“Lo más importante es que el pueblo se identifica consigo mismo y cree que puede tener un futuro”

Con más de treinta años dedicados al trabajo y estudio de las energías renovables, Miguel Calahorrano es el embajador de Ecuador en el Estado Español desde enero de 2014. Él prefiere definirse como “un luchador popular cualquiera, de esos miles o millones que hay en el mundo”. Esta entrevista nos ha dado la oportunidad de reflexionar con él sobre la situación actual de Ecuador y los importantes problemas sociales y medioambientales a los que se enfrenta el país.

“Lo más importante es que el pueblo se identifica consigo mismo y cree que puede tener un futuro”

Autor: Nicolas Curi

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Miguel Calahorrano es el embajador de Ecuador en el Estado Español desde enero de 2014. Ingeniero por la Escuela Politécnica de Quito, máster en Energías Renovables (Reino Unido) y doctor en Economía Industrial (Francia), conoce de memoria tanto las centrales como los sistemas de energía de su país gracias a su amplia trayectoria como funcionario en INECEL (Empresa Pública Nacional de Electricidad de Ecuador), trayectoria que le llevó a ser ministro de Electricidad y Energía y embajador de Ecuador en Holanda con el Gobierno de Rafael Correa. 

¿Cuáles son tus impresiones sobre la percepción que se tiene en España de Ecuador?

Tengo la impresión de que hay mucho respeto por el cambio suscitado con la Revolución Ciudadana en mi país. En general, el pueblo español tiene una percepción muy positiva del Ecuador y de los ecuatorianos. Con el éxodo que se produjo a comienzos de este siglo de trabajadores ecuatorianos a España, los españoles nos conocen, nos quieren porque somos gente más bien de trabajo, gente honrada.

Se conoce Ecuador gracias a nuestro presidente, que es una figura que suscita mucha admiración, rebasando el ámbito nacional, por su preparación y por el efecto de haber generado un cambio radical en el proceso social y económico del país. El otro día, un español que trabaja para el Banco Mundial (BM) me decía que querían conocer cómo nuestro actual gobierno había logrado ese cambio estructural con respecto al gobierno anterior, que tenía cientos de organismos totalmente inconexos. Afirmó que hoy en día Ecuador tiene una organización eficiente y reconocía que todo esto ha sido inventado, de alguna manera, por el gobierno del presidente Correa. Me decía que les gustaría saber eso porque quieren que se aplique en otros gobiernos. Aquí uno se puede encontrar con cosas así. Como se sabe, nuestro presidente no ha tenido unas buenas relaciones con el BM porque considera que es un organismo nacido del Consenso de Washington con políticas nefastas particularmente para América Latina. Dos días después, escucho la noticia de que el BM le concede 1.000 millones de dólares en préstamo al Ecuador.

En tu relación con los emigrantes ecuatorianos aquí, ¿cuáles son los principales problemas o preocupaciones que te trasladan?

El más doloroso es el de las hipotecas, es un sufrimiento indecible. Creemos que puede haber entre 15.000 y 25.000 familias ecuatorianas afectadas. Si multiplicamos por una media de cuatro miembros por familia, la cifra sube notablemente.

¿Cómo está ayudando el Gobierno de Ecuador a sus ciudadanos y ciudadanas ante este problema?

Les damos asistencia legal, que es lo que podemos hacer. En eso estamos invirtiendo mucho. Yo he trabajado siempre en contacto con organizaciones de gente pobre, de sindicatos, campesinas… Pero nunca había imaginado que puede haber peores cosas que quedarse sin trabajo o la ruptura de la familia… Algo peor es pasar por un desahucio, donde la alternativa que tienes es irte a vivir debajo de un puente. Si estuviesen en su propio país podrían irse a vivir donde la prima, donde la suegra, o pedir posada al vecino. Pero aquí no. Aquí el destino es la calle o regresar al país. ¿Y eso cómo se hace con hijos, a veces menores? Es un sufrimiento muy agudo, es lo que más me ha impactado. Comprendiendo eso, nuestro gobierno ha planteado esta prioridad. Nosotros tenemos 150 asistencias diarias a nuestros compatriotas con abogados. Esto es una guerra. Estamos en guerra con los bancos, esa es la realidad. Y si esas familias finalmente sufren el desahucio, para nosotros quiere decir bajas en la guerra, familias que caen abatidas por el poder de los bancos. Esto para nosotros es el problema más grave, pero hay otros: el propio desempleo, la crisis, el hecho de que los jóvenes con familia desestructurada cogen el camino de las bandas…

Ahora con la crisis también se están multiplicando los casos de violencia contra la mujer. Todos estos son problemas graves.

A pesar de esta realidad, y aunque no se está dando mucha difusión, se produce una paradoja en nuestro país: por primera vez muchas y muchos jóvenes españoles están dejando de emigrar a Alemania para irse al Ecuador.

Tenemos un programa público, el Prometeo, con estos datos: el 25 por ciento, uno de cada cuatro prometeos que recibimos, viajan desde España. Esencialmente son jóvenes con máster o doctorado que van a ayudar a elevar el nivel académico de nuestras universidades y corregir las deficiencias de nuestras empresas. Sólo a través de este programa hay aproximadamente unos 200 españoles, además están las universidades particulares, de las que no tenemos cifras exactas. Tenemos también una serie de empresas que requieren de profesionales. Necesitamos, por ejemplo, 5.000 maestros y 2.000 médicos de especialidad. Pero esto, que ahora se presenta de forma más masiva, siempre ha sido así. Antes venían principalmente personas relacionadas con la religión, como curas y monjes de todas las comunidades. Han hecho trabajos increíbles por el pueblo ecuatoriano: al tiempo que han ido llevando la religión, han llevado la tecnología, han construido hospitales.

Se conocen bastantes cosas del presidente Correa porque, como tú bien decías, es una figura mundial. Pero, ¿qué señalarías como cambios fundamentales para un ciudadano ecuatoriano?

Primero señalaría, como técnico, que todas las infraestructuras de industrias de redes (telecomunicaciones, energía, puertos y aeropuertos, sistema vial, etc.), por efecto de las privatizaciones, estaban obsoletas o al borde del colapso. Era un país que estaba a punto de irse al precipicio. Todo eso se ha recuperado de una manera rápida y bien hecha. Es lo que se denomina “revolución”. Ahora nos lanzamos, de acuerdo con esa base, a otros objetivos mayores que tienen que ver con la búsqueda de un desarrollo que dependa de nuestros propios esfuerzos, lo que llamamos el cambio de la matriz productiva. Pero ha habido más mejoras: la educación ha cambiado radicalmente, y es por eso que la Universidad de Barcelona nos ha otorgado el Doctorado Honoris Causa en Educación. En la lucha contra la pobreza ha habido mejoras sustanciales: simplemente el haber rebajado las cifras de la pobreza del 38 por ciento al 23 que está ahora es un cambio radical. Se supone que al menos un millón de ecuatorianos y ecuatorianas han dejado de ser pobres y ahora mismo están en la clase media. Eso para nosotros es de mucha importancia, aunque quede trabajo por hacer.

Pero lo más importante es que el pueblo se identifica consigo mismo y cree que puede tener un futuro mejor. Teníamos un país acabado, en estado de cenizas, y eso se ha recuperado.

También se han recuperado otros valores. No creo que se haya destruido totalmente la corrupción en el Ecuador, pero es que hasta antes de Correa esto era un cáncer que ha sido estirpado en gran parte, ahora sí que podemos decir que los honestos somos más. En esta acción social estamos arrinconando a los corruptos.

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Hablas del cambio de la matriz productiva y eso nos lleva a uno de los temas más polémicos a nivel nacional e internacional: el Yasuní. La llamada que hizo el gobierno del Ecuador a la responsabilidad del mundo para poder suplir la riqueza que podía sacarse del Yasuní y poder emplearla en educación o en salud fue una gran esperanza para toda la gente que creemos en un desarrollo de acuerdo a la naturaleza. Finalmente eso no se cumplió y hace poco Correa anunció que posiblemente una parte del Yasuní va a entrar en exploración. ¿Cuál es la posición actual del gobierno ecuatoriano sobre este asunto?

Toda obra civil significa un ataque a los sistemas ecológicos de la naturaleza. Desde este punto de vista, las obras civiles que más daño hacen son las carreteras. No sé por qué razón no se cuestionan las carreteras cuando éstas suponen inmensos movimientos de tierra si las comparamos con cualquier obra de ingeniería civil de energía, de minería, de extracción de petróleo. Si el mundo no consigue establecer unos protocolos, una actuación científica, para que todas las obras de ingeniería tengan establecidos ciertos límites para no rebasar la agresión a la naturaleza y, lo que es más, se asignen, para todas las fases de la gestión empresarial, de la extracción y del uso de esos recursos naturales, unas ciertas cantidades económicas (que no deben ser marginales) para ejercer acciones de recuperación de los daños ecológicos que toda obra de ingeniería civil realiza, si no se establece esto, yo creo que en todo el mundo vamos a tener problemas graves. Sin embargo, resalta el Yasuní porque es uno de los epicentros de biodiversidad más elevados del mundo. Pero ahí también es posible realizar una ingeniería, una explotación integralmente sostenible.

Ecuador no es un país rico. Tiene unas reservas petroleras que están en 26 grados API, es decir, que no es el mejor petróleo del mundo. Venezuela y los países árabes tienen petróleo de 40 grados API y garantizados para todo este siglo. Ecuador tiene una reserva de petróleo que no podría ir más allá, al nivel de explotación actual, del año 2030. Necesitamos pasar de la era de la explotación del petróleo a la de las energías renovables so pena de que si no lo hacemos nuestro desarrollo colapse y con ello nuestra sociedad.

Y Ecuador es un país pobre. Cuando hablamos del 23 por ciento de pobreza, estamos hablando de población que se enfrenta a problemas  fundamentales de salud, educación… ¡Pero los más elementales! Por ejemplo, que un elevadísimo porcentaje del agua tiene heces fecales. ¿Cómo se puede asegurar un tratamiento sanitario adecuado a un pueblo si se está entregando agua con heces fecales? Hasta hace poco, Quito, la primera ciudad del país, era así. También está la educación: necesitamos especialistas en todos los dominios de la ciencia. Eso cuesta dinero y no tenemos. El Yasuní supone entre 7 y 16 mil millones de dólares, un dinero del que no podemos privarnos para poder resolver estos problemas.

Si vamos por la vía de preservar el Yasuní, ¿de dónde saldría el capital para hacer frente a estas necesidades? Nunca nadie ha planteado una alternativa, pero es la realidad en el manejo del Estado.

Esto nos acerca a otro problema importante: el ataque de Chevron- Texaco a la Amazonía ecuatoriana y la demanda que ha interpuesto esta multinacional al gobierno ecuatoriano para que el Estado les indemnice con 9.500 millones de dólares.

Para nosotros el punto central está en la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya, porque en el 2015 tendremos que ir a comparecer. Nuestra batalla fundamental es que se reconozca la responsabilidad de Chevron al haber provocado tan tremendo daño en nuestra región amazónica y en todo el país. Sin embargo, Chevron quiere endosarle esa responsabilidad al Estado ecuatoriano. 9.500 millones significa casi una tercera parte de nuestro presupuesto nacional, eso haría que nuestro Estado quebrase. Aunque a ellos no les importe, a los ecuatorianos sí, y es por eso que estamos luchando.

El gobierno de Ecuador (apoyado por otros tantos países) presentó una medida en Naciones Unidas para intentar generar una arquitectura jurídica en la cual se pueda, de alguna forma, denunciar las arbitrariedades de las multinacionales. ¿Cómo va este proceso?

Buscamos ganar consenso con todos esos países para el apoyo a esta tesis. Por el momento ya hemos ganado con el hecho de que una empresa norteamericana haya hecho una auditoría ambiental para valorar los daños causados por Chevron y sus informes señalen criterios favorables al Ecuador. Queremos dar a conocer los resultados de esa auditoría y esperamos propiciar mayor control sobre estas multinacionales, que, hasta día de hoy, han hecho lo que les ha dado la gana en el mundo.

En las últimas elecciones municipales, los candidatos apoyados por el presidente Correa perdieron en alguna de las ciudades más importantes. Algunos comentaristas nacionales e internacionales dijeron que la Revolución Ciudadana está en crisis. ¿Es cierto?

 No, creemos que no. Alianza País tiene entre 44 y 46 por ciento de los votos (tomando en cuenta el promedio total de la votación). Es en este momento el partido con mayor número de alcaldes o alcaldesas y, en los municipios donde no tiene alcalde maneja la mayoría de los consejos municipales. Sigue siendo el partido con mayor influencia política.

Hubo una serie de políticas que se desarrollaron particularmente en algunas ciudades que no guardaron lo que puede ser el espíritu de la Revolución Ciudadana en el exacto sentido de siempre respetar las necesidades y los intereses de las mayorías. En Quito, por ejemplo, hubo el caso de las multas de tráfico. Nos parece muy positivo que el pueblo, que ha avanzado mucho en su conciencia política, ya no tolere estas cosas y haya tenido la capacidad de levantarse y decir: “esto no está bien; queremos mucho al presidente pero esto no vamos a tolerarlo”. Es un buen signo porque demuestra que estamos construyendo un proceso irreversible y que ya no va a ser posible que otro gobierno cambie totalmente lo que hemos hecho hasta ahora. Ahora, también hay que pensar que en Ecuador, como en toda América Latina, desde siempre las fuerzas del Norte han buscado penetrar por los menores resquicios que presenten los procesos revolucionarios para tratar de boicotearlos, impedir que estos avancen y propiciar su auto-derrota. Hay ciertos sectores a los que no interesan los triunfos de las revoluciones populares y democráticas en América Latina y que quieren que éstas fracasen. Esos intentos son serios, no son juegos. Como decía un amigo, “el imperialismo no es un tigre de papel”.

En América Latina las poderosas oligarquías han servido de plataforma de lanzamiento para todas esas acciones que provienen del Norte. No debemos olvidarnos del caso de Salvador Allende y el boicot que recibió mediante el financiamiento y la organización política del paro de los camioneros en Chile, por ejemplo. No debemos olvidar tampoco que la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua cayó por la acción del movimiento de la Contra, que fue promovido por el gobierno de los Estados Unidos de América (ya existe un fallo a favor de Nicaragua por parte de la Corte Penal de la Haya). Son dos ejemplos que muestran que existen ciertos sectores interesados en promover el fracaso de nuestros procesos revolucionarios. Sabemos muy bien que el mejor antídoto para eso es, y tiene que ser siempre, más y mayor democracia; más y mayor trabajo por esa democracia que apunta a que se den las condiciones materiales necesarias para que las personas pobres puedan vivir en condiciones dignas, acordes con los Derechos Humanos.

¿Se va a reformar la Constitución para que Correa opte a un tercer mandato?

Es posible, está en discusión. Queremos que el país continúe avanzando y si los sectores retardatarios que han sido afectados por la Revolución Ciudadana (con la obligatoriedad de pagar impuestos, por ejemplo, que hasta entonces no pagaban) están al acecho de la salida del presidente para pretender volver con el país al pasado, no se lo vamos a permitir. Y para eso sostenemos instrumentos democráticos, pacíficos, previstos dentro de nuestra propia carta constitucional, de los que haríamos uso.

¿Algo que quieras añadir?

Estoy muy impresionado por la generosidad de los españoles. Lo mejor que tenemos en nuestra lucha por las hipotecas son entre 15 y 20 abogados españoles. Son abogados jóvenes, con un espíritu de servicio y de apoyo a nuestra gente en la batalla cotidiana de las 150 asistencias diarias. Y son sólo una muestra, porque en todos los sectores veo el mismo espíritu de apoyo, de solidaridad, de hermandad con nuestro pueblo. Quisiera enviar a estas personas un inmenso saludo de agradecimiento en nombre de mi pueblo.

Fuente: Revista de los Pueblos

Artículo publicado en el nº62 de Pueblos – Revista de Información y Debate, tercer trimestre de 2014.

 


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