Analista Andréi Lankov: «China considera a Corea del Norte como un Estado colchón en su confrontación con Estados Unidos»

El investigador hace un análisis geopolítico de cómo podrían desenvolverse las relaciones entre Pionyang y Washington tras la victoria de Biden

Analista Andréi Lankov: «China considera a Corea del Norte como un Estado colchón en su confrontación con Estados Unidos»

Autor: Sofia Belandria

Las relaciones entre EE.UU. y Corea del Norte mejoraron durante la Administración Trump. Sin embargo, con la posible llegada de Joe Biden al poder en EE.UU. las cosas podrían cambiar drásticamente. Andréi Lankov, especialista en Corea, explicó en una entrevista cómo podrían ser las nuevas relaciones entre Washington y Pyongyang.

«Francamente los primeros indicios son poco alentadores. Durante sus debates con Trump, Biden dijo que no va a negociar con Corea del Norte hasta que las autoridades norcoreanas no muestren su deseo de renunciar a las armas nucleares», señaló Lankov, quien es también director de la consultora Korea Risk Group.

El problema es que las autoridades norcoreanas no tienen esa intención ni la han tenido ni la van a tener en el futuro, subrayó el entrevistado. 

Las duras declaraciones en cuanto a la no disposición a hacer concesiones en general implican que las partes no están listas para negociar. Además, Biden calificó a Kim Jong-un como un «mafioso» en pleno debate presidencial, lo que evidentemente no mejoró la atmósfera política, agregó.

«No hace falta olvidar que la amistad bien conocida entre Donald Trump y Kim Jong-un comenzó también con un intercambio de insultos que era mucho más duro que los de Biden a Kim y viceversa. Esa amistad entre Trump y Kim fue interrumpida por los votantes estadounidenses. En otras palabras, no hace falta prestar demasiada atención al intercambio actual de insultos entre Biden y Kim», recalcó el experto.

¿Qué significaría esto a corto y mediano plazo? Lo más probable es que Biden recurra a la misma táctica que Barack Obama usó durante su mandato presidencial, la llamada paciencia estratégica. Esta táctica supondría que EE.UU. actuaría como si el Estado norcoreano no existiera. La nueva Administración no negociaría con Pyongyang y esperaría que Corea del Norte haga concesiones considerables a Washington. La posibilidad de que esto ocurra es casi cero.

Al mismo tiempo, esta estrategia supone la prolongación del duro régimen de sanciones contra Corea del Norte introducido por el Consejo de Seguridad de la ONU en 2016 y 2017. Las sanciones actuales no harán que el país renuncie a sus armas nucleares, de acuerdo con el experto.

El problema de las sanciones

«Corea del Norte está organizada de manera que su élite gobernante hereditaria puede sacrificar una parte de su población en caso necesario, en aras de —desde su punto vista—, salvaguardar el país o, desde el punto de vista de los enemigos de Pyongyang, en aras de salvaguardar a su cúpula política», indicó Lankov.

El problema es que las sanciones existentes impiden el crecimiento económico de Corea del Norte. Luego de que Kim Jong-un empezara las reformas en el período entre 2012 y 2018 y acabara por completo con lo que quedaba de la economía planificada, siguiendo el ejemplo chino, la economía norcoreana empezó a crecer a un ritmo bastante impresionante, recordó. 

En la situación actual no hay esperanza de que la economía norcoreana crezca. A largo plazo esto efectivamente hará que Pyongyang quede acorralado. Sin embargo, a corto y a mediano plazo las sanciones no tendrán consecuencias graves, añadió el especialista. 

Asimismo, las sanciones llevan consigo una cosa que es muy importante para Pyongyang: en la situación actual, Corea del Norte no puede recurrir a su táctica favorita, es decir, no puede maniobrar entre las grandes potencias mundiales que compiten entre sí, señaló. 

En el pasado, a partir de los años 50, Corea del Norte jugó con las grandes potencias al valerse de sus intereses nacionales. Sin embargo, ahora parece que Corea del Norte solo es respaldada por China.

«Pyongyang no está contento con esta situación. China, que considera a Corea del Norte como un Estado colchón en su confrontación con Estados Unidos, está dispuesto a prestar cierta ayuda económica al país. Esta ayuda es insuficiente para el crecimiento, pero es necesaria para evitar el desmoronamiento total de la economía norcoreana», indicó. 

No obstante, a Corea del Norte, en general, y a la cúpula política norcoreana, en particular, no le gusta depender de China, enfatizó Lankov. 

En los primeros años de su mandato, Kim Jong-un se deshizo de algunas personas de su círculo más cercano de manera brutal y en algunos casos hasta recurrió, según varias fuentes, a la pena de muerte. Estas personas eran los políticos que tenían mejores relaciones con China, explicó el entrevistado. 

«Hasta hace poco la prensa norcoreana usaba una retórica poco amistosa hacia Pekín. Así, desde el punto de vista de Pyongyang, la política de paciencia estratégica que podría aplicar Biden es una mala noticia», declaró.

¿Debería Pyongyang optar por la escalada?

«Las autoridades norcoreanas tratarán de cambiar las cosas y hacer que Biden acepte las negociaciones y busque un acuerdo. Con toda seguridad no hay que esperar que la diplomacia ayude en este caso. Esto quiere decir que es probable que Corea del Norte inicie una escalada a principios de 2021», vaticinó el entrevistado. 

Además, agregó que es posible que Pyongyang deje de cumplir con la moratoria unilateral a las pruebas de misiles balísticos intercontinentales (ICBM, por sus siglas en inglés), que ha estado vigente desde 2018.

En este caso, Corea del Norte llevará a cabo una serie de pruebas de sus ICBM capaces de atacar blancos en el territorio de Estados Unidos. También parece posible que lance los nuevos modelos de misiles balísticos presentados en el desfile del 10 de octubre y que impresionaron a los expertos en diferentes partes del mundo. 

«Los norcoreanos demostrarán de esta manera que no se quedarán de brazos cruzados mientras que la política de paciencia estratégica acorrala a su economía. Además, demostrarán que son capaces de crear grandes problemas para sus vecinos, incluso para Estados Unidos. Esto irá acompañado por episodios de retórica belicosa y las acciones bien planeadas que a primera vista parecerán irracionales», predijo Lankov.

«No será una sorpresa porque han habido episodios parecidos en reiteradas ocasiones en el pasado. Estas acciones son la reacción normal a una crisis, se trata de una maniobra diplomática ordinaria que Corea del Norte usa para conseguir concesiones de sus posibles socios», puso de relieve.

«En una situación normal yo me atrevería a apostar por la posibilidad de que Corea del Norte opte por una escalada con el uso de muestras de poder. Sin embargo, recientemente ha surgido un factor imprevisto: el papel de China», indicó. 

El problema es que China tiene bastante control sobre Corea del Norte. Pero esto no significa que el Gobierno norcoreano se ha convertido en un títere de Pekín. No es así. Las autoridades en Pyongyang no están contentas con el alto nivel de dependencia.

No obstante, la economía norcoreana se encuentra en gran medida bajo el control chino. Y lo más importante: en caso de que surjan problemas con los suministros de alimentos —que es muy probable— precisamente es Pekín, que con toda probabilidad, proveerá de la ayuda necesaria a Corea del Norte. 

Esto quiere decir que Pyongyang no tiene ninguna otra opción que tomar en cuenta la opinión de Pekín. Pero China no está interesada en el agravamiento de la situación. Los posibles lanzamientos de misiles norcoreanos servirían como pretexto para el aumento de la presencia de EE.UU. en la región, algo que contradice los intereses de China. 

«Por eso no se puede excluir que los chinos logren con ‘palo y zanahoria’ convencer a los norcoreanos a no optar por la escalada, si bien la situación en realidad requiere que Pyongyang la busque. Sus manos están atadas», destacó.

El futuro de la presencia de EEUU en Corea

«Durante la presidencia de Biden, las maniobras conjuntas entre EE.UU. y Corea del Sur con toda probabilidad continuarán. Los militares estadounidenses creen que, si no celebran las maniobras militares de manera habitual, en caso de un conflicto armado, la interacción entre los militares de EE.UU. y de Corea del Sur será obstaculizada. Washington considera que la celebración de dichas maniobras condiciona su presencia en la península», explicó Lankov. 

Los militares surcoreanos creen lo mismo. El Gobierno surcoreano preferiría no celebrar las maniobras, pero tiene que contar con la opinión de Estados Unidos y con la opinión de sus propios militares. Además, tiene que tener en consideración la opinión de la oposición surcoreana que está muy orientada hacia EE.UU. y a menudo congrega a centenares de miles de sus partidarios con banderas norteamericanas en las calles de Seúl, indicó.

«La oposición acusa al Gobierno actual de estar rompiendo la alianza con Estados Unidos y de que de esta manera, efectivamente, pone en peligro la seguridad de Corea del Sur. Por eso creo que los ejercicios militares continuarán», vaticinó. 

La celebración de dichas maniobras puede ser usada por Pyongyang para justificar la necesidad de demostración de poder mencionada arriba. Los adversarios de Pyongyang seguramente tacharán esta demostración de provocación. Se trata de un posible lanzamiento de nuevos misiles balísticos o de la detonación de una bomba nuclear.

En cuanto a la cantidad del contingente militar estadounidense en Corea del Sur, no hay que esperar cambios drásticos, al menos a corto plazo. Durante la presidencia de Trump se ha discutido la posibilidad de la posible retirada de una parte del contingente estadounidense, recordó. 

Estas discusiones no solo preocuparon a los halcones estadounidenses y a la oposición surcoreana que es radicalmente proestadounidense, sino también al Gobierno actual de Corea del Sur, que apoya a EE.UU. de manera moderada y sin duda no quiere la reducción brusca de la cantidad de tropas estadounidenses estacionadas en la península.

«No me atrevo a decir qué pasará con la llegada de Biden, pero no esperaría cambios serios en la escala de la presencia de EE.UU. durante el primer año de su presidencia», declaró.

Ninguno quiere ceder terreno

Sin duda, la posibilidad de una cumbre entre Biden y Kim por ahora está fuera de discusión. La política de paciencia estratégica excluye la posibilidad de una reunión de este tipo. Desde el punto de vista de Estados Unidos, las negociaciones con Corea del Norte son posibles solo en caso de que haga concesiones radicales respecto al problema nuclear. Las autoridades norcoreanas consideran que este tipo de concesiones es «un suicidio seguro», explicó.

«Bajo ninguna condición la cúpula gobernante de Corea del Norte hará este tipo de concesiones. De esta manera, parece que la situación llegó a un callejón sin salida. Por extraño que parezca, la única manera de salir de este callejón podría ser un comportamiento duro y provocativo por parte de Pyongyang», afirmó Lankov. 

La variedad de posibles acciones de Corea del Norte es muy amplia. Por un lado, podrían mostrar un dibujo animado en la televisión que muestre cómo los valientes soldados norcoreanos destruyen ciudades estadounidenses o hasta realizar una prueba de misil balístico real o, por ejemplo, detonar una bomba nuclear, señaló.

«Aconsejo recordar al mismo tiempo que esta histeria está bien calculada, bien dirigida y planeada de manera sobresaliente, igual que todos los anteriores pseudohisterias de Pyongyang. Corea del Norte está gobernada por personas duras, brutales, inteligentes y racionales», continuó. 

Ellos entienden perfectamente qué necesitan en esta vida. No hay nada que los haría parar en el camino para conseguir sus metas, añadió.

«Por un lado, estas personas están libres de cualquier limitación moral y, por el otro, están libres incluso de ideología. Esto quiere decir que en realidad ellos son mucho más predecibles de lo que parece a primera vista», concluyó.

Cortesía de Denis Lukyanov Sputnik


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