Todos los viernes del último mes, Avelino termina sus sesiones en su consulta psiquiátrica, mete un par de libros a la mochila y parte a buscar un espacio entre otros ambulantes en Pío Nono. Entre medio de collares, aros, espejitos y bagatelas varias pone su paño y encima su último libro ‘Controversia Científica sobre la Marihuana’, en cuya portada un bello ejemplar de maría llama la atención de los transeúntes.
Y Avelino sí que sabe de adicciones. Entre 1995 y 2003 fue coordinador del Subprograma de Adicciones en el Servicio de Salud Metropolitano Occidente. También publicó el libro ‘Cómo consumir drogas sin ser adicto’.
Desde principios de febrero que cada viernes se gana sus pesos extras como ambulante. Al principio dudó en la acción de llegar e instalarse con su paño, pero una vez entre medio de otros paños lo invitaron a tomar chela, fumarse un caño y conversar.
¿Qué te motivó a escribir el libro?
– Conozco gente que ha ocupado y ocupa relevantes roles sociales privados y estatales y que consumen marihuana. En mi amplia experiencia como psiquiatra que ha trabajado en tratar adicciones en personas de distintos niveles socioeconómicos he comprobado que es una sustancia blanda, poco adictiva, con una historia cariñosa, mística, terapéutica, cercana a los jóvenes. Entonces cuando vi que las políticas oficiales, nacionales e internacionales, mostraban la marihuana como un veneno, marginal y envuelta en la truculencia y en el delito, me decidí a hacer un libro que intenta integrar todo.
¿Qué te parece el debate y conocimiento que hay sobre la marihuana en los círculos médicos y terapéuticos chilenos?
– Auténtico, porque por vía de la objetividad científica se consiguen solo algunos conocimientos sobre la vida de la gente pero no la verdad sobre la gente. Por eso hay quienes tienen datos y actitudes contrarias a la marihuana y otros tolerantes o favorables, y cada cual tiene toneladas de bibliografía en que apoyarse. Respecto al conocimiento sobre la marihuana en los círculos médicos y terapéuticos la encuentro en general demasiado ideologizada y sesgada, creo que podría ser por presiones de lo políticamente correcto aunque se atropelle lo obvio y el sentido común con eso, o también habrá algunos que son negligentes intelectualmente: repiten no mas.
¿Porqué decidiste vender el libro en la calle?
– Tuve un problema en la producción y salieron una serie de libros que no se podrían vender en los mercados formales, pero hubo que financiarlos igual. Ahí se me ocurrió hacer una especie de trabajo de campo en coherencia con mi experiencia clínica y el trabajo teórico y de investigación que he realizado. Este trabajo de campo, llamémoslo así, que es como el puerta a puerta de los políticos en los periodos de elecciones, tenía que ser en un lugar donde se consumiera drogas, y en el que hubiera un contacto directo, normal, conversado e indiscriminado con la gente. Entonces se me ocurrió venderlo yo mismo en la calle.
¿Cuesta transformarse de psiquiatra a ambulante de la tarde a la noche?
– Sigo siendo psiquiatra, vivo de eso. A media hora o menos de haberme instalado, me estaban acogiendo “en buena”, con un vaso de cerveza, y unas piteadas de marihuana. Pensé cómo lo hago para ser integrado y tener un protocolo con los que me están recibiendo y no correr el riesgo que se me pase la mano, porque aquí puedo encontrarme en cualquier momento con un paciente o con un médico, psicólogo, o cualquier conocido. A veces pasan parejas de carabineros tranquilamente en su trabajo y yo siente que de pronto vienen bocanadas de marihuana muy sutiles, pero ellos tienen también una estrategia equilibrada: es un barrio turístico y de diversión. Cuando veo el Barrio Bellavista en los medios asusta, cuando se está aquí encanta, hay desbordes…pero eso no es lo importante que pasa aquí.
¿Cuál ha sido la recepción del libro entre los que transitan por acá?
– Se ríen, me hacen gestos de de “bien” con el dedo hacia arriba, otros parece sentirse incómodos, casi culpables por solo haberse interesados en leer el título. Algunos me han preguntado si vendo. También si vendo cocaína. He conversado y vendido el libro a personas que trabajan en rehabilitación o estudian rehabilitación en drogas, también con asistentes sociales que trabajan con personas privadas de libertad, incluso con un norteamericano que trabajaba con drogas en USA, con gente que tiene preguntas personales, y algunas que después han ido a consultarme ya en mi trabajo como psiquiatra.
El Ciudadano