Felipe Quispe «El Mallku»: «Hay que crear una internacional indianista»

Felipe Quispe Huanca, «El Mallku», es el dirigente aymara que lideró la rebelión que derrocó al régimen neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada el año 2003


Autor: Wari

Felipe Quispe Huanca, «El Mallku», es el dirigente aymara que lideró la rebelión que derrocó al régimen neoliberal de Gonzalo Sánchez de Lozada el año 2003. Fue presidente de la Confederación Sindical de Trabajadores Campesinos de Bolivia y fundador del Movimiento Pachakuti. Con el dinero que ganó por ser diputado, creó un club de fútbol del mismo nombre, cuyo uniforme es negro y rojo.

Conocido por tener una posición radical y consecuente, es hoy opositor -desde una visión indianista- al gobierno de Evo Morales. Quispe siempre tiene algo que decir sobre política, por eso nos encontramos con él en la avenida Prado -a la altura del Palacio de Comunicaciones- en el centro de La Paz. Caminamos unas cuadras, buscando un lugar para entrevistarlo.

En el recorrido, Felipe es saludado por la gente, en algunos casos le dicen que vuelva a la política. El Mallku sonríe -porque él sigue en sus asambleas, en las comunidades, en los campos, en la ciudades, sigue trabajando- otros lo miran y no se atreven a acercarse. Llegamos a una pequeña plaza, nos sentamos e iniciamos el diálogo con parte de la historia de Bolivia.

«Cerco de La Paz: Sitiadores y Sitiados. El 13 de marzo de 1781 un destacamento español que había salido de la ciudad de La Paz, llegó a Laja a los 30 km de la ciudad y después de hostigar a los indios sublevados, tuvo que retornar a su base urbana. De inmediato el ejército aymara que en número de 20 mil combatientes se había reunido de principio al llamado de Julián Tupaj Katari, se presentó en el Alto de Potosí y en la Ceja del Alto, con un griterío y un pututeo imponentes, dando comienzo al sitio de la ciudad». (*)

Octubre del 2003, 222 años después la historia se volvió a repetir, los indígenas cercaron La Paz y derrocaron al régimen colonial de Gonzalo Sánchez de Losada. Ese año Felipe Quispe Huanca era presidente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).

El 5 de septiembre del 2003 la CSUTCB convocó a una marcha que partió desde 20 provincias aymaras en el campo y culminó en la ciudad de La Paz. Ahí acordaron entrar a una huelga de hambre indefinida.
Entonces, el 8 de septiembre se instalaron en Radio San Gabriel de El Alto, -una emisora católica con programación en idioma aymara- e iniciaron la huelga.

Esta acción motivó que los ministros de Asuntos Campesinos, Indígenas y Originarios vayan a El Alto para intentar solucionar el conflicto, pero los huelguistas los secuestraron y los obligaron a firmar un documento para que ordene liberar a los presos. «En esa época teníamos presos sindicales en el Penal de San Pedro; ellos los liberaron y nosotros soltamos a los ministros», recuerda Felipe Quispe.

Esa lucha la extendieron hasta el 20 de setiembre, cuando hubo un enfrentamiento en Warisata. Avanzaron con medidas de presión, como cortar carreteras para cercar la ciudad y bloquear el ingreso de productos agropecuarios que venían del campo. Ahí fueron secuestrados tres dirigentes por el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.

El Mallku asegura que este enfrentamiento con las fuerzas represivas, fue decisivo para el posterior derrocamiento de Sánchez de Lozada. «Desde Warisata me consultaron. Les dije que saquen las armas y hagan una emboscada en una de las curvas. Ellos lo hicieron, mataron a policías y militares. Los que emboscaron no fueron heridos. Pero en represalia, el Ejército entró al pueblo de Warisata, mataron a tres personas, una niña de 8 años y a dos hombres, que nada tenían que ver, eran gente inocente». Para Felipe la masacre contra los pobladores de Warisata, ablandó el corazón de piedra que tenía la gente de El Alto y recién empezaron a solidarizarse con el movimiento que él lideraba, inclusive realizaron vigilias en Radio San Gabriel.

A partir del 20 de septiembre los dirigentes de la CSUTCB utilizaron otra estrategia. Decidieron alargar la lucha hasta que llegue al colapso el gobierno de Sánchez de Lozada. «Lo hemos manejado con sabiduría propia de los indios. Ellos querían entrar a un diálogo, pero nosotros los distraíamos, no entrabámos rápidamente al diálogo. A mediados de octubre ya estaba derrotado el régimen neoliberal».

Esa huelga -según Quispe- fue una especie de madre de todas las batallas, que estaba dándose en El Alto, donde viven los indios que llegan de todas las provincias. «Si es que hubiésemos levantado la huelga, estoy seguro que Sánchez de Lozada seguiría en el poder. Es que nosotros no luchábamos por dádivas o por recibir algo, sino por una causa que era sagrada para nosotros. Por eso, es que nos hemos mantenido y el viernes 17 de octubre el presidente neoliberal se fuga a los EE.UU. Esa lucha fue para defender el gas y el petróleo. Hemos pedido la nacionalización y la industrialización de hidrocarburos, pero lamentablemente lo logrado se lo llevó la gente que nada tenía que ver en ese movimiento».

Felipe Quispe no está de acuerdo con la asunción a la presidencia de Evo Morales. «Evo ha logrado ser presidente de la República gracias a los movimientos que protagonizamos las luchas desde el 2000 hasta el 2005, porque hemos tumbado a tres gobiernos: Hugo Banzer, Sánchez de Lozada y a Carlos Mesa. Evo Morales ha sido dirigente desde 1988, lo he conocido en los congresos campesinos que se realizaban en esa época. Evo ha subido a la presidencia dividiendo a las organizaciones sociales, por ejemplo habían dos CSUTCB, uno dirigido por mi persona y otro dirigido por Román Loayza, pero pro masista. Había Movimiento Sin Tierra para combatir a Jaime Solares y a la Central Obrera Boliviana (COB). Así ha subido».

El líder aymara cuestiona la nacionalización de los hidrocarburos realizada por el gobierno del MAS (Movimiento Al Socialismo). «En la práctica no hay tal cosa. Aquí están todavía las transnacionales Repsol, Petrobras y Chaco, entre otras. Recuerdo que en 1936 se hizo la nacionalización del petróleo y del gas, pero en esa época las transnacionales se fueron de Bolivia. Así mismo, en 1979, Alfredo Obando Candia, un militar que nacionalizó los hidrocarburos, tuvo como ministro de Petróleos a Marcelo Quiroga Santa Cruz, un socialista de posición anti imperialista.

Sin embargo, el 1ro de mayo del 2006 cuando Evo Morales ha nacionalizado el pretóleo y el gas, resulta que ninguna transnacional se ha ido. Todo lo contrario, ha entregado minas de hierro como el Mutún a las voraces empresas imperialistas. Por eso para mi no hay ningún cambio. Porque no hay carreteras, energía eléctrica, ni agua potable en el campo, tampoco llega el internet». Felipe agrega: «Nosotros seguimos trabajando con las herramientas que nos han dejado nuestros antepasados, seguimos arando la tierra».

¿Cuál es la situación del Movimiento Indígena Pachacuti?

En el años 2000 era dirigente de la CSUTCB y la gente decía que un movimiento de masas sin dirección, ni ideología no puede marchar. Tampoco un partido político sin masas. Por eso, es que nosotros el 14 de noviembre de ese año fundamos el Movimiento Indígena Pachacuti (MIP) en el pueblo de Peñas -donde fue sacrificado Túpac Katari- con la presencia de 80 mil personas. Desde ahí comenzamos a manejar esa herramienta política para ganar algunos escaños en el Congreso. En el 2002 ganamos seis diputaciones, pero lamentablemente no todos eran militantes, sino invitados quienes luego se vendieron a otras fuerza políticas.

En el 2005 perdimos nuestra personería jurídica, ahora ya no somos un partido político legal, pero seguimos siendo un movimiento político. La mayoría de la gente que no se vendió a los partidos tradicionales siguen militando en nuestra organización y a la vez seguimos trabajando. Entonces, esa es la vida del Movimiento Indígena Pachacuti, estamos buscando otro nombre, porque la ley lo exige. Hasta diciembre vamos a recolectar firmas y es posible que consigamos de nuevo nuestra personería jurídica.

¿Será candidato presidencial en diciembre próximo?

Ahora no. Con esta nueva sigla no creo que sea candidato por ningún partido político, porque la gente me va a ver como un tránsfuga. De todas maneras vamos a trabajar con otras organizaciones políticas. Si es que la gente me obliga a que participe, lo haría como un diputado o senador, nada más que eso. Ojalá que ganemos. Estamos en ese camino de rearticular las fuerzas vivas. Pero todavía no tenemos el nombre del candidato presidencial.

¿Qué análisis tiene de los movimientos indígenas en América Latina?

En Perú conozco mucho las zonas aymaras. Allá se requiere una dirección cívico-político-sindical, pero que tenga una ideología propia, porque en Perú está muy dividido el movimiento popular. No tienen una organización como la CSUTCB que teníamos acá, que abrazó a todos, luchó y tumbó a los gobernantes neoliberales.

Falta un líder que se ponga a la cabeza del movimiento indio peruano, si es que se logra esto, en Perú la lucha puede avanzar más que en otros países, porque ustedes tienen elementos humanos de calidad y producen ideas. Acá nosotros carecemos de ideología, de gente intelectual que produzca teoría. Esa es la diferencia, pero para eso hay que trabajar. En Perú no están trabajando, por eso aún tienen que caminar kilómetros de kilómetros, hay que compartir el mismo piojo con el indio que está en la serranía y en las tierras bajas.

En Ecuador están atrapados con las ONGs. Ahí van a tardar mucho, porque las ONGs no son nuestros hermanos ni amigos, sino enemigos.

En Colombia la lucha de los indígenas está en las organizaciones que han optado por la lucha armada como las FARC o el ELN. Como esas organizaciones están en sus zonas, no tienen otra salida que conformar el ejército del pueblo. Sé que allá se van a liberar, porque sino marcha el Plan Colombia ni el Plan Jaque, los luchadores de Colombia lograrán la victoria; pero no será como los gobiernos de Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Venezuela. Será diferente, porque esa lucha no es reciente, sino que viene desde hace más de cuarenta años. Nosotros nos solidarisamos con ellos.

En Guatemala recién están insurgiendo y los mapuches de Chile están peleando para defender sus tierras y territorio. Hay que crear una internacional indianista katarista, más que todo indianista. Entonces, esto sería una fuerza que podría impulsar aún más a esas organizaciones que sueñan con tomar el poder a través de la lucha armada.

A propósito de ideologías en Perú ¿Cuál es el significado de las ideas de José Carlos Mariátegui para la lucha de los pueblos indígenas?

Para su época fue una novedad, sobre todo para los marxistas ortodoxos, cerrados, que no entienden la lucha indianista, pero Mariátegui conoció y entendió al indio. En sus ensayos está bien claro y concreto lo que debe ser el indio. Si alguien toma la misma posición y comienza a pensar igual que Mariátegui, ese será el líder que insurgirá en el Perú.

La obra de Mariátegui no es sólo para los peruanos; a nosotros nos ha servido para que nos eduquemos. Ha sido una especie de espejo para mirarnos las caras, para preguntarnos quiénes hemos sido, de dónde venimos, qué queremos, qué hacemos. Qué han sido estos blancos para nuestros antepasados y para nosotros. No son más que unos esclavizadores, unos verdugos, unos carniceros, que se bañaron con nuestra sangre. Todo eso está plasmado en los Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana de Mariátegui.

En Bolivia hubo un gran hombre, Fausto Reinaga, quien ha publicado varios libros, los cuales han sido sustento para la creación del Movimiento Indio. Las ideas de Mariátegui están vigentes, hay que leerlo, aprender, tenemos que tener escuela ideológica, porque por ahí está el camino, el marxismo tenemos que indianizarlo.

Cuéntenos sobre su equipo de fútbol Pachacuti.

En el año 2002 salí elegido diputado y, como los congresistas ganan mucho dinero, entonces la plata me sobraba, porque nunca había ganado casi 3 mil dólares mensuales. Eso lo aportaba a varias comunidades; he instalado escuelas de fútbol, porque recuerdo que cuando era niño no conocía ni la pelota; hacía mis pelotas con trapos y con eso jugaba.

Por eso puse escuelas de fútbol en diferentes comunidades. En el campo teníamos maestros rurales, pero nunca tuvimos un director técnico o un entrenador que podía preparar al equipo de fútbol. Nos hemos dado cuenta que en la nación aymara no lo teníamos todo. Un día llega a Achacachi el equipo de las divisiones menores del club Bolívar, jugamos y nos ganaron 6-3. Y el técnico del Bolívar empezó a escoger a los adolescentes. Le dijimos que los jugadores no se vendían. Se interesó y nos planteó que formemos un equipo, lo hicimos.

Empezamos a participar en el campeonato de la Asociación Fútbol de La Paz por tres años, después de los cuales subimos y el siguiente año también. Entonces, ahora estamos en la primera de ascenso, estamos jugando cuatro años en la misma categoría y no podemos subir, porque nos falta dinero. Porque los jugadores quieren que les paguemos -por lo menos- los pasajes y algo más.

Pero ahí está jugando el equipo, se llama Club Deportivo Pachacuti, representa al pueblo de Achacachi, la mayoría de los jugadores son oriundos del campo, son indígenas aymaras. Y estamos compitiendo para llegar a la liga profesional. Yo soy hincha del The Strongest en las buenas y en las malas. Pero en el fondo tengo al Pachacuti, que tiene el uniforme de colores negro y rojo como el huayruro. Este equipo palpita debajo de mi poncho.

(*) Valencia Vega, Alipio (1988) Tupak Katari, La Paz, Bolivia. Librería Editorial Juventud.

por Yásser Gómez

Editor de Mariátegui. La revista de las ideas
http://mariategui.blogspot.com/

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