Investigador Marco Fernández: «Caso Pemex está más cargado en la politización que del lado para proseguir el cauce judicial»

El politólogo mexicano explica cómo se ha venido manejando el caso de corrupción de Odebrecht tras las comprometedoras declaraciones del exdirector de la estatal petrolera

Investigador Marco Fernández: «Caso Pemex está más cargado en la politización que del lado para proseguir el cauce judicial»

Autor: Sofia Belandria

El escándalo por los sobornos pagados por la constructora Odebrecht estalla en México luego de las confesiones del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, y la filtración de investigaciones y vídeos, dijo el coordinador del Programa Anticorrupción de la organización civil México Evalúa, Marco Fernández.

«Es un momento preocupante porque la filtración de investigaciones y vídeos, de un lado y de otro, demuestran que este fenómeno no es nuevo para el país, ni tampoco distingue tintes partidistas», indicó el también profesor e invetigador de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey.

Por otro lado, señaló que «este asunto está más cargado en el impacto en la opinión pública y en su politización que del lado necesario de proseguir el cauce judicial, para llevar ante la justicia a los involucrados en las diferentes redes de corrupción».

Todos bajo sospecha

El especialista, doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Duke, Estados Unidos, explicó que en los documentos judiciales y vídeos difundidos en forma profusa en la prensa y redes sociales, aparecen figuras de todos los partidos «incluyendo gente cercana al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador».

En efecto, el 21 de octubre el mandatario confirmó la autenticidad de un vídeo donde aparece su hermano menor, Pío Lorenzo, recibiendo dinero para su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que sería destinado a la campaña electoral de 2015 en el sureño estado de Chiapas.

El paquete lo entregaba el actual director federal de Protección Civil, David León, que pronto asumiría la dirección de una nueva empresa encargada de distribuir medicinas y vacunas en todo el país.

El presidente dijo en su conferencia de prensa diaria que se trataba de «aportaciones para fortalecer el movimiento en momentos en que la gente era la que apoyaba, básicamente».

Fernández señaló que el problema de esta politización es que se presenta «sin que haya señales claras de que la impunidad se va a ir acotando, tampoco de que realmente va a haber una consecuencia judicial para los involucrados». 

Reto para una joven democracia

En un país que conoció su primera alternancia en siete décadas en el año 2000, los escándalos de corrupción tienden a generar incredulidad, mientras observa que es el último donde el escándalo Odebrecht toca al más alto nivel del sistema político.

«Ante el creciente escepticismo y malestar con el funcionamiento de la joven democracia mexicana, la ciudadanía es muy crítica de la falta de justicia, la inoperancia de las instituciones judiciales, la incapacidad de policías y fiscalías en investigar», explicó Fernández.

En este marco, hay más desconfianza en el entramado institucional encargado de la rendición de cuentas, ya que la ciudadanía desconfía «de la forma en que la Auditoría Superior de la Federación revisa el uso de recurso públicos».

Tampoco confía en que se castigue la inyección de dinero mal habido en las elecciones.

Ese dinero sucio «es suministrado para después allegarse contratos de obras púbicas o lograr puestos políticos relevantes».

Odebrecht no sería la única que sobornó al entonces candidato y después presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) para obtener contratos con Pemex.

Desde 2017, diversas investigaciones basadas en las «delaciones premiadas» de los gerentes de la constructora ante la Fiscalía de Brasil prefiguraron ese esquema.

Lozoya extendió el espectro del caso al afirmar que las coimas fueron utilizadas para corromper a líderes políticos y legisladores, y aprobar una reforma energética en 2013.

«Este cóctel de opacidad está creando un sentimiento mayor de frustración e impotencia, que puede ser peligroso», estimó Fernández.

El investigador indicó que el presidente López Obrador aprovechó el desprestigio de la clase gobernante para poner el viento a su favor.

«Llegó con la promesa y un mandato alto de combatir frontalmente la corrupción», recordó.

Pero antes que resultados y sentencias, hay una proliferación de escándalos.

El exdirector de Odebrecht estuvo prófugo casi un año hasta que fue detenido en Málaga en febrero y extraditado en julio pasado con el compromiso de colaborar con la Fiscalía.

Confesó en 63 páginas una lista de acusaciones que tocó a líderes y legisladores todos los partidos, incluido el gobernante.

Será cuestión de cómo maneje el Ejecutivo este asunto para evitar así radicales protestas como las de Argentina en 2001 o Ecuador, Perú, Chile y Colombia, el año pasado.

«Esta crisis no se va a resolver en las redes sociales o indignándose; es peligroso para nuestro futuro democrático caer en la tentación de decir que todos son una  porquería y que se vayan muy lejos», concluyó Fernández. 

El 12 de febrero, Emilio Lozoya, quien estaba prófugo de la justicia por acusaciones de corrupción y lavado de dinero, fue detenido en España y cuatro días más tarde fue extraditado a México.

Cortesía de Víctor Flores García Sputnik

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