Hicimos la entrevista en el Barrio República, Irina se presentaría en unos minutos junto a Hija de Perra; llegaron como siempre tarde, irrumpiendo en medio del público con sus vestuarios dramáticos. Irina se acomodó en la escala de caracol con el estilo divine preciso para la foto de este artículo: con su traje de monja y los bigotes brillantes, acondicionados. Entonces, un tipo que hace rato la rondaba, pregunta: “¿Tú eres hombre o mujer?”… “Yo, soy una niña Cristal”.
Para muchos, Irina es la primera drag queen chilena. Desde la casa de su tía, donde Irina instala el taller de costura, ese en el que deben estar aún las telas que mañana serán vestido, pantalón o alguna buena excusa para regalonearse, Viviana, amiga de nuestra entrevistada, nos cuenta detalles que no aparecen en Google; Viviana, es quien generalmente cuida a sus hijos cuando ella sale a hacer sus presentaciones.
V.: Hemos hablado la noche anterior sobre la idea de comenzar a escribir sobre ella. Sobre la idea que ella se escribe a sí misma. Le pregunto a Irina sobre este gesto de escribirse:
I.: Yo no escribo, estoy bloqueada con la escritura. Yo me hago cada día, me armo como persona, como madre. Me gusta el papel y el lugar de la transformación. Creo en transformarse para subirse al escenario o para ir a dejar a los niños al colegio. Me construyo en cada salida a la calle, en cada ser con el que comparto soy de corazón, trato de ser de verdad, auténtica, mal hablada y con doble sentido… se escuchar y apapachar.
-Escribirse entonces es transformarse, ¿recuerdas un momento específico, algo que te encendió para iniciarte en la transformación?
I.: El vivir en Amsterdam, ver dos policías de la mano besarse y descubrirse. Y el Barrio Rojo, o las prostitutas, cuando yo pasaba muy tarde con mis hijos y me mandaban para la casa. Lo burdo, lo sexual, es un mundo súper oculto acá en Chile, allá lo viví en plenitud, frente a mis hijos.
-¿Dónde empieza Irina la loca?
I.: Siempre fui florero, y claro, mi nombre en Chile no es común. Por ejemplo, si llamaba por teléfono a un amigo: -¿Quién es? -Irina, ahh Harina… u orina, dorina -No, IRINA -¡¡Ahhh ya, la loca!! –Sí, la loca.
Fue natural. Después, también el año 99 me voy a Barcelona y me embarqué en un proyecto teatral que se llama El Barco de los Locos, entonces era aun más natural, porque todos los que estábamos en ese barco éramos los locos.
V.: Recuerda que actuaban en el barco o en el mismo puerto, con ellos recorre gran parte de Europa, tuvo permanencia en ocho países, lo que la obligó a aprender inglés y holandés. “En el Barco nos tocaba hacer de todo: éramos vestuaristas, marineros, cocineros y actores”.
-¿Cuál fue tu acercamiento nuevamente a Chile? ¿Qué papel jugó el Club Bizarre?
I.: El Club Bizarre fue el pie para darme cuenta que en Chile, sí había público para el bizarrismo, el guarrismo. El año que murió mi padre (2004) conocí a los chicos del club, y me dieron la posibilidad de inaugurar. Al año siguiente –porque yo volvía todos los años- conocí a Hija de Perra, ahí nos juntamos. Fue amor a primera vista.
-¿Qué performance hacías en el Club Bizarre?
-Yo tenía una performance en que tiraba leche, di cuatro años teta para tirar leche. La leche llegaba lejos. La gente estaba impresionada, y el efecto, la duda era: “es hombre o es mujer…”
-¿Cuál es la verdadera intención de Irina?
-Molestar, remecer, huevear la callampa a la gente. Yo creo en el feísmo. Acá todo está hecho para ser bonito, todo está hecho para agradar, yo no quiero agradar a nadie: quiero incomodarlos.
La gente sabe que orino, entonces ¿para qué te acercai y te sentai en primera fila si te vas a sentir ofendido? Yo no me siento artista, porque no vivo de mi arte en mi país.
V.: En Europa, ella podía vivir con lo que le pagaban por actuar, en Chile imposible. En más de un lugar de presentación no contaban ni cuentan con las condiciones de higiene para “montarse”. Quizás lo más duro, es ver cómo su trabajo es calificado al margen, visto como acción grotesca al mundo lésbico y transexual, por muy poco que se le asigne una consideración artística a su trabajo.
-Te vimos hace dos años participando en las Caravanas Culturales a Pelluhue, haciendo talleres de reciclaje a niños que vivían una situación muy difícil. Ahí estaba otra cara que quedaba fuera de lo bizarro, lejos del feísmo, la Irina Gallardo.
-Eso es porque empecé a trabajar mi ego, en eso es en lo que me he convertido como persona. Trato de ser una persona de luz, de amor, trabajo con amor y si no hay amor yo me arranco de los proyectos, me da lo mismo lo monetario, por eso ahora trabajo en dos cárceles.
V.: En los ’90 los amigos estaban en cana, ella entregada, se enamoró de un PP -Preso Político- durante las visitas…
I: Sí, mucho tiempo atrás, cuando yo era de las Juventudes Comunistas. Hoy no, hoy yo me enamoro de todos los hombres. Me enamoro todo el rato, amo sin pedir nada a cambio, me enamoro del talento y lo recompenso con regalos y cooperación de mis actuaciones o costuras.
-¿Cuándo empezaste a trabajar en las cárceles?
-Cuando volví a Chile. Yo estuve un año cesante, pasé por una depresión horrible más que por haber vuelto a este país, por haber llegado a esta ciudad. Un día decidí trabajar y ya, yo vivo al lado de la Escuela de Gendarmería. Fui, mi papá me ayudó -el actor Fernando Gallardo-, porque todos lo conocían, mi jefe era fanático de él. Él siempre me acompaña, me da pega, me ayuda y me da fuerza: ¡mi Dios es mi padre! (risas).
V.: Irina actúa casi todos los fines de semana, a veces de jueves a sábado, en su gran mayoría lo hace junto a Hija de Perra, con ella sus presentaciones no solo se circunscriben a bares y locales, sino que se amplía a charlas, fiestas universitarias, reportajes de TV y diarios. Es que con Perra son amigas, se valoran, Hija la convoca a actuar en cada presentación, Irina fiel a sus afectos la acompaña. A veces, eso implica protegerla, es que han sufrido amenazas, y no pocas censuras y ataques por los medios sociales.
-¿Cuál es tu relación con Hija de Perra?
I.: Amor, hermandad, mucha conexión, solidaridad. Ella es Quijote y yo soy su Sancho. Siempre estoy atrás, pa’ darle amor y cochinás. Yo no me voy de este país porque tengo Perra, un proyecto que no quiero romper solo por arrancar. Yo siempre me arranco, y en Chile he durado ya cinco años, y creo que me voy a quedar, porque es un buen proyecto que le hace bien a este país cartucho.
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Película. El 16 de abril se presentó en la Cineteca del centro cultural La Moneda, la película que protagonizó a sus nueve años “Isabel en la escalera”.
Por Amanda Durán
El Ciudadano Nº123, segunda quincena abril 2012