Paulina Ávila: “Construimos una visión en conjunto de qué y cómo queremos vivir»

En marzo de 2012, durante una visita a la Ecoescuela El Manzano, en la Región del Biobio, tuvimos la oportunidad de conversar con una de las iniciadoras de lo que son los encuentros internacionales de permacultura y bioconstrucción más importantes de Sudamérica: El Bioconstruyendo, que se realiza desde 2010 en El Bolsón, localidad de la Patagonia argentina, ubicada a 126 km al sur de Bariloche.

Paulina Ávila: “Construimos una visión en conjunto de qué y cómo queremos vivir»

Autor: Wari

Paulina Ávila

Paulina Ávila, es una mujer espigada, con ese mestizaje propio de nuestra América morena, poseedora de un liderazgo femenino que nos remite a lo matríztico, fuerte y a la vez acogedora, marcado por su infancia y juventud en contacto con la vida campestre y el trabajo físico.

Con su manera de hablar, entre chilena y argentina, nos explica:

“Toda mi vida viví entre la ciudad y el campo, entre Santiago y San Fernando, en donde mi familia tenía una casa a la cual llegábamos de vacaciones tres meses al año, por lo que convivíamos con chanchitos, gallinas, frambuesas, manzanos, huerta, heladera -de estas a gas-, televisión de una hora con una batería… siempre estuvo incorporado a mi vida el huevo casero, la leche al pié de la vaca, el caballo… donde se te dan las manzanas, las uvas, de todo, y semillas que se guardan -no se compran-, y los animales que se faenan ahí mismo; el tema de las cosechas, de la recolección de semillas anuales”.

Y su gusto por la construcción también tiene un origen familiar: “Mi padre es carpintero, constructor de casas más de madera que de otra cosa. Con él ‘carpintereamos’ todo el tiempo; yo era la típica hija detrás del papá, estaba incorporada dentro del proceso de trabajo. Por lo que hacía mi padre, la construcción era parte de la vida cotidiana de mi familia.”

Aunque Paulina estudió comunicación social y marketing en la universidad, su pasión es la construcción natural, y su especialidad las terminaciones.

AMAZONAS, PERMACULTURA Y BIOCONSTRUCCIÓN

-¿Cómo fue tu vinculación con la construcción natural y la permacultura?

-A fines del siglo pasado empieza a aparecer con más fuerza el hecho de hacer compost en la ciudad; yo ya no residía en Santiago, sino que en la Quinta Región, en Concón, y en la casa en la que vivía pude volver a tener huerta de ciudad, invernadero, estar más cerca del mar, e implementar lo que sabía de conocimientos aislados de la infancia y adolescencia sobre el campo, en un espacio más reducido, en una ciudad.

La permacultura, como concepto, llega después de un viaje largo al Amazonas buscando otras cosas, como agricultura y semillas orgánicas. Eso fue en 2000-2001, y anduve por Ecuador, Perú, Bolivia, por un montón de lugares. En Perú es donde conocí la construcción en barro, en adobe, y la construcción comunitaria, y en Ecuador trabajé con bambú. Y, al mismo tiempo, conocí, por lo que me tocaba vivir y observar, toda la problemática ecológica de la Amazonía, la deforestación, etc.

Cuando volví a Chile, fui a una charla en Valparaíso, de un señor que estaba visitando el país, que era de la Red Global de Ecoaldeas (GEN), y él fue el que me dio el primer pantallazo de lo que es la permacultura, como integración de los conceptos del cuidado de la tierra y de las personas, reparto equitativo de los excedentes, como sistema de diseño con una propuesta distinta, y me llamó la atención.

Y en Santiago, tenía otro grupo de amigos, de Peñalolén, de las escuelas Waldorf, de gente más alternativa, que también estaban trabajando con barro, y empezamos a hacer distintas cosas y actividades, y con uno de ellos había un emprendimiento que era construir en barro en una playa, en el Canelo, cerca de Algarrobo. Éramos un grupo de locos que estábamos dando vueltas, construyendo, o ayudando a gente dentro de la zona de Reñaca y de Concón a hacer cosas en barro con otros amigos. Y habíamos hecho intervenciones dentro de un restorán en Santiago, también con barro.

Blanca Rosa Álvarez, con quien teníamos un amigo en común, llegó a vivir a mi casa en Concón, a alquilar una habitación, y le encantó la casa que yo tenía porque tenía huerta, jardín de invierno y compost; era bastante más cercano a su realidad. Y así después conocí a sus hijos: a Pastor Silvestre, a Vida Luna, a toda la familia, y vivimos varios períodos juntos, en temporadas, en idas y venidas.

EL BOLSÓN, CIESA, CIDEP

-¿Cómo llegaste a El Bolsón?

-Porque Pastor estaba viviendo ahí. Yo en realidad llego a El Bolsón por un lugar que se llama Ciesa, del cual me había contado Blanca Rosa, porque en esos años era la única escuela de agricultura orgánica que existía en América, reconocida por la FAO, y yo quería saber más sobre ese tema, que era lo que me interesaba porque no sabía tanto como de construcción, porque para mí el tema estructural, de madera, de tabiquería, de revoque, de rellenos, me era muy fácil porque lo tengo muy incorporado desde niña, pero no sabía de agricultura orgánica, así que me voy a un taller, a Ciesa, en 2001. Y ahí conocí a un montón de gente del movimiento actual de permacultura, de construcción natural y de agricultura orgánica de El Bolsón. En esa misma época se instaló allá una Escuela Waldorf.

En Ciesa conocí a Carlos Straub, a Max Edleson, a Fernando Pía, a Daniel Batista, a Jorge Belanko, a varios personajes que estaban recién iniciándose; Jorge Belanko venía de haber tomado su primer PDC (Curso de Diseño en Permacultura), y Carlos Strauss quería hacer uno, y Jorge comenzó a trabajar más el tema de tecnologías apropiadas; hacía hornos, estufas, hacía casas de cemento, no de barro todavía.

Janell Kapoor de Kleiwerks llegó en 2004 a dar el primer taller de construcción natural que se hizo en El Bolsón, y hace una invitación a algunos referentes locales, que en este caso es Carlos Straus y Jorge Belanko, a que ayuden y apoyen en la escuelita Waldorf, e interactúan como instructores invitados.

Y en el 2005 se vuelve a hacer un taller de construcción natural y permacultura en la escuelita. Justo después de eso, en marzo o abril de ese año, aparece Leonardo Bessone, buscando gente que quiera desarrollar un proyecto interesante en su tierra que él tenía en la comarca; la fuimos a ver y comenzamos a crear el Cidep, con Carlos Straub, Alejandro Alasia, estuvo Blanca Rosa, al principio y yo, cuatro, después se sumaron un par más, Luciano Kordon, Adriana Simic, y otros que se fueron agregando, y comenzamos a buscarle nombre, a ver qué hacíamos, cómo lo implementábamos, qué necesitábamos, y así empieza a nacer el Cidep.

En el 2005 trabajé con Jorge todo el año, cuando se estaba iniciando el Cidep, sobre la modificación de la construcción en tierra, y tomé el primer curso de diseño de permacultura que hizo Carlos Straub. En esos años habíamos logrado que Gernot Minke nos visitara en El Bolsón, y que realizara algunas charlas.

Yo no soy muy buena para quedarme en los inviernos en El Bolsón, siempre trato de salir, así que en el 2007-2008, fui a Uspallata, a un centro de sanación, y empecé a construir otra cuestión, viajé y me junté de nuevo con Janell de Kleiwerks; hice una gira por toda Argentina para desarrollar proyectos en distintos lugares, hacer diferentes cosas.

VIAJE A BRASIL

-¿Cómo nació la idea de crear el Bioconstruyendo?

Paulina dirige una obra-Me fui de viaje, a conocer a los personajes que me parecían más interesantes y pro en la implementación de la construcción natural, no solamente como bioarquitectura o solar pasivo, o como la arquitectura aislada, sino que estuviera incorporada dentro del proceso de diseño la construcción, la casa, al desarrollo de la permacultura. Y en eso los que llevaban la posta al máximo estaban en Brasil; uno era Andrés Soarez, de Ipec, un centro de permacultura en Cerrado (otro es Johan Van Lengen, que es uno de los autores del ‘Manual del arquitecto descalzo’). A Nena Alava la conocí en el Ipec, ella estaba dando las clases de geodésica, en construcción natural, y a mí me invitaron a hacer la parte que más me gusta que son las terminaciones naturales. Además hice un curso de bioarquitectura en bambú.

También hay institutos de permacultura en Brasilia y en Salvador de Bahía, y realicé un recorrido muy largo visitándolos para ver qué es lo que estaban haciendo, cómo y por qué lo estaban haciendo y cómo incorporaban esa diversidad.

En Brasil hay un esquema que se llama ‘Bioconstruiendo’; los talleres se llaman todos así -para mí ese nombre es muy pegadizo-, y esa es la identificación que tienen allá sobre la construcción natural, la bioarquitectura. En Ipema, en Ipoema y en Ipec conocí varias cosas muy interesantes y a muchos instructores, todos profesionales muy grosos, y vi la expansión del centro de permacultura en cada uno de estos eventos de bioconstrucción; era mucha gente y mucha energía, y me encantó, y empecé a fraguar la idea de hacerlo en El Bolsón, con la cantidad de profesionales que hay allá.

El Bio es en principio una idea que me surge por los viajes que hice y cómo sería la forma más inspiradora y eficiente de mostrar muchas cosas al mismo tiempo en un solo momento, y dar un empuje a lugares que están creciendo como centros de permacultura o de educación o centros de alternativas.

Yo veía que había talleres de construcción natural y que se estaba explicando la biocontrucción desde la óptica de un señor llamado Jorge Belanko, o desde la visión de un señor llamado Gernot Minke, o desde la de un señor llamado Andrés Soarez, o desde la de una señora llamada Paulina Ávila, y eso no tenía coherencia ni integración. Entonces cuando imagino el Bio pienso en cómo estas acciones aisladas más la incorporación de la permacultura, conforman un cuerpo energético un poco más amplio, más grande, que además sirva de promoción no sólo de las técnicas sino de los profesionales que las vienen desarrollando, y con la experiencia que vienen trabajando; un tipo de encuentro que no es un taller en sí, específicamente, es un taller y un encuentro de profesionales, en las distintas temáticas que trabajan en la permacultura, en la bioarquitectura y experiencias de personas que vienen trabajando hace años en esto, por eso todos los años organizamos un solo gran encuentro.

BIOCONSTRUYENDO

-El primero fue en 2010 ¿Cómo nació ese?

-Porque yo llegué un día de Brasil muy entusiasmada. Yo estaba en el Cidep y veía que había un movimiento con una energía más lenta, y la mía es más vertiginosa, más fuerte; yo lo que quería era mover gente, de un lado para otro, que la gente se moviera, se sacudiera, y venía con la idea del Bioconstruyendo desde Brasil, lo venía plasmando desde allá.

-¿Pero hay alguna innovación con respecto al brasilero?

-Hay bastante. El brasilero es netamente bioconstrucción, en el que participé en el Ipec; acá se integran todos los conceptos de la permacultura, no solamente en la tecnología, sino en la agricultura, que tampoco las integra allá; se incorpora la espiritualidad, el arte, la agricultura; dedicamos la misma cantidad de horas a la práctica que a la teoría, el sustento teórico está basado en profesionales que trabajan en la teoría, y el práctico en profesionales que intuitivamente vienen trabajando en construcción natural; son más días de encuentro, y lo que no cambió en nada es que es la misma cantidad de gente, y la forma de organización de proyectos.

En el Ipec ya se estaban desarrollando proyectos sobre proyectos, o sea, ya había tanta cosa que ya no había dónde hacer más; este Bio lo que innova es que sea móvil, que no siempre esté en un solo lugar. Incorpora la agricultura, el arte, la espiritualidad, en el mismo encuentro, que son todos componentes sumamente importantes para la permacultura.

El Bioconstruyendo es distinto al de Brasil, el de allá es muy derivado a lo profesional, nosotros lo hacemos más en la parte humana, nosotros tenemos otro eje de trabajo.

-En 2011 lo hicieron en el río Azul, y en 2012 volvieron al Cidep.

-Volvimos a hacerlo ahí porque vimos que el Cidep necesitaba un shock energético; también pasa eso con el Bioconstruyendo, que mueve mucha energía, a todo tipo de escala, en la generación de recursos, etc. Cuando se está en el lugar, hay gente que se enferma, otros se lastiman, otros que se ríen, otros que le cuentan historias a otros, es un quilombo bárbaro, pero es uno organizado, armónico; ahora fue difícil por la lluvia, pero hasta el momento, de todas las evaluaciones que tenemos, no hay ninguno que se haya quejado, todos van con una disposición bastante grande al encuentro.

El Bio nace de alguna forma como un proyecto externo al Cidep –en ese tiempo yo trabajaba muchísimo para el Cidep, estaba con mucha energía metiéndola ahí-; una opción era que el Bio fuera del Cidep, pero me dijeron que era una rayada loca, que cómo se me ocurría juntar más de 100 personas en un encuentro; cuando llegué a juntarlas dijeron ‘guau’… Además, el Bio nace como un proyecto para incorporar a otra cantidad de constructores que andan dando vuelta, como Emiliano Eustaquio, como Pastor Silvestre, Demian Iuso, gente que trabaja en la zona, que lo hace muy bien, que pueden enseñar de forma muy buena, y empoderarlos a ellos en un proyecto de estas características sociales. Y lo hacemos porque nos gusta; no ganamos ni un peso de utilidades con el Bio, se gasta toda la plata que entra, y es para la promoción para lo que es esta visión en construcción.

El Bioconstruyendo tiene un eslogan que dice “una visión en construcción”, el propósito no es solo construcción natural -es una excusa por ahí-, pero lo que estamos construyendo es una visión en conjunto con la gente y con nosotros mismos de qué queremos vivir y cómo queremos vivirlo; por eso vamos a ir siempre un paso más allá. Por ejemplo, qué hace la geometría sagrada dentro de un taller de construcción natural, para algunos no tiene sentido y para otros sí, o sea, que vas incorporando otros elementos; que salga el BioMóvil, que salga el BioEsencial…

-¿El Bioconstruyendo no tiene una personalidad jurídica?

-No, estamos trabajando en eso, en una sociedad de hecho, en Argentina.

-¿Cuántas personas son las socias?

-En este instante tenemos que ser como 15 personas.

-¿De distintos países?

paulina avila photo-De Uruguay, Chile, Argentina, Brasil, Perú, por el momento, pero queremos ampliar la membresía. Nosotros somos muy delirantes, pero hemos hecho un montón, en realidad son sueños en alguna forma, pero esto es algo que funciona y es un éxito…

Para mí, que en la universidad estudié comunicación social y marketing, el logo, la palabra bioconstruyendo es una marca muy importante, para dejar una huella; esta palabra a mí me encantó, la conocí en portugués y la trasladé al español, porque de la palabra bio salen expansiones, se generaron los bioesenciales.

La idea es que el logo, el nombre del Bioconstruyendo sea útil para distintos movimientos; yo no tengo ninguna intención de quedarme con el nombre, es un nombre abierto, que tiene una lista de cosas que tienes que respetar, que son todos los conceptos de Permacultura, con eso ya está todo, y podés trabajar; entonces las ‘sociedades fraternas’ van a ese punto, en que aprovechen lo mejor que tiene cada uno para entregar y puedan generar otros procesos.

BIOESENCIALES Y SOCIEDADES FRATERNAS

-¿Qué es un BioEsencial?

-Todos los conceptos con que trabaja el bioconstruyendo, se dividen, hay bioconstrucción, biotecnología, bioagricultura, biosanación y espiritualidad, biojuegos, lo que se nos ocurra, que son esenciales para nuestra vida; son cosas que en este instante para poder construir una visión de lo que queremos, necesitamos mínimamente para vivir, o sea, yo necesito saber cómo a lo mejor construyo mi casa, de la forma más eficiente y armónica con la naturaleza, qué tecnologías puedo utilizar, qué agricultura y qué voy a comer, cómo estoy sanando mi espíritu, mi esencia, mi vida, cómo disfruto todo esto y por qué lo lúdico, el juego es importante.

-¿Podría ser Biocomunicación?

-Biocomunicación social no violenta es algo súper necesario en las comunidades.

-La comunicación tiene un nexo importante con el desarrollo organizacional.

-Es un elemento esencial cuando hablamos de una comunicación no violenta, es cuando las comunidades que empiezan a transitar estos cambios, comienzan a vivir momentos muy complejos, donde la toma de decisiones o la resolución de conflictos básicamente tienen que trasladarse a un pensamiento que no es con el que venimos constantemente, porque aplicar técnicas para cambiar a lo mejor es fácil, pero interiorizar técnicas internas donde yo no tengo juicio con vos, donde he trabajado en una economía diferente, donde te veo y te respeto como un ser de luz, o no sé, distintas cuestiones tienen que ver con otros parámetros de pensamiento, con poder comunicarnos de forma no violenta; cómo los israelitas con los palestinos se van a poner alguna vez de acuerdo, cómo vamos a decidir si cambiar nuestro raciocinio sobre la homosexualidad; son temas comunicacionales que tienen que ser trabajados y que tienen que ir siendo subsanados de alguna forma.

-¿Qué son las sociedades fraternas?

-La idea es que, a través de sociedades fraternas, se estructuren organizaciones sociales que están trabajando por el cambio. Puedo generar una sociedad fraterna con la ecoescuela El Manzano -que la tengo de alguna manera-, y ellos pueden organizar un bioesencial acá, un bioagricultura, o un biopermacultura, o lo que quieran, vamos a hacer un biosanación, con temezcales, etc. Entonces ellos nos dan más nombres como BioEsencial, y ellos tienen toda la red con que trabajamos, todo el apoyo, todo el peso, y los años, el knowhow de cómo se hacen las cosas.

Ahora nosotros les estamos pasando toda la información del knowhow, cómo se organiza un Bio, cómo se organiza un taller, cómo llegas a sacar los costos, la documentación que hay que hacer. Todos esos cómos, todos esos conocimientos se ponen a disposición en un BioEsencial, para las organizaciones, para los distintos grupos; esto requiere un proceso de visitas, de confianza, de saber quiénes las están usando, cómo, y es en lo que estoy en este instante, transitando por distintos grupos.

EXPANSIÓN AMERICANA

-¿Qué va a ser del Bio de ahora en adelante? ¿Va a seguir haciéndose en El Bolsón o en otros lados?

-Estamos viendo la posibilidad de hacerlo en Mendoza, en Córdoba, en Chile, en México, en Guatemala, en Costa Rica.

-¿Hay gente interesada en esos países?

-Hay un grupo de mexicanos que le pusieron Bioconstruyendo México, que nos escriben todo el tiempo, que les encanta lo que hacemos, que han retransmitido la información, que se han hecho parte de los videos que nosotros tenemos, poniendo otras cuestiones, y es como un programa de televisión que se llama Tele Maíz; y está Bioconstruyendo Costa Rica. Ya comenzaron a nacer otros Bios de forma rápida y vamos a ver cómo les podemos entregar el know how a esta gente que quiere hacerlo, que quiere usar el nombre.

Una de las cosas que vemos, es que no puede quedar todo en un solo evento, que esa fórmula fue hecha por tres años, quisimos volver a hacerla en el Cidep, como prueba, para ver qué pasaba, qué capacidad teníamos, con un equipo de las características del Cidep también, con gente organizada, que sabe, y nos dimos cuenta que no da para hacer un solo evento de 150 personas; lo que tenemos que hacer son cuatro o cinco eventos, de menor cantidad de gente.

Lo que me gustaría hacer es uno en Argentina, uno hacerlo rotar en Chile, y otro ponte hacerlo rotar en México, empoderar a la Red de Permacultura de Chile, y a los nuevos centros que están creciendo, y generar una secuencia de Bioconstruyendos, y decir “vamos a hacer uno aquí en El Manzano, en febrero, en enero uno en El Arca, otro en Pachamarrita, y acá en Minga Alegre”, lugares donde se está haciendo permacultura, durante una secuencia de un año, y juntar a los profesionales de Chile, que puedan enseñar y que puedan mover esto, a lo mejor encontramos a alguien, a un par de personas, que quieran generar y hacer estos eventos, y con eso quieran ganar algo de dinero, y mover el tema de la construcción natural y ayudar a centros a construir su infraestructura como para tener más lugares donde se eduque con el tema de la permacultura.

ECONOMÍA SOCIAL Y TURISMO SUSTENTABLE

-¿Qué es El Pueblito Hostel?

El Pueblito es otro invento que se nos ocurrió con otros amigos en la playa, después de una luna llena. Es un hostal que está en El Bolsón y que está en un trabajo de cambiar, de transitar una de las cosas más complejas, que es el turismo voraz, que existe en todas partes, transmutarlo de alguna manera a que sea algo mucho más responsable, pero no solamente desde el turista, sino que desde las organizaciones internas del municipio, de la municipalidad, con propuestas más integradoras de lo que puede ser un turismo ecológico real en El Bolsón, un turismo sustentable.

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El Bolsón tiene un ingreso muy grande que es el turismo, pero quién se lleva esa plata, cómo se reparte; esa plata se la llevan los vendedores de tierra, por un lado, porque el turista se enamora de El Bolsón y quiere comprar y vivir a toda costa acá -50 mil dólares la hectárea-, quién más se está llevando la plata acá, los corralones de materiales para la construcción, porque estos que vienen y compran tierras compran materiales; los supermercados gigantes; en menor instancia diríamos los restoranes, los hostales, y la gente, la feria, el mercado, el comercio, en menor escala. Pero todo entra a El Bolsón y sale, se va, y a la gente de El Bolsón no le queda nada, entonces hay que hacer que este ingreso se distribuya de mejor forma acá y que se cuide más la naturaleza y que dé mayor sustentabilidad.

Este municipio debiera repartir una mayor cantidad de tierras disponibles para plantar, dar subsidio para quienes están haciendo agricultura familiar, poner locales de venta de productos locales o a lo mejor un local gigante de distribución, una distribuidora de productos locales, una economía interna que no sólo sea dependiente del turismo para El Bolsón, un montón de cosas de economía que vos tenés que saber para lograr hacer resiliencia de este lugar.

Al mismo tiempo, comenzar a hacer un trabajo dentro de la región con los pequeños prestadores turísticos, con propuestas claras sobre ecología; entonces si vos vas a ser un prestador turístico, tenés que tener duchas solares, mínimamente, tenés que hacer compost, reciclar, dar información turística responsable sobre los espacios y áreas naturales, dejar un porcentaje de recursos hacia estas áreas de protección naturales, tener sistemas eficientes de calefacción para recibir la gente, usar la menor cantidad de plástico, consumir la mayor cantidad de productos locales, promover el uso de la bicicleta, etc.

-¿Qué te parece la idea de entroncar con la economía social y solidaria?

-Nuestra intención con El Pueblito Hostel, aparte del tema turístico, en la intervención que tenemos ahí, de un grupo de vecinos que está trabajando, es la idea de formar una corporación comunitaria.

-Mucha gente que está trabajando con lo orgánico, en la permacultura, en las tecnologías apropiadas, también están hablando de comercio justo, de cooperativas, de autogestión…

-Hay un buen ejemplo que es Mondragón. Nosotros hemos tomado ese ejemplo en El Bolsón para empezar a formar las cooperativas y corporaciones, por eso hicimos las sociedades fraternas también, es decir estamos generando la noción de la nueva relación de intercambio; al trabajar en El Pueblito Hostel nosotros lo hacemos como cooperativa de trabajo, todos tenemos la misma cantidad de horas, de responsabilidad, etc., y estamos gestando y posibilitando que más cooperativas se comiencen a generar; la primera que tenemos es la del hostel, ya nació la segunda que es la cervecería, la tercera que es la panadería en este micro centro que es lo que nosotros tenemos.

Y además tenemos el apoyo de la cooperativa más grande que es Cooperar, de comunicaciones, que es del pueblo, casi todo el pueblo está en ella, y esta es la que auspicia a estas chiquitas en cuestiones económicas-contables y legales, para formalizarse, y apoya estas pequeñas cooperativas, que se están gestando en este instante, y una vez que ellas también empiecen a generar recursos. Nosotros con la cerveza nos dimos cuenta de que podemos generar un gran recurso, porque tenemos el hostel que es el lugar de nuestra venta, con la panadería lo mismo, se vende en el mismo lugar, y el recurso queda acá, y nosotros tenemos la chacra también, donde producimos, y eso llega acá, y todo vuelve a la misma secuencia, no se va para otro lado, es un circuito, y comenzamos a jugar con el mismo billete de cinco pesos, que se va un de lado para otro.

Qué nos falta generar, un geriátrico, porque también pensamos en los ancianos, en nosotros mismos, aparte que después los viejitos nos dejan la plata a nosotros; un taller de tecnologías apropiadas para el sur, que es otra inversión grande que hay que hacer, y una red un poco más amplia de producción de alimentos, y un gremio o cooperativa de trabajo en construcción natural, que de alguna forma ya avanzó con la idea una vez que se generó la ley de construcción natural en El Bolsón, eso está aprobado.

REDES SUDAMERICANAS

-¿Qué es Permasur?

-Es una red de centros de permacultura de América del Sur; todavía no están conectadas todas las redes, todos los centros de permacultura, pero es una intención, y a través de la creación de esta red yo engancho con esta gente de El Manzano, y a través de El Manzano engancho con Chile, y a través de esta red empezamos a trabajar y enlazar una red de permacultura y a compartir problemas, ideas, trabajos, porque nadie nos enseñó a hacer centros de permacultura, nos pusimos por delante un ejercicio que es gigantesco, y se está haciendo un montón…

Yo tengo siete años de experiencia con el Cidep, de formación de centro de permacultura, de construcción, de agricultura, de trabajo de gestión, de trabajo de comunicación, de trabajo humano, son un montón de datos para decirle a los chicos, esto sí, esto no, visité una cantidad de centros de permacultura en Brasil que tenían muchos más años que el Cidep.

El centro de permacultura tiene que tener dos espacios, uno que es el local y la residencia local que es muy importante, y la educación, esto tiene que tener un buen apoyo y una buena base, digamos que es el escenario en que te estás moviendo, que es lo más intenso y una parte del grupo tiene que trabajar sobre esto, y después tiene un anillo de trabajos, tienes a tus vecinos más próximos, que también hacen permacultura.

Y si vivo en Argentina, mis vecinos más cercanos que tengo son básicamente Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Perú, y con todos estos tengo enlaces; está Guillermo Gayo con el Takuara Renda, en Uruguay está Carlos Placitelli, en Bolivia está la Noemí Paymal con la Pedagogía 3000, en Perú está Óscar Senmache también trabajando todo el tema de pedagogía, en Chile toda la red de permacultura que hay acá con la ecoescuela El Manzano, en Brasil toda la red de permacultura que es gigante, este es un segundo círculo de interacción.

Yo con Cidep trabajo lo local y, después, trabajamos con la red argentina, porque Cidep ahora tiene centros en El Bolsón, en Mendoza, en San Rafael, en Cuyo tienes otro, que es Uspallata, en Córdoba, y Cidep Balcarce, cerca de Buenos Aires; en Argentina Unida por la Permacultura, que es la otra red, yo trabajo para América con la Permasur, y en este otro anillo más grande, con el Wasi y Kleiwerks.

Yo tengo un compañero de trabajo virtual, con el que trabajo dos horas diarias en red, que se llama Luciano Kordon, él acá está trabajando en Argentina Unida por la Permacultura, él es la cara visible del grupo; juntos debemos tener más de 20 proyectos en movimiento, en este instante, no todos de las mismas características, y todos relacionados con distintas personas, y todos moviéndose un montón, y todos generando recursos.

Por Cristian Sotomayor Demuth

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