Esteban Maturana: “Nuestras organizaciones tienen un valor superior a cualquier triunfo en lo económico”

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3,2 por ciento. De eso no se movió el gobierno, a pesar de las movilizaciones protagonizadas por trabajadores del sector público durante las últimas tres semanas. El Ciudadano conversó con Esteban Maturana, presidente de la Confusam y miembro de la Mesa del Sector Público (MSP), para captar sus impresiones una vez terminado un proceso que dejó lamentaciones por la cifra, pero también la expectativa de cara a la negociación del próximo año.

– En la última conferencia de prensa de la Mesa del Sector Público, dijeron que el gobierno contrajo una deuda que ustedes cobrarán en 2017. ¿Cómo quedaron los ánimos luego de esta negociación?

El ánimo de nuestra gente quedó muy en alto, pero se siente dolida, al no lograr el objetivo de mejorar su reajuste de 0,2% [NdR: se refiere al reajuste real, que considera el IPC]. Para la mayoría de la gente significan menos de $300 pesos, es decir, no da ni para un pan con chancho al mes. A la vez, están tremendamente orgullosos, porque sienten que fueron protagonistas de unas jornadas históricas. Hace muchos años no se veía una movilización de esta magnitud en todo el país.

El día de ayer, el país fue testigo de la rabia contenida que se expresó en los hechos en La Moneda, Valparaíso, Iquique y en muchos lugares de Chile. Toda nuestra gente siente que es posible dar una lucha, independientemente que el resultado en esta oportunidad no nos acompañó y desde esa certeza, tienen la convicción de que el 2017 volveremos a la calle a dar una pelea tanto o más dura que esta, en un escenario un poquito más complicado para las autoridades que el actual.

– Si el resultado de la negociación no fue el esperado, ¿por qué deciden bajar el paro? ¿Qué análisis hicieron al interior de la MSP?

Una vez aprobada la ley en el Parlamento, ya no hay nada más que hacer. Entonces, después de tres semanas, en un escenario muy delicado por la presión que hemos recibido en los servicios de salud, en cada una de las reparticiones, en los municipios, alcaldes que abrieron ellos mismos los consultorios, las amenazas del Contralor, algunos medios de comunicación que nos echan encima situaciones muy delicadas, como la muerte de una niña… es un escenario complicado, nuestra gente no son combatientes, son trabajadoras y trabajadores.

Todos estos elementos hacen que nosotros tengamos que hacer un análisis bien de fondo, de cuáles son las opciones de continuar o no y cuáles son las alternativas que hay en el caso de seguir. Es un rol fundamental para nosotros proteger a nuestra gente y resguardar nuestra capacidad de lucha y movilización. Nuestras organizaciones tienen un valor superior a cualquier triunfo que podamos tener en lo económico.

– ¿Cómo evalúas la voltereta del Congreso, que en primera instancia, rechazó la propuesta del gobierno y luego terminó aprobando este proyecto de reajuste?

Me imagino que algún día la historia será testigo de qué negocios se hicieron para que quienes, durante el proceso, rechazaron en tres o cuatro oportunidades los números que terminaron aprobando finalmente; a cargo de qué, a cuenta de qué, a pito de quién.

Fue un espectáculo lamentable, que denigra a la clase política y que explica en definitiva el nivel de deslegitimidad que tienen las autoridades en Chile.

– ¿En qué posición queda el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien logró la aprobación del reajuste y, de paso, no fue sacado del gabinete, en este último ajuste ministerial?

La Presidenta ya había removido a un ministro de Hacienda [Alberto Arenas], cosa inédita en la historia de la democracia post dictadura. Entonces, claramente, Valdés resistió tanto porque él sabía que era inamovible en sus funciones y en su cargo, porque es el protegido de las transnacionales y de los grandes empresarios, pero además estaba resguardado, porque difícilmente la Presidenta se iba a embarcar en un nuevo cambio de gabinete que implicara al ministro de Hacienda. Eso habría ahondado a un extremo intolerable la ya profunda crisis de gobernabilidad que tiene la Presidenta.

– La opinión pública fue testigo de la división al interior de la Nueva Mayoría en las votaciones por el reajuste. ¿Es un síntoma más del quiebre interno de la coalición oficialista?

Por supuesto. Si hay un tema que apareció vinculado a este proceso de negociaciones, es el grado de descomposición, deslegitimidad y de desgobierno que tenemos actualmente en Chile. Basta un escenario de una votación como la que se tuvo en la Cámara de Diputados, para que se fracture la coalición política que sustenta al gobierno, dando cuenta de que esta es una coalición absolutamente instrumental a un objetivo de carácter electoral y nada más que eso.

La negociación en el sector público constituye un referente para los trabajadores del sector privado. A partir del resultado obtenido por la MSP, ¿se debilitan las posibilidades de negociación para esos trabajadores?

Por supuesto que las debilita, porque la señal que nosotros aportamos al país rige para las negociaciones en el mundo privado. Uno de los elementos que pesó también en la mesa de negociaciones era el hecho de que los empresarios también presionaron lo suyo, para que las cifras de incremento salarial en el sector público no fueran muy exageradas, a juicio de los empresarios, porque eso iba a incidir en sus propias negociaciones. Cuestión de leer algunos editoriales de los medios de difusión, cuyos dueños son, precisamente, grandes empresarios

Sin embargo se podría decir que hay una referencia para el sector privado, pero en términos de impulso a la movilización sindical…

Efectivamente. Chile se está levantando y despertando poco a poco. Lo hemos visto con la movilización No+AFP y ahora con el sector público. La gente está perdiendo el miedo y se está involucrando y eso es importante, porque nos va a permitir poder ver con mucha más esperanza la posibilidad de avanzar en la construcción de un país distinto.

Digámoslo con todas sus letras, no nos gusta el país que tenemos. Este es un país en el que unas pocas familias se han apropiado de la mayor parte de la riqueza nacional, del poder político, y que tienen sometida a sus intereses a la clase política.