Los últimos informes del Fondo Monetario Internacional y de la Comisión Europea advierten al presidente Pedro Sánchez de las consecuencias negativas que podría sufrir el país si se desmontan las políticas aplicadas por Mariano Rajoy entre 2011 y 2018.
Derogar la Reforma Laboral y revalorizar las pensiones fueron dos de las promesas más importantes que hicieron el Partido Socialista Obrero de España (PSOE) y Unidas Podemos el pasado 30 de diciembre, cuando anunciaron su decisión de conformar el primer gobierno de coalición desde la llegada de la democracia en 1978.
Apenas se tomaron los primeros pasos, tanto el FMI y la Comisión Europea hicieron pública su oposición.
—La Comisión Europea presentó la fotografía de la situación macroeconómica, social y laboral de los países miembros de la Unión Europea. En el informe sobre España hizo dos claras advertencias: la posible no sostenibilidad de las pensiones por haberlas vinculado al Índice de Precios al Consumidor (IPC) y las posibles malas consecuencias que podrían generarse si se desmonta la Reforma Laboral de 2012 ¿Cómo se debe leer este último informe?
Se debe leer sin apenas sorpresas porque la Comisión Europea sigue manteniendo la misma línea neoliberal que ha mantenido siempre y, evidentemente, critica medidas que se toman para beneficiar el sistema público de pensiones y para mantener unas relaciones laborales que garantice los derechos de los trabajadores. Por eso este informe se lee sin ninguna sorpresa. Pero lo que sí hay que hacer es criticar estos movimientos porque van en contra de los intereses de vida de la mayoría de la población. Dejar de equiparar la actualización de las pensiones al ritmo de los precios, significa empobrecer a más de 9.000.000 de personas lentamente. ¿Es eso acaso lo que necesitamos en pleno siglo XXI, empobrecer a las personas mayores?
Luego, en el tema de los derechos laborales es lo mismo. En un momento en que llevamos años, prácticamente una década, recortando todo tipo de derechos, derechos que fueron ganados con mucha lucha a lo largo de la historia ¿qué pretenden que hagamos ahora?, ¿volver a recortar esos derechos? Ya ha llegado un momento en que ese camino debe ser detenido y revertido. Ahí es donde debemos entender que por unas pocas mejoras que se han adoptado hasta el momento no vamos a caer en un caos económico, en lo absoluto. Es simplemente ir recuperando unos derechos perdidos que se habían ganado con mucho esfuerzo.
—Entonces, según lo que dices ¿este es un informe político y no técnico?
En la Comisión Europea hay que distinguir, al igual que en toda institución, dos niveles. Un nivel que sería el espacio que aglutinan técnicos muy cualificados, que de cualquier forma han sido formados en unos programas de educación muy determinados y que son consustanciales a los intereses de los poderosos; y luego, está otro ámbito que es netamente político, que es la cúspide de la institución y es la que va filtrando todos esos estudios consustanciales a la ideología que prepondera en la Comisión Europea, que es el neoliberalismo.
En este caso está clarísimo. El tema de la cuestión laboral beneficia claramente a los que están de lado del capital y del empleador porque cuantos menos derechos laborales tengan los trabajadores, más libertades, beneficio y privilegios tendrán los empresarios. En el caso del sistema público de pensiones también hay un tres y dos entre lo público y lo privado. Cuanto más se debilite el sistema público de pensiones, cuanto más miedo se genere en torno a su sustentabilidad, más alas de capacidad de desarrollo va a tener el sistema privado de pensiones que está a la espera de que la gente tenga miedo del sistema público y pasen a contratar esos planes privados. Es toda una estrategia que viene desde hace muchísimo tiempo pensada para reducir el tamaño de lo público e incrementar el tamaño de lo privado.
Entonces, el informe es claramente ideológico, aunque se sustente en documentos y estudios más o menos técnicos.
—La Comisión Europea insiste que si se vinculan las pensiones con la inflación «se beneficiará a los pensionistas de hoy a expensas de las generaciones futuras ¿realmente son y serán sostenibles las pensiones?
Por supuesto que son sostenibles. No hay que caer en esos mensajes alarmistas que son muy típicos de esos espacios neoliberales en los que acusan al sistema público de pensiones de ir incrementando su cuantía. Esto es absurdo, más que nada porque vivimos en sociedades en las que cada vez tenemos un peso más importante de las personas mayores, y, por lo tanto, necesitaremos también un mayor peso del presupuesto para orientarlo a sus necesidades. Al mismo tiempo que vamos teniendo un peso más reducido de jóvenes o niños, también requeriremos menos peso de recursos orientados hacia esas capas de la población. Entonces, que aumente la cuantía destinada a los pensionistas, cuando los pensionistas son proporcionalmente cada vez más, es algo lógico y normal. No nos deben llevar a pensar que eso es algo caótico o estrafalario. No. Es absolutamente normal.
Por lo tanto, fuera miedo, fuera alarmismo porque dedicar más recursos a nuestros jubilados, a nuestros pensionistas es algo normal, lógico, deseable. En lo absoluto tiene que ver con la sostenibilidad del sistema, que evidentemente tiene cosas que mejorar. Por ejemplo, hay limitaciones importantes, pero eso es lo que hay que atender. Hay que ver que no se generen desequilibrios importantes, que algunas medidas hayan que reformarlas, pero lo que no tiene sentido es atacar al todo y decir que este sistema es insostenible, porque si el sistema de la seguridad social es insostenible, también lo es por lógica el de la defensa, el de la corona, el dinero que se da a la Iglesia, la educación, la sanidad, todo lo público, porque al fin y al cabo el sistema de la seguridad social es uno más del sistema público. Si se ataca la seguridad se está atacando al sistema público, que es, al fin y al cabo, el objetivo que tienen este tipo de mensajes que están cargados de una ideología neoliberal que tiene muy poco sustento ideológico.
—La Comisión Europea también mencionó las debilidades estructurales de la economía como la deuda pública, el mercado laboral precario y la elevada desigualdad de rentas ¿cómo atender y solucionar estos problemas?
Son muchísimos los elementos los que toca ese informe.
De hecho, todos esos temas son muy importantes salvo el de la deuda pública. El hecho de tener una deuda pública cercana al 100% del PIB no tiene que ser una mala noticia. Es simplemente un elemento, una herramienta política económica que se ha utilizado en muchos países. Hoy día Japón tiene una deuda pública de 250% de su PIB y tiene unas condiciones de vida muy superiores a las de España y Europa en general.
Hay problemas importantes que hay que abordar, como el de la precariedad en el mercado laboral. Pero es que precisamente tiene gracia que la Comisión Europea critique el mercado laboral actual señalando su precariedad, al mismo tiempo que critica esa mejora de los derechos laborales porque todo ese mercado precario, con salarios míseros, es, en parte, debido a todas esas reformas de Rajoy y también las del gobierno socialista con Rodríguez Zapatero. Ir deshaciendo esas reformas es lo que va a ir dando mayor poder de negociación a los trabajadores. Hay una medida recién adoptada, muy importante, que es el aumento del salario mínimo que, en dos años, se ha aumentado en más de un 30%, y eso también ayuda a mejorar esa situación de precariedad.
—La defensa que hace la Comisión Europea a la Reforma Laboral de 2012 es casi idéntica a la que hizo hace semanas el FMI. Ambos organismos dicen que gracias a esa reforma impulsada por Rajoy se generaron más empleos ¿Son casuales estas posturas tan parecidas?
Estas instituciones cargadas de un sesgo neoliberal intentan acorralar a aquellos gobiernos que van en contra de sus postulados. En el caso del Estado español, aunque estemos viendo que no es en lo absoluto un gobierno revolucionario, sí evidentemente está arañando varios espacios que habían sido conquistados por el neoliberalismo durante los años de gobierno del Partido Popular, entonces intentan acorralarlo, intentan que no vayan más allá. Tampoco es un ataque muy exagerado, porque como digo, no hay una revolución, porque si hubiera una revolución los ataques serían mucho más claros, pero sí que se intenta contener esas medidas que están recuperando derechos laborales y más espacio del sector público. Entonces estas posturas de la Comisión Europea y el FMI no son casualidad, son simplemente el resultado lógico de esta confrontación de intereses entre los más poderosos y la inmensa mayoría de la población.
—Dentro del gobierno de coalición hay dos alas: la parte de Unidas Podemos que halan hacia la atención social y el ala de Nadia Calviño y los economistas ortodoxos que tiran para cumplir con lo que establece la Comisión Europea, el FMI, el Banco Mundial ¿hacia dónde se inclinará la balanza? ¿Podría generar fracturas internas?
Sí, evidentemente hay una distancia entre las formas de entender la política económica por parte de Unidas Podemos y de los otros funcionarios del PSOE. Evidentemente se van generar tensiones, ya se han generado, pero eso es normal en un gobierno de coalición con puntos de vista tan diferentes. Pero como siempre decimos, esto que tenemos, es, sin ninguna duda, algo mejor a lo que había antes, y en todo caso va a depender de cómo se acaben controlando esos desequilibrios y tensiones dentro del gobierno. Pero, insisto, no tiene por qué llegar a problemas fundamentales siempre que haya voluntad de poder llegar a acuerdos.
—Usted y otros analistas han dicho que La Comisión Europea está regida por ideales neoliberales ¿cómo logrará España defender medidas sociales sin chocar con la Comisión Europea?, ¿o será un choque inevitable?
Un choque, en algún sentido, tiene que haber siempre porque o, si no, sería simplemente tomar nota de los apuntes y aplicarlo. En realidad, hay un espacio de margen, un espacio de negociación que hay que aprovechar. Un gobierno, como el del estado español no es un gobierno pequeño. Estamos hablando de un país con un peso en el PIB sobre UE muy importante y, por lo tanto, tiene capacidad de negociación frente a la Comisión Europea. No es como Grecia, por ejemplo, en la época de la crisis del euro. En este caso, si el gobierno es valiente y quiere ganar margen de maniobra, va a poder hacerlo porque bastaría con ir arañando nuevos espacios a lo que se plantea desde la Comisión Europea, pero como digo, va a depender de la voluntad del gobierno y de esa capacidad para suavizar las tensiones internas.
Cortesía de Sputnik