Este sábado 28 de agosto, a las 20 horas, en la Terraza Lamar de Valparaíso, el escritor Mariano Gallardo presentará su más reciente novela, «Valpóstumo» (Editorial Arttegrama de La Legua). En la víspera del lanzamiento, El Ciudadano conversó con el autor sobre este trabajo y también los anteriores, donde destacan las novelas «Niebla Resplandeciente» y «Rock’n Horcón: crónicas de Oneiros Manteia».
«Escribir sobre los territorios siempre ha sido parte de mi interés en la literatura, desde que comencé a escribir pensé en la posibilidad de crear un paisaje que pudiese ser escenario de las historias que mi imaginación visualizaba como posibles, o imposibles, dadas las condiciones», parte contando Gallardo.
«En un comienzo estaba la intención de crear un mundo, un mundo paralelo al nuestro y que pudiese dar cuenta de un espacio indefinido, pero con claras características de nuestros territorios cercanos, de esta manera comencé a escribir historias que sucedían entre Caleta Escondida y Rinconada Antigua», agrega.
En tus libros hay lugares reales, reconocibles, donde se descubren momentos mágicos o especiales, por decirlo de una manera. ¿Qué aspecto destacarías en ese tránsito que has ido construyendo?
«Lo primero que yo destacaría es el viaje, actividad a la que dediqué unos 10 años, desde el mochileo más viruta hasta los viajes iniciáticos a comunidades indígenas de diversos territorios. Esta iniciativa viajera surgió como una respuesta a la falta de posibilidades para expresarnos, ya fuese a través del arte, u otra forma de vida más comunitaria que la que el sistema capitalista nos obligaba, entonces los primeros viajes se originaron en busca de eso, para mí fue el origen de la vida cirquera, el origen del camino del arte, y el descubrimiento de la vida comunitaria y la familia de amigos y amigas a los que uno les comparte su vida. Yo partí viajando con el Circo-teatro Entropía, formado en el habitar las Torpederas y el Alejo Barrios, con ellos itineramos hasta Atacama, pero para mí fue el inicio del viaje como una constante de vida. Por eso que mis textos hagan referencia a los territorios es una consecuencia de vida y experiencia más que otra cosa».
«Dejé de escribir sobre territorios ficticios y me trasladé a los territorios conocidos, por la memoria emotiva que me había dejado esa década recorriendo desde Chiloé hasta Medellín a pata y callejeando de plaza en plaza y de pueblo en pueblo para hacer teatro callejero y sobrevivir, esa escuela de caminante está en mi escritura, por eso mi primera novela “Niebla Resplandeciente” (2017) no sólo fue un abierto homenaje a Juan Emar al rescatar su toponimia literaria para bautizar a los personajes de mi novela, sino que además entender que la adherencia a los territorios sería mi búsqueda en la literatura. De esta forma cobró vida “Rock’n Horcón: crónicas de Oneiros Manteia” (2020), mi segunda novela, dedicada a la caleta Horcón, escenario de la muerte de Yerka Luksic, lo que me permitió una serie de historias tocadas por la distorsión».
Valpóstumo, ¿va en esa dirección también?
«La publicación de “Valpóstumo” viene a cumplir un ritual que estaba pendiente con el territorio de Valparaíso que ha sido siempre una escuela y en la que las vivencias de infancia y juventud se mezclan en este puerto de escaleras y adoquines, ese Valparaíso al que estamos siempre adorando y valorando después de muerto, por ello que el homenaje se realiza de forma póstuma, porque sabemos de tanta historia, de tanto barrio que ha desaparecido producto de los incendios intencionales, las mafias inmobiliarias, la gentrificación y todos lo que vienen a destruir una vida de barrio que no ha muerto, sino que ha debido buscar otros espacios debido a la invasión de capitalinos y su visión de lo que debe ser un barrio».
«Esa realidad que ya no existe en cerros como el Alegre, el Concepción, esa realidad que se mantiene en el sector del Almendral, que aguanta en el Barón, esa vida de barrio que persiste, esa vida que aún es posible vivir, esa es la que se valora en este texto, se valora y se agradece como ese abrazo que le das a tus amigos, a tus compas del barrio día a día, porque tal vez no los veas, porque pueden estar muertos, porque puedes morir también, y esa fugacidad es la que me mueve a no dejarlo en lo póstumo y en poder valorarlo, rescatarlo, preservarlo ahora que está vivo, seguir potenciando la vida de los barrios, como el barrio Pequenes, sin la intervención de las miradas del gobierno ni las mafias inmobiliarias que quieren cambiar la identidad de un territorio fuerte y que ha resistido miles de muertes, porque eso de que Valpo es un fénix es la terrible verdad».
¿Es más social esta última novela?
«Da cuenta de eso, pero también de lo que no alcanzamos a decir, eso que se nos escapa sin despedida, ese poeta que muere sin publicar, ese familiar que nunca pudiste entender, eso que buscas cuando ya es tarde, porque existe un momento preciso y después ya queda lo otro, lo que llegó tarde, y la idea es que al menos estemos vivos de eso».
Los interesados en adquirir «Valpóstumo», pueden escribir al correo: [email protected].