Por Bruno Sommer y Denis Rogatyuk
Daniel Martínez, excandidato presidencial del Frente Amplio (FA) en elecciones de Uruguay de 2019 y exintendente de Montevideo, aspira nuevamente a ocupar la Intendencia de la ciudad capital y por ello se medirá en las elecciones departamentales del 27 de septiembre de este año.
En entrevista en Voces Sin Fronteras, conducido por Bruno Sommer y Denis Rogatyuk, analiza los logros de la izquierda en el país sudamericano, los objetivos alcanzados durante su gestión como intendente y los retos que se le presentan a la ciudad ante la pandemia.
BS: ¿Cuál fue el tema clave en las últimas elecciones que inclinó finalmente la balanza a favor de la oposición?
DM: En Uruguay tenemos una hermosa experiencia de izquierda unitaria que nació en el año 1971 con múltiples vertientes, demócratas cristianos, socialistas, comunistas, gente de origen anarquista, izquierda independiente, gente que venía de los partidos tradicionales, escisiones de los dos partidos tradicionales, el Partido Nacional y el Partido Colorado, y se le acompañó de un movimiento, una estructura de base a través de lo que se llamaba comités de base que se convirtieron en coalición y movimiento. Nuestro Frente Amplio es coalición y movimiento. En ese sentido, nuestro Frente Amplio como inmediatamente que terminan las elecciones nacionales se venían las elecciones departamentales no ha procesado todavía el debate, por lo tanto, yo puedo dar algún pantallazo personal y a modo de adelanto pero ustedes entenderán que me involucra personalmente porque yo era el candidato de la coalición de izquierda, por lo tanto no voy a profundizar demasiado.
Lo que sí queda claro es que en esas elecciones el Frente Amplio venía en un crecimiento sistemático a lo largo de cada elección, que inclusive a mi entender fue el verdadero motivo de la reforma constitucional que incluyó el balotaje en las elecciones de 1999. El Frente Amplio en esas elecciones del 99 tuvo el 40% de los votos y sin embargo tuvo que ir a un balotaje, que por primera vez en la historia de Uruguay se instauraba, al entender de muchos justamente porque se veía venir lo que era un triunfo de la izquierda. De todas formas en esa elección fue la última de ese período, posterior a la dictadura, que se lograba frenar el Frente Amplio porque la elección siguiente, en 2004, el Frente Amplio ganó con el 50,2% de los votos, por lo tanto, no necesitó un balotaje, siendo Tabaré Vázquez investido en la primera vuelta. Ya a partir de ahí, en el año 2009 teniendo a (José) Pepe Mujica de candidato tuvimos un 48% de los votos, hubo que ir a un balotaje que se ganó con mucha luz porque se da siempre lo mismo, por más que los partidos de centro- derecha y derecha se unen, mucha gente en el balotaje no ha mantenido la fidelidad a esos partidos sino que hay un sector de ciudadanos que vota a la izquierda de todas formas, osea en el balotaje, pasó con Pepé Mujica en el año 2009, nuevamente en el año 2014 gana Tabaré Vásquez con un 48%, se va a un balotaje y se gana por más diferencia todavía, vuelve a pasar lo mismo, un sector importante de la población que votaba a los partidos tradicionales o a partidos más pequeños, algunos de centro, de centro izquierda con muy escasa votación pero que obviamente suman, terminaba en el balotaje votando a la izquierda.
El Frente Amplio empezó esas esas elecciones (2019) con porcentajes de votación altos, cosa que esta vez no había pasado. Hay que decir también, porque hay que reconocerlo, que el Frente Amplio venía de tener como candidatos a dos personalidades como Tabaré y Pepé Mujica con una gran trayectoria y un peso personal propio absolutamente indiscutido (…) Esta era la primera elección que no estaba ninguno de los dos candidatos históricos ni tampoco (Danilo) Astori que era el tercer gran líder de la izquierda (…) , pero de todas formas empezamos con una intención de votos que según las encuestas era de 28% o 30%, que fuimos remando, peleando y trabajando en ese marco de diversidad y pluralidad de sectores que apoyan al Frente Amplio y logramos un 39% y algo en la primera vuelta pero por lo pronto ya mostraba una situación de balotaje complicada.
De todas formas hay un montón de factores, por supuesto la derecha uruguaya trabajó los 15 años para demonizar al Gobierno de izquierda por más que no hay número económico y social que no de positivo, salvo el déficit fiscal, con un marco de crecimiento continuo, grado inversor, una mejora del índice Gini notable (…) Uruguay es país con la mejor distribución de riqueza de América Latina y el Caribe, con un crecimiento económico sostenido, si bien la ralentización de la economía mundial hizo que los últimos años hubiera enlentecimiento, pero el 2019 con crecimiento económico.
Si creo, y no es una crítica de la derecha es un cuestionamiento que nos tenemos que hacer nosotros, tal vez no logramos la diversificación productiva ideal, tenemos una economía que sigue estando basada en la actividad primaria por más que, hay que decirlo, se invirtió en ciencia y tecnología y en procesos de desarrollo productivo diversos con mas valor agregado, con mas formación y de conocimiento y de mano calificada que nunca. Pero igual obviamente en un mundo donde las materias primas tuvieron la explosión de valor que tuvieron y los rendimientos también, no logramos romper tal vez lo que nos hubiera gustado, no sé si era lo posible, yo no estoy contra la economía primaria simplemente todos sabemos que un país para ser realmente desarrollado y para poder redistribuir la riqueza en un mayor nivel tiene que tener una economía diversificada, donde no solo se hace actividad primaria sino que sectores económicos de actividad con mucho más conocimiento agregado, desarrollo científico y tecnológico, innovación y emprendimiento, tengan una participación en la economía más fuerte.
El hecho concreto es que el tema seguridad hizo mucho, si bien Uruguay y Chile somos los dos países que tenemos menores índices de delincuencia, de todas formas para los uruguayos, con respecto a lo que teníamos, hace 30 años que viene creciendo la inseguridad y digamos que eso se logró reflejar claramente por la acción de la oposición pero también por no haber encontrado todos los caminos que, de repente, teníamos que haber encontrado, eso se puso en la agenda pública de una forma notoria. Por eso, terminamos la primera vuelta con un 39,6% de votación, 30% del Partido Nacional que fue el segundo, y después los otros partidos que es el Partido Colorado y un partido surgido a través de un líder que había sido comandante en jefe del Ejército hasta hacía muy pocos meses, Guido Manini Ríos, también tuvo una votación importante del 11, 12%, saliendo cuarto pero muy cercano al tercero que era el histórico Partido Colorado que ha gobernado la mayor parte de la historia de Uruguay, salvo las últimas décadas.
BS: ¿Qué hay del nivel de participación de la ciudadanía en los procesos democráticos de Uruguay? ¿Ha bajado en los últimos años, ha subido, hay más participación o sigue la tendencia mundial que cada vez la gente participa menos?
DM: Yo te diría que ha habido una rebaja general de la participación ciudadana como tal, no de la participación electoral mira que a diferencia de Chile en Uruguay las elecciones son obligatorias.
En el balotaje al principio parecía que perdíamos por una gran ventaja y ahí sí se dio una experiencia de participación en parte espontánea y en parte canalizada a través de los comités de base pero la ciudadanía explotó, explotó gente que hace 10 o 15 años no militaba, salió a buscar el voto de todo el mundo y, lo que parecía que iba a ser una derrota amplia, terminamos perdiendo por un poco más de un uno por ciento, por treinta mil algo de votos en más de dos millones de votantes. Por lo tanto, quedó el sabor amargo de la derrota y la interrupción de un proceso, no exento de errores, pero creo que un proceso de cambio profundo, de políticas sociales, de leyes de igualdad de derechos, de una agenda de derechos que avanzó de una forma increíble, se ve interrumpido ahora pero también quedó en el sentir de la gente que se dio una batalla increíble.
DR: Uruguay está considerado uno de los países mas progresistas en América del Sur. Ya se han logrado muchos objetivos de los movimiento sociales, por ejemplo la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario, la legalización de la marihuana, entre otros. ¿Cuál fue la razón para este nuevo surgimiento de la derecha y de la extrema derecha?
DM: Los procesos nunca son lineales y si bien se da el salto en la agenda de derechos y social en todo momento hubo sectores de la sociedad que rechazaban parte de esas conquistas, que nosotros entendemos que son profundización democrática y de igualdad de derecho y de avances civilizatorios como me gusta decirlo a mí (…) Hay un sector en la sociedad uruguaya que tiene una visión muy conservadora, a nuestro entender y siempre desde el respeto pero también desde la convicción de que el progreso y el avance de la igualdad de derecho es lo más importante para nosotros, tiene una visión retrógrada, hay gente que tiene una visión retrógrada de la sociedad y, por lo tanto, yo creo que se expresó, se unificó. Creo que parte de lo que tenemos pendiente en el Frente Amplio para discutir una vez que pasen las elecciones departamentales es ver bien, determinar las causas, cuánto hubo de errores en lo que hicimos durante estos quince años, cuánto hubo de errores del candidato y su equipo, cuánto hubo de errores de la fuerza política, creo que es parte del debate que tenemos que hacer no para flagelarnos sino para aprender, para corregir errores y para poder ser una fuerza viva que comprenda cada vez mejor a la sociedad, la refleje no para hacer seguidismo sino para entenderla, para transformarla en positivo. A mi me gusta decir, en Europa lo saben bien, que luego de toda la maravillosa clarinada de la Revolución Francesa y las ideas de libertad, igualdad y fraternidad y del republicanismo, hubo un período de la santa alianza, un período donde la historia de la humanidad y en Europa, particularmente las monarquías y los imperios, buscaron borrar con el codo las conquistas sociales y ese concepto igualitario libertad, igualdad fraternidad. Yo tampoco creo que la coalición sea totalmente homogénea, tiene diferentes componentes, lo que espero es que el Uruguay no retroceda en la concepción republicana, en la concepción democrática y que muchas de estas conquistas no retrocedan. Por nuestro lado, vamos a pelear con todas las herramientas que la democracia nos permite para que no haya retrocesos, tenemos el convencimiento de que hay unas políticas económicas que van a impactar, ya están impactando mas con la pandemia, todo lo que es la distribución de la riqueza y un montón de factores, en los cuales trabajamos muy fuerte.
BS: ¿Cuál cree usted que es el rol de la masonería latinoamericana en los procesos actuales donde vemos un avance del fascismo, un poco con el caso de Bolsonaro en Brasil?
DM: Cuando uno mira la historia de las luchas por la democracia y la defensa de las instituciones democráticas sin duda la masonería ha tenido un papel en toda Latinoamérica más que importante. También es cierto que a veces la masonería en algunos lugares pudo haber confundido su papel con otras cosas que son colocación de gente o favores, que son de las cosas que a mí no me gustan pero tengo la certeza que lo que ha prevalecido es justamente el buscar colaborar con el desarrollo de la humanidad en el marco de la igualdad de derechos, de ser una sociedad más fraterna y cada vez más libre y que permita que todo el mundo se desarrolle sin importar el punto de partido, o sea, tratando de igualar el punto de partida.
Obviamente, como toda institución tiene cosas buenas y cosas malas, baldosas negras y baldosas blancas, y sin duda cosas para mejorar, pero yo creo que ha sido una contribución al avance de lo que han sido los mejores valores del ser humano.
DR: Uruguay, como Argentina y como Chile, tienen tradiciones muy fuertes de oponerse a las dictaduras, pero lamentablemente también en estos países estamos comenzando a ver el crecimiento de la popularidad de ciertas figuras que alaban a la dictaduras militares. ¿Cuál cree que es la razón principal?
DM: Vale la misma respuesta, los procesos no son lineales nunca. Sobre todo en Uruguay la dictadura nunca tuvo mucha base social, nunca logró armar un conglomerado político y organizativo que la respaldara, más allá de algunos componentes de la Fuerza Armada y de algunos civiles. Ni los sectores más solitarios, ni los partidos tradicionales ni mucho menos la izquierda que fue perseguida durísimamente respaldaron la dictadura. De todas formas, no deja de haber un sector de la sociedad que tiene ciertas añoranzas hoy con un carácter más bien populista, de derecha, pero que encontró una figura y que hoy se expresa.
Si me preguntas si en Uruguay, si se hiciera una encuesta de opinión sobre si remotamente se quiere volver a una dictadura, te aseguro que sería abrumadoramente mayoritaria la defensa de la democracia y de la institucionalidad plena. No hay, por lo menos desde el punto de vista de sentir absolutamente mayoritario de la ciudadanía, posibilidades de un retorno a un quiebre institucional.
DR: ¿Cuáles han sido algunos de los logros más importantes durante su administración como intendente de Montevideo desde 2015 a 2019?
DM: Nosotros en Montevideo tuvimos la oportunidad de desarrollar una inversión en infraestructura muy importante, pero con el concepto que entendemos como personas progresistas y de izquierda que es que más hay que invertir en aquellos sectores de la ciudad donde hay más exclusión social y donde el punto de partida está más retrasado respecto a otros, porque para que la gente se pueda desarrollar en esta sociedad tiene que partir más o menos del mismo punto, cosa que sabemos que en nuestras sociedades no pasa.
Por eso, hicimos una inversión histórica en calles. Si bien hicimos infraestructura vial en barrios con cierto poder económico, jerarquizamos la infraestructura vial en sectores populares de la ciudad dando accesibilidad, calidad de vida, bici sendas, veredas, y sobre todo muchísimo espacio público. Montevideo tiene aproximadamente un millón trescientos, un millón cuatrocientos mil habitantes, a modo de ejemplo entre plazas chicas y plazas grandes, entre espacios públicos mejorados, espacios públicos nuevos, hicimos 150 intervenciones, haciendo de la ciudad un lugar donde el espacio público se convirtiera en lo que buscábamos, un espacio de convivencia, de intercambio y en definitiva de aprender a respetarse y de aprender a convivir en paz y en tolerancia.
También hicimos una puesta muy grande a la inclusión social y a todo lo que hace a la agenda de derechos. En Montevideo hay una experiencia muy hermosa, que ya venía de dos gobiernos anteriores de izquierda de la intendencia, que era un complejo donde la intendencia pone los recursos y lo administran los vecinos para desarrollar la salud, la cultura y el deporte del barrio. Ha sido una maravillosa experiencia en barrios muy carenciados, construimos y está por inaugurarse un segundo complejo de esas características.
Además, tuvimos una política de igualdad de derechos y de trabajo a través de lo que se llaman las Comunas Mujer, que son organismos de vecinos respaldados por la intendencia, por el gobierno departamental, que buscan trabajar en la agenda de igualdad de derechos y sobre todo en la lucha y atención y respaldo a las mujeres víctimas de violencia.
Trabajamos muchísimo en la agenda de igualdad, de libertad, de elección, de orientación sexual, la primera y más grande marcha de la diversidad es la de Montevideo, en la que participan 40 mil, o 50 mil personas, en la cual la intendencia de Montevideo junto con los diversos colectivos es un respaldo muy importante en la organización.
Apostamos mucho en el trabajo, sobre todo en los sectores más carenciados, con mayores dificultades a acceder a tener trabajo de calidad, y creo que acompañamos, conscientemente y de forma jerarquizada, que toda la inversión y las políticas públicas fueran con casi esa obsesión que es ayudar a igualar, en este sistema injusto que vivimos, el punto de partida dándole a aquellos que menos posibilidades tienen herramientas, infraestructura, soporte, tanto en lo material, en infraestructura, en los derechos, en los respaldos, para que pudieran acceder con mejores capacidades a realizar sus sueños.
BS: En los últimos días han sucedido una serie de ataques a través de redes sociales, de fake news. ¿De qué manera está jugando un rol está fake news, de qué manera lo está afectando a usted y cuál es el llamado que hace a los distintos usuarios de las redes sociales para una carrera limpia y en democracia?
DM: Pasó toda la campaña, circuló muchísimo en la campaña electoral la acusación de que cuando el golpe militar del 71 yo estaba en la refinería de petróleo donde en verdad yo entré en el 79 a trabajar. Imposible en el 71 que entrara porque tenía 16 años y era un estudiante preuniversitario de ingeniería.
Cambridge Analytica no sé si tiene una sucursal en Uruguay, pero si no la tienen tratan de emularlos, lo que le pasó a Fernando Haddad en Brasil pasó con nosotros y ahora nuevamente todo tipo de ataques, de fotos trucadas, todo tipo no de debate de ideas sino de un ejército de operadores muy bien pagos trabajando para distorsionar, para atacar, para tergiversar la verdad y no para discutir ideas.
Por eso mi apelación a que se discutan ideas, la forma no es la canallada de tergiversar la realidad o de hacer falsas acusaciones, hay que discutir ideas.
DR: ¿Cómo cree que la ciudad de Montevideo debe enfrentar la actual pandemia y cuáles serían algunas de sus propuestas para enfrentar la crisis socioeconómica que traerá?
DM: En lo personal, pero también el gobierno departamental, uno de mis suplentes que ocupó mi cargo cuando yo me lancé a la presidencia, ha venido a colaborar con las políticas nacionales y a su vez reforzar unos aspectos.
Colaborar con las políticas nacionales porque entendemos que el Ministerio de Salud Pública dicta pautas y hay que buscar colaborar para lograr la máxima contención de la pandemia, lo que implica el respeto al distanciamiento, el uso del barbijo, buscar todo lo que sea y colaborar con evitar la propagación del COVID-19.
La Intendencia de Montevideo, por ejemplo, también distribuyó unas tandas de cada vez 10 mil canastas. Gracias a lo que ha sido el Ministerio de Desarrollo Social creado en el gobierno de izquierda hay un conocimiento muy cabal sobre todo de qué sectores dejaban de tener ingresos y requerían tener una canasta que les permitiera paliar la situación y por lo menos tener buena alimentación por un período de tiempo. Eso lo ha hecho la Intendencia de Montevideo en este período. Para el futuro, como parte de nuestra propuesta de campaña y nuestro compromiso ético, hemos venido desarrollando una serie de diez propuestas vinculadas al trabajo, somos conscientes que la intendencia, el gobierno departamental, no va a poder paliar sola lo que sea el impacto socio económico y en el trabajo de la pandemia, ni tampoco las consecuencias negativas que lamentablemente nosotros pensamos que las políticas de corte neoliberal de esta coalición van a generar en la población.
No va alcanzar lo que da la intendencia pero sí queremos desarrollar la mayor cantidad de herramientas para paliar y compensar la falta de trabajo y que haya gente que al menos pueda tener un ingreso para vivir con dignidad. En ese sentido, hemos venido haciendo una serie de propuestas desde contrataciones de cooperativas sociales y de trabajo, sobre todo en sectores que son mas víctimas del desempleo que son mujer jefa de hogar y primera experiencia laboral. Buscar tener una política de inversión o conseguir los recursos para seguir teniendo la inversión pública que genere trabajo. En las obras de infraestructura tenemos un plan de obras que no va a ser seguramente tan ambicioso (…) obviamente habrá una limitación por la crisis económica y por todo lo que yo decía en esta etapa, pero también somos claros que la inversión pública es un motor de desarrollo y de generación de trabajo de calidad porque también queremos fomentar la inversión pública y privada (…) Si bien trabajamos muchísimo en la modernización de la gestión, yo soy de los que creo que lo que vale es la política, lo que vale es hacia donde uno enfoca su trabajo, que es justamente la política la que marca las pautas (…) Creo que hay que mejorar el trabajo para facilitar también que vengan inversiones de calidad, ojalá que sean inversiones no de bajo valor agregado sino que impliquen alto valor agregado y alta calificación de las personas.
Venimos trabajando también con la Universidad de la República para fortalecer la capacitación de quienes buscan trabajo, para que tengan más herramientas para su búsqueda de trabajo y para la calidad del trabajo que pueda conseguir.
En definitiva, facilitar la inversión, inversión pública por la propia intendencia, atención de los sectores con mayores problemas de ingreso al mercado laboral, educación para respaldar el trabajo de calidad, esos tal vez sean los ejes vertebrales de nuestra propuesta para contrarrestar entre pandemia e impactos de políticas neoliberales.
BS: ¿Han evaluado o han conversado dentro de su equipo la posibilidad de implementar la idea de una renta básica universal?
DM: Es un tema que por suerte lo está discutiendo la humanidad, creo que cada vez más el mundo civilizado va a entender la importancia de asegurar una base digna que en definitiva es lo que plantea la renta básica (…) Yo diría que en Uruguay está recién entrando el debate.