En un momento de disputa entre las dos potencias económicas más grandes del mundo, China y Estados Unidos, el gigante asiático considera esencial a Rusia en la construcción de su estrategia de desarrollo, de acuerdo con un especialista consultado por Sputnik.
La preocupación estadounidense por el desarrollo de China como una superpotencia en el tablero de la geopolítica planetaria no es precisamente un secreto de Estado, sino al contrario, cada vez parece más visible la existencia de una segunda Guerra Fría, ahora para el siglo XXI, según el análisis del economista y profesor universitario Elías Jabbour, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
Entre los episodios que subrayan esta situación geopolítica figuran la presencia del Ejército de Estados Unidos en la región Indo Pacífico y la visita de la entonces titular de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi a Taiwán, pese a la objeción explícita de Pekín.
Jabbour interpretó así las restricciones norteamericanas a la tecnología china para el desarrollo de semiconductores, como un esfuerzo claro por impedir el esfuerzo asiático por fortalecer su industria de chips y adelantar sus capacidades militares.
Esta situación de la tecnología de chips y semiconductores, valoró el economista, recuerda a la carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX, que generó consecuencias en el desarrollo de otras tecnologías, como sistemas avanzados de defensa y los llamados teléfonos inteligentes.
El profesor universitario, estudioso del problema chino, consideró que Pekín ha alcanzado una soberanía monetaria tal que le permite gastar dinero en la búsqueda de la frontera tecnológica en materia de infraestructura y semiconductores.
«El Estado financió el surgimiento de 2.000 start-ups para la infraestructura de semiconductores hace dos años, más o menos», recordó el especialista y consideró que, debido al tamaño de su mercado interno, el país puede permitirse la búsqueda de construir chips de siete nanómetros y otras tecnologías.
«O sea, el mundo precisa de ella (China, ante) el tamaño de su mercado interno, de su capacidad financiera y de la capacidad de concentrar el esfuerzo en un único lugar. Un lugar que a su vez es un Estado socialista bien centralizado», apuntó.
China, estimó el académico, tiene la ambición de alcanzar a Estados Unidos en esa materia de tecnología específicamente, ante lo que Washington responde con preocupación por defender el intercambio capitalista mediado por el mercado.
En ese esfuerzo, China está implementando estrategias como el pago cuatro o cinco veces más alto a ingenieros originarios de Taiwán o Corea. «Es una guerra (contra EEUU) en todos los aspectos posibles e imaginables y que puede desembocar inclusive en una guerra militar. Esa será la última alternativa estadounidense para frentar a China, lo que no está fuera del horizonte, a mi ver».
¿Y qué rol juega Rusia?
En este escenario de la carrera tecnológica, Rusia figura como un gran proveedor de materias primas para China, apuntó Jabbour. «Tal vez Rusia sea el único país del mundo que tiene todos los elementos de la tabla periódica en su territorio», ilustró.
Así, analizó que es probable que Rusia se haya incorporado al territorio económico de China, en un proceso que fue además acelerado por el conflicto con Ucrania, que desató una ola de sanciones desde Occidente contra el país eurasiático, con la consecuencia de que ha buscado la diversificación de sus mercados hacia territorios como el chino.
Matizó que tampoco se trata de que Rusia esté convirtiéndose en una colonia china, sino que ambos países han iniciado un proceso de sustitución de importaciones en los dos sentidos de sus fronteras.
«Entonces la cooperación militar tiende a aumentar entre Rusia y China, así como la cooperación energética», apuntó, en un intercambio de materias primas y de inteligencia militar, ámbito que concentra la industria tecnológica rusa.
«Y ahí es donde se produce el matrimonio perfecto: entre el dinero acumulado por los chinos sobre sus reservas de divisas y la necesidad de importar tecnología rusa. Así pues, la tecnología militar rusa es clave para China en la actualidad. Todo gira en torno a la transferencia de tecnología de Rusia a China en el sector militar. Quizá ahí radique la gran actualización que el conflicto ucraniano ofrece a China: la complementación de su propia industria bélica con la tecnología rusa, muy superior a la china», concluye.
Fuente SPutnik
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