Con 494 votos a favor, 58 en contra y 44 abstenciones, este 23 de noviembre el Parlamento Europeo aprobó una resolución no obligatoria que reconoce a Rusia como «Estado patrocinador del terrorismo», una medida que pretende aumentar sanciones y reducir interacciones con Moscú.
El Departamento de Estado de Estados Unidos considera patrocinadores del terrorismo a Siria, Irán, Corea del Norte, Cuba, una lista en la que también han figurado Irak, Sudán y Libia, informó el recinto legislativo de la Unión Europea.
La especialista en relaciones internacionales y diplomacia de Rusia Imelda Ibáñez, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Estatal de San Petersburgo, en diálogo con Sputnik calificó de inválida legalmente la resolución parlamentaria.
El propio Parlamento Europeo reconoció en su comunicado al respecto de la resolución que la Unión Europea no tiene capacidad oficial para designar a ningún país como promotor del terrorismo.
Además, Ibáñez consideró que la respuesta de los rusos ante el resolutivo del Parlamento Europeo es no hacer más caso a la unilateralidad que el llamado Occidente colectivo busca imponer en el panorama internacional.
«Esa es la clara respuesta de los rusos, no hacer caso más a la forma unilateral, a la influencia que el medio euroatlántico, eurocéntrico tiene de definir quiénes son los estados buenos o malos. Los líderes rusos quieren consolidarse en cuestión ya multipolar», valoró la uiversitaria.
Además, aseveró que la determinación del recinto legislativo europeo que otorga a Rusia categoría de patrocinadora del terrorismo no tiene validez en cuanto a su proyección legal y jurídica, ni a nivel diplomático.
«El documento no tiene fuerza legal dentro de la propia Unión Europea», calificó, a pesar de que medios corporativos de comunicación han aseverado que con la resolución podría sancionarse a Rusia desde el derecho internacional. En cambio, aseveró que la determinación del Parlamento Europeo tiene estatus únicamente de recomendación.
De cara al inicio de la operación militar especial, ocurrido en febrero de 2022, Rusia declaró a la comunidad internacional que soportó durante 20 años ser excluida de las decisiones del esquema de la seguridad euroatlántica, subrayó Ibáñez, razón por la que decidió avanzar hacia un punto de no retorno en la cooperación con los líderes occidentales.
Rusia sabía que su posición sería rechazada con distintas acciones, como las sanciones económicas y la guerra mediática en su contra, apuntó la universitaria, pero también ponderó la necesidad de buscar, en contraste, una multivectorialidad en sus relaciones regionales en todo el mundo, así como la multipolaridad.
«Rusia no se encuentra ya dedicada a ver o tomar mayor importancia de las resoluciones que tomen contra ella en instituciones regionales, sobre todo las de los europeos», describió Ibáñez.
«La proyección de su política exterior es llevar más bien la multivectorialidad hacia otras regiones» mediante alianzas políticas, económicas, de entendimiento e incluso militares con fuerzas como China, el sudeste asiático, la India, así como países africanos y latinoamericanos.
El uso político del terrorismo
«Es obvio que la idea de adoptar esa resolución fue lanzada a Bruselas desde los líderes occidentales norteamericanos, los anglosajones, porque Estados Unidos y Canadá me parece que son los únicos países del mundo donde se contempla a nivel legislativo el concepto de Estado patrocinador del terrorismo», subrayó Ibáñez.
El presidente George W. Bush, quien ocupó la Casa Blanca entre 2001 y 2009, articuló su política exterior mediante el criterio de que emprendía una guerra contra el terrorismo, recordó la especialista, una retórica que se adaptó en las legislaciones de varios países occidentales.
Con esta clase de declaratorias se abren confrontaciones políticas y diplomáticas que buscan mantener la influencia del unilateralismo fomentado por las potencias anglosajonas, apoyadas por algunos países occidentales, sin embargo, esa orientación ha comenzado a fracturarse por la posición de Rusia ante el conflicto en Ucrania, consideró Ibáñez.
«Esta forma de descalificación es una herramienta más» en busca de socavar la posición actual de Moscú, además sin que las fuerzas europeas se presenten de manera explícita en el territorio ucraniano, observó.
«El equilibrio de fuerzas en el mundo cambió»
A pesar de que el Parlamento Europeo, en su resolutivo de declaración de Rusia como un Estado que patrocina el terrorismo, aseveró que la medida conlleva restricciones severas contra Moscú, la especialista Ibáñez estima que no queda claro si la posición fortalecerá la posición europea en la comunidad internacional o, por el contrario, subrayará deslindes.
Las posiciones internacionales sobre el diferendo entre Rusia y Occidente han cambiado desde febrero de 2022, indicó la universitaria, donde el completo apoyo a Kiev se ha acotado únicamente a los países occidentales. «El equilibrio de fuerzas en el mundo cambió».
Las regiones euroasiática y latinoamericana no han optado por una posición confrontativa con Rusia, sino que por el contrario han evaluado rutas diversas para sus políticas exteriores que incluso contemplan fortalecer sus enlaces con Moscú, apuntó Ibáñez.
«La Unión Europea debe cambiar también mucho la proyección de su política exterior», recomendó la universitaria, en defensa de sus propios intereses de cooperación económica y política con China, la India, el sudeste asiático, Latinoamérica y otras regiones.
La necesidad de Bruselas de reequilibrar sus intereses internacionales puede conducir a que su discurso ya no sea tan hostil contra los que califica como autoritarismos orientales, abundó.
Sin embargo, agregó, también ajustará su grado de rechazo a Oriente conforme a la dimensión de amenaza que atribuya a rivales como el gigante asiático en la proyección de sus intereses.
Un punto de no retorno de los intereses europeos en este conflicto, apuntó, se vislumbra en la necesidad de renunciar al suministro de energía proveniente de Rusia, lo que los obliga a negociar con otras fuentes de combustible fuera de la región euroatlántica.
¿Mesas de negociación?
Acerca del impacto de la declaratoria del Parlamento Europeo en la búsqueda de una solución negociada para el conflicto entre Kiev y Moscú, la especialista consideró que en el corto plazo no se vislumbra posible.
«Cada vez más se arremete diplomáticamente, como es el ejemplo de esto, contra la Federación de Rusia», estableció, en un escenario donde ni Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido ni otras fuerzas están dispuestas a confrontarse directamente con Moscú mediante una vía ucraniana, por lo que recurren a figuras como la adopción del Parlamento Europeo.
«Entonces buscan otros mecanismos por los cuales socavar su presencia y su proyección de política exterior», apuntó, por lo que también mantendrán el apoyo económico y militar al Gobierno de Ucrania, encabezado por Volodímir Zelenski.
Si bien, insistió la universitaria, por ahora no se antoja cercana una salida negociada al conflicto, tendrá que darse una apertura al diálogo, donde será definitorio el papel que juegen los líderes euroasiáticos en su respaldo a Ucrania.
También apuntó que si bien Occidente mantiene su visión unívoca de los conflictos y el esquema multipolar todavía no se consolida, ya se generó el nacimiento de un escenario que desborde la narrativa de Bruselas y Washington.
El escenario actual está modificando esquemas centrales como la seguridad energética y alimentaria, subrayó Ibáñez, y llamando a la revisión del ámbito nuclear internacional.
Fuente Sputnik