Pablo Marimán, historiador: Al genocidio de la población originaria jamás se le ha llamado como tal; y al despojo de tierras, tampoco

– ¿Crees que hay un conflicto de verdades y de interpretaciones entre lo que realmente ocurrió y lo que plantea la historia oficial? – Evidentemente que sí, pues al genocidio de la población originaria jamás se le ha llamado como tal; y al despojo de tierras, tampoco

Pablo Marimán, historiador: Al genocidio de la población originaria jamás se le ha llamado como tal; y al despojo de tierras, tampoco

Autor: mauriciomorales

– ¿Crees que hay un conflicto de verdades y de interpretaciones entre lo que realmente ocurrió y lo que plantea la historia oficial?

– Evidentemente que sí, pues al genocidio de la población originaria jamás se le ha llamado como tal; y al despojo de tierras, tampoco. Sí era importante comprender las obras, normas y personajes que nada tenían que ver con lo preexistente: los tajamares del Mapocho, la tasa de Esquilache o la de Gamboa, el corregidor Zañartu, eso era lo significativo a aprender. Hay una falsa premisa que se nos hizo transitar en nuestra formación relacionada con la imagen de una América de tierras despobladas y pueblos aislados. Entonces, todo sumaba para terminar comprendiendo o aceptando que lo mejor que pudo haber pasado era que llegaran conquistadores, o que su arribo no provocó tanto daño como se creía, o bien que la población originaria se diezmó por los virus.

Sabemos que la repartición del “nuevo mundo” se hizo entre las monarquías hispano-portuguesas y el papado. No consultaron a nadie, menos a los millones que vivían en Abya Yala(el nombre que el pueblo Kuna de Panamá y Colombia daba a este continente antes de la llegada de Colón). El acto de desposesión fue violento y origina en adelante la riqueza y el poder. Encomenderos y hacendados a quienes se les entregó mercedes de tierra y encomiendas de población dan origen al empresariado contemporáneo el cual nos muestran como un arquetipo económico, pero cuya práctica reproduce un hábitus colonial que dispone de la población y los territorios como simples “cosas”. Una cuestión clave es comprender la ideología, los valores y las relaciones de poder que median desde entonces al presente. A pesar de las discusiones entre juristas y clérigos como Vitoria o el Padre Las Casas, los llamados en adelante “indios”, así como quienes fueron traídos desde África, serán víctimas de crímenes de lesa humanidad hasta el presente.

La “independencia” y surgimiento de los Estados no superó la injusticia colonial; es más, la acentuó. Es bajo la “república” que el Estado liquida los Pueblos de Indios y conquista elngulumapu. Son 25 años de una guerra de invasión (1860-1885) de la cual no se habla sino como “pacificación”. Eso es tan sospechoso como referirse al golpe de Estado de 1973 como “pronunciamiento”. Esto es comprensible en el seno de una sociedad que engendra la violencia y no enfrenta ni repara el fenómeno de la suma de violaciones que la constituyen. Así como en el seno de una familia, o en el de un barrio, o un sindicato, no se dice ni hace nada por el niño/a abusado/a, la mujer maltratada, o el trabajador sobreexplotado, así también se des-responsabilizan de la situación contemporánea que viven los mapuche e indígenas en general.

– ¿Existe un trabajo de preservación de la memoria mapuche en torno a la conquista y la “pacificación de la Araucanía”?.

– La “conquista” y la “pacificación” son periodificaciones propias de una forma de mirar la historia proveniente de la tradición historiográfica chilena, la que se ha transmitido por medio del sistema educativo y otras formas de difusión. Su base son los documentos escritos y organizados en archivos. La memoria mapuche parte de otra base epistemológica que nosotros compartimos y tratamos de proyectar. Me refiero a la ausencia de lo escrito en su conformación, por lo tanto, de un relato mediatizado por autores que patentan ideas o conocimientos. La memoria oral, que es en mapudungun, y ahora último en castellano, la portan la mayor parte de familias, comunidades y organizaciones. Esta no está normada por una academia, por lo que no existe una sola y exclusiva verdad o explicación. Muchas veces se traslapan hechos de uno y otro periodo en una sola lectura; por ejemplo, la narración de la “pacificación” se confunde –para nosotros preocupados de la precisión, del dato- con la conquista española; incluso los militares chilenos son identificados como españoles. Sí, es un error, pero en términos de significación es un acierto pues usan un término castellano (españoles) para remplazar o complementar una referencia -propia del mapudungun comowinka– al acto de invasión.

Junto a Sergio Caniuqueo, José Millalen y Rodrigo Levil escribimos ¡…Escucha Winka…! Allí está nuestra versión de esos pasajes de nuestra historia, pero también de lo que esperamos cambie a futuro. Con ellos y otros hemos hecho las historias locales de comunidades que nos han confiado esa significativa tarea. Esto lo entendemos como un deber social y político como integrantes del movimiento, pero también como la posibilidad de validarnos y realizarnos profesionalmente desde los parámetros mapuche que utilizamos.


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