Los Archivos de Cantillana: El descontento y el despertar social en Chile

Nació en una familia de izquierda

Los Archivos de Cantillana: El descontento y el despertar social en Chile

Autor: Cesarius

FOTO: César Baeza Hidalgo

Nació en una familia de izquierda. Una abuela comunista y evangélica, “mezcla explosiva”, afirma; una madre que tuvo que recurrir a la Vicaría de la Solidaridad cuando necesitó vestirlo o alimentarlo y un tío mirista, que estuvo dos años preso en Tres Álamos antes de salir al exilio, marcaron una infancia que sin duda determinó su manera de mirar el mundo.

Tipo sencillo, Néstor Cantillana (36), le destruye a uno el prejuicio relacionado con el actor que aparece en la tele a los cinco minutos de iniciada la charla.

CRECE EL DESCONTENTO

-¿Es justificado el descontento en Chile?

-Yo creo que sí, porque una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. A un Gobierno o el Estado, como a un padre, no se le respeta cuando dice una cosa y hace otra. Los niños, cuando tú les dices: No grites. No te pescan si es que te ven gritar todo el tiempo. El Estado ha prometido muchas cosas que no cumple. O cuando los jóvenes, por suerte, como todos los jóvenes durante todas las épocas, quieren cambiar el mundo, no se ven reflejados. Es súper justificado el descontento.

-¿La gente va para un lado y las decisiones políticas para otro?

-Sí, mira, lo que le importa a la gente no le importa a los políticos. Que en 20 años de gobiernos de la Concertación no se haya hecho una política más dura respecto del medio ambiente. No se entiende. La única forma de explicarlo es que se les pasó, porque no era importante para ellos. No quiero creer que era gente perversa.

-Como ciudadano ¿Cuál piensas que es la solución a la inequidad de Chile?

-Tiene que haber un impuesto al lujo, tienen que subir los impuestos. Y no tiene que haber otros que apuntan a la educación como el impuesto al libro. En gobiernos de la Concertación, que se suponía que había gente de la cultura, no se hizo. El impuesto al libro sigue igual.

 

EL TEATRO ES EL HOBBY DE LOS ACTORES

Cantillana es un hombre de casa y tiene responsabilidades que asume en el hogar, así que debió negociar con su esposa –Macarena Teke- para recibirnos un sábado por la mañana, mientras abrían una cafetería en Manuel Montt donde terminamos la entrevista. Ya finalizada, nos despide y partió a comprar a la feria. Esto de volver a ser padre (Santiago nació hace menos de un mes) trae consigo mucho trabajo que debe ser compartido, y asume que hay ciertas cosas que deben postergarse por un tiempo.

-¿Qué prefieres? ¿Teatro, cine o televisión?

-A mí me cuesta mucho más dejar el teatro que la tele o el cine. Pero el teatro se hace en tiempo de hobby. Eso lo hacen todos los actores –y actrices-. Después de hacer lo que les da las lucas -clases o televisión- se van al ensayo de teatro, de 7 a 10 de la noche. Yo viví así hasta hace poco. Ahora no me da el cuero. Ya estoy viejo, y necesito tener tiempo para descansar, estar con mis dos hijos -Lautaro tiene 3-, darles comida, estar con mi mujer.

-Suena raro que alguien que se dedica a la actuación, para hacer teatro deba hacerlo en los tiempos extra.

-Lo terrible es que la vida del actor es así. Porque nadie vive del teatro, salvo que te ganes un proyecto Fondart que te asegure un sueldo por dos o tres meses. Y tampoco el sueldo puede ser mucho porque vas a trabajar realmente dos o tres horas diarias. El ideal sería levantarse por la mañana y empezar el trabajo a las 9 o 10 de la mañana, ensayar hasta las 5 o 6 de la tarde y vivir de eso, pero no se puede.

-¿Y el hecho de que sea tan caro el teatro en Chile?

-Pero es que es todo, el libro es caro…, -suspira- pucha, no se, qué te puedo decir. Porque a pesar de que sí, el teatro es caro, incluso con lo caro que es, un actor no podría vivir sólo de hacer obras de teatro. Con eso te digo todo…

 

LOS ARCHIVOS CARDENALICIOS

Los papeles que hace, según dice, en general le interesan, y ha tenido la fortuna de poder actuar en proyectos que le parecen importantes. En la serie ‘Los Archivos del Cardenal’ él es Manuel, un mirista enfrentado a la disyuntiva entre dos amores: La lucha política y el de una mujer.

El tío materno, quien cumplió el rol de padre en la vida de Cantillana, fue militante del MIR, cuando tenía cerca de los 30 estuvo dos años preso en Tres Álamos, en dictadura.

-Frente a la historia del Chile reciente. ¿Cómo ves el rol de la Vicaría de la Solidaridad?

-Considero que el trabajo que hizo la Vicaría fue fundamental. No era como una asesoría espiritual, no más. Pero eran otros tiempos de la Iglesia Católica. Mucho más activa, más comprometida. Salvaron la vida de mucha gente.

-¿Y el papel que interpretas? El de una persona que opta por resistir por la vía de las armas.

-No se lo que habría hecho en esa época. No se qué haría si matan a una pareja que me dio alojamiento mientras yo estaba clandestino, por ejemplo. O si matan a un hermano. Lo más probable es que hubiera agarrado las armas y habría tenido una respuesta más radical. Pero quién sabe, a lo mejor no, a lo mejor habría sido como muchos otros que prefirieron la vía legal o se fueron del país no más. No puedo hacer un juicio con respecto a la gente que toma esa decisión, yo la respeto.

-¿Alcanzas a ponerte en el lugar de Manuel (el personaje)?

-Entiendo ése camino y sus costos, por eso encajé muy bien en el personaje del mirista, porque conocía esa historia. Había leído también hace poco el libro sobre el atentado a Pinochet. Primero la historia con el Igor, mi tío, que era lo más importante, y un poco conocía a lo que se referían cuando leía el guión y los personajes hablaban sobre el miedo, y decían, por ejemplo, sobre Pinochet: “Este viejo culia’o no puede tenernos así, con tanto miedo”, yo recordaba a mi abuela diciendo esos textos.

-¿La serie alcanza a ambientar lo que pasaba en dictadura?

-Lo bueno es que logra retratar la desconfianza que había en esos tiempos. Todo el mundo desconfiaba de que alguien fuera un sapo, no se podía decir abiertamente lo que uno pensaba, todo era en código.

-¿Cómo entiendes el rol que jugaron las organizaciones armadas en dictadura?

-Creo que fue importante que un grupo de gente estaba dispuesto a morir por una causa. Eso es importante, fue importante y será importante en la historia.

Son contingencias históricas y sociales que ojalá uno como país no vuelva a repetir, y que es súper fuerte levantarse en contra de un hermano, de un chileno. Pero también hay un trasfondo súper humano que tiene que ver con el amor. El amor a un ideal.

 

LA MEMORIA PAÍS

Le cuesta enfrentarse a todo lo que Chile no ha resuelto después de 21 años de que el dictador le entregara la banda presidencial a Patricio Aylwin, en 1990, porque reconoce que siempre tuvo expectativas de que algo haría que se resolviera, pero lo asume.

-¿Qué temas piensas que Chile tiene pendientes de resolver?

-Varios. Yo creo que Justicia. La justicia en todo lo que tiene que ver con la dictadura, creo que no está resuelto.

Me parece vergonzoso que en este país no se sepa quiénes fueron los pilotos que bombardearon La Moneda, y que en el Ministerio de Defensa digan que no saben, y la Fach diga que no sabe, y nadie sabe. Es como un insulto a la inteligencia de la gente, del pueblo. ¡Si uno no es güevón!

-¿Es posible el perdón o la reconciliación en estas circunstancias?

-La única forma de que exista perdón y de que pueda existir reconciliación es que haya justicia. Es que gente que torturó pague. Que esa gente que torturó denuncie a sus superiores y que alguien se haga responsable. Hay que asumir. En la crianza de los niños uno tiene que enseñarles que cuando uno comete un acto, ese acto siempre va a tener consecuencias. Y hay que asumir las responsabilidades de esos actos ¿Por qué con un militar va a ser distinto?

-Pero tú crees que la Concertación ¿Tuvo que negociar o prefirieron hacerlo?

-Un poco las dos cosas. Desde la transición en adelante tuvieron mucho miedo, por una cosa mental, como miedo al patrón de fundo. Ahora estamos gobernados por los propios dueños del país.

-¿Justicia en la medida de lo posible?

-¡En la medida de lo posible! Se ha dialogado demasiado. Como tranzar, el lobby, y está bien en alguna medida, pero faltó ponerse los pantalones para cambiar el binominal, para cambiar la Constitución del ’80, que es hecha en dictadura, no es representativa.

-¿Hay deuda con el pueblo mapuche? Ha estado en la palestra. ¿Está superado?

-Hay una deuda, por supuesto. Pero ahí lo que pasa es que también hay un problema funda

mental, de cultura. El Estado chileno tiene que entender que para el pueblo mapuche ellos no son dueños de la tierra, no es que ellos quieran recuperar sus tierras, ellos son de la tierra. Que le apliquen Ley Antiterrorista a los comuneros mapuche, es una vergüenza, no puede ser.

-El tema del olvido es un problema grave en Chile, entonces…

-Sí poh. Es muy grave, porque la única forma de que no vuelvan a suceder atrocidades como las que sucedieron en dictadura, esos atropellos a la dignidad humana, es que exista memoria.

Los atropellos que se cometieron a los derechos humanos es porque hubo gente que pensó que habian vidas menos importantes que otras.

 

LA EDUCACIÓN: EL GRAN SÍNTOMA DE LA ENFERMEDAD

Ha salido a hacer sonar sus ollas, junto a sus vecinos de manera festiva; ha marchado en varias ocasiones apoyando el movimiento estudiantil y considera que hay que escuchar la voz de los jóvenes.

-¿Consideras que somos un país arribista? ¿En qué se nota eso?

-Se nota en todo orden de cosas. Está eso de que nos hemos comprado mucho el cuento del mercado, del exitismo, de que mientras mejor te vaya, más se tiene que notar. Tu casa tiene que ser más grande, tienes que tener más autos: Eso es el éxito.

Por eso es que también mucha gente no entiende esto de que los jóvenes exijan educación gratuita. Es como si fuera muy raro, si hay que pagar por todo: “¿Cómo no voy a pagar para que mi hijo vaya a la universidad?”. A la gente se le olvidó que Lagos, Bachelet ¡todos estudiaron gratis! Cuando Chile era un país pobre, la Educación era gratuita, y ahora que es rico, los aranceles de las universidades son los más caros del mundo.

-Cuando se habla de lucro en Educación, el Gobierno plantea transparentarlo. ¿Es ese el camino?

-Creo que transparentar el lucro es como decir: “Mostremos las cartas y digamos sí, nos estamos forrando, haciendo un negocio con esto, no es lo que dice –ni- la Constitución. No es una solución. Hay que eliminar el lucro.

-¿Por qué?

-Porque no puede ser un negocio. No puede ser que se vea a los estudiantes como clientes. Sobre todo si se les quiere dar una enseñanza de calidad, que es la pelea también. Se podría sacar plata del cobre, se podría fortalecer la Universidad pública…

-¿Por qué se ha contagiado la gente con la demanda de los estudiantes? En un país que parecía dormido.

-Porque es gente joven la que la está llevando. Y cuando tú vas a las marchas, y ves a los muchachos cantando, con las caras pintadas, hay buena onda, hay puro amor detrás.

Cuando se suma el colegio Saint George, o colegios privados, es porque ellos, a pesar de que son privilegiados, quieren que todo el mundo tenga acceso a una buena educación.

En el primer cacerolazo salgo a la calle y hay gente joven, abuelos, la familia -eso fue el día de la represión brutal de la policía-, y era pura energía positiva. No había rabia…

Era un “no queremos más esto, no queremos que un Gobierno trate así a sus niños”.

-¿Piensas que en el movimiento por la educación hay claridad de para dónde va la micro?

-Yo me quedo con la boca abierta cada vez que escucho a Camila Vallejo, o a Giorgio -Jackson-, es gente lúcida. No están tonteando, no hablan con eslogan, saben lo que están haciendo, lo que están pidiendo y hay que esperar que mantengan esa lucidez, para ver si es que en algún momento pueden ser los dirigentes de una clase política que hagan de este país, uno que no busque crecer al 8% para ser un país desarrollado. ¡No! ¡Qué importa! Que vivamos mejor, que haya menos contaminación, que haya impuesto al lujo de verdad, o sea, si tienes plata paga. Con más justicia.

-¿Qué piensas cuando ves el énfasis que ponen los noticieros de televisión en la violencia de las marchas?

-Es un pensamiento equivocado, no más. Porque si tú sacas el cálculo, en la última marcha eran alrededor de 120 mil personas y creo que los detenidos en todo el país no eran más de 4 mil. La proporción era súper desigual, o sea, era mucho más la gente, la familia, yo creo que hay algo ahí con los medios que es un problema de ética.

Yo hace mucho tiempo que ya no me informo por la televisión.

-¿Ves alguna relación con que haya grupos económicos detrás de los noticieros?

-Sí, claro que la veo. El único periodista que me da confianza en televisión es Tomás Mociatti. Y ahí hay una familia dedicada al periodismo. ¡Hacen falta medios en que el periodista se moje el poto, que diga su opinión!

-La forma en que se ha reprimido de manera indiscriminada a menores de edad ¿Se justifica ante la magnitud de los hechos en las marchas?

-No se justifica. Y creo que es una provocación siempre la cantidad de carabineros. Porque no es que estén velando por el orden, sino que son de Fuerzas Especiales y hay micros como anunciando “aquí es donde los vamos a meter”, y mostrando “estas son las lacrimógenas que les vamos a tirar”, y de partida se genera un ánimo. “Vamos a actuar, es cuestión de tiempo, a la primera nosotros intervenimos”. Yo he estado en manifestaciones caminando con mi mujer, o con los niños, y de repente, de la nada, lacrimógenas. ¡Porque sí! ¡No hay ninguna voz de alerta! ¡Chucha, si me dan la orden de que tengo que tirar bombas lacrimógenas, avisaré o trataré de hacer algo para que se vayan los niños, que se vaya la gente! ¡Es a rajatabla, no más! ¡Eso me parece muy absurdo! ¡Cómo no vas a generar rabia y cómo no le van a dar ganas a los cabros de agarrar piedras y tirárselas? ¡Es lógico!

-¿Piensas que el Ministro Hinzpeter tiene alguna responsabilidad en la represión ejercida a menores de edad?

-Tiene toda la responsabilidad. Es el que debería velar porque este tipo de marchas sucedan pacíficamente. No instalar un ejército para provocar a los estudiantes.

Yo vi en Youtube, hace poco, varios videos en que estudiantes increpan a los encapuchados o a la gente que quería tener acciones más violentas, profesoras, también, parando las acciones de violencia, y los carabineros mirando. Es absurdo, y cuando actúan, van en patota, tiran lacrimógenas, mojan a todo el mundo. Yo no se si Hinzpeter ha sentido lo desagradable que es una bomba lacrimógena. O que te mojen y tener que estar cagado de frío.

Yo creo que ese señor vive en otro planeta. Como puede tener la cara de raja de irse de vacaciones al trópico cuando acá está la cagá’! Es una provocación. Es vergonzoso.

-Se habla de prohibir las marchas por la Alameda y surgió una propuesta de protestar por el barrio alto ¿Cómo te parece esa idea?

-Excelente. Me parece una buenísima idea. O fuera del Parque Arauco, ponte tú. Sería increíble, muy bueno. Claro, es que no puede ser. Veamos si tiran lacrimógenas ahí, si ahí reprimen como acá.

-¿Consideras que el Gobierno ha sido razonable a la hora de negociar con el movimiento por la Educación?

-Quizá para ellos sí. En su pensamiento creen que han hecho mucho más de lo que estarían dispuestos a hacer. O se han visto obligados a dialogar, pero creo que no dialogan realmente. Esta cosa del GANE, por ejemplo, son puros eslogan. No les interesan los temas de fondo.

Hay intereses creados. Están apostando a que el movimiento se desgaste y a potenciar los hechos de violencia, pero no sospechan que este movimiento es para largo. Y los muchachos, por lo menos con los que yo he hablado, están dispuestos a perder el año, y perder dos años, si es necesario.

-El tema de la Educación es síntoma o fondo. ¿Es el problema en sí o es el síntoma de una enfermedad social mayor?

-Es como tú dices. Es como el síntoma por donde descubrimos la enfermedad. Y por suerte, como tiene que ver con la Educación y los que están haciendo y moviendo las cosas son gente joven, lo hacen con fuerza, con energía, por eso a pesar de que uno está metido en un sistema de producción y trabajando, ellos son capaces de parar todo para instalar el tema. Pero claro, es un síntoma.

Yo creo que el tema de fondo es la desigualdad. Ahí está el punto. Yo nací el ‘75, entonces no alcancé a vivir o ver un poco el proyecto de la UP, pero la idea o el concepto de igualdad, es decir, trabajar para que todos tengan las mismas posibilidades es algo que ahora sólo suena a lujo.

-¿En qué se nota la desigualdad?

-En la concentración de poder económico en unas 5 o 10 familias que son las dueñas del país. Se mete en el ADN de la gente que para surgir hay que tener plata, el fin último es la plata, no la cultura, no la Educación, no es el estar con la familia. Se refleja cuando escucho a la derecha más furiosa, como Carlos Larraín, como un patrón de fundo indignado.

-Pero luego de las marchas los noticieros no hablan de eso…

-No puede ser que la conversación, en relación a las marchas, vaya hacia la violencia, …, desvía de conversar de lo realmente importante, que la gran mayoría de la gente está de acuerdo con esto, y es que la educación sea gratuita y de calidad para todo el mundo.

 

LAS SALIDAS POSIBLES: EL PAÍS QUE QUEREMOS

-Ahora hay una propuesta de hacer plebiscito: ¿Crees que sea una salida razonable para resolver estos temas?

-Puede ser, pero creo que habría que hacer varios plebiscitos. O en ese mismo plebiscito preguntar si la gente está dispuesta a cambiar la Constitución, y más cosas. Yo creo que un gran tema sería cambar el binominal para que en el parlamento exista mayor representatividad.

No creo que sea malo un plebiscito, pero lo fundamental es cambiar la Constitución.

-¿Y Asamblea Constituyente?

-Eso me parece más participativo. Quizá el plebiscito pueda hacerse para cambiar la Constitución, una cosa como de fondo. Y lo más concreto, se pueda ver en la Asamblea Constituyente.

-¿Qué propondrías tú si pudieras tomar decisiones? ¿Y qué habría que mejorar?

-Hay que cambiar muchas cosas, hay que escuchar a los viejos, hay que respetar a los jóvenes y hay que poder valorizar cosas que son realmente importantes como es el amor: El amor filial, el amor de pareja, el amor de los amigos, eso es lo más importante de la vida. Entonces si uno ve las cosas desde el amor, no puedes decir las estupideces que dice Hinzpeter con respecto de los estudiantes, si ves las cosas desde el amor no puedes mandar twitter como los que mandó esta funcionaria de que “hay que matar a la perra pa’ que se acabe la leva”.

-¿Qué mundo piensas que es el ideal para habitar?

-Yo creo que un mundo que se preocupe de lo esencial. Que proteja a la naturaleza y que proteja al ser humano. No puede ser que taparte una carie sea un lujo. No puede ser que lo esencial, salud y educación sean un lujo. No puede ser que respiremos la mierda de aire que respiramos.

Para mí ese sería el mundo ideal, en que todos trabajamos para el bien de los demás, no como en este sistema, en el que siempre estamos compitiendo. Hay que dar espacios de libertad, de conciencia. No les quiero enseñar a mis hijos a que tengan conciencia social, y que ayuden a los pobres. Quiero que trabajen y que hagan todo lo posible para que no haya más pobres.

Por César Baeza Hidalgo

Twitter: @Cesar_inBH

El Ciudadano Nº108, segunda quincena agosto 2011


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