La voz inglesa leak huele a reporterismo anglosajón de primera plana. Su traducción al español, filtración, no deja -lamentablemente- el mismo poso. El portal WikiLeaks quiere aprovechar el buen nombre del periodismo tradicional de investigación para abrir a los ciudadanos un contenedor online de filtraciones.
Aunque se pierda de vista al reportero. Esta semana, la difusión del vídeo Collateral Murder, en el que un helicóptero Apache estadounidense abatía a una docena de personas en un barrio de Bagdad, ha dado la vuelta al mundo con más de cuatro millones de visitas en 72 horas en el site de YouTube. Entre los muertos, señala WikiLeaks en su web, se encontraba el cámara de Reuters Namir Noor Eldeen, y su chofer Saeed Chmagh, hecho que podría desencadenar una investigación en el seno del Pentágono.
“¿Cuándo y de qué forma recibisteis el vídeo?”, pregunta este periodista, aclarando su respeto a la fuente, en contacto con uno de los responsables de WikiLeaks, Daniel Schmitt: “No comments”. Ese es precisamente el propósito de la ONG, proteger a sus whistleblowers, una suerte de garganta profunda sin tanto glamour, que quieren hacer público un material exclusivo a través de la Red. Cinco voluntarios a tiempo completo y entre 800 y 1000 colaboradores (técnicos informáticos, abogados, periodistas …) trabajan desde finales de 2006 para dar fe de las filtraciones. Schmitt, treintañero alemán -se reserva la edad- portavoz de WikiLeaks, es junto al periodista australiano Julian Assange, fundador de la organización, la cara de un portal cuyo servidor, el sueco PRQ (alojó la web de intercambio P2P The Pirate Bay) dice mucho de la capacidad que tienen para salvaguardar sus secretos.
Pregunta.- ¿Conocían los hechos que muestran en el vídeo Collateral Murder antes de recibir el material?
Respuesta.- Sí, el incidente es bastante conocido, especialmente entre los periodistas que trabajan con nosotros.
P.- ¿Por qué necesitaron tres meses para difundir el vídeo en Internet?
R.- Necesitábamos descifrar el vídeo, hacer entrevistas, documentarnos y convertir la cinta en un documental. Mejoramos además la calidad del vídeo con un sistema sofisticado de renderización (edición técnica final del documento)
P.- ¿Qué pasos siguieron tras ver la cinta? ¿Hablaron con la fuente?
R.- No conocemos a nuestras fuentes. Cuando desciframos el vídeo y lo vimos por primera vez tuvimos claro que teníamos que actuar inmediatamente. Fue entonces cuando iniciamos la investigación.
P.- Las imágenes han dado la vuelta al mundo… ¿Esperaban este éxito?
R.- Lo deseábamos de verdad. Aunque estábamos seguros de que tendría repercusión y generaría debate, no creíamos que el éxito fuera tan grande: más de 3.000 titulares de prensa en 48 horas, más de cuatro millones de visitas en YouTube de la versión corta del vídeo (17 minutos) en 72 horas.
P.- El texto que acompaña al vídeo explica que obtuvieron la filtración de fuentes militares. ¿Es el Ejército de EE UU una fuente de filtraciones habitual?
R.- Sí, recibimos muchos documentos del Ejército norteamericano. Pero no solamente de ellos. Esto nos demuestra que mucha gente con ética dentro de ese ejército siente la necesidad de enseñar lo que está mal. Y nos da aliento en momentos en los que acciones como las que aparecen en el vídeo son parte de la rutina en todas las guerras.
P.- ¿Han recibido presiones del Ejército estadounidense o alguna institución para frenar el vídeo?
R.- Recibimos una amenaza legal cada semana. Pero nunca hemos perdido un juicio ni hemos censurado. Nunca hemos sentido presión para dejar de hacer nuestro trabajo. Y no lo haremos. Estamos aquí para quedarnos.
P.- ¿No corren ciertos riesgos al colgar en la web las filtraciones sin la contribución de un periodista como en medios convencionales?
R.- Lo ideal es que un periodista escriba sobre un documento y esa sea la presentación para el lector. A partir de ahí puede profundizar en la información y su entendimiento. Es cierto que un documento necesita ser puesto en contexto, pero en plena era de la información, creemos que los ciudadanos, que viven en una sociedad global cada vez más compleja, necesitan saber manejar la información con responsabilidad. Y nosotros somos parte de este proceso de aprendizaje.
P.- ¿Por qué una fuente confía más en WikiLeaks que en un medio convencional?
R.- Confían en nosotros porque somos los únicos que podemos salvaguardar su anonimato. Tenemos una infraestructura muy sofisticada para hacerlo. Y por la neutralidad: la promesa de publicar sin juzgar si es relevante, adecuándonos al interés de los periodistas o a la agenda de los medios de comunicación.
P.- ¿Y qué se persigue con la filtración en WikiLeaks?
R.- Toda fuente quiere que su material tenga el mayor impacto posible. Y eso no se consigue enviando el documento a un periodista para que lo convierta en una exclusiva y lo meta en un cajón.
Por Oscar Gutiérrez
El País
El Ciudadano