Las opiniones de los científicos de la Universidad Austral de Chile Prof. Sandor Mulsow, Director del Instituto de Geociencias, y Prof. Roberto Nespolo, del Instituto de Ecología y Evolución, fueron ya publicadas por El Ciudadano en la edición nº 31, por lo que en esta ocasión sólo las resumiré.
El Prof. Mulsow sostiene en un artículo aparecido en la revista ecológica “Ética en Ciencias Ambientales y Políticas” que las causas directas de la extinción del luchecillo que alimentaba a los cisnes es imputable a Celulosa Arauco y señala que “a diferencia de las totoras o los juncos, que se mantienen vivos en el santuario, el luchecillo es una planta submarina que, debido a la importante concentración de oxígeno que contiene el agua, necesita concentrar mayor cantidad de CO2 en sus células para hacer fotosíntesis, el que consigue gracias al bicarbonato de calcio. Mulsow muestra que existe una relación inversa entre la cantidad de sulfato y la concentración de bicarbonato de calcio. Donde existe más sulfato -dice- hay un 36 por ciento menos de bicarbonato, y agrega que donde no está el bicarbonato, no existe luchecillo.
El artículo de Mulsow causó controversia dentro de la comunidad científica universitaria. Mientras algunos simplemente lo desecharon, tanto por la revista en que apareció -que no es una publicación científica, sino política- o por supuestos errores en la metodología y en los datos, otros lo avalan fieramente por el aporte que significa en la lucha contra Celco.
El Prof. Nespolo, por su parte, aseguró que “las revistas científicas poseen a su vez un ranking de impacto ISI, que refleja su prestigio e influencia en cada disciplina, y que garantiza que el ‘ritual’ se cumplió adecuadamente. El artículo fue publicado en una revista que está fuera del circuito ISI, de manera que a pesar de haber cumplido con el ‘ritual’ científico, no posee el sello de ser una publicación científica validada por especialistas”.
El Prof. Stefan Woelff, del Instituto de Zoología, en su página Web expresa “que son muchos los errores en cuanto a la metodología y a los gráficos. Además invitó a Mulsow a retirar la publicación, ya que según su apreciación: “no hace un aporte científico al problema del Santuario”.
En mi parecer, esta controversia tiene su principal incidencia en dos aspectos, a saber:
1) En el orden judicial, para determinar si el daño experimentado por el Santuario Carlos Anwandter en cuanto a la disminución y casi extinción del luchecillo, fue de responsabilidad de Celco, en cuyo caso esa firma debería indemnizar, lo que en definitiva decidirán los jueces apoyados en los informes periciales correspondientes. No está demás señalar que a pesar de tratarse de una maleza combatida en todo el mundo con caros pesticidas, en este caso alimentaba a los cisnes que la comen y que en busca de alimento llegaron a Valdivia después del terremoto, donde empezó a desarrollarse en los bofedales que se produjeron como consecuencia de la inundación de los campos agrícolas que se perdieron para siempre, por causa del hundimiento del terreno.
Tampoco está demás señalar que los cisnes embellecían el lugar, confiriéndole un singular atractivo turístico, y
2) En el orden político, dentro de la lucha mundial del ambientalismo fundamentalista en contra del desarrollo industrial, y del marxismo internacional en contra de los empresarios privados. Cabe señalar que en el caso actual, las más pacíficas personas, de las diferentes sensibilidades políticas, ajenas tanto a uno como al otro sector, que están prestando su apoyo ciudadano a la lucha entablada, los superan mucho, pero mucho, en número, y lo hacen como una manera de expresar su rechazo a la política depredadora del ambiente que exhibió Celco durante la primera fase de la instalación de su planta. Esa política aparece rectificada en la actualidad, tanto a través del sustantivo mejoramiento de los procesos de tratamiento de sus residuos como de diferentes obras de beneficio comunitario que está apoyando económicamente, y también a través de una necesaria campaña de lavado de imagen.
En todo caso, está por establecerse próximamente una norma ambiental secundaria para el río Cruces, que analizaré en la próxima edición, a la que deberá sujetarse Celco entretanto se autorice e instale el ducto para salir definitivamente del río Cruces en la descarga de sus residuos industriales.
Ahora bien, ¿qué piensan los empresarios respecto del caso de la celulosa? Buscando entre ellos personas sin vinculaciones comerciales ni de otro tipo con las partes en conflicto llegué al prestigioso agricultor y hombre de negocios unionino, ingeniero agrónomo Enrique Larre Asenjo, titular de un nutrido currículo de servicio público como Alcalde de La Unión, Diputado por Valdivia, Intendente de la X Región, Senador por la X Región Norte, Consejero de la Universidad Austral de Chile, Presidente de la Cooperativa Lechera de La Unión, Consejero Nacional de la Sociedad Nacional de Agricultura, Consejero de la Sociedad Agrícola de Valdivia, Presidente de la Sociedad de Ganaderos de la X Región Norte, y muchas otras altas responsabilidades comunitarias.
– ¿Es beneficioso o perjudicial para Valdivia el funcionamiento de la Fábrica de Celulosa de la Mariquina?
– Considero que es beneficioso para el progreso y desarrollo no solamente de Valdivia, sino que de toda la región austral. La presencia de esta fábrica, entre otras, ha significado un notable avance en innovación tecnológica en el área forestal, tanto en la calidad genética de semillas y plantas como en los sistemas de plantación y manejo de bosques y el uso integral de los recursos renovables.
– Y en cuanto al daño ambiental que ese funcionamiento produce, ¿qué opina usted?
– Estimo que como ha ocurrido en el resto del mundo, es perfectamente posible compatibilizar la actividad de la planta de celulosa con el resguardo del medio ambiente. No es ninguna novedad que en países tan desarrollados como Suecia, Noruega y Finlandia, entre otros, las plantas funcionan junto a centros poblados y lugares turísticos. Lo he visto con mis propios ojos. El ideal es verter los residuos ya tratados en ríos de suficiente caudal y corriente, pero cuando ello no es posible, resulta adecuado descargarlos en el mar mediante ductos apropiados.
– ¿Tiene usted confianza en la rectitud de las decisiones técnicas y en la correcta fiscalización de las nuevas normativas por las actuales autoridades ambientales?
– Desconozco la actual situación con respecto a regulaciones y fiscalizadores ambientales; sin embargo debo agregar que tengo plena confianza en los fiscalizadores del Servicio Agrícola y Ganadero, por el cumplimiento que han dado en el medio siglo agropecuario.
– ¿Quisiera usted enviar algún mensaje a los directivos de la empresa y a los grupos ambientalistas valdivianos?
– A unos y a otros, que hay que buscar un justo equilibrio entre las demandas y la necesidad de atender al interés general, al bien común, en el que el concepto de nación supere al de grupo.
Después entrevisté al comerciante valdiviano Pablo Corvalán Espinoza, dueño de un minimarket, quien respondió así:
-Es bueno para Valdivia y para cualquiera ciudad el funcionamiento de industrias dentro de sus respectivos territorios, porque genera trabajo, negocios, impuestos, y desarrollo en general.
-Así como yo tengo que cumplir las normas de sanidad, seguridad y demás para poder funcionar, debe exigirse a todas las industrias el cumplimiento de las normas que a ellas les correspondan, de acuerdo a las leyes y reglamentos.
Entiendo que las normas generales aplicadas a la fábrica de celulosa de la Mariquina en la autorización de funcionamiento, especialmente en cuanto a la descarga de sus residuos líquidos, resultaron insuficientes porque el río Cruces no entrega sus aguas al mar así como así no más, sino que al ser un estuario se producen reflujos que van sedimentando partículas y minerales en un lugar que es además un santuario de la naturaleza. Por ello, entiendo que se está implementando una norma secundaria especial para el río Cruces, a la que deberán someterse no sólo Celco sino todas las industrias y actividades valdivianas que descargan en dicho río, y que hablan de un mayor procesamiento de los residuos antes de entregarlos y, en el caso particular de esta fábrica de celulosa, está además en estudio la construcción de un emisario directo a mar adentro.
-Esa norma deberá ser no sólo más estricta que la general para los ríos chilenos, sino que además tan protectora del ambiente como las que más de los países desarrollados.
Raúl Hermosilla Hanne