La victoria de Luiz Inacio Lula da Silva debería promover un giro en la política exterior brasileña y podría acercar a Brasil con los países latinoamericanos, afirmaron los expertos consultados por Sputnik quienes también destacaron que esto allanaría el camino para la reanudación del protagonismo de ese país en cuestiones medioambientales.
Incluso antes de que el Tribunal Supremo Electoral de Brasil anunciara la victoria definitiva de Luiz Inacio Lula da Silva sobre el actual jefe del Estado, Jair Bolsonaro, los mandatarios latinoamericanos ya celebraban la ventaja del fundador del Partido de los Trabajadores (PT).
El apoyo internacional al presidente electo quedó marcado con el rápido reconocimiento de líderes de la región como Colombia, Argentina, México, Chile, Bolivia, Cuba y Venezuela y de países como Rusia, China, Francia, Canadá, EEUU, Alemania, Portugal y España.
«El mundo extraña a Brasil»
En su primer discurso tras su victoria, Lula habló de sus planes para la política exterior brasileña.
«El mundo extraña a Brasil. Ese país soberano que hablaba en igualdad de condiciones con los países más ricos y poderosos y al mismo tiempo contribuía al desarrollo de los países más pobres. El Brasil que apoyó el desarrollo de los países africanos, que trabajó por la integración de América Latina, América del Sur y el Caribe, que fortaleció el Mercosur y ayudó a crear el G20, la Unasur, la CELAC y el BRICS. Hoy le decimos al mundo que Brasil ha vuelto, que Brasil es demasiado grande para ser relegado al triste papel de paria del mundo».
La atención a América Latina y a los procesos de integración regional es evidente en el discurso de Lula. Para Ana García, profesora de relaciones internacionales en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio) y directora del Centro de políticas de los BRICS, este será el punto central de la agenda del nuevo Gobierno.
«Ahora, con la llegada al poder de Lula, Brasil se volcará hacia la integración regional. Así que, ahora, la mayor probabilidad es que Brasil entre en relaciones más incisivas con el Mercosur, en primer lugar, y con los demás países sudamericanos, en segundo lugar. África ocupará el tercer lugar», explicó la especialista.
Agregó que los BRICS vienen después con una agenda muy fuerte de reconstrucción de la relación con China. En opinión de García, Brasil tiene el potencial de colocarse como mediador en el conflicto entre Ucrania y Rusia a partir de la articulación del BRICS.
La experta desestimó la tesis del aislamiento internacional de Brasil con Bolsonaro, resaltando que la relación con los países del grupo BRICS no se vio sacudida en el período. Sin embargo, reconoció que hubo una pérdida de protagonismo en algunas agendas, especialmente la medioambiental.
«Lula podrá —y la tendencia es ésta— reconstruir la imagen de Brasil en la agenda medioambiental internacional, especialmente en las negociaciones internacionales sobre el clima. Lula tendrá una capacidad mucho mayor para asumir esta agenda», subrayó.
Por su parte, Paulo Velasco, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), coincidió en que la integración regional será uno de los principales puntos de la agenda internacional de Lula. Según el experto, durante el Gobierno de Bolsonaro el país actuó como «coadyuvante» en América Latina.
«Brasil tiende a buscar recuperar su proyección internacional y la región ganará mucha importancia. Con Bolsonaro, Brasil prestó muy poca atención a su entorno regional. La relación con Argentina, especialmente en la época de Fernández, se ha deteriorado de forma brutal. El Mercosur también experimentó un periodo de relativo estancamiento, muy centrado solo en una agenda comercial, perdió gran parte de su vigor. Y en el resto de la región Brasil comenzó a actuar como un actor secundario, lo cual es muy extraño», expuso Velasco.
El profesor de la UERJ espera que Brasil mire más hacia la región, que actúe con más énfasis en cuestiones regionales como en la crisis de Venezuela. En sus palabras, Brasil tiene mucho que aportar al desarrollo de América Latina.
El experto destacó que el BRICS será muy importante en la agenda internacional de Lula, así como otros mecanismos de cooperación Sur-Sur. Velasco destacó que el nuevo Gobierno debe buscar una relación con China «sin mezquindades ideológicas» tras los roces del bolsonarismo con el país asiático, y ve un mantenimiento de la misma postura que tiene Brasil con respecto a Rusia.
«Rusia es un país donde se podría decir que hay una coincidencia de agendas entre Bolsonaro y Lula. […] Brasil tiende a mantener su postura de distanciamiento [del conflicto de Ucrania], defendiendo una solución negociada», concluyó.
El embajador ruso en Brasil, Alexéi Labetski, describió a principios de octubre que los brasileños entienden las causas que empujaron a Rusia a lanzar una operación de desmilitarización y desnazificación de Ucrania.
«No habrá un giro a la izquierda en Sudamérica»
América Latina no completará un giro a la izquierda con la victoria de Luis Inácio Lula Da Silva en las elecciones de Brasil, pues el continente no está coordinado en una misma dirección, opinó el director del Centro de Estudios Iberoamericanos de la Universidad Estatal de San Petersburgo, Víctor Jéifets.
«Tenemos ahora a más de la mitad de los países gobernados por la izquierda pero no es un giro coordinado, son varios gobiernos de izquierda y no forman un solo mecanismo, no siempre se coordinan entre sí», informó Jéifets a Sputnik.
El catedrático considera que la situación en este momento es diferente «con el inicio del siglo, cuando sí hubo un giro hacia la izquierda» y casi todo el subcontinente «se tiñó de color rojo y rosa».
«Mientras a inicios del siglo había una coordinación entre Brasil con Venezuela y Argentina, ahora ya no existe eso, hay presidentes de izquierdas en Brasil, Colombia, Perú, pero en muchos de los casos ellos no tienen la mayoría en los parlamentos», recalcó.
El profesor indicó que Brasil tampoco es de mayoría de izquierdas, por lo cual Lula deberá negociar con la derecha parlamentaria y será «muy difícil ver un aumento de las actividades puramente izquierdistas mientras el parlamento no cambie».
«Además el giro hacia la izquierda [a principios de siglo] fue claramente anti-estadounidense, y ahora la postura hacia Estados Unidos es mucho más suave», señaló.
En la actualidad, resaltó, todos los Estados de América Latina siguen teniendo posturas «autónomas», «soberanas e independientes», y sin «ninguna política exterior coordinada», aunque podrían surgir ejes entre algunos países.
«No excluyo que haya un intento de formar un tipo de eje entre Lula y, por ejemplo, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, como representante de una nueva izquierda, la moderada, y el Gobierno de Chile con [el líder chileno] Gabriel Boric, pero no a una escala de todo el subcontinente», explicó.
Asimismo, Jéifets agregó que a pesar de que Brasil «aún no se recuperó por completo de la crisis», Lula hará todo lo posible para devolver al país «a la escena regional y global», con el propósito de liderar la diplomacia latinoamericana.
Añadió que Lula tendrá que coordinar las acciones con otros diputados del Parlamento pero estará limitado en sus maniobras.
«Tendrá que buscar el modo de coordinar sus actividades con otros. Y en este caso Lula tiene ciertos límites para maniobrar. Puede ser mucho, pero no puede ser cualquier cosa», dijo Jéifets en una entrevista a esta agencia.
El profesor universitario recordó que el Parlamento brasileño compuesto por «más de 500 diputados» es más de derechas, pues la izquierda «tiene menos de 200 votos», así que Lula y sus aliados deberán «tejer alianzas para alcanzar la gobernabilidad».
Asimismo, indicó, Lula tampoco alcanzará la mayoría entre los líderes de las 27 unidades federativas de Brasil, integradas por 26 estados y un distrito federal, pues más de la mitad de los gobernadores son partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro.
«Son 27 gobernadores, de estos, más o menos 10 o 12 son los que podrían ser considerados como el apoyo directo a Lula, no necesariamente son del PT, también de los partidos que podrían apoyarlo. Pero los bolsonaristas son más o menos 15», especificó.
El catedrático señaló que hasta el propio vicepresidente de Lula, Geraldo Alckmin, «es un representante de la centro-derecha» pues «es originario del partido social-demócrata», el cual en Brasil en vez de ser de la izquierda, es considerado del centro-derecha.
«Alckmin fue un adversario político de Lula durante años. Participó en la organización del impeachment [destitución] de la expresidenta brasileña Dilma Rousseff (2011-2016). Entonces su alianza de ahora, es anti-Bolsonaro», explicó.
Aunque resaltó que Lula y Alckmin «no siempre tienen las mismas visiones sobre las reformas económicas y la política exterior».
«Lula, al mismo tiempo, es un personaje que ha mostrado milagros de negociación», enfatizó.
Por eso, destacó, precisamente el retornado líder brasileño «es una figura que puede ampliar lo más posible la base del Gobierno», pues se trata de «una persona capaz de encontrar buenas relaciones con políticos muy diferentes, no necesariamente de la izquierda».
Fuente Sputnik