Desde que hace un mes el gobierno de Corea del Norte intensificó las pruebas de misiles de largo alcance, junto con el anuncio del desarrollo de ojivas nucleares y las permanentes amenazas de bombardeos a zonas de interés estadounidenses, sumado a la caída en picada de la aprobación de Donald Trump en Estados Unidos y sus no menos violentos mensajes a través de Twitter, se ha elevado la tensión entre ambos países a niveles en extremo peligrosos.
La pasada semana, el régimen de Kim Jong-un confirmó tener la capacidad de alcanzar con sus misiles cualquier ciudad de Estados Unidos, prometiendo un «Mar de Fuego» ante posibles sanciones o acciones militares norteamericanas. Junto con ello señaló a la pequeña isla de Guam, ubicada en el sureste asiático, como el posible primer objetivo. La respuesta del presidente de Estados Unidos no se quedó corta: «Fuego y furia» sería la réplica en caso de concretarse cualquier amenaza norcoreana.
Los bajos niveles de aprobación de Trump, que llegan a un histórico 30%, son un tentador argumento para responder militarmente a las acciones del líder norcoreano, abriendo la posibilidad al inicio de un conflicto de mayores proporciones, tomando en cuenta que cualquier acción bélica puede darse en lo que es área de influencia de China y Rusia.
Entrevistado por El Ciudadano, el analista internacional y director ejecutivo de Infoamericas.info, Patricio Zamorano, señala respecto a este conflicto que «Trump ha usado expresiones rarísimas para un presidente de Estados Unidos, con metáforas a las que nos tienen acostumbrados otros líderes mundiales autocráticos, que prometen ‘una lluvia de fuego’ si no se cumplen las demandas del gobierno de Estados Unidos». «Norcorea amenaza con bombardear el territorio estadounidense de Guam, y Trump usa una retórica similar de violencia militar sin tapujos, algo totalmente fuera del tono de una política exterior inteligente y estratégica», añade Zamorano.
«No hay ninguna duda que la ecuación Norcorea-EEUU pasa por el enroque China-Rusia», sostiene el analista, quien agrega que «el riesgo de todo esto es que un ataque, aunque sea ‘preventivo’, sea una tentación enorme en la mente de Trump para lograr algo del esquivo apoyo ciudadano».
La tensión entre Estados Unidos y Norcorea, ¿puede ser una tabla de salvación para Trump?
Este es el temor concreto respecto a Trump, y para entender toda esta retórica militarista no solo contra Norcorea, sino también contra Venezuela: sus niveles de aprobación en las encuestas están tan bajos, en efecto los más bajos de la Historia ya bordeando el 30%, y la desaprobación ya casi llegando al 60%, que el peligro es que Trump lea la posibilidad de abrir un conflicto bélico como forma de contrarrestar la desastrosa situación de su gobierno. Él no ha logrado aprobar en su propio Congreso controlado por el Partido Republicano ninguna ley fundamental, la investigación sobre sus vínculos rusos sigue profundizándose y los escándalos filtrados desde la Casa Blanca ocurren cada semana. Siempre en la cultura estadounidense un bombardeo, una acción militar sorpresiva, provoca un efecto temporal de adhesión con la Presidencia. Norcorea o Venezuela pueden ser la solución fácil para un presidente desesperado.
¿Tiene EEUU capacidad real de involucrarse en un nuevo conflicto bélico?
La tiene. Aunque políticamente es impresentable para Trump, quien prometió de forma intensa durante su campaña presidencial que sacaría a EEUU de todos los conflictos armados continuados o creados bajo Obama. Hay que recordar que también apoyan a Trump los libertarios, los que repudian los conflictos bélicos internacionales por considerarlos un gasto estatal innecesario. Trump y los libertarios hicieron votos por terminar el gasto militar hacia el exterior y enviar esos fondos a la agenda nacional. Con el pasado bombardeo en Afganistán, Trump ya rompió la promesa y está rompiendo otras promesas cada mes. Sobre involucrarse en otro conflicto con Norcorea, Trump no tiene nada que lo impida, salvo el consejo de los diplomáticos civiles del Departamento de Estado que están intentando que termine su tendencia a inflamar la política exterior con su cuenta de Twitter.
¿Cómo se lee en EE UU el actuar de Kim Jong-un? ¿Cuál crees que es el objetivo del líder norcoreano?
La prensa en EEUU solo se hace eco de la visión oficialista estadounidense sobre Norcorea. El perfil simbólico con que los medios de comunicación y las fuentes de gobierno definen a Kim Jong-un es como un líder inexperto, un jovenzuelo caprichoso, como un país paria, lleno de intrigas, y a punto de sucumbir por la pobreza, el retraso y la locura de su clase política. Por supuesto, hay mucho de eso sin duda, pero se ha monopolizado el mensaje en esos términos exclusivamente, sin duda para crear condiciones más aceptables de producirse un ataque militar a gran escala. No se menciona mucho el apoyo que Norcorea tiene de China y Rusia, y del marco diplomático que estos dos países han estado implementando hace años. En EEUU no se sabe absolutamente nada de Norcorea, de la cotidianeidad del país. Es, sin duda, una caricatura sobre el líder norcoreano y su país.
Justamente China y Rusia tienen algo que decir, pues un posible conflicto se encuentra en su área de influencia. ¿Se puede abrir un nuevo flanco para EEUU?
No hay ninguna duda que la ecuación Norcorea-EEUU pasa por el enroque China-Rusia. El ministro de relaciones exteriores ruso, Sergei Lavrov, acaba de declarar que no permitirán que la situación escale a niveles de choque militar directo. Y recordó que ambos países están insistiendo fuertemente en un acuerdo Norcorea-EEUU donde ambas partes concedan. No se habla absolutamente nada en EEUU sobre que el acuerdo es bipartito y exige a ambas partes ceder: que EEUU termine el despliegue militar a gran escala en la zona oceánica en común, en el área del Mar Amarillo, la Bahía de Korea y el Mar de Japón, donde China y Rusia tienen una influencia muy cercana. Y que Norcorea congele el desarrollo de sus misiles de largo alcance. Ese es el meollo del asunto, pero en EEUU no se desarrolla bien esa explicación desde el punto de vista periodístico.
¿Cuáles son los escenarios que se pueden proyectar en este conflicto?
Hasta ahora los escenarios se basan totalmente en la incertidumbre, debido principalmente a la ambigüedad de Trump y la forma, yo diría irresponsable, de cómo él usa Twitter para lanzar frases incendiarias contra Norcorea, donde no es posible diferenciar entre la expresión de una política exterior real y seria, o una bravata tipo “Trump” a las que nos tiene acostumbrados. Trump ha usado expresiones rarísimas para un presidente de EEUU, con metáforas a las que nos tienen acostumbrados otros líderes mundiales autocráticos, que prometen “una lluvia de fuego” si no se cumple las demandas del gobierno de EEUU. Norcorea amenaza con bombardear el territorio estadounidense de Guam y Trump usa una retórica similar de violencia militar sin tapujos, algo totalmente fuera del tono de una política exterior inteligente y estratégica.
¿La retórica de Trump viene a ser un factor en este conflicto y en la política internacional de EEUU?
Es la verdad, una retórica simplona que tiene en ascuas a los expertos de la diplomacia estadounidense. Por eso inmediatamente tras esas declaraciones aparece el canciller de EEUU Rex Tillerson y otros diplomáticos de alto nivel, desautorizando esas expresiones de Trump y hablando sobre los canales diplomáticos que se están llevando a cabo. Nuevamente, el riesgo de todo esto es que un ataque, aunque sea “preventivo”, sea una tentación enorme en la mente de Trump para lograr algo del esquivo apoyo ciudadano, incluso entre sus ex votantes, que está abandonando el barco de sus promesas incumplidas. Esto es parte del mundo “Trump”: completa incertidumbre sobre otro presidente “inexperto e inmaduro”, citando las mismas palabras con las que se define en la prensa de EEUU a Kim Jong-un.