Es un verdadero gusto poder conversar con artistas inquietos, desprejuiciados y que por sobre todo, mantengan una coherencia entre sus idearios, su obra y las maneras en que producen su trabajo en medio de esta veleidosa industria musical. Lisandro Aristimuño, músico argentino, es uno de aquellos.
A pocas horas de sus presentaciones en nuestro país -la primera este viernes 25 acompañando a Camila Moreno en su gran show en el Teatro Caupolicán y su concierto en solitario el sábado 26 de mayo en el Teatro Cariola-, Aristimuño conversó con El Ciudadano y nos habló de contingencia, de creación y de porqué la sinceridad es el elemento fundamental a la hora de desarrollar un trabajo musical consistente. ¿Cuáles crees que son las diferencias o similitudes que existen entre el arte que nace desde la provincia y aquel que se origina desde los centros?
Uno como músico, como ser humano que vive en distintos lugares, va experimentando esas diferencias; vivir en la Patagonia Argentina es distinto que vivir en Buenos Aires, se entiende. Y a uno como ser humano le repercuten esas diferencias, entonces mi necesidad de ser músico y de expresarme nacen desde esas vivencias, de eso que miro. Creo que en ese sentido a mi trabajo le jugaron muy a favor todos esos cambios porque rescaté de la Patagonia, de mi vida de infancia hasta mi adolescencia la tranquilidad, el silencio, detalles como el dormir la siesta, jajajaja, el viento, el horizonte, los kilómetros y kilómetros de silencio. Creo que todo esto de algún modo lo intenté poner en mi música porque son parte de mi identidad, pero así mismo agradezco también a Buenos Aires y a la ciudad porque rescaté de ella la parte más electrónica, la más moderna quizás. En ese sentido, siento que jugó mucho a mi favor el haber cambiado de lugar de residencia y en lugares tan extremos entre sí. Eso lo usé como una riqueza, como una fuente artística para poder generar lo que hago, entonces, creo que tuve mucha suerte o que estuve muy atento a ese cambio y lo pude canalizar a mi modo y a mi gusto en función de mis canciones. Realmente significó algo maravilloso ese cambio.
Tienes mucha razón en eso que señalas. Cuando escuchas Mundo Anfibio (2012), por ejemplo, se expresa claramente esta cruza entre tecnología y raíz.
Justamente y agradezco que te des cuenta de aquello porque eso es lo que intenté de hacer, mostrar esas dos facetas, esos dos lugares que están dentro de mi cuerpo, de mis vivencias, de mis sentimientos. Cada vez que estoy mucho acá en Buenos Aires intentó irme para el sur y aflojarme un poco, a buscar ese silencio, e incluso hasta para encontrarme a mí de nuevo, porque las ciudades grandes a veces te sacan un poco de ese escucharte a vos mismo, estás tan abrumado por todo que a veces te olvidás de vos. Viajo muy seguido a visitar a mis amigos, a mi familia y poder vivir de nuevo eso que tengo tan arraigado y que poder volver a visitarlo me hace tremendamente bien. Creo buscar ese equilibrio y espero que se mantenga hasta el final.
Destaca en tu trabajo una especie de desprejuicio compositivo en cuanto a los géneros musicales, como que te permites la cruza de ellos en pos de la canción. ¿Cuál es tu juicio respecto a la existencia de los géneros y cómo viven en la actualidad?
La verdad es que no es muy mental lo que surgió, no fue como una fórmula que elaboré para desestructurar todo eso, sino que simplemente surgió así. Cuando hice las canciones y por el hecho de haber escuchado tanta música, de ser un melómano, un coleccionista de discos, de escuchar una gran cantidad de música de distintos géneros, llegó el punto en que empecé a hacerlas y se me vinieron todos esos géneros y estímulos a la vez. Me pareció maravilloso porque creo que la música es como lo que hace un pintor con su obra: hay pintores que usan siempre los mismos colores y hay otros que tienen una paleta de colores muy amplia; en lo personal, creo que esto último es lo que me da una mayor libertad y a la hora de componer cuento con todos los estilos o los géneros que a mi me gustan. Cuando una canción me pida algo más rockero, ahí está. Si por ejemplo estoy hablando de la tierra, ahí tengo elementos más folclóricos o si hablo de la ciudad, cuento con elementos de la electrónica.
Hablemos un poco de contingencia, Lisandro. ¿Cómo observas el clima político, social, con lo que está pasando en Argentina y en el resto de los países de la región? ¿Cómo ves tu trabajo en particular dentro de este escenario actual?
Soy una persona como cualquiera, un ciudadano común y corriente que también se ve afectado por lo que sucede en la dimensión política y social. Voy al supermercado, pago el gas, pago la luz, pago la escuela de mi hija, aunque por suerte ahora ella va a una escuela pública y por suerte la educación va a seguir de ese modo en Argentina.
No estoy de acuerdo cuando a veces gente que te escucha te dice “mejor hacé música y no te metás en política”. Pasa muchas veces eso, gente que te dice “te politizaste mucho, che”, como creyendo que el músico solo tiene que hacer música y la verdad es que la música es solo una parte de lo que soy porque también vivo, tengo una familia, también pago, también observo a mis vecinos, en fin. Personalmente creo profundamente en la defensa del tema de los Derechos Humanos. No creo en los gobiernos que solo trabajan para las empresas privadas o para las empresas extranjeras.
Pienso en el trabajo que hago desde mi lado -con mi sello discográfico y mi propia productora- y creo tener una postura bastante marcada en ese sentido la que pienso seguir hasta el final porque es lo más sincero y puro que puedo hacer desde mi oficio. Con esto que te comento no es que esté en contra de algún músico en particular que pertenezca a alguna gran compañía, cada uno puede elegir y esa es una de las virtudes de la democracia.
Ahora bien, lo que estamos viviendo en Argentina son cosas muy fuertes y se ve un panorama bastante oscuro, así que seguramente mis letras hablarán de algo así. Siempre en mis letras intento poner una dosis de positivismo para que por lo menos la gente que vaya en el colectivo escuchando mis canciones, les pueda generar una sonrisa o una linda emoción, que la vida no les sea tan cuadrada, tan restringida por las dificultades del día a día y que los sentimientos sigan aflorando en ellas. Esa es una de las cosas que quiero lograr con mi música.
A propósito de la manera en que produces tu trabajo, ¿cómo observas la manera en que se está desarrollando la industria musical actualmente?
Creo que la música indie, la música autogestionada, es la más sincera de todas. Tengo la impresión que últimamente hay muchos artistas que admiro y que gracias a Dios están en el mismo camino que yo, que tienen una sinceridad que no es la misma de quienes están en el espacio de las multinacionales. No sé si en general es así pero a primera vista se nota mucho esto que te comento. Pienso que la independencia y la autogestión es un camino más difícil pero cuando llegás a adoptarlo, es doble la felicidad que lográs. Cuando ves un lugar, un escenario grande lleno de gente y vos sabés que fuiste tú el propio albañil para lograrlo, la felicidad es tremenda, es el doble la gratificación, el orgullo y pasa que me lleno de esperanza, confirmo el seguir trabajando de este modo porque la gente me cree y sabe que realmente estoy todos los días trabajando para que eso sea hermoso y lo puedan disfrutar.
¿Y cómo ves a esas y esos pares músicos que están obrando con las mismas herramientas que tú?
Hay un movimiento muy grande, todo lo que ocurrió con Internet, eso de que podés subir tus canciones cuando quieras a la web y que nadie te las elija o que vos decidís la carátula que querés usar o cómo tenés que salir en la foto, me parece maravilloso. Por eso te hablaba hace un rato de la sinceridad, porque cuando vos escuchás a los artistas independientes es realmente lo que a él o a ella le gusta, no está haciendo nada que le impuso otro. No hay un “cortate el pelo”, “teñítelo de rubio”, “si te preguntan de esto, no hablés del Gobierno”, jajajajaja, es realmente muy falso. Estoy realmente muy contento de que exista Internet, de que los músicos podamos expresarnos sinceramente sobre lo que queramos, estés de acuerdo o no, pero que eso que decís sea realmente sincero. Obviamente que en la música independiente hay que gente que por ahí no estoy de acuerdo con lo que dice pero me gusta que sea sincera, que no haya un tipo de traje diciéndole lo que tiene que decir ni le pague para que lo haga.
Me había quedado una pregunta pendiente acerca de tu trabajo compositivo. ¿Tienes algún método, alguna manera de operar cuando haces tus canciones?
Cuando arranco los discos, cuando empiezo mi trabajo, siempre intento investigar bastante acerca de lo que quiero hablar, que hable de un concepto general el disco, no que sea una ensalada de canciones que no tengan que ver una con la otra. Me gusta la idea de manejar un concepto general, como pasa con un libro, con una novela, entonces empiezo a componer y a producir en pos de esa idea que pensé como eje. Mundo Anfibio tiene un concepto, Constelaciones tiene otro concepto, Azules Turquesas tiene otro, Ese Asunto de la Ventana tiene otro, son conceptos generales en cada trabajo. Siempre arranco desde un origen y desde ALGO que quiero decir. Cada canción son ramas de ese árbol y de esa raíz que es el álbum en su concepto general. Ahora en Constelaciones me estuve comprando muchos libros acerca de las estrellas, de la astrología, investigo material referente en Youtube y en la web en general, veo documentales y empiezo a hacer diferentes anotaciones en un cuaderno. Luego con todo eso, empiezo a filtrar para convertir ese material en canciones.
Y por último, la pregunta quizá odiosa que suele hacerse en estas entrevistas. ¿Con qué se va a encontrar el público chileno en tu presentación de este 26 de mayo en el Teatro Cariola?
Jajajajaja. Todo bien, igual hemos hablado de muchas cosas interesantes así que esta pregunta nos viene bien. Particularmente en mi show en Chile voy a mostrar bastantes canciones de mi último disco y que no tuve oportunidad de mostrarlas anteriormente, pero también voy a tocar otras varias de mis anteriores trabajos.
Lo que les digo y que te he venido diciendo en esta conversación, es que los invito a que vengan a emocionarse, a mirarse y a llenarse de cosas que tengan más que ver con el corazón y con las emociones que con el cerebro. Después de todo, el cerebro lo tenemos para otros usos. Mi espectáculo es para que la gente venga a emocionarse con las letras o con la música y que terminen dejándose llevar por ello. Ese es siempre mi propósito en los conciertos.
Lisandro Aristimuño en Chile
Sábado 26 mayo / 21:00
Teatro Cariola – Santiago
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