Cuando el Che Guevara, Bolivia y dos chilenos

Alejandro Catalán fue prisionero político durante 6 años, y Julio Ulloa sufrió 12 años de a cautiverio. Ambos son chilenos y en los años de plomo fueron militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile, MIR, y participaron del proceso guerrillero que inició Ernesto Guevara en Bolivia, cuya primera etapa terminó con el asesinato del legendario cubano-argentino la primera semana de octubre de 1967.

Cuando el Che Guevara, Bolivia y dos chilenos

Autor: Arturo Ledezma

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“Lo llenas todo con tu presencia”
Pablo Milanés

La rebeldía, la solidaridad y también la soledad. Las contradicciones del Presidente Salvador Allende; la majadería brillante para libertar a Bolivia. El internacionalismo, el antiimperialismo, el anticapitalismo, el Cristo de los oprimidos/as, la mujer. La humanidad, el amor, la justicia inoxidable como bandera que no duerme en los armarios ni se desintegra con las amenazas del poder.

Dos hombres que murieron tantas veces, dos hermanos de Guevara. Dos y yo, periodista privilegiado, en torno a un mate a cuatro calles de la Alameda de Santiago de Chile. Dos hombres que esperanzan la voluntad de cambiar la totalidad de las relaciones sociales bajo la noche capitalista tan honda y tan urgente de hacer añicos. Dos hombres sin precio y una grabadora que enciende su pupila roja.

-¿En qué momento histórico te incorporaste al proyecto revolucionario del Che en Bolivia?

Alejandro Catalán: Elmo Catalán, militante del Partido Socialista y férreamente comprometido con la Revolución Cubana, quedó encargado de formar un equipo para rescatar a los compañeros sobrevivientes de la guerrilla del Che, especialmente a los bolivianos, hacia fines de octubre de 1967. Los combatientes estaban retirándose en dos grupos en medio de la persecución de los rangers norteamericanos (soldados de elite) y del ejército boliviano. Ya en Cuba, por iniciativa de su gobierno, se había formado un equipo. En él estaban, además de Elmo, Beatriz “Tati” Allende y Arnoldo Camu. Ellos eran leales a los acuerdos y principios sancionados por el Congreso de Chillán del Partido Socialista (PSCh, 1967), en particular de la línea del Frente de Trabajadores, proyecto estratégico del PS chileno y que en el fondo, nunca cuajó.

-¿En qué consistían los aspectos centrales del Congreso de Chillán?

AC: Básicamente fue una respuesta a los congresos 20, 21 y 22 de la Internacional Comunista que establecieron la política de los frentes populares y de conciliación de clases. Los fundamentos del Congreso de Chillán, en cambio, señalaron que el proceso revolucionario en Chile debía descansar sobre la unidad amplia del pueblo trabajador, de los asalariados manuales y no manuales; de la independencia política de la clase trabajadora y del rechazo a cualquier alianza con la burguesía, considerada como la socia esencial del imperialismo norteamericano. Aquí hay una situación importante. La línea del Frente de Trabajadores fue la aplicación práctica y concreta de los acuerdos de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS, http://www.ruinasdigitales.com/blog/primera-conferencia-de-la-organizacion-latinoamericana-de-solidaridad/) , proyecto presentado por Salvador Allende Gossens en la Tricontinental (http://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%C3%B3n_de_Solidaridad_de_los_Pueblos_de_%C3%81frica,_Asia_y_Am%C3%A9rica_Latina) . En la Tricontinental no pudo participar el Che Guevara debido a la oposición tajante de la Internacional Comunista por sus diferencias políticas con el revolucionario.

-¿Cómo se realizó tu ingreso concreto a la misión asumida por Elmo Catalán y los demás?

AC: Salvador Allende, entonces Presidente del Senado chileno y Presidente de la OLAS, comisionó a Elmo y a Arnoldo Camu a constituir el equipo de rescate de los hermanos bolivianos. Rápidamente se crearon los grupos con sus distintas especialidades: seguridad; gente que conociera los pasos fronterizos entre Chile y Bolivia; logística e infraestructura en el norte grande chileno (entre Arica y Antofagasta). Elmo había sido periodista de la Confederación del Cobre, así es que contaba con ese respaldo y el conocimiento del terreno. En fin. Antes de que terminara octubre de 1967, me visitó en casa un viejo amigo comunista de la línea de Luis Reinoso (a la izquierda de la política oficial del PCCh) y me propuso colaborar en la tarea. Yo manejaba técnicas gráficas y podía ayudar en lo correspondiente a la construcción de documentación. Se lo planteé al hermano de Miguel Enríquez, secretario general del MIR, Edgardo , y él lo consideró justo. En resumen, se cumplió a cabalidad la misión de recibir a los compañeros bolivianos.

-¿Cuáles fueron los detalles del rescate?

AC: Existió una comunicación muy fuerte con “Manila” (Cuba), mientras la operación se desarrollaba de manera vertiginosa. Pasó que el Partido Comunista boliviano, con su secretario general, César Monje, intentó “limpiar” su traición a la guerrilla de Guevara. Así, propagandísticamente, apareció como que el rescate fue obra de un grupo del PC de Bolivia, cuestión absolutamente falsa. Lo real es que los sobrevivientes atravesaron la frontera cerca de Arica,  en medio de un recibimiento fabuloso. Como se pensó originalmente que el procedimiento sería clandestino durante un largo tiempo, otros y yo fabricamos los documentos de identidad necesarios. Paralelamente se edificó una red de desinformación para distraer a la CIA que pretendía exterminarlos a todos. Sin embargo, e inesperadamente, en el momento en que se supo que los sobrevivientes ingresarían a Chile se produjo una verdadera movilización popular. Los mineros del cobre se trasladaron en los camiones y la propia población partió al recibimiento. Fue una especie de carnaval rebelde. Distintos grupos e individuos se sumaron desde distintos lugares. Beatriz “Tati” Allende, pistola en mano, dirigió a un grupo hacia uno de los posibles pasos de ingreso de los compañeros. Llegaron Pombo, Benigno y Urbano, quienes fueron trasladados a una comisaría de carabineros de la zona. El cuartel fue rodeado por los mineros y la gente. En ese episodio llegó Salvador Allende desde Santiago y realizó la recepción formal como Presidente del Senado. Los guerrilleros fueron transportados a la capital donde el pueblo los abrazó como a héroes. Tanto la derecha como la Democracia Cristiano mantuvieron un conveniente silencio debido a la algarabía del pueblo. Entonces Allende logró sacarlos de Chile a Cuba, haciendo una escala en Tahití.

Como en la operación hubo que entrar a Bolivia, mi grupo de todos modos debió fabricar cédulas de identidad falsas, documentos de conducir, entre otros.

En el equipo chileno de apoyo participaron, en su gran mayoría, socialistas, militantes del MIR e independientes.

-El comportamiento que tuvo Allende, observado desde el Chile de 2015, podría haberle costado la carrera política por muchísimo menos…

AC: A Allende le importó un comino. Él cumplió su tarea. Por eso yo rescato su carácter internacionalista y revolucionario. Lo que sucedió es que Allende, por su análisis, pensaba que ese no era el camino para Chile.

-¿Qué repercusiones tuvo al interior del PSCh el acontecimiento?

AC: Nacieron los “Elenos” (por el Ejército de Liberación Nacional creado por el Che en Bolivia) a fines de 1967. Al interior del PS se convirtió en una suerte de tendencia clandestina. Todos sabían que existía el ELN, pero nadie los conocía. Posteriormente Inti Peredo se vino a Chile. Con él yo pude participar, junto a las personas comprometidas en el rescate del año anterior, en una reunión a comienzos de 1968. Allí él planteó la necesidad de tener nuestro apoyo en un nuevo proyecto cuyo lema fue “Volveremos a las montañas”. Como ya es sabido, la meta del Che no fue hacer la guerrilla en Bolivia, sino que construir una escuela de cuadros revolucionarios que serían destacados después a distintos países del continente. Ese era el objetivo y continuación que nos propuso Inti. De ese modo, y yo leal a Elmo Catalán, emergió la fuerza clandestina desde Chile hacia Bolivia; una fuerza constituida no por partidos políticos, sino que por personas. Comenzamos a realizar labores de retaguardia estratégica, logística, infraestructura; grupos de exploración, establecimiento de postas desde Santiago hacia el norte. Se confeccionaron refugios con combustible, alimentos, botiquines. Y también chilenos fueron a combatir a la guerrilla de Teoponte en 1970, donde, resultado de un nuevo fracaso, muchos “Elenos” del PSCh hicieron una fuerte crítica a la iniciativa. Además que varios de ellos ya estaban ocupando cargos institucionales y gubernamentales en la Unidad Popular. En ese marco, se quebraron los “Elenos” y continuamos muy pocos. Osvaldo Peredo, hermano de Inti, y otros sobrevivientes de Teoponte ingresaron a Chile en 1971.

-Pero tú te quedaste en Chile…

AC: Sí, y nos abocamos a las comunicaciones, a Inteligencia. En Chile contábamos con la militancia de cuadros técnicos en la preparación de materiales de guerra. Tanto de ingenieros como de obreros de la tornería y la siderurgia. Aquí se crearon las matrices, los modelos de todos los armamentos no sólo para los bolivianos, sino también para los argentinos, uruguayos y los propios revolucionarios chilenos. Por ejemplo, para los bolivianos construimos los prototipos de los fusiles de asalto M-1, para el MIR chileno se hicieron modelos de la “matraca” P- 25 para combate urbano.

Incluso, el ELN de Bolivia en Chile le ofreció al Partido Socialista chileno dirigido por Carlos Altamirano la fabricación de armas cuando el golpe de Estado se aproximaba a pasos agigantados y estaba en boca de todo el mundo. Pero el PSCh no entregó jamás los materiales ni destacó a los militantes que podían haberse hecho cargo de la confección de material bélico.

Lo cierto es que el día del golpe, Allende se quedó solo con sus más leales. Había compromisos previos donde el PCCh habló de 10 mil militantes para la defensa del gobierno; los socialistas, para no ser menos, aportarían con 15 mil; y el MIR con que los tanques no entrarían a La Moneda. Como ya lo sabemos, no ocurrió nada de eso. Nadie estuvo a la altura de las circunstancias históricas.

Vietnam Heroico, el PRT-ELN de Bolivia, la Operación Cóndor

 

-Tú, Julio, ¿de qué manera te incorporas al proceso revolucionario de Bolivia inaugurado por el Che?

Julio Ulloa: Yo militaba en el MIR de la zona oriente de Santiago. Soy de origen proletario, trabajé desde niño y en ese tiempo estaba estudiando Trabajo Social en la universidad con el fin de adquirir conocimientos para ponerlos al servicio del pueblo. En esa época Chile era un centro extraordinario de actividad social, política y solidaria. Buena parte del pueblo chileno permanecía atento a los acontecimientos de Vietnam, de África. Al país arribaron muchos revolucionarios brasileños, argentinos, bolivianos. Y en mi caso, el latinoamericanismo era un asunto natural. Yo soy más joven que Alejandro y cuando entré al ELN ya se habían sucedido las derrotas de Ñancahuazú y la de Teoponte en 1970. De este modo, devino la tercera etapa, encabezado por Osvaldo “Chato” Peredo (hermano de Inti y Coco). Y mi decisión fue autónoma respecto de la dirección del MIR.

-Tú te iniciaste en 1971 en ese empeño junto a refugiados políticos de distintos pueblos de Latinoamérica que estaban en Chile…

JU: No sólo refugiados. El proceso chileno resultó muy atractivo para mucha gente que no era del país. Venían a aportar y a aprender. Entre esa gente se encontraban los hermanos bolivianos del ELN y su Estado Mayor (Nilda Heredia, Osvaldo Peredo, Luis Stampone (argentino que provenía de la guerrilla de Masetti) , Jorge Ruiz. Ellos se hicieron parte de lo que nosotros estábamos haciendo en Chile, y en particular, en la localidad de Barrancas (actual comuna de Pudahuel), en el Santiago todavía ruralizado. Ahí funcionaba un Centro de la Reforma Agraria que ofreció asilo a muchos bolivianos. Se trataba de fundos intervenidos por el gobierno. Por tanto sus pobladores no tuvieron que comprar la tierra inmediatamente, sino hasta que los propios campesinos decidieran cómo iban a trabajarla. El gobierno les hizo préstamos tan baratos que los campesinos alcanzaron a pagarlos.

Allí existió presencia del MIR a través de una dirección local de la mano con Edgardo Enríquez y Lumi Videla. El MIR la calificó entonces de una experiencia de milicias campesinas para la defensa de la zona contra los dueños de los fundos, del grupo de ultraderecha Patria y Libertad, e incluso de la represión de carabineros. Hubo enfrentamientos, de hecho.

-¿Y en qué consistió el accionar del ELN boliviano allí?

JU: En formación política, trabajos voluntarios (donde también asistían en marcha los estudiantes  de la Universidad Técnica del Estado (hoy Universidad de Santiago de Chile, USACH); del campamento Che Guevara, del Instituto Nacional de Capacitación, INACAP (hoy entidad de educación superior privada); miembros de la embajada de Vietnam (el Centro de Reforma Agraria se llamaba Vietnam Heroico)), e intercambio de perspectivas de construcción política. En el terreno había un consejo campesino que se ocupaba de la producción y de elevar el nivel cultural de los pobladores. Lo que se buscaba era crear en un territorio específico la sociedad nueva, la sociedad socialista. Recuerdo que un grupo de anarquistas españoles estaban muy interesados en lo que allí se desenvolvía. No se repartió la tierra, se colectivizó.

Lo que se hizo en el Centro Vietnam Heroico fue uno de los eslabones más avanzados de la reforma agraria durante la Unidad Popular. El gobierno chino de entonces, donó el primer proyecto ecológico que producto del golpe de Estado, no alcanzó a ver sus frutos. En este caso, el Centro alcanzó una productividad y aplicación de nuevas tecnologías tales, que incluso al comienzo de la tiranía, mientras se regresaban los fundos a los terratenientes, los milicos indemnizaron a los campesinos antes de lanzarlos a su suerte.

-¿Cuál fue la reacción de los miembros del ELN ante el trabajo en el Centro Vietnam Heroico?

JU: Ellos venían de una experiencia fundamentalmente político-militar y en el Centro conocieron una forma de labor amplia y efectiva de pueblo organizado y, como se decía antes, de lucha de masas. Creo no equivocarme si te aseguro que lo que vieron y vivieron los compañeros del ELN en el Centro fue una posibilidad a implementar en un nuevo proyecto revolucionario más complejo y completo en el empeño de la Bolivia por liberar. Es más, cuando los militantes del ELN boliviano retornaron al país andino, crearon el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT-ELN), inspirados también en lo que vieron en Chile y en Argentina.

En chile el ELN logró su reagrupación y los contactos hermanados con los Tupamaros uruguayos, el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) y el MIR chileno, simiente de la Junta Coordinadora Revolucionaria de América del Sur. El objetivo fue acordar aspectos centralizados para la creación de condiciones revolucionarias en cada país y combinadamente.

-¿Y qué fue de ti, Julio?

JU: En 1971 fui parte de un equipo de chilenos y bolivianos que partió a formarse política y militarmente a Cuba, en mi condición de militante del ELN boliviano. Estuvimos en la Isla dos años (el golpe de Estado en Chile lo sufrí en Cuba). El objetivo era abrir un nuevo frente guerrillero en Bolivia. Ahora bien, a causa de las experiencias fallidas en Ñancahuazú y Teoponte, compañeros argentinos, bolivianos y chilenos realizaron una fuerte crítica a esos episodios. Ya no era posible repetir una iniciativa similar a las anteriores, en frío. Por eso se resolvió el trabajo desde el movimiento popular que se materializó en la gestación del PRT-ELN. Ya el ELN tenía cierta influencia previa en las minas, en el campo, en la ciudad. No se arrancó de cero.

De este modo, algunos iniciamos el acercamiento a Bolivia desde Perú, donde fuimos apoyados por revolucionarios de ese país. En ese contexto y ante la necesidad de construir el partido, nos reunimos militantes del ELN, esencialmente bolivianos que permanecían exiliados en distintas partes del mundo. El PRT-ELN se vuelvió una realidad en un congreso efectuado en Lima, Perú.

Alrededor de 1974, yo partí del Perú a Cochabamba en Bolivia, en plena dictadura de Hugo Banzer. Se trataba de una labor de semi-clandestinidad. Nuestras identidades eran clandestinas. Al poco andar conseguimos abrir trabajo a nivel estudiantil y de trabajadores. A través de diversas modalidades de propaganda comenzó la formación del PRT, con respuesta real. Sin embargo, este capítulo sólo duró hasta 1975, cuando se produjo la reacción de la dictadura de Banzer, en medio de un escenario de dictaduras en todo el Cono Sur.

-¿Qué ocurrió contigo?

JU: Caí en Cochabamba en octubre de 1975. Asimismo nos golpearon represivamente en Santa Cruz, La Paz, Oruro. Capturaron a la columna vertebral de nuestra fuerza. En mi caso, estuve 6 meses prisionero en la cárcel de La Paz, después de los cuales fui entregado a la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) de la dictadura chilena, en el marco de la Operación Cóndor. En Chile fuimos torturados por agentes brasileños que, a su vez, habían recibido instrucción de la escuela francesa y sus escuadrones de la muerte que fueron quienes fundaron la doctrina de la guerra contra el llamado enemigo interno luego de sistematizar su propia experiencia de “guerra moderna” en Argelia.

La DINA nos trasladó a los centros clandestinos de Tres y Cuatro Álamos en Santiago, y luego a la localidad de Puchuncaví. Así estuve preso otros 6 meses hasta que la dictadura decretó una amnistía en 1977. Salí en libertad, me sumé a la Resistencia chilena y caí de nuevo, esta vez, me dieron 11 años de presidio.

La voluntad insobornable: “El Che está pendiente”

-Esta es cosa mía. Yo considero que Chile no fue ni es sólo el laboratorio del denominado neoliberalismo, sino que en la actualidad, del propio e inestable Nuevo Orden Mundial decretado por el imperialismo norteamericano y sus aliados. ¿Qué piensan?

AC: Es efectivo. Sobre todo cuando al capitalismo ya le quedó chico el planeta y se está repartiendo la luna y hasta Marte. Para mí la contradicción es el humanismo versus el capitalismo. El Che está pendiente. Y en Latinoamérica el papel de los cristianos de base y de las mujeres es estratégico en cualquier campaña emancipatoria.

JU: Más allá de todas las derrotas, la situación presente de los pueblos nos emplaza a formular políticas creativamente, por más poderoso que sea y parezca el enemigo de la humanidad. Tiene sentido y sí vale la pena transformar el mundo. Y la juventud ahora tiene que inventarlo todo. El capitalismo produce rebeldes, pero no por abstracciones o moda, sino por sus mismas contradicciones internas. Algunos viejos quedamos para colocarnos a su servicio, que nunca para “dirigirlos”.

AC: Hoy nosotros seguimos diciendo “Hasta la victoria siempre”.


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