El historiador Cristian Gutiérrez visitó el estudio de El Ciudadano para hablar sobre los orígenes de la tortura y cómo prácticas usadas en dictadura siguen presentes en el actuar de fuerzas policiales chilenas.
«Hace poco un lonko fue secuestrado. Los niños que crecen en territorio mapuche viendo cómo los balean, viendo cómo balean a sus papás, viendo cómo invaden y allanan las casas en la noche… eso es tortura», manifestó Gutiérrez, rememorando lo que sucedió también con el asesinado trabajador minero Nelson Quichillao, baleado por un carabinero que previamente fue denunciado por aplicar tormentos a un dirigente estudiantil.
El investigador explicó por qué las lógicas represivas de organizaciones criminales como la DINA tuvieron su raíz en postulados de militares franceses que sentaron las bases para desarrollar lo que se denominó «guerra de baja intensidad», sustituyendo las fronteras físicas por las ideológicas en años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
«La tortura es un amplificador del miedo. Es decir, el uso de la tortura no es por azar. Detrás de eso hay una racionalidad, una sistematización», aseguró. De ahí a que su objetivo fuera, según afirmó, destruir internamente la ética y la moral de los movimientos de izquierda que Pinochet combatió mediante el uso de operaciones psicológicas.
Gutiérrez recordó que la Escuela de las Américas, donde cada año se entrenan efectivos militares y policiales chilenos, «cambió se nombre, pero sigue ejerciendo la misma función». Igualmente planteó la necesidad de incorporar los derechos humanos a la institucionalidad chilena para que hechos del pasado y el presente no se vuelvan a repetir.
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