María José Pizarro, diputada de Colombia: «La reforma tributaria fue la gota que rebasó el vaso de la sociedad colombiana

En entrevista en Voces sin Fronteras, la representante a la Cámara de Diputados por el partido Lista de la Decencia explicó qué es lo que ha llevado al pueblo de la nación sudamericana a salir a protestar pese a la pandemia

María José Pizarro, diputada de Colombia: «La reforma tributaria fue la gota que rebasó el vaso de la sociedad colombiana

Autor: Marian Martinez

Los colombianos se mantienen en las calles exigiendo al presidente, Iván Duque, que escuche sus peticiones y atienda sus demandas. La representante a la Cámara de Diputados por el partido Lista de la Decencia, María José Pizarro, explicó qué es lo que ha llevado al pueblo de la nación sudamericana a salir a protestar pese a la pandemia.

«Definitivamente la reforma tributaria fue como la gota que rebasó el vaso de la sociedad colombiana que, independientemente de que estuviésemos en el tercer pico de la pandemia, decidió salir masivamente a las calles a protestar», declaró en entrevista en Voces sin Fronteras, conducido por Denis Rogatyuk.

Por Denis Rogatyuk

DR: ¿Cuál fue el factor clave que fue como esta chispa para las movilizaciones?

MJP: Nosotros veníamos de unas reivindicaciones muy fuertes por parte del movimiento social que se había expresado en las movilizaciones masivas, históricas, que se presentaron por parte del movimiento estudiantil en el 2018, el Paro Nacional del 2019, y finalmente este paro sin precedentes que se genera por dos circunstancias.

En la primera, una reforma tributaria completamente regresiva en la que se pretendía que las clases medias solventaran la crisis derivada de la pandemia y, en segundo lugar, pues un pésimo manejo a la pandemia en el país y, por lo tanto, una situación muy compleja que derivó en estas movilizaciones masivas. Finalmente, la represión por parte de la policía que termina dándole un sentido también distinto a la protesta, pero definitivamente la reforma tributaria fue como la gota que rebasó el vaso de la sociedad colombiana que, independientemente de que estuviésemos en el tercer pico de la pandemia, decidió salir masivamente a las calles a protestar.

DR: Parece como un déjà vu porque en el fin de 2019, principios de 2020, también hubo un levantamiento social muy similar en contra del gobierno de Iván Duque, y creo que la cuestión de la reforma tributaria también fue como una de las razones. ¿Es correcto?

MJP:  Sí, evidentemente como te digo venía un clima de movilización, una serie de peticiones que el Gobierno no atendió en su momento, luego la pandemia empobrece dramáticamente a la población, gente que pasó a situación de miseria, y eso definitivamente genera una insatisfacción popular muy fuerte.

Cuando presentan la reforma tributaria y proponen gravar productos de la canasta familiar, como el pollo, los huevos, hasta las toallas higiénicas y los tampones, la gasolina que en últimas termina generando un sobre costo en todos los productos, no solamente de la canasta familiar sino los productos de consumo, subir los servicios públicos, ponerle IVA a los servicios públicos, en fin, toda una serie de medidas que castigaban gravemente a una población que ya está gravemente empobrecida, eso en los jóvenes se ha manifestado de una manera dramática, son los jóvenes quienes se han llevado la peor parte, quienes han perdido los empleos, quienes no tienen acceso a la educación y, por lo tanto, no tienen la posibilidad de materializar ningún proyecto de vida, y es una juventud digamos lanzada al sin futuro, y frente a ese sin futuro lo que se genera es una gran movilización que ha sido representada o ha sido liderada mayoritariamente por la juventud, más allá de los pliegos de peticiones que puedan tener las centrales obreras, sindicatos, realmente la juventud no ha sido escuchada, no ha sido tenida en cuenta y eso pues, definitivamente, genera una reacción como la que estamos viviendo en el país, donde la juventud ha salido a movilizarse masivamente en las principales ciudades del país, pero a la que se han sumado, la que ha sido también acompañada por camioneros, taxistas, las mismas centrales obreras.

La no implementación de los Acuerdos de Paz creo que también ha generado un clima de tensión muy fuerte, porque precisamente el hecho de que haya una lucha completamente fracasada en contra de las drogas, y una cero implementación de los Acuerdos de Paz, lo que genera también una guerra que se desató en contra de la juventud, son los jóvenes los que caen mayoritariamente en las masacres, el asesinato de líderes sociales, y que se ven abocados muchos de ellos a pertenecer a combos armados, a grupos delincuenciales que sobre todo se encargan del tráfico y del micro tráfico.

DR: ¿El fracaso del Acuerdo de Paz fortaleció este carácter paramilitarista del gobierno de Duque o del Estado colombiano?

MJP: Creo que hay dos cosas, por un lado sí hay una actuación mucho más fuerte, ha habido cero control territorial en los espacios que ocupaban antes las FARC, que estos territorios han sido copados por clanes internacionales como el Clan de Sinaloa, como las Autodefensas Gaitanistas y otro tipo de grupos, incluido la ocupación por parte del ELN (Ejército de Liberación Nacional) y de las disidencias de las FARC, que esto obviamente genera un clima de violencia, pero sobre todo en los territorios rurales, ahora esto se extiende a lo urbano, en la medida en que esa lucha fracasada contra las drogas termina, de alguna manera, militarizando ilegalmente, es decir, por parte de la policía pero también por parte de grupos armados ilegales, de los combos que decimos nosotros, muchos de los barrios de periferia y, por lo tanto, la militarización de la vida de la juventud. Eso es particularmente dramático en las ciudades, es decir, que la no implementación de los Acuerdos de Paz termina extendiendo un conflicto que se había vivido sobre todo en los territorios rurales a los territorios urbanos.

Básicamente, yo creería que el fracaso del Gobierno, al no implementar los Acuerdos de Paz pues deriva en una situación tan grave como la que estamos viviendo.

DR: ¿Cómo ha sido el liderazgo de estas protestas?

MJP: Creo que aquí hay una fuerte presencia de las organizaciones sociales que se expresa precisamente a través del Comité Nacional del Paro, pero también de las organizaciones estudiantiles y del sector cultural también, que se ha movilizado masivamente, ya de alguna manera ha liderado parte de las movilizaciones.

Lo que sucede es que también hay una reacción espontánea de la sociedad, y eso en sectores populares y en las movilizaciones pues se expresa de manera espontánea, entonces hoy si quisiéramos dialogar y bajar la atención, por un lado, habría que convocar y conversar con los líderes que hacen parte de este comité, pero hay todo un sector que no se siente reconocido, que está participando también en las protestas, sobre todo en las juveniles, y que no tienen asiento en este comité y que tampoco responden a las dinámicas de este comité.

Entonces, hay como las dos expresiones que conviven, una muy liderada a través precisamente de este comité, pero por el otro lado la salida espontánea de la ciudadanía, que además se incrementa, al contrario de disminuir con la violencia policial, y lo que ha hecho es fortalecerse ese sector que no tiene un liderazgo y que, es más, digamos, como expresión espontánea de la juventud, pero que no responde al liderazgo del paro obligatoriamente.

En caso de que hubieran recurrido a la votación de la bancada alternativa, Pizarro contaba con las mayorías.
Pizarro. Foto: Semana.

Ya son dos escenarios y el Gobierno tendrá que lidiar si quiere desescalar la violencia con distintos escenarios de la sociedad, lo que complejiza la situación.

Lo que habría podido haber hecho el Gobierno es inmediatamente dialogar con el Comité Nacional del Paro, y muy seguramente todo esto habría podido manejarse de una manera diferente. Al no hacerlo, y al no haber atendido los reclamos de la juventud, y al haber dado un manejo tan nefasto a la pandemia, pues terminamos en una situación como la que vivimos hoy.

DR: Hemos visto bloqueos de señal de internet en todo el país, esta forma de impedir la organización social.

MJP: No solamente son los cortes de internet, esto se ha presentado no solamente en Cali sino en otras ciudades, pero hay cortes de otros servicios públicos, hay cortes de agua, lo que impide muchas veces que los manifestantes puedan recibir, digamos, atención médica.

No hay atención médica, empecemos por ahí, pero la poca que hay la dan a veces los mismos vecinos, y se les ha cortado la luz, eso ha sido gravísimo porque los cortes de luz lo que han generado es, o sea, la reacción que no sepas quiénes disparan las balas, que sea imposible grabar, por ejemplo, los procedimientos policiales. Eso se presentó, por ejemplo, en Bello, y en Cali también, en algunas otras, en Bogotá se ha presentado y en Pereira, pero el corte de agua, el corte de luz y el corte de internet definitivamente incomunica a las comunidades y genera una sensación de pánico por quienes no participan en las protestas, pero son vecinos, están en las áreas donde se presentan los incidentes, y la imposibilidad de que las mismas misiones de derechos humanos o los mismos manifestantes pues puedan encontrar espacios seguros, desplazarse, etc., entonces eso ha sido como una carta libre para que actúen sectores más violentos dentro de la policía, pero también civiles armados.

DR: ¿En qué manera pueden desarrollarse las protestas en Colombia? ¿Cuáles son algunos de los escenarios posibles para el país?

MJP: Lo primero es que en algo se parecen (con el estallido social chileno) el origen y el curso que se les ha dado a las manifestaciones, esto es cierto. Sin embargo, las cifras colombianas son absolutamente alarmantes, nosotros estamos hablando de casi una cincuentena de personas asesinadas en estos diez días de protestas, 37 a manos de la fuerza pública, ahora se está investigando por la incursión de civiles armados.

Colombia es un país armado, armado en todos los sentidos, y eso pues obviamente hace que los disparos y esa connivencia entre fuerza pública y civiles armados es muy peligrosa en estos momentos, estamos hablando de una cifra entre 500 y 900 desaparecidos, eso es dramático, claro que hay una sistematicidad, por ejemplo, en las lesiones oculares en contra de los manifestantes, pero creo que todas las cifras que está viviendo el país nos sacan de un contexto, casi que nos ponen en un escenario de guerra, que era algo que veníamos alertando hace tiempo, pero que ahora se está expresando en esa violencia policial.

Creo que todo debe ir inmediatamente a la necesaria reforma de la policía, mientras la policía no sea reformada cualquier expresión popular de protesta va a ser contrarrestada a sangre y fuego, y es casi como ver la protesta como un enemigo público, y esa actuación que ha tenido la policía en el conflicto armado genera que haya una visión de enemigo en contra de la población que se manifiesta y un control brutal a la policía.

Creo que tenemos que avanzar en ese sentido y obviamente una política real para la juventud no es solamente la matrícula cero, sino es la posibilidad de una educación universal, gratuita, de calidad para los jóvenes, políticas de empleo, o sea realmente si queremos superar esta crisis tenemos que, por un lado, implementar los Acuerdos de Paz, reformar la policía y una política clara de atención a la juventud.

DR: ¿Tienen más información sobre el ataque de las fuerzas estatales y paramilitares en Cali contra la minga indígena?

MJP: Sí, la Minga se desplazaba desde el Cauca hacia Cali, y recordemos que la Minga es un símbolo de la protesta pacífica en el país, o sea no estamos hablando de cualquier expresión, la guardia indígena ha garantizado movilizaciones pacíficas, ha tenido un comportamiento ejemplar, la Minga indígena que vino hacia Bogotá en octubre del año pasado tuvo un comportamiento ejemplar, pacífico, y el hecho de que se detuviera el avance de la guardia indígena, de la Minga indígena hacia Cali, precisamente para darle un rumbo pacífico a la protesta, que fueran detenidos por parte de la policía pero también con la actuación de civiles armados, al lado de la policía, pues es gravísimo, estamos hablando de ocho heridos con arma de fuego dentro de la comunidad indígena del Norte del Cauca, y lo que me pareció absolutamente dramático es que los medios de comunicación presentaron a los indígenas como enemigos de la ciudadanía y eso en este país es absolutamente grave y esto empieza, y aquí si yo debo aprovechar para denunciar, los trinos del exsenador y expresidente Álvaro Uribe Velez que han tenido consecuencias absolutamente dramáticas en el actuar violento por parte de civiles y policías, casi que esos trinos fueron una orden dada para que se diera un actuar violento.

Recordemos que hace unos días la misma Minga indígena denunció un trino del exsenador en el que catalogaba a la Minga indígena como parte de la organización del ELN, catalogándoles como terroristas, casi que dando una carta blanca para el ataque y eso tuvo unas consecuencias dramáticas.

Y lo mismo ha sucedido con distintas manifestaciones por parte del exsenador, yo no sé qué está esperando, por ejemplo, Twitter para eliminar la cuenta del exsenador Álvaro Uribe Velez y evitar que esos trinos deriven en ataques violentos, en ataques homicidas en contra de la ciudadanía.

DR: ¿Lo que estamos observando ahora es contra la hegemonía política del uribismo? ¿Cree que esto puede evolucionar en un cambio político para las próximas elecciones en 2022?

MJP: Por un lado, yo creo que aquí lo que está en juego es el relato de la Nación, hay una disputa por el relato, es decir, hay una disputa entre sectores muy radicales, recordemos que aquí hay una responsabilidad compartida de quienes han ejercido el poder en este país los últimos 200 años, el problema aquí es que el uribismo es el sector más radical, pero aquí lo que ha pululado son la corrupción, la connivencia nuevamente entre sectores políticos, narcotráfico y grupos paramilitares, el clientelismo, la cooptación de las instituciones del Estado por parte de los sectores políticos tradicionales, entonces hay un desgaste de la política, del discurso guerrerista de algunos sectores, y también del clientelismo y de los clanes políticos locales.

Entonces, frente a eso la cancha no está equilibrada, no hay posibilidades de que la gente pueda asistir y conocer el Estado colombiano y, por lo tanto, utilizar las herramientas institucionales para denunciar, para transformar, para ser parte de las políticas públicas.

Hemos vivido en un país con un conflicto armado largo, degradado, que creíamos haber superado con los Acuerdos de Paz y no sucedió así, definitivamente el conflicto armado en Colombia sigue vivo, y sigue vivo porque precisamente existe esa connivencia y existe casi que ese permiso tácito o esa autorización tácita que dan ciertos sectores políticos para que pueda pulular y para que pueda desarrollarse la violencia en el país.

Claro que hay un cansancio, claro que eso se expresa y se va a expresar por parte de la ciudadanía en el 2022, pero si el relato no cambia definitivamente lo que va a suceder es que nuevamente utilizarán y manipularán la conciencia ciudadana para perpetuarse en el poder.

Finalmente, agradecer muchísimo la solidaridad que han mostrado los medios internacionales y la sociedad internacional en estos momentos. Nosotros recibimos como un abrazo las movilizaciones masivas que se han dado en distintas partes del mundo, eso no lo habíamos vivido nunca en Colombia, movilizaciones en Europa, en EE. UU., en América Latina.

Creemos que eso es muy importante porque le genera un respaldo a la sociedad colombiana que no están generando la institucionalidad, ni siquiera los entes de control y, por supuesto, nuevamente aprovechar cualquier espacio para solicitar una misión de verificación internacional. Las cifras del Gobierno, por parte de la Defensoría, de Medicina Legal y de la Fiscalía, son muy pobres y la labor está desbordando a las organizaciones de derechos humanos. Por lo tanto, una misión de verificación internacional en derechos humanos es urgente.

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