Bajo el nombre de “Remanente” la obra se plantea como un viaje de regreso a ver lo que fue y lo que hay, desde la experiencia personal de Daniela al volver a su antiguo hogar en Potrerillos, una pequeña ciudad minera en la región de Atacama, donde vivió hasta los 18 años y que hoy se encuentra abandonada, a punto de ser demolida y desaparecer, tras el cierre de la mina. En la siguiente entrevista, la bailarina se refiere a las metáforas que desarrolla en la obra, su interés por dinamizar los conceptos de memoria, desarraigo, regreso, olvido y su propuesta artística.
¿Cómo surge el viaje al norte, porqué decides volver?
EL norte de chile particularmente la tercera región, es el lugar que considero mi territorio. Si bien he hecho mi vida en Santiago desde que vine a estudiar danza, no me considero de ciudad. Por esto es que hay una necesidad de volver, por un tema de pertenencia, el norte representa eso para mí, pertenezco a este lugar. La sequedad del clima, la estética, los paisajes, la forma de ser del nortino, todo esto me define, sobre todo la relación que siento con el entorno natural, una especie de soledad que se refleja en el paisaje que también es parte de mi. El regreso entonces es un ejercicio vital, de re-conocimiento. Refiriéndome puntualmente al regreso a Potrerillos, visitar las ruinas del pueblo donde nací y crecí, se convirtió en una especie de ritual que venía realizando hace varios años en verano, con amigos y familia. Es inquietante, desolador ver la evidencia patente en cada rincón de las historias de las personas que aquí vivimos, el cruce de emociones y sensaciones al ver la situación actual de potrerillos es la que me lleva a pensar en realizar este trabajo, si bien, surge la nostalgia, es el abandono lo primero que aparece, pero también hay belleza en este estado de la materia, es como si el tiempo estuviera congelado, la sugerencia implícita del movimiento, es impactante, sentí la necesidad de compartir con otros estas emociones.
Regreso y desarraigo ¿Cuáles fueron los hitos de ese retorno?
Cuando la permanencia en Santiago comenzó a surgir de manera orgánica me di cuenta que probablemente no iba a vivir nuevamente en el norte. Si bien lo añoraba, volvía en calidad de visita y eso me hizo valorar más la particularidad de mis orígenes. Vi que en los sucesos que rodearon el nacimiento y la extinción de potrerillos, había aspectos potentes, imposible de abarcarlos todos en un solo trabajo claramente. (El aspecto de la etnia coya por ejemplo, Juan Radrigán vio el valor de una de estas historias retratándola en “Las Brutas”. Hoy se habla de una etnia casi extinta pero para nosotros era normal, estas personas eran parte de nuestra lejana cultura, había niños coyas que subían la cuesta o eran trasportados por los trabajadores para acercarlos a la escuela. La Huanaca era una mujer coya conocida por todos y temida por los niños, en nuestro imaginario ella nos llevaría si no nos portábamos bien. Las leyendas, son una característica muy especial y específica de la cultura de pueblo). Tomar conciencia del valor, más allá de ir a visitar el pueblo por nostalgia o necesidad, fue darme cuenta del potencial artístico de éste, en relación a la estética, los espacios, la historia, la emotividad, etc. Fui tomando nota en cada viaje que realizaba sobre lo que me removía esta experiencia, y me visualicé en un solo tratando de mantener algo vivo dentro de ese abandono. Ya luego fue materializarlo, primero en un proyecto para conseguir el financiamiento y luego construir la obra. Esto último ha sido una tarea bella y extenuante, hacer el ejercicio de rememorar para construir es agotador. De pronto arremetieron sensaciones tan vívidas, los sentidos sumamente involucrados en esa reconstrucción, tenía mucho más significado jugar con piedras que recordar donde estaba mi cama, o era más intenso percibir el viento seco entrar por la nariz, que ver las casas deterioradas, y la verdad, después el abandono se me presentó hermoso, me hizo pensar que esas paredes sí nos recordaban, que no importaba que no estuviéramos ahí, el murmullo es persistente y escalofriante.
Metáfora y país ¿Propones una lectura política o social al hablar de ‘remanente’ y abandono?
Sí claro que sí. El caso de Potrerillos está ligado a la explotación y al proceso de fundición del cobre, parecido a lo ocurrido en Chuquicamata. Las razones del desalojo aquí se producen por un tema económico y de contaminación ambiental. Ahora, este acontecimiento es mucho más reciente comparado con las salitreras, por tanto aún se siente muy sensible esta pérdida. La gente luchó por que Potrerillos no se cerrara, fue complejo para las personas de allá, ¿porqué de un día para otro te tienes ir, abandonar tu casa y dejar la tumba de tus abuelos olvidada?, es difícil de aceptar. Potrerillos es un lugar inhóspito, no es que puedas ir todos los días, a la gente le ha costado conformarse. Sería muy ambicioso de mi parte pensar en que puedo abarcar el sentir de todas las personas que aquí vivieron, REMANENTE es apenas la mirada de un momento de mi vida, que tiene en común con los que vivieron en Potrerillos la renuncia obligada, y creo que esto puede ser comprendido por todos puesto que sin bien la particularidad de este trabajo es que su motivación nace del abandono de un pueblo perdido en la pre-cordillera, a todos nos toca el desarraigo, todos hemos tenido que renunciar a lugares que nos identifican, la casa de los abuelos por ejemplo, las canchas o parques en los que jugamos de niños que han ido cambiando con la transformación de las ciudades, el mudarse de ciudad. Por eso creo que a través de esta coreografía se puede producir diálogo y reflexión.
Más allá de la obra ¿Qué opinión tienes de la dinámica memoria/olvido que experimenta Chile?
Chile y sobre todo en el norte está plagado de pueblos abandonados, es como si fuera algo común, pintoresco, naturalizado, ¿pero porque es tan normal? Todos estos pueblos han estado ligados a la explotación de algún recurso natural. Las salitreras… cuanta actividad se desarrolló en torno al salitre, económica, cultural, familiar, sindical, de explotación, de abuso, de muerte. Personas como Hernán Rivera Letelier se han encargado de mantener viva la historia, la memoria de la gente ligada al salitre. Lo que pasó en Lota o en Sewell, parecen ser historias tan viejas, olvidadas. Cuando los recursos se terminan parece ineludible acabar con todo los que se ha construido, aunque haya resistencia, el camino natural es la renuncia. La naturalidad con que esto pasa me parece sorprendente. Por otra parte el olvido ha sido un recurso que se ha querido utilizar para encontrar una espacie de reconciliación forzada, como país no podrá haber reencuentro mientas se intente ocultar, acallar, simplificar o minimizar (no mencionar). Cuando un suceso nos marca, luego nos define. No somos los mismos después de una experiencia impactante, entonces el olvido perece imposible, los hechos se instalan en el cuerpo, te ves obligado a cargar con la memoria, acarrear un cúmulo de recuerdos, repasarlos y reconstruirlos.
¿Qué encuentras en la danza que no hallas en otras disciplinas?
Precisamente los elementos que hay en otras disciplinas que no se encuentran en la danza. En la danza no hay texto, no hay personajes, no pretende hacer una representación, y esto para mi le da un valor que la hace única, nativa. Al no estar capturada dentro de un texto, no va haciendo una descripción de hechos, es un hecho en sí misma. Se tiende a manifestar la necesidad de entender la danza, pero este entender es una necesidad de encontrar en las coreografías sentidos relacionados con nuestras asociaciones conocidas, aprendidas y consensuadas. La danza es anterior al sentido, señala justamente lo que aún no ha sido nombrado, aquello que no ha sido definido por la palabra. Entonces va construyendo sus propias significaciones, y aparecen múltiples sentidos. Por esta razón el diálogo entre el intérprete y el público es íntimo, ya que las lecturas que éste va haciendo no lo llevan a entender “el mensaje de la obra”, si no que vivencia junto al bailarín un sin número de momentos, de instantes, que lo llevan a construir su propio relato.
¿Cómo te planteas la incorporación de multimedia en la obra?
Con Alejandro Castillo venimos trabajando hace algún tiempo, y en él aparece la inquietud de trabajar con esta herramienta. La verdad, se me hizo extraño en un primer momento pero luego vi las ventajas que tenía trabajar con la proyección de video, no solo por los efectos visuales que se pueden generar, sino también porque teníamos que mostrar un lugar específico, un lugar abandonado en un cerro y contrastar lo que fue con lo que es ahora, y ahí la utilización de la imagen se hizo un recurso muy importante.
Espacio escénico ¿Por qué escogiste el CCEM para iniciar la temporada de estreno de tu obra? Seguirás intinerando, presentarás funciones en alguna ciudad del norte?
CCEM nos dio la posibilidad de trabajar en el espacio desde marzo de este año. Poder hacer uso del espacio por tanto tiempo, ensayar y montar la obra en el mismo lugar es un privilegio. Actualmente la mayoría de los lugares (salas de teatro) lamentablemente solo permiten entrar a la sala la misma semana del estreno. La posibilidad que nos dio el CCEM nos permitió conocer bien el espacio y apropiarnos de él. Ha sido una muy buena experiencia, además de lo cómodos que hemos estado, la disposición, ayuda e interés constante del equipo del CCEM, ha sido un apoyo fundamental para nuestro trabajo. Lo siguiente que viene para REMANENTE aparece muy claro, llevar la obra a varias ciudades del norte, esperamos ir a Copiapó, Caldera, ojalá Salvador, Taltal, no se… son solo planes por ahora, pero ya estamos trabajando para materializar estas ideas.
Política Cultural ¿Cómo ves el desarrollo de la danza en el país y los apoyos que brinda el estado.
El desarrollo de la Danza en Chile, al igual que el del resto de las actividades artísticas, es bastante difícil, cuesta mucho conseguir espacios para crear y también donde mostrar el trabajo creado. Difícil también “cautivar” al público para que vaya a ver los espectáculos de danza. No hemos tenido la formación como espectadores desde la infancia, muy difícil entonces, aunque no imposible, crear nuevas audiencias. Por su parte el estado en los últimos años no ha dado buenos “mensajes” en torno a la danza y el arte en general: quitar clases de artes de los programas de educación es una pésima señal. Así mismo el insistir en que la cultura y el arte debe transformarse en “industria cultural” es claramente una idea completamente equivocada e inviable. En lo personal espero que las políticas culturales recuperen su rumbo, y se enfoquen en el acceso de las personas a la cultura y el arte, fomentando la investigación, creación y difusión de las actividades artísticas y culturales en TODO el país.