “El amor ideal del Romanticismo oculta la sumisión de la mujer”

Autor: Wari

El libro de Ana Hardisson Hacia una crítica de la imaginación patriarcal, prologado por la conocida filósofa y catedrática, Amelia Valcárcel, tiene entre otros aciertos el de tratar los asuntos de género desde la perspectiva del Romanticismo. Lo que ocurre en aquella época desde la visión de cuatro grandes de la literatura: Goethe, Hölderlin, Novalis y Schlegel. La visión que ellos tienen de la mujer y cómo la retratan en sus obras le dan a la autora de Hacia una crítica de la imaginación patriarcal (Colección Estudio General, de Ediciones Idea) un original y atractivo punto de partida para su estudio.

-¿Qué considera usted que aporta el Romanticismo al estudio de género?

-El aspecto nuclear podría resumirlos en dos: el mito del eterno femenino y la religión secularizada del amor. En el primero se construye la naturaleza femenina como abnegada, dulce, delicada, sensible, sumisa, prudente, débil, agradable, obsequiosa… Y en el segundo se cifra la valía del sujeto femenino por su vida afectiva. Su consideración y reputación dependerá de su éxito en el amor. Es decir, que se oculta el tema de la sujeción femenina con el ideal soñado del amor verdadero. Toda jovencita aprende que el amor es su principal destino. El deseo de ser amada y el temor de no llegar a conseguirlo son el núcleo de la educación sentimental de la sensibilidad de las mujeres, lo que tiene como consecuencia el sometimiento, la sumisión y la entrega al ser amado.

-Es curioso que elija la literatura romántica para tratar un tema que podríamos decir, no es, al menos aparentemente, romántico en el sentido más popular del término.

-Verás: a la hora de elegir qué aspecto de la literatura analizar, porque es imposible abarcar todo, valoré que la literatura romántica, y en especial las novelas de formación del Romanticismo alemán podía ser un buen comienzo porque en ellas está el germen de la imagen deseada por el patriarcado para los sujetos masculinos y femeninos. En esas novelas se expone el deber ser de la masculinidad y la feminidad, así cómo lo que no deben ser. Por eso se denominan novelas de formación porque tienen la intención de formar a los jóvenes. Y en ellas se crea el estereotipo masculino y femenino deseado por la cultura patriarcal.

-¿Qué textos analiza el libro?

-Los textos que elegí en concreto son: Wilhelm Meister, de Goethe; Hiperión, de Hölderlin; Enrique de Ofterdingen, de Novalis y Lucinde, de Schlegel. A través de esas novelas he ido desgranando las claves de los estereotipos y modelos de la subjetividad masculina y femenina, que constituyen los ejemplos morales para la formación de la ideología y los valores de la sociedad moderna. Todavía hoy, en gran parte seguimos reproduciendo esos valores, esos símbolos y esos deseos. La sensibilidad moderna ha quedado conformada con estos modelos. Es importante desvelarlos y analizarlos para poder cambiarlos.

-¿Cómo interviene la filosofía en este trabajo? ¿Qué aporta?

-El pensamiento filosófico que sirve de base teórica al movimiento romántico alemán, es deudor de la filosofía de Kant y de Schiller, principalmente. Por eso hago una breve reflexión sobre esos autores. En ellos queda patente que las mujeres no tienen capacidad teórica porque no son sujetos racionales. En este sentido el movimiento romántico es una reacción al igualitarismo de la Ilustración, aunque en la práctica tampoco la Ilustración reconoció la capacidad racional y autónoma de las mujeres.

-¿Cuál cree usted que es la contribución que sobre un tema tan tratado y hablado aporta su libro?

-He querido contribuir a la investigación sobre el sistema patriarcal que atraviesa todo el tejido social, abriendo una nueva brecha que ponga el acento en la imaginación. Los estudios de filosofía feminista han puesto el acento en desvelar la razón patriarcal, pero faltaba desvelar la cara oculta de la razón que es la imaginación. Lo que constituye el núcleo de la imaginación son los símbolos que se expresan en las imágenes, en los deseo, en los mitos, etcétera. Y la creación humana en la que queda más patente es la literatura.

Por Tauro Press

Santa Cruz de Tenerife

Octubre 30, 2011

Publicado en www.diariodeavisos.com


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