Katerina Sergidou tiene claro su objetivo: conseguir apoyos en el exterior para el Gobierno griego en un momento decisivo para las negociaciones de la deuda de este país. Por ello, esta miembro del Comité de Coordinación Local de Syriza en Atenas, de 33 años, tiene prevista una pequeña gira española. Dentro de los actos organizados por la plataforma Por el cambio en Grecia, participará esta tarde en Madrid en un acto público junto a Yayo Herrero (Ecologistas en Acción), Miguel Urbán y Jaime Pastor (Podemos).
¿Cómo están las negociaciones entre el nuevo Gobierno griego y la Unión Europea?
Los próximos días son cruciales. Se trata de la primera apuesta del nuevo Gobierno. La troika y los prestamistas se oponen a que Grecia aplique las medidas que anunció el primer ministro, Alexis Tsipras. No quieren que exista en el centro de Europa el ejemplo de un país pequeño que dice “la deuda no es nuestra y no vamos a pagarla”. Es un juego en el que ellos, los de arriba, no quieren perder. Mientras, el nuevo Gobierno está tratando de ganar y tiempo y de no dar machar atrás en lo que decidió el pueblo griego cuando dio la victoria a Syriza. Es decir, lograr una quita de la mayor parte de la deuda y aliviar a la gente, que ha sufrido mucho durante los últimos cuatro años, desde que entró en vigor el memorándum de austeridad.
¿El Gobierno se plantea renunciar a parte de la radicalidad de su programa para llegar a un acuerdo?
El primer ministro declaró en el Parlamento que no vamos a ceder. La gente nos ha dado un mandato, que es cancelar el memorándum. Y estoy segura de que tanto él como el ministro de Economía van a hacer todo lo posible para conseguirlo.
¿Cómo está viviendo la gente estos días?
En Grecia vivimos un momento histórico. La gente se siente protagonista por primera vez y participa activamente. Aún perdura la alegría, porque había necesidad de sonreír y de tener esperanza. Incluso quienes no han votado a Syriza están apoyando al nuevo Gobierno. Los días en que hay negociación, la gente se reúne en cafeterías y en casas para ver la televisión, como si fuera un partido de fútbol. Quienes somos militantes desde hace años no habíamos visto nunca un ambiente igual. Decimos que la política ha llegado a la calle. Y ya se notan algunos cambios. Por ejemplo, en la autoestima. Antes la gente no decía que era miembro de Syriza en el lugar de trabajo, pero ahora lo hacen con orgullo. Hace unos días en unos grandes almacenes, un jefe dijo a sus empleados que en sus nóminas pondría que cobrarían el nuevo salario mínimo acordado por el Gobierno, pero que en realidad seguirían recibiendo lo mismo que antes. Entonces los trabajadores llamaron a la inspección, se sentían más fuertes para hacerlo. Pero este ejemplo también demuestra que los jefes, los ricos, se resisten. No será fácil aplicar las medidas, porque una cosa es votar una ley y otra obligar a que se cumpla. Por eso necesitamos un movimiento fuerte en los lugares de trabajo y en las calles.
¿Hay miedo a que la oligarquía pueda boicotear los cambios, como ha ocurrido antes en otros países?
Por supuesto que sí, pero la gente está decidida a seguir hacia adelante. En Syriza tenemos miedo a que la troika y los prestamistas nos chantajeen, pero no contemplamos dar marcha atrás. Por ello es muy importante que haya movimiento tanto en el interior como en el exterior de Grecia. Es esencial romper el aislamiento. Si lo logramos, no tendremos miedo. Y eso es lo que vamos a tratar de hacer, especialmente con la ayuda de España y de Podemos. Necesitamos que nos apoyen con manifestaciones y otras iniciativas. Y hay que tener en cuenta que los prestamistas tampoco podrían soportar una crisis tan profunda en el centro de Europa.
¿El acercamiento a Rusia responde a la estrategia de buscar aliados exteriores?
Tanto Syriza como el Gobierno quieren trasladar el mensaje de que hay otras opciones, a todos los niveles, en la economía y en las alianzas.
¿Tiene Alexis Tsipras un plan B?
Tenemos una táctica y una estrategia. Si un partido de izquierdas está en el Gobierno debe tener una táctica y aprovechar todas las oportunidades. Si los prestamistas nos dicen que no, sufriremos una crisis aún más profunda en Europa y será su responsabilidad, no la del Gobierno. El plan B de Grecia es pedir solidaridad y apoyos.
¿El principal apoyo de Syriza es Podemos o también cuentan con Izquierda Unida?
Tenemos una buena relación con Izquierda Unida, pero sobre todo con Podemos. Este partido y Syriza son los dos experimentos más importantes que existen ahora en Europa y quizá en todo el mundo. En los actos electorales la gente gritaba “Syriza, Podemos, venceremos”. Y el momento en que Pablo Iglesias habló en griego en un mítin fue muy emocionante.
Syriza significa “coalición de izquierda radical”. ¿Cómo valoran que Podemos rehúya definirse como una formación de izquierdas?
Los compañeros de Podemos conocen mejor el nivel político de la sociedad española. No me corresponde a mí criticarles. Entiendo que ellos eviten usar palabras que nosotros empleamos en Grecia, pero queremos decir las mismas cosas. Quizá ahora que Syriza está mostrando un nuevo modo de ser de izquierdas y de estar en el Gobierno pueda servir de ejemplo a los compañeros de Podemos.
El nuevo Gobierno griego también ha recibido algunas críticas. ¿Cómo explica el pacto con el partido de los Griegos Independientes (ANEL), situado ideológicamente en la derecha nacionalista?
En primer lugar, me gustaría decir que en Syriza hay mucha pluralidad y que existen distintas corrientes. Cuando tenemos desacuerdos lo hablamos en público y no pasa nada. Sobre este tema concreto, hay distintas opiniones. Por supuesto, todos entendemos que quizá no había otra opción para formar el nuevo Gobierno. Necesitábamos alianzas y desafortunadamente el Partido Comunista (KKE), el otro partido de izquierdas, se negó a colaborar. Pactar con To Potami (El Río) era peligroso, porque es una formación creada por el sistema, por los medios de comunicación.
¿Y no es peligroso pactar con ANEL?
Hay una opinión dentro de Syriza, que yo comparto, y es que debemos tener cuidado con los Griegos Independientes. Todas las corrientes sabemos que no es fácil estar con un partido que es de derechas, con opiniones y tesis nacionalistas, pero la prioridad ahora no son las alianzas, ni siquiera el programa, sino ver cómo cambiar la situación, cómo reestructurar la deuda. Ya sabemos que hay leyes que vamos a sacar adelante en el Parlamento con el Partido Comunista, no con los Independientes.
¿Qué leyes son las primeras que se van a aprobar?
La primera es la que fija el salario mínimo interprofesional. La segunda, la que haga posible que la gente tenga acceso a la Sanidad gratuita y que no tenga que pagar cinco euros por sus exámenes médicos. También la nacionalización de los emigrantes, de chicos que han nacido y se han criado en Grecia, para que tengan derechos.
¿Creen que los comunistas votarán a favor de esas normas?
No pueden decir que no. Vamos a pedirles que voten todas las leyes, porque todas van a ir a favor del pueblo y de los trabajadores. Sería difícil para ellos votar en contra. Vamos a pedirles la colaboración tanto dentro como fuera del Parlamento.
¿Por qué los comunistas del KKE no pactaron con Syriza?
El KKE es un partido que tiene ideas muy tradicionales. Cree que si la izquierda participa en un gobierno está colaborando con el sistema. Pero ahora estamos en un escenario nuevo en Grecia y estamos haciendo cosas que nadie había hecho antes.
¿No le da miedo dejarle el Ministerio de Defensa a ANEL?
Somos muchos los que dentro de Syriza pensamos que es peligroso que ANEL tenga ese ministerio, pero con el tiempo veremos cómo resolver esas contradicciones. Ahora la prioridad es acabar con el memorándum.
Pero el Ministerio de Defensa gestiona las fronteras y los centros de inmigrantes.
El Gobierno está muy decidido a defender los derechos de los emigrantes y por eso planteamos la nacionalización de sus hijos y que tengan condiciones humanas. También vamos a eliminar los campamentos para emigrantes. Es una decisión del primer ministro, no de los Griegos Independientes. Si ellos no quieren apoyar estas medidas, ya veremos qué hacemos, pero ahora mismo ése no es el debate.
¿Cuál está siendo la reacción de los neonazis de Amanecer Dorado?
Ahora no están en el centro del discurso político. Están acusados de varios delitos. El próximo martes se celebrará el juicio contra la cúpula. El peligro sigue existiendo, pero si la izquierda griega logra convencer a la gente de que puede resolver sus problemas, Amanecer Dorado bajará.
¿Y cómo se han tomado que no haya ni una sola ministra en el gobierno de Tsipras?
La verdad es que es un problema. Tenemos sólo seis mujeres entre los 40 miembros del nuevo Gobierno. Y, como soy mujer, no me gusta. Sé que aquí tenemos otra contradicción, porque en Syriza hay muchas mujeres en la primera línea y también en el comité central. Por eso, es un poco injusta la imagen de un ejecutivo formado sólo por hombres. No se corresponde con la verdadera fotografía del partido. Lo que sucede es que hay pocas en los niveles más altos, en la dirección. No sé decir por qué, pero es un hecho obvio. Y, por supuesto, las mujeres de Syriza lo hemos comentado negativamente. Me parece que, desafortunadamente, otros partidos de izquierdas, también en el exterior, como Izquierda Unida y Podemos, tienen el mismo problema en la dirección y sus caras visibles son hombres.