Una estremecedora voz viene perturbando el fecundo paisaje sonoro de Rio de Janeiro. Una voz que se acompaña de una fina poesía que da cuenta de las desigualdades raciales, sociales y de género de la ciudad maravillosa. “La placa de censura en mi rostro dice: No recomendado a la sociedad”- canta Caio Prado, un compositor de 24 años, flaco y de dreadlocks.
Su primer disco, Variável eloquente, es un cuarteto de cuerdas sobre el que Caio Prado cabalga su voz sobre las notas. Una composición bien trabajada de un cantante que al mismo tiempo se define como popular. Caio es parte de una nueva generación de músicos brasileños, principalmente de Rio de Janeiro y São Paulo, que están rompiendo estereotipos de género y raciales. Johnny Hooker, Liniker y Daniel Chaudon son algunos de sus más conocidos rostros. Tienen todos poco más de veinte años. De labios pintados, faldas y pelos afro largos y frondosos se están tomando los escenarios.
¿Cómo trabajaste Variável eloquente?
– En Variável Eloquente optamos por un concepto minimalista que resaltara la poesía de mis canciones. La idea vino de la unión de dos productoras musicales, Clemente Magalhães y Maycon Ananias. Pensamos en un disco apoyado en la voz, las letras y en el trovadorismo de la música popular brasileña. Hice un trabajo de armonización de la música con el violinista Claudio Bezz y comenzamos a grabar las músicas, voz y violín, todo muy vivo y orgánico, caminando para un disco de cámara. La sonoridad del cuarteto de cuerdas vino de Maycon Ananias, quien hizo los arreglos musicales para el cuarteto, buscando la densidad, contemplación, grito y poesía de las canciones. Buscamos un disco que uniera los formatos clásicos, inspirados en los acústicos con la canción popular que me fluye más.
Caio nació y se crió en Realengo, zona oeste de Rio de Janeiro, antes de Bagu y Campo Grande. Mucho más lejos que Madureira o Cascadura, de las canciones de Arlindo Cruz. Al mismo tiempo que iba al colegio del barrio acudía a clases en la Escuela Música Villa Lobos, en el centro de Río. A los 9 años compuso su primera canción. El tiempo convirtió su voz en su instrumento, llegando a participar en Idolos, un programa de televisión, en donde lo descalificaron por “ser demasiado teatral”.
¿Como era la escena musical cuando comenzaste a cantar en Realengo?
– Escuchaba muchas músicas, principalmente MPB. Me inspiraban los discos que tenía mi mamá: Nana Caymmi, Milton Nascimento, Caetano Veloso, Djavan. A eso se suma el contexto de mi generación pop, con Sandy Junior, por ejemplo. Como nací y me crié en Realengo, el medio funky y del rap influenciaron mi música. Frecuenté algunos bailes funk en mi adolescencia. Siempre me permití culturalmente.
Cuando ya estaba en la Escuela de Música Villa Lobos, comencé a experimentar shows más profesionales por motivación de mi profesor de canto, Marcos Teixeira. Inicialmente hice presentaciones en bares y me involucré en algunos festivales de música. En Realengo aún no podía dar continuidad a algún proyecto. No hay en esa parte de la ciudad lugares de medio tamaño para un espectáculo. Hacer música independiente es difícil por cuenta de la falta de estructuras y espacios, de la segmentación de la cultura más popular. Los ritmos sertanejos y el funk dominan los espacios.
Las Lonas Culturales de la Zona Oeste son una posibilidad. Hice una participación en la Lona de Bangu y ahora espero concretar el espectáculo #NãoRecomendados en Jacarepaguá.
¿Cuáles son tus referencias musicales hoy?
– Continúo siendo influenciado por Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa. Artistas más contemporáneos como Céu, Lenine, Maria Gadú, Alice Caymmi, Lineker también están en mi playlist diario. Hay una escena muy linda aconteciendo en Brasil hoy. La música sin género y quebrando el tabú de los prejuicios machistas, homofóbicos y racistas ha crecido y ganado seguidores en la lucha por una música de reflejos sociales. Johnny Hooker, Liniker, As Bahias e a Cozinha Mineira, McLinn Da Quebrada… Hay un desbunde. De música de fuera de Brasil soy fans de James Blake, amo su sonoridad y el pop de Beyoncé es soberano también.
Sus últimos trabajos han sido conformando el trio de voces Não Recomendados, junto a Diego Moraes e Daniel Chaudon. Caio cuenta que “Não Recomendados es un movimiento que comenzó sin pretensiones, basado en las relaciones sin tabúes de tres amigos músicos y compositores en una época en que los saraos en Rio de Janeiro habían vuelto a la escena musical fuertemente. De lunes a domingo los amigos habrían sus casas para recibir música. Yo, Diego y Daniel íbamos a esos saraos y entonábamos Não Recomendado, canción que compuse en forma de protesta y reflexión de los marginados y oprimidos de esta sociedad maniqueista. En cuanto negro, pobre y gay es importante hacer de la música una potencia activa, buscando reflexiones y superación de paradigmas de nuestra sociedad machista, racista y homofóbica. Diego y Daniel comparten ese concepto por el no prejuicio. Sus experiencias de vida fortalecen ese grito contra las fuerzas reaccionarias y burocráticas que aún impregnan la sociedad”.
¿Y qué referencias musicales tienen?
– Nuestras referencias pasan por Secos e Molhados, Tropicália, Dzi Croquetes, todo lo que hay de transgresor, amoroso y sin tabú de nuestra cultura brasileña.
Tu música también tiene mucha poesía…
– La buena poesía me instiga. Y el verso musicalizado es lo que me despierta la creación. El amor, las pasiones y las relaciones del ser humano fueron mis primeras inspiraciones. Mi primera música, a los 10 años es Meus Sonhos e Fantasias y carga toda la inocencia y las idealizaciones de un enamorado. Soy amante de las palabras y me intereso por la sonoridad impar de cada una de ellas. Veo música cuando reconozco una palabra y un verso, gusto tanto de la poesía lírica como del coloquialismo de las calles. De un pisciano utópico a un existencialista social, me vi influenciado por la filosofía y la sociología y hoy mi música pasa por cuestiones más complejas de observación social. Entiendo que la música está al servicio de la cultura y la comunicación de un pueblo, por eso me intereso en destacar temas como superación, autoconocimiento y siempre potencia activa. Todo lo veo como arte y todo lo veo como política.
¿Es aceptado hoy usar ropas consideradas como ‘femeninas’ por un cantante?
– Sí, tiene que ser aceptado. Se llama libertad de expresión. Es fundamental romper estereotipos e impactar el público también visualmente. Incorporamos un cabaret del tercer milenio a nuestro espectáculo. El objetivo es provocar: los personajes de alter ego femenino como una oda a las mujeres, a las travestis y las causas LGBT’s. En el día a día también hacemos uso de utensilios femeninos. Por eso nos colocamos falda, lápiz labial y de ojo, tacos de 12 centímetros… de acuerdo a nuestra voluntad. La gracia es no tener reglas. Y nada más fuera de moda en el mundo, en pleno 2017, que separar lo que es del género masculino que lo del femenino.
Las periferias de Rio de Janeiro también producen el funky carioca. Sus batidas y compases acompañan el trajín de los moradores de las favelas desde hace décadas. Es un producto auténtico de los suburbios que terminó conquistando, como lo hizo hace décadas atrás la samba, la atmósfera de la mayoría de las fiestas de la ciudad. Pero al igual que otros ritmos populares, como el reggaeton, sus letras y representaciones reproducen machismo, violencia y cultura bling bling. Pese a esto, Caio tampoco se siente distante de esos ritmos que escuchó desde pequeño:
“Soy producto también del Funk carioca. Creo que es un movimiento artístico importante en las periferias. Hoy, algunas veces, es banalizado y criticado asi como le pasó a la samba antiguamente, pero es un arte genuino de las favelas, que las representa socialmente. Aplaudo, principalmente, el movimiento feminista y empoderado de la mujer, que há crecido en el espacio funky machista. Valeska Popozuda, Mc Carol, Tati Quebra Barraco son ejemplos de como el funk puede entretener , comunicar al servicio del no prejuicio y quebrar tabúes.
No puedo dejar de preguntarte sobre los acontecimientos recientes en Brasil y como te colocas en frente de eso.
– El año pasado vivimos un segundo golpe a la democracia brasileña. Si en 1964 fue militar, ahora es un golpe parlamentario. Por presión mediática, de la oposición inconforme con los resultados de las elecciones, políticos inescrupulosos, que utilizan la vocación política sólo como síndrome de poder y corrupción, como el ex presidente de los diputados, Eduardo Cunha, o el actual presidente golpista, Michel Temer. Ellos conspiraron para la salida de la presidenta electa democráticamente con la mayoría de los votos, Dilma, apenas por desaveniencias políticas y por una toma del poder justificada con la falacia de los pedaleos fiscales, práctica económica utilizada por todos los últimos jefes de Estado. Utilizando el aparejo ideológico mediático manipularon a las masas a través de una causa lúdica contra el fin de la corrupción, en frente de los innumerables escándalos de robo en empresas, como la Petrobras, investigación que solo fue posible por cuenta de la integridad de la ex presidenta, que no hizo negociaciones y permitió las investigaciones.
¿Cómo la historia pasa por tu música?
– Creo que el papel del arte hoy es político. El compromiso es fundamental para esclarecer a la población y que haya representatividad. Mi última canción se llama «golpistas» y es un escrache al golpe político que dieron en un país recién redemocratizado.
Necesitamos hablar de política
A toda costa ocupar la plaza pública
Nuestra lucha es por la resistencia popular”.
Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
Fotos de André Hawk
El Ciudadano
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