¿Qué relación puede existir entre estos tres referentes de la vida social en la Antigua Atenas? ¿Qué nos puede enseñar este recorrido histórico sobre lo que concebimos hoy en día acerca de estos mismos referentes? El abordaje de este tema, aclarando varios desconocimientos comunes instalados en la visión social del mundo actual, es uno de los aportes que Rodrigo Pérez Vidal, Magister en Historia con Mención en Historia Universal de la Universidad Adolfo Ibáñez, nos puede brindar en el próximo Coloquio Paseo por la Complejidad que se realiza periódicamente en el IFICC. En esta entrevista Pérez Vidal empieza a dar algunas luces al respecto.
¿Qué relación había en la Antigua Atenas entre la homosexualidad y la política?
Para responder a esa pregunta hay que aclarar un par de puntos. En primer lugar cuando usamos la palabra “homosexual” lo hacemos pensando en categorías contemporáneas, la primera vez que se usa es en 1892 por Richard von Krafft-Ebingen en su obra Phychopathia Sexualis, se podrá entender con facilidad por el título que la visión no representa mucho en la búsqueda de un mundo tolerante.
Si hay un cambio significativo, anteriormente los términos eran derogatorios y este concepto posteriormente se comenzó a usar por los historiadores que se aventuraron a estudiar la sexualidad y que requerían de un concepto no peyorativo. Por lo mismo, corresponde aclarar que si bien decimos “homosexualidad” para referirnos al mundo antiguo también, lo hacemos en base a la premisa de que no son necesariamente lo mismo.
De hecho, la elección del concepto es bastante esclarecedora en cuanto a qué postura uno toma para analizar el fenómeno histórico. Se habla de homosexualidad, la más común y más antigua que acuña los estudios de Historia Sexual en Grecia que K. J. Dover inauguró; bisexualidad, bajo la misma línea de homosexualidad pero más integradora; sexualidad, desde las aproximaciones más generalistas que inauguró M. Foucault y que abre las puertas para el bagaje teórico requerido para los movimientos de Liberación Homosexual que tanta falta le hacía; homofilia, solo la he visto en la sociología en la literatura hispanohablante; amor griego que es hasta cierto punto “políticamente la más correcta”, aunque es malinterpretable en el siglo XXI, pero sin duda un intento interesante; y si se quiere dar un poco de tribuna a posturas más intolerantes, homosexualismo (pero jamás se ha usado en historia académica seria, solo en el discurso neonazi y religioso).
Segundo, por mi parte he estado usando el concepto práctica homosexual, tomado desde la Historia Cultural pero aplicado a los estudios sexuales. Esto significa que aquello que se hace, lo homosexual, puede ser estudiado desde la cultura en base a práctica y representación como un objeto de estudio en sí mismo. Es decir, no la búsqueda del homosexual del mundo antiguo sino de quiénes participan en acciones homosexuales. Esta distinción, por efímera que parezca, es fundamental. Y con ello puedo por fin definir los elementos de estas relaciones homoeróticas en el mundo antiguo.
Lo interesante es que las fuentes históricas que nos preservaron dejan bien en claro el carácter sexual que tenían los hombres, con parámetros y cánones culturales bien establecidos. Primero, las relaciones eran asimétricas, había una parte activa y de mayor edad (erómenos), aristocrática que era en cierta manera el tutor de una parte joven y pasiva (erastés). A su vez, fuentes del Período Arcaico (ca. s. VIII a.C.) nos señalan que esta relaciones tenía por objetivo educar. Es el eromenos el que enseñaba al joven a luchar, que demostraba su afecto fingiendo un rapto en comedores comunes y que una vez el joven llegaba a la mayoría de edad éste era iniciado en el círculo de adultos y las relaciones en términos de deseo sexual había caducado. La amistad (filia) por supuesto proseguía, no puedes eliminar la experiencia, sino que la recuerdas.
Lo interesante es que cuando las ciudades griegas (Poleis) comenzaron regular y legislar sobre varios elementos de la educación de sus jóvenes, la práctica sexual también debía ser regulada. En Atenas esta relación es un ir y venir. En primer lugar hay aceptación y uso político, son Solón y su amante joven Pisístrato (Aristóteles contradice que fuesen amantes) los que comienzan un proceso de reformas que llevará a Atenas a la Democracia. Pisístrato una vez emancipado de su carácter pasivo en la relación se mantiene gobernando como tirano cuando Solón ya ha muerto. Él no elimina absolutamente nada de las reformas de su predecesor, es más se mantiene gobernando en base a las alianzas que había logrado, poniendo a personas de confianza en puestos importantes como los arcontados. Aquí hay una relación política importante: ¡dos figuras importantísimas de Atenas fueron amantes! Con ello se tiene que pensar qué significa el ingreso al círculo de amigos, alianzas políticas que surgieron a partir de esa relación.
Para mí es indudable que existe un vínculo para las relaciones homosexuales en cuanto a su carácter también político, el tema sexual es solo un ápice, pero que permite adentrarse a los viejos temas de la historia desde una mirada menos tradicional.
¿La homosexualidad fortaleció o debilitó la democracia ateniense?
La práctica homosexual generó las conexiones políticas necesarias para que apareciera en la historia en la forma que lo hizo, me es muy difícil ahora verlo de otra manera. También le dio cierta legitimidad, como que se rindieran homenajes a los Tiranicidas y se incorporarán de cierta forma a un mito fundacional. Que si bien podemos tener dudas de cómo Harmodio y Aristogitón contribuyeron, no es menor el hecho que exista un esfuerzo del estado para darles credibilidad y autoridad sobre las reformas de Clístenes.
Atenas en cierto punto comienza a “des-aristocratizar” la polis, a veces con símbolos, como la condena a Sócrates y otras veces dejando de hacer ciertas cosas, como buscar a un amante digno en el gimnasio o perseguir el cortejo de un joven hermoso como tus abuelos y tus padres lo habían hecho generaciones anteriores, eran tiempos nuevos. También, no hay que descartar el grado de camaradería que estas relaciones entregaban como componente axiológico en la formación militar. La efebía, que es la institución ateniense para la mayoría de edad, consistía en entrenamiento militar y que posteriormente mientras más fuese regularizándose menos espacio le entregaba a las relaciones homosexuales. Mientras que otras ciudades, como Tebas y Esparta hicieron todo lo contrario, las profundizaron.
Por lo que estoy inclinado a responder a la pregunta cautamente que las influenciaron hasta que el peso aristocrático comenzó a amenazar a Atenas.
¿Cómo se concebía en general la homosexualidad en esa época? ¿Era más aceptada la homosexualidad masculina que el lesbianismo?
Cómo señalé antes no es comparable en los términos que plantea la pregunta. La homosexualidad como la entendemos no se concebía simplemente, porque los griegos ni siquiera tenían un concepto para ello. El erómenos podía estar perfectamente casado. No es un tema de sexualidad como la comprendemos ahora, sino prácticas culturales que de cierta manera se fueron adecuando conforme a las demandas de la sociedad. Las mujeres por otro lado, son el elemento silencioso, sabemos la poca participación que tenían por lo que poco de ello podemos señalar con evidencia. Tenemos si, los poemas de Safo, pero por contraste está Teognis, Solón, Alceo, Arquíloco, Píndaro, entre otros, que son más o menos de la misma época. Eso señala algo. El tema es que a la mujer no se le enseñaba a leer o escribir. En definitiva, la historia de Grecia tiene una perspectiva masculina innata.
De esa mirada retrospectiva qué nos deja la experiencia de la Antigua Atenas para el mundo contemporáneo, ¿por qué es importante proponer este tema como discusión en una charla al público?
Si nos enfrentamos al hecho de que ambas “homosexualidades” son diferentes poco es lo que podemos extraer como experiencia. Sin embargo, lo que nos une es la propia humanidad. Es como hacemos uso de nuestros espacios y talentos. Grecia, mucho menos Atenas, fue el paraíso en cuanto a los derechos de las minorías sexuales. Lo que tenemos ante nuestros ojos es gente que se amaba en el sentido más griego, sin importar el género. Sino que buscaba la belleza (kalos) en elementos más allá de lo físico, sino que era la búsqueda propia de esa virtud que denominaban areté. Aunque aquellos aminoren la importancia de las relaciones heterosexuales, donde la mujer cumple un rol procreador y de formación de los primeros años, pues la mujer no podía equipararse a la areté masculina. El hombre griego buscaba para amar a un igual, y en esa perspectiva evidentemente misógina, la mujer no era digna.
Lo que a mí me interesa en particular exponer es la diversidad de forma de investigación y aproximación al pasado. Los estudios sexuales generalmente pecan de generalistas en cuanto intentan dar una historia global de la diversidad sexual y que cuando se han centrado en un período en particular, para estudiar lo que les interesa abandonan las vinculaciones con otros elementos, política, educación, historia militar. Que si bien separamos para analizarlas, son algunas aristas que pueden estudiarse desde la mirada del sexo y rescatar que en el pasado no concebíamos como humanidad el sexo como reproducción o goce, sino como una forma de cultura. .
Los esperamos el miércoles 17 de mayo a las 19:00 hrs., en la sede del IFICC, ubicada en Los Alerces N° 3024, Ñuñoa, Santiago. La entrada es gratuita, previa inscripción al correo electrónico [email protected] Para más información también puede visitar nuestro sitio web: www.ificc.cl e ir a extensión/coloquios paseos por la complejidad.