Marcelo Pizarro: «Si no sientes amor, no puedes hacer arte»

Marcelo Pizarro es un artista, un escenógrafo chileno que se dice un “concretador de sueños”

Marcelo Pizarro: «Si no sientes amor, no puedes hacer arte»

Autor: Wari

Marcelo Pizarro es un artista, un escenógrafo chileno que se dice un “concretador de sueños”. Lleva años en el circo y siente que la cultura en nuestro país tiene aún mucho que encontrar y entregar por parte de todos quienes participamos de los nuevos movimientos sociales. Son esas compañías y actores culturales, que comienzan a cosechar y transmitir nuevos aires a nuestro país; como generaciones de fértiles raíces, que hoy aprenden de esos cultivos que han dejado grandes personajes como nuestro entrevistado.

-¿Cómo concibe usted la idea de una «obra de arte»?

-En este caso me pongo a disposición de un director en que me trato de esforzar que su intención sea resaltada, lo más destacada posible y que llegue a su clímax máximo al aparecer.

-¿Cómo defines tu trabajo, dónde estás dentro del arte, cuál es tu rama?

-Mi rama es enseñar, ese es el propósito final. Creo que es poder proyectar lo que yo he aprendido en la vida, en la que se hace uso de todo tipo de materiales, todo tipo de escenas mentales que se puedan concretar en los aspectos más simples y a veces también complejos: Es saber hacer uso de un palo de fósforo o de una silla, de una astilla o de un palacio.

-¿Nos podría comentar un poco sobre «La Ciudad Alta» que hizo para Mauricio Redolés?

-Ciudad Alta está escondida en un “bolsillo de perro”, está casi destruida, estuvo casi por ser incinerada incluso, y de pronto se salvó pensando en algo a futuro, pensando en que no podía morir. Ciudad Alta es mi visión de un libro de mi amigo, de mi gran amigo que aún no ha lanzado ese libro: Mauricio Redolés.

Esta obra fue mi interpretación, fue mi visión y al final fue tanto el empeño y el empuje que estuve dos años a ocho horas diarias como reloj construyéndola. Y logré algo, logré algo que ahora no se puede eliminar, hay que buscarle ahora un futuro y ya creo que lo tiene, está instaurado, hay que terminarlo ahora, veo que los caminos se juntan de alguna manera.

-¿Podría decirnos unas líneas sobre la relación entre escultura, artesanía, arte y carpintería?

-Ebanista me dijeron una vez, y que estaba extinto…. bueno, todavía no (risas). Antes de extinguirme hice un piano para una escenografía reciente de Mauricio Celedón, donde la cola la hice con la forma de un barco.

Para mí, todas estas cosas que nombras son un enamoramiento permanente, incluso de dejar los hijos e irte, y que ellos también se vayan y se proyecten, todas estas relaciones son algo hermoso, es amor.

-¿Cuál es su parecer respecto de cómo se vive la cultura en nuestro país?

-Se sobrelleva más que se vive. También se manipula mucho, se tergiversa, pero se logra, a pesar de todas las personas que no quieren, se hace, y en grande. A veces se hace con un poco de “pie forzado” pero se está consiguiendo algo mejor. Creo que se vienen tiempos muy buenos para el arte, la mentalidad de nuestros hijos que ya están crecidos y los que aún se están criando con esta mentalidad nueva que asoma, que se nos viene, que no van a poder pararlo, es algo que nos va a hacer más grandes, más humanos y que nos va a permitir que todas las razas podamos estar juntas. Es querer decir también, que no estemos todo el rato descalificando a los demás, y sin querer nombrar la palabra “política” que es tan mierda, cabemos todos en la cultura y no puede quedar nadie fuera.

-Si tuviera la posibilidad de dar un mensaje a nuestro ministro de Cultura ¿Qué le diría?

-Me sorprendes con la pregunta, así tan rápido no podría pensar algo… podría decirle: “mierda mierda”. Creo que es lo más indicado para que nos vaya bien a todos. Que nos ayude a empujar esto, porque creo que en su interior lo está haciendo, pero ahora las trabas que quizás pueda tener cuáles son, y yo estoy siendo un poco acogido por esa mano ahora, entonces, no podría escupirla.

-¿Cuál es la impresión que tiene del teatro chileno?

-La impresión que tenía, no es la que tengo ahora. Hace un tiempo atrás pensaba que era una situación plana, pacata, llena de pancartas y de muy poca figuración tridimensional, que es lo que es realmente un teatro: Una intención de proyectar y de dar conceptos, entregar ideas, sabores, colores, formas, alturas. Y ahora lo que pienso, es que el teatro es el arte de todas las disciplinas: En que podemos meter circo, cine, multimedia, que se ha posicionado ahora último. ¡Y esto es así! ¡Es ópera, teatro, cine, saltimbanqui, malabarismo!… Es la expresión.

-¿Escucha radios nacionales?

-Estoy tan embobado en mis nuevos proyectos que no me da para pensar en radios, estoy demasiado ocupado, el día amanece y oscurece y estoy con otra función de nuevo.

Quiero entregar cada vez más a lo que hago.

-¿Cómo es tu proceso de creación cuando haces una obra?

-Cierro los ojos. Me imagino lo que tengo que hacer, y así hago las cosas. Escucho mucho. Me embarco en las cosas de los demás, porque yo soy un escenográfo, entonces estoy prestando un servicio. A veces, incluso, tengo que trabajar “en off” por el respeto que merece una obra de teatro, y así que mi trabajo no sobresalga sin querer hacerlo.

-¿Qué proyecto se encuentra desarrollando en este momento?

-En este momento soy Jefe Técnico del Parque Cultural de Valparaíso. Aquí quiero hacer talleres de escenografía, enseñar lo que sé hacer, quiero ayudar a las compañías de teatro emergentes, porque en Chile no se enseña este tipo de arte, solo se enseñan soluciones de espacio y ambiente, que todavía podrían llegar a más, sin descalificar a nadie, o estoy con las orejeras del caballo de feria y no veo hacia los lados porque estoy muy comprometido con lo mío. A lo mejor soy egoísta, y qué tiene.

Por Pía Sommer Catalán

Cultivos Chilenos  (Suplemento Arte & Cultura)

El Ciudadano Nº118, segunda quincena enero 2012


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