El volver a la justicia comunitaria, la promoción de oficiales indígenas en las fuerzas armadas y la necesidad de hablar quechua o aymará para los funcionarios públicos son las tareas del Vice Ministerio de Descolonización de Bolivia. El Ciudadano conversó con su máximo representante, quien nos cuenta cómo lo harán para superar los ya 500 años de estar mirando a Occidente como horizonte.
Luego de promulgarse la nueva Constitución de Bolivia en febrero del 2009, que consagra un Estado Plurinacional, el gobierno de Evo Morales se aplicó a la tarea de concretar esto en una nación integrada mayoritariamente por indígenas y por siglos ordenada bajo un esquema que siempre miró a Occidente.
Una de las instituciones creadas para lograr esto es el Vice Ministerio de Descolonización, el que está a cargo de Félix Cárdenas, a quien por primera vez le corresponde ocupar un cargo público.
Félix describe su labor anterior como un “aymará en ejercicio”. A lo largo de su vida se creyó el ideario de la lucha armada, militó en organizaciones sindicales campesinas y llegó a ser candidato a presidente en 1993, cuando Evo Morales fue su candidato a diputado. “Fui preso de todos los gobiernos militares e incluso de los democráticos. Es que desde los 15 años he hecho política sin darme cuenta” -confiesa al repasar su historia.
Pero la historia que lo tiene de cabezas es la de Bolivia, ya que el presidente Evo Morales le encargó la compleja misión de hacer funcionar un inédito vice ministerio destinado a sacarle la impronta colonial al país altiplánico.
El Ciudadano entrevistó a Félix llegando de Nueva York, donde participó en el Noveno Periodo de Sesiones del Foro Permanente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para las Cuestiones Indígenas sobre Pueblos Indígenas y Cambio Climático. Pero cada vez que debe ir para allá, la hace corta ya que no se acomoda. Lo mismo le pasa cada vez que lo invitan a Suecia, Dinamarca o Alemania.
-¿Por qué no le gusta la vida en Occidente?
-Hoy nos toca a los países indígenas evangelizar a los países desarrollados en que hay otra forma de vivir en confort y respetando la naturaleza. Recién estuve en Dinamarca y esa concepción de que en una familia la mujer, el padre y el hijo tienen cada uno un auto termina provocando el que se transformen en máquinas preocupadas de pagar cuotas, renovar los carros y acumular bienes endeudados hasta el cuello. Disfrutan de la vida sólo cuando se jubilan. ¿Esa es la sociedad que nos ofrecen? En lo personal es una caricatura de sociedad, que puede tener confort, pero no tiene corazón. Si muchos europeos tienen hasta establecido cuándo se enamorarán porque agendan salir al cine a conocer a alguien dentro de dos meses. Planifican el amor y hasta el sexo. Un ejemplo cotidiano y sencillo que me llama la atención es que allá sales a tomar y el mozo pregunta a cada uno qué va a tomar; acá preguntamos qué tomaremos y se decide en conjunto. Somos diferentes.
-¿De qué se trata precisamente la tarea de su cargo?
-Antes que nada debo señalar que la descolonización no es un retorno romántico al pasado, sino que es una recuperación de nuestros saberes. La tarea que tengo es iniciar un profundo proceso de descolonización del Estado para que sea genuinamente la expresión de nuestra identidad y tradiciones.
-¿Por qué la necesidad de conformar un Estado plurinacional?
-Es un antecedente que se remonta a la fundación de este país. De hecho, todos los Estados nacionales de este continente son una continuidad colonial, ya que se nos hizo creer que hubo una independencia que fue sólo la independencia de los españoles que vivían aquí frente a los españoles de España. Así surge la palabra mágica ‘independencia’ que era la fórmula para quedarse quienes se llamaban criollos, con lo robado a estos territorios.
-¿Con qué cosa de esta independencia, que muchos países celebran como Bicentenario este año, no concuerda?
-La Independencia tiene ese fundamento de rapiña, robo, saqueo. Así se fundaron estos Estados coloniales. Como esta fue la forma de país debía liquidar a los que estorban y estos eran los indígenas. Por eso las políticas de Estado desde las fundaciones fue liquidar a los pueblos indígenas, cosa lograda en Uruguay y parte de Argentina.
-¿Qué sucedió en Bolivia?
-Como Bolivia tiene una presencia mayoritaria de pueblos indígenas debimos hacer una segunda independencia para terminar con estos Estados coloniales que se despliegan en todo sentido: en lo jurídico, lo político o lo religioso. Esto fue consecuencia de la Asamblea Constituyente, que es la forma más democrática para elegir un camino para volver a nuestras tradiciones. Habíamos apostado antes por otros caminos, como la lucha armada, ir a las montañas o en la guerrilla urbana, cosa que nos trajo muertos, sangre y dolor. Lo que estamos haciendo ahora es el camino democrático.
EL ESTADO COLONIAL
-¿Cuál es la diferencia entre un Estado colonial y uno Plurinacional?
-El Estado colonial es lo que existe ahora, aunque lo gobierne un izquierdista o un indígena. Es colonial ya que sus usos y costumbres son jerarquizantes, discriminadores y racistas. Por ello el Artículo 9 de nuestra Constitución señala que se va a transitar del Estado colonial al Plurinacional a través de un profundo proceso de descolonización, tarea de este ministerio.
-¿Por dónde pasa este proceso?
-Si no hay descolonización en toda la institucionalidad del Estado no habrá un Estado Plurinacional, que es nuestra esperanza y anhelo. Para esto debemos entender la colonialidad del Estado, hecho para castas con sus saberes y efectos de poder.
-¿Pero cuáles serán las tareas de su ministerio?
-Nos abocamos a desmontar y desestructurar el Estado antiguo. Es una tarea gigantesca para este viceministerio que lleva recién un año de vida. Para ello hemos fijado puntos nodales en la Educación; la Salud; las Fuerzas Armadas y la Policía, y la Justicia, que es el núcleo duro de este Estado. Piensa que todas las estructuras provienen de códigos napoleónicos, sistemas de representación popular herederos de la tradición norteamericana con el Presidente y Vicepresidente o el ombudsman que viene de los países nórdicos. ¿Qué es propio? Hay un autor boliviano de la primera mitad del siglo XX, que decía que somos el remedo del remedo. O sea, tenemos una elite criolla que creció remedando la quimera de la ciudadanía europea. Si las clases patricias remedaron a Occidente, la clase media y las bajas, incluyendo los indígenas, por años remedamos a los que remedaban.
-Se ve una ardua tarea…
-No somos nada original. Costará revertir 500 años de colonialismo en 2 ó 3 años. Es un trabajo ideológico y profundo que quizás termine de una manera totalmente diferente a como hoy nos ordenamos. En realidad qué implica ser boliviano o ser chileno son cuestionamientos a la identidad del país.
-¿Cómo surge esta búsqueda?
-Creo que la caída del Muro de Berlín fue un hito importante para que sucediera esto. Dicho evento provocó que los intelectuales de izquierda de nuestros países y sectores medios en su orfandad de proyecto social, comenzaran a buscar salidas en los pueblos indígenas.
-¿O sea, hace 20 años atrás no había un diálogo entre la izquierda y los pueblos indígenas?
-La izquierda siempre fue colonial y dependía de lo que dijera Marx o Habermas o Trotsky. Era una izquierda colonial que pensaba igual que la derecha respecto de los ‘indios’: que son un lastre para el progreso social. Piensa que para estos pensadores la clase obrera era la destinada, no sé por qué divinidad, para conducir el futuro de los pueblos al socialismo. Esas son concepciones coloniales.
-¿Y qué concepciones tendrán ahora?
-Tenemos puntos de partida ideológicos desde los movimientos indígenas que parten de los saberes ancestrales para proyectarnos al futuro y acomodarnos a los tiempos sin problemas. No se trata de un retorno romántico al pasado, sino que es una recuperación de nuestros saberes.
JUSTICIA COMUNITARIA Y RIQUEZA LINGÜÍSTICA
-¿Cuáles son las prioridades de su gestión?
-Tenemos un tema que es un juicio al Estado colonial. No podemos partir como si nada hubiese pasado, ya que dicho Estado persiguió, cristianizó y explotó a los pueblos indígenas. Haremos un trabajo de revisión histórica de las dictaduras y la expoliación de los recursos naturales. No será un juicio para meter gente presa, sino que buscará un juicio ético y político. Será nuestra base para la historia de Bolivia que se convertirá en la currícula educativa o permitirá hacer un museo de la memoria.
-Un cambio será en la conformación de la Corte Suprema ¿cómo se hará aquello?
-En diciembre el pueblo boliviano elegirá por voto popular a quienes integrarán la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional. Podremos equivocarnos, pero se equivocará el pueblo y no será por linajes, compadrazgos, mejores oportunidades o cualquier tipo de ventajas previas.
-¿En qué influye para este proyecto la mantención de 36 lenguas indígenas vivas en el cuerpo social como es el caso del quechua, aymará y guaraní, entre otras?
-El primer artículo de nuestra constitución señala que es un Estado Plurinacional, lo que implica el reconocimiento de los 36 idiomas que se hablan en nuestro territorio. Si bien las lenguas se mantuvieron por siglos, pese a que la Constitución no las había reconocido, el cambio implica que a futuro la gente que no es indígena si quiere trabajar en la función pública debe saber un idioma tradicional. En La Paz el servidor público deberá saber aymará, le guste o no, porque es la forma de desempeñarse de mejor forma en su trabajo.
-¿Cómo se expresa esto hoy?
-En algunos ministerios ya hay grupos a los que se les enseña el idioma aymará en grupos; en Cochabamba ocurre con el quechua. Hoy lo estamos iniciando, pero en unos años más será algo exigible.
-¿Qué harán a nivel de Fuerzas Armadas?
-Empezamos ya un trabajo que ha tenido una buena recepción en la oficialidad de la policía. Por ejemplo: este año saldrá la primera promoción de oficiales indígenas.
-¿Y a nivel de la Justicia?
-Se pretende ver que justicia ordinaria es una cosa y la comunitaria es otra cosa, estableciéndose una especie de deslinde jurisdiccional. Incluso se pretende decir qué tipo de delitos debe juzgar la justicia ordinaria y cuáles la comunitaria, a la que se le atañen delitos menores. La justicia comunitaria tendrá que juzgar todo que pueda y esté a su alcance. Cuando vea su límite recurrirá a la justicia ordinaria. Esas distinciones son ahora el tema central.
-¿Qué recomendaría a otros países latinoamericanos?
-Lo primero es que sean ellos mismos, que no copien nada a nadie. Que no todo lo que es bueno aquí puede ser bueno para ellos, que todo es relativo y que el único punto de partida es la propia identidad. Esto no quiere decir entramparse en ella, sino que a partir de su conocimiento, partir. Si no sabes quién eres no vas a saber dónde ir y con quiénes vas a seguir tu camino.
Por Mauricio Becerra R.
El Ciudadano