La presidenta y organizadora de la Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz, Ekaterina Zagladina, habla de esta última edición celebrada en México y del programa ‘Laboratorios juveniles’ que busca ofrecer a la juventud la oportunidad de aprender, compartir realidades, conocer estrategias y herramientas que puedan aplicar en sus propias localidades
La paz mundial puede comenzar a construirse desde la pacificación en el interior de las comunidades de los países, dijo la presidenta del Secretariado Permanente de la Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz, Ekaterina Zagladina. «Siempre nos referimos a las palabras del Dalai Lama (Nobel de la Paz 1989, por su lucha por la no violencia en el Tíbet) quien decía que la paz exterior debe ser resultado de nuestra paz interior».
La organizadora de la cumbre que se celebró el 22 de septiembre en el estado de Mérida en México señaló que el foro cumple 20 años y agregó que los promotores pacifistas «creemos que los ciudadanos deben tomar en sus manos la responsabilidad de educarnos unos a otros y educar a nuestros niños a vivir en paz».
La cumbre que tiene como título «Deja tu huella por la paz«, es uno de los eventos del movimiento pacifista más importantes en el mundo, que tiene como objetivo «proporcionar una plataforma dinámica para los Premios Nobel de la Paz. «Todos nosotros somos uno solo, debemos aprender a vivir juntos en armonía, porque algunas veces nos olvidamos que la paz exterior también depende de nuestras propias culturas», enfatizó Zagladina.
A lo largo de los años, las cumbres han sido impulsadas por e numerosos Premios Nobel de la Paz y organizaciones distinguidas con esa presea que estimulan la promoción de la cultura de paz en países con problemas de violencia social. «En las culturas internas hay problemas reales relacionados con el crimen y la violencia, que se deben superar con una cultura de paz y una educación para la paz», subrayó Zagladina.
La promotora de la cumbre que se desarrolla en la llamada «Ciudad Blanca» de la península de Yucatán, la más segura y pacífica de México, considera que «es muy importante que los ciudadanos y los gobiernos trabajen con sus propias comunidades, pensamos que es la clave».
Este evento debatirá sobre la realidad de esas ideas, «sobre cómo podemos educar para usar los medios de la no violencia, y cómo lograr que la cultura de paz se ejerza en los propios hogares de los ciudadanos y en sus comunidades, para que pueda ser extendida por todos los países y el mundo«, expuso.
En el mundo contemporáneo «hay muchos pacifistas que son buenos ejemplos de liderazgo dentro de sus comunidades, por eso creemos que se pueden superar situaciones muy complejas de violencia, porque la gente lo puede enfrentar en sus propios hogares y en sus pueblos». Entre las ciudades que han sido anfitrionas de cumbres anteriores se encuentran Roma, París, Berlín, Hiroshima, Varsovia, Chicago, Bogotá y Barcelona.
Laboratorios juveniles
Este año, el programa de la cumbre presentará un nuevo concepto titulado «Youth Peace Labs» (Laboratorios Juveniles de Paz). El objetivo de ese programa es «promover oportunidades de autoexpresión y colaboración entre los estudiantes universitarios y los jóvenes profesionales que asisten para construir una cultura de paz en sus campus y dentro de sus comunidades locales», explicó Zagladina.
Para ofrecer algunos números, la organizadora mencionó que en Mérida estarán reunidos más de 1.000 de jóvenes pacifistas y cientos de representantes de los programas de paz en Brasil, Colombia, México y otros países del continente, representantes de 80 universidades y miles de organizaciones civiles.
«La esencia principal de nuestro programa es ofrecer a los jóvenes la oportunidad de aprender y compartir realidades, conocer estrategias y herramientas que pueden aplicar en sus propias comunidades locales», prosiguió Zagladina.
Acerca de la violencia del crimen organizado en países como México, Colombia, Venezuela y Brasil -que sufren sobre todo los jóvenes que se suman a las pandillas- señaló que «en cada país del mundo que enfrenta el crimen, sabemos que hay jóvenes de nuestros programas que han tomado la decisión de cambiar esa realidad».
Los jóvenes pacifistas han elegido un camino diferente y «están en la cumbre porque alguien en su comunidad cree en ellos, y lo más importante es que creen en ellos mismos para impulsar los cambios», puntualizó.
Los organizadores piensan que pueden ser la diferencia, porque «en esencia podemos ofrecer en Mérida los medios para unirnos con gente de diferentes países y experiencias distintas para compartir nuevas estrategias y lograr hacer un cambio», puntualizó.
Este año el programa se centrará tanto en el legado mexicano como en la participación de la nación en el proceso de consolidación de la paz mundial.
Zagladina mencionó la herencia de Alfonso García Robles (1911-1991), mexicano que ganó el premio Nobel de la Paz en 1982. Su labor más destacada fue la firma del Tratado de Tlatelolco (1967) para la proscripción de las armas nucleares en América Latina, y su participación en las sesiones especiales para el desarme en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1978 y 1982.
«El rol como embajador en la ONU fue encabezar los esfuerzos que prohibían la proliferación de armas nucleares en el continente y el mundo», recordó la organizadora. La herencia de García Robles fue su «papel crucial para la no proliferación de armas nucleares y la desnuclearización y la paz del mundo», puntualizó Zagladina.
A la cumbre asisten un gran número de galardonados y miembros distinguidos de la fundación Nobel. «El pueblo mexicano debe estar consciente de que la paz no es solo una aspiración y una posibilidad, sino un lugar donde la pacificación sea realidad», terminó.
Entre los premios Nobel de la Paz que asisten a la cumbre este año se cuentan el expresidente colombiano Juan Manuel Santos, la defensora de derechos indígenas guatemalteca Rigoberta Menchú, la activista estadounidense contra las minas antipersonal Jody Williams, la jurista y defensora de derechos humanos iraní Shirin Ebadi, la pacifista y feminista liberiana Leymah Gbowee, y el expresidente polaco Lech Walesa, entre muchos otros.
Cortesía de Sputnik
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