Investigador Fernando González: «La clase política y la sociedad son los que deciden si es útil recortar en ciencia»

El genetista español comenta cómo se ha comportado el virus en el país y hace una dura critica sobre la importancia que se le confiera a la actividad científica

Investigador Fernando González: «La clase política y la sociedad son los que deciden si es útil recortar en ciencia»

Autor: Sofia Belandria

El coronavirus sigue avanzando por España. La cuarentena, la reducción de viajes, la cancelación de eventos o el cierre de locales de ocio son medidas que ayudan en la contención del virus. Sin embargo, la solución del problema pasa de manera inevitable por la mano de la ciencia y de la investigación.

El trabajo realizado en laboratorios de todo el mundo es necesario para comprender el virus y, a partir de ahí, encontrar una respuesta eficaz al reto que ha planteado a nivel mundial. Entre matrices y ordenadores, equipos de de universidades y centros de investigación buscan resolver las incógnitas del coronavirus.

Su procedencia o número de variedades son algunos de los interrogantes que plantea y qué solo se pueden resolver mediante el estudio del genoma del virus. En España, los primeros que han conseguido dar pasos adelante han sido la Universitat de València (UV) y la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio).

Y es que la Unidad Mixta en Infección y Salud Pública de la UV, el Grupo de Investigación en Epidemiología Molecular de Fisabio y el Servicio de Secuenciación y Bioinformática también de Fisabio han sido los primeros en obtener secuencias completas del virus SARS-CoV-2 en España. Precisamente, los dos primeros equipos están liderados por el catedrático de Genética e investigador, Fernando González. Desde la ciudad del Turia vienen las respuestas a un mal que deja ya miles de fallecidos en todo el país.

¿En qué se basa el proyecto que están realizando?

Se centra en utilizar los remanentes, es decir, lo que sobra de las pruebas de diagnóstico, de pacientes que han dado positivo por coronavirus para poder estudiar el genoma del virus. Aquí, en el laboratorio, tenemos capacidad para hacer una secuenciación de muestras a gran escala y masiva. Las utilizamos para cumplir una serie de objetivos relacionados con la sanidad.

¿Por qué es importante estudiar el genoma del virus?

Dependiendo del momento del proceso epidémico en el que te encuentres, la utilidad es diferente. Al principio, sirve para identificar cual es el agente de la enfermedad. Solo a partir del estudio de la secuenciación del genoma se puede identificar el patógeno, cuando no se conoce nada de él ni se puede cultivar con facilidad.

En una etapa siguiente te sirve para verificar las cadenas de transmisión. Para ver si los contactos establecidos son o no son reales. En una etapa inicial, se hace con entrevistas a los pacientes. Nosotros verificamos con el genoma que estos contactos sean ciertos. Es importante, porque las entrevistas pueden ser poco precisas, cosas que el genoma no es.

También nos ayuda a conocer las rutas de transmisión geográfica y temporal en todo el mundo y a todas las escalas. Nosotros podemos ver las rutas en la Comunidad Valenciana, pero el proyecto en el que estamos interesados es en uno a escala nacional. Trabajamos con consorcios que están trabajando a nivel nacional en cada uno de los países. Todo lo que descubran se incluirán en un proyecto internacional que nos permitirá ver las rutas a nivel mundial o la efectividad de las medidas tomadas en cada país.

Por último, también es útil en la fase de la vigilancia. Aquí se observa la aparición de mutaciones que puedan ir asociadas a una mayor patogenicidad, letalidad, transmisibilidad… En general a cualquier cambio en las características del virus que dependan de su genoma. Al tener la secuencia podemos comparar lo que hay en distintos momentos y ayuda a encontrar estas mutaciones.

También es necesario a la hora de ver la respuesta del virus frente a un tratamiento. Es decir, ver si aparecen mutaciones que le permite escapar de una vacuna o le permiten resistir a ese tratamiento.

¿Qué han conocido gracias al estudio del coronavirus?

Por ejemplo, certificar la procedencia de este. Trabajamos con muestras de Valencia, por lo que tenemos una idea de cómo llega aquí. Sabemos que lo hace a través de viajes desde Italia, algo que ya sabíamos, pero que ahora podemos afirmar y afinar. Sabemos que no hay una única vía de entrada, que hay una que es más importante que las otras…Detalles que conseguimos gracias al estudio del genoma del virus, unido a otros datos clínicos.

Cuando se refiere a las distintas entradas, ¿se refiere a que hay distintas versiones del virus en Valencia?

Tenemos identificadas tres versiones del virus en la Comunidad Valenciana. Gracias a que presentan mutaciones, precisamente, sabemos que son tres. Seguramente, en el conjunto de España, haya más variaciones. Pero bueno, esto es normal que lo hagan los virus. Mutar está en su naturaleza. Además, si no mutaran y no presentaran diferencias entre sí, no podríamos saber si vienen de sitios distintos, por ejemplo. En general, no podríamos estudiar los virus y por ende al coronavirus.

¿Estas mutaciones de las que habla pueden provocan más letalidad en unas zonas u otras?

Por el momento, no tenemos ninguna evidencia de que haya mutaciones que aumenten las propiedades clínicas, farmacológicas y epidémicas del virus. Más adelante, con más estudios, seguro que las habrá, pero, de momento, ahora no.

Por otro lado, a la hora de buscar un remedio para frenar al coronavirus, ¿esta velocidad de mutación complica que se pueda encontrar una vacuna?

En el caso del coronavirus, este tiene menos acción de mutación que la gripe. Si encontramos una vacuna, esperamos que el virus no tenga la facilidad que tiene la gripe para escaparse. Pero, eso no quiere decir que no lo logre. La tasa de mutación relativamente baja hace que sea más difícil que escape, pero no imposible.

¿Podría ser el calor un remedio eficaz contra el coronavirus?

De momento, no tenemos suficientes datos para saber cómo se comporta en ambientes cálidos, como puede ser la primavera o el verano. No podemos ni negar ni afirmar que el calor es eficaz contra el coronavirus. Parece que con temperaturas ambientales altas el virus no resiste tan bien, pero también hay países cálidos en los que hay casos. Además, si nos fijamos, también hay gente que se infecta de gripe en verano, cuando el calor tampoco favorece al desarrollo de este virus. Nadie dice que no se puedan dar casos aislados de coronavirus con calor. Igualmente, no podemos considerar nada hasta que no se haya experimentado qué pasa con el virus a esas temperaturas o al menos hasta que lleguen la primavera y el verano y suban los termómetros.

Cambiando de tercio, ¿puede esta crisis del coronavirus ayudar a que la gente entienda lo importante que es la ciencia y qué necesita ser apoyada por las instituciones?

El trabajo que ahora estamos haciendo lo podemos realizar con rapidez y eficiencia gracias a que hemos trabajado, hemos conseguido financiación y hemos podido formar a la gente para dar una respuesta rápida y precisa a las necesidades. Si queremos empezar de 0 cuando llegan las necesidades, sin duda, siempre será muy tarde.

La clase política y la sociedad son los que deciden si es útil recortar en ciencia. Si es más útil pagar millonadas a gente por decir cuatro tonterías en la televisión o apoyar a personas y equipos que están en un laboratorio o delante de en un ordenador haciendo cosas que, en un principio, a nadie interesan hasta que nos damos cuenta que hay interrogantes que tenemos que resolver.

Pero bueno, que haya un problema como el de ahora, no creo que signifique que en el futuro la ciencia vaya a estar mejor valorada o financiada, porque pandemias ha habido muchas. Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.

Cortesía de Alejandro Cuevas Vidal Sputnik


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