Hace varios años, cuando Santiago recién respiraba esa transición pegajosa que aún hoy aspira, esa época en que aparecían colorientas luces de circo en el Parque Forestal -con talleres gratuitos y libres, en esos domingos llenos de ganas donde parecía que uno podía vivir en serio el espacio público-, fue ahí, y dónde más que ahí, donde podía estar el germen de la que hoy es la compañía de Teatro más rockera de estas tierras: La Patogallina.
Hoy, la compañía presenta su trabajo más reciente en Matucana100, se trata de “El extranjero, el último Hain”, la historia de un niño selknam que es capturado y llevado a la fuerza a Europa para ser exhibido en estos zoológicos. Una obra capaz de apretar el alma de un mordisco y mantener al mismo tiempo los ojos abiertos completamente iluminados por un trabajo de imágenes, de cuerpos y luces, que son ya la marca registrada de este colectivo.
Para acercarnos a ‘La Pato’, para saber más de este último trabajo y no perder un detalle de su ya histórica propuesta, conversamos luego de una de las funciones, con Martín Erazo, director de la compañía y voz de la banda Patogallina Saunmachin.
-Ustedes se definen como teatro punk, ¿Qué es el teatro punk?
-Eso está ligado a que nuestras obras, sobre todo las primeras, estaban relacionadas con el rock, con una propuesta bien directa, bien irreverente, pero con toda la energía de la música punk. Esa es una parte de la corriente de donde viene nuestro teatro, pero eso no significa que hagamos música punk o que salgamos con mohicanos.
-¿No son más cercanos al rock?
-Yo siento que cuando apareció el punk, el rock se tiñó con una actitud. Con el punk explotó una veta de hacer cosas contestatarias, de ser críticos con las letras, decir cosas políticas, ser irónico. Y ahí estamos.
-Hoy trabajan como colectivo, en un momento en el que está en desuso incluso el concepto de compañía ¿Cómo se logra mantener por tantos años esa energía grupal y seguir creando con la misma fuerza?
-A nosotros nos gusta el teatro como oficio, el oficio antiguo del teatro, que significa compartir, trabajar colectivamente, convivir con la gente con que estás trabajando, seguir juntos por varios periodos. Esos son los inicios del teatro y ahí está lo que amamos del teatro, establecer relaciones e ir creciendo en un grupo.
“EL EXTRANJERO, EL ÚLTIMO HAIN”
-¿Cómo llegaron a El Extranjero, cómo nace esta obra?
-Hace mucho tiempo me encontré con una foto en que salía Maurice Maitre, que es una especie de buscador de fortunas, caza recompensas, con unos Selknam, y él aparece como cazador, como las fotos que se saca un cazador con los leones, era igual pero con varios Selknam que salen mirando con cara de no entender nada. Esa foto se me quedó pegada por mucho tiempo, después me encontré con un libro donde estaba esa foto, que hablaba de los zoológicos humanos. Por casualidad conocí al escritor del libro, más encima en Punta Arenas.
-La idea era presentar la realidad del zoológico humano ¿Pero desde dónde?
-Lo que más me importaba era contar la historia y lograr emocionar con la historia. Al principio pensábamos que sería desde una familia, pero después llegamos a la historia de un niño Selknam que es capturado y llevado a la fuerza a Europa para ser exhibido en estos zoológicos.
-Este niño vive un Hain, la ceremonia Selknam para pasar de la niñez a la adultez, ¿Alcanza a vivirlo?
-Él es capturado al principio de su Hain en Tierra del Fuego, no deja de vivir su Hain, ese proceso lo va viviendo en el viaje, al final ya no es el mismo niño que era cuando lo capturaron.
-En El Extranjero se desenmascara una burla racial histórica ¿Existe un paralelo actual hoy?
-Yo creo que se desenmascaran una serie de temas, como el desconocer la cultura del otro, es como cuando te dicen que los musulmanes son todos terroristas, y se arma una imagen que es pura propaganda política. Las exhibiciones de humanos sirvieron como propaganda para la conquista, para la colonia, y eso era, al mismo tiempo que era un negocio. Entonces, como estos indígenas son todos sub-humanos da lo mismo que les quitemos las tierras, que los matemos, que los cacemos como conejos.
El paralelo es con todo, con todo lo que significa desconocer la cultura del otro y con toda la información manipulada que llega.
-En el Chile actual, hay mucho desconocimiento del otro. Las demandas estudiantiles parece que no son entendidas profundamente por los responsables de la educación. ¿Qué opinas de este momento?
-Yo hace rato estaba esperando que pasara, y pensé en un momento que ya no lo iba a ver, no lo iba a vivir, y me asusta un poco que se detenga. Yo espero que no, y al ver a la gente que se está movilizando, que está tan despierta, me parece que no se va a detener, pero uno después de un tiempo mira con mucha más desconfianza. Nosotros vivimos un periodo post dictatorial donde creímos un montón de cosas que “nunca fueron”, por eso, la sensación ya no es tan limpia.
Por Amanda Durán
Fotos de Rufino Haag
El Ciudadano Nº113, primera quincena noviembre 2011