Premio Nobel Paulo Artaxo: «No hay ninguna necesidad de inventar en la Amazonía, basta con explorar el enorme potencial de energías renovables»

"Existe un sistema económico que privilegia el lucro a corto plazo sin pensar en la destrucción de un patrimonio que pertenece a todos los brasileños"

Premio Nobel Paulo Artaxo: «No hay ninguna necesidad de inventar en la Amazonía, basta con explorar el enorme potencial de energías renovables»

Autor: Sofia Belandria

El investigador brasileño, galardonado por su labor en la construcción de la paz, explica las implicaciones para el cambio climático que tienen las emisiones de gas producidas por los incendios forestales del amazonas y aboga porque el gobierno de su país promueva de forma consecuente el uso de otras fuentes energéticas más baratas y menos contaminantes


Los fuegos que afectaron a gran parte de la Amazonía brasileña el último mes comienzan a apagarse, y para Paulo Artaxo, ganador del Premio Nobel de la Paz en 2007 con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, quien sostiene que es tiempo de planificar un futuro sin desmontes, en una región que deberá explorar su potencial sustentable y natural.

«Brasil precisa, por el propio interés del pueblo brasileño, preservar la floresta amazónica, porque el peor negocio que se puede hacer es destruirla y cambiarla por áreas de pastos muy improductivas o monocultivos que no tienen la rica biodiversidad de la floresta», señaló el científico brasileño que trabajó para la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) de Estados Unidos.

Para Artaxo es tiempo de rediscutir la matriz energética de un país que «está extremamente atrasado en la implantación de energías renovables que hoy son mucho más baratas que la quema de combustibles fósiles».

«El enorme potencial que Brasil tiene en energía solar y eólica, particularmente en el nordeste, continúa completamente inexplorado por la falta de visión del Gobierno, del Ministerio de Minas y Energías, y también empresarial, porque desde el punto de vista de costos, la energía solar y eólica compiten de manera muy buena con las fuentes tradicionales de generación de electricidad, inclusive hidroeléctricas», afirmó.

Para el científico, «no hay ninguna necesidad de hacer nuevas ideas en Amazonía, y basta con explorar el enorme potencial de energías baratas».

El especialista explicó que la Amazonía «es una región clave para el cambio climático porque es la mayor reserva de carbono de todos los ecosistemas terrestres de nuestro planeta».

«Entonces, cualquier movilización de carbono que está en el ecosistema y va para la atmósfera es realmente un agravamiento de la cuestión ya crítica del calentamiento global debido a la quema de combustibles fósiles y deforestación de los bosques tropicales», advirtió.

También señaló que se trata de una zona muy importante «por su servicio de regulación de emisión de vapor de agua para la atmósfera, siendo una gran fuente de vapor de agua en las regiones tropicales».

La quema de combustibles fósiles para generar energía son responsables del 90% del llamado efecto invernadero sobre el planeta; el otro 10% lo aporta la deforestación de los bosques tropicales.

«Tenemos que reducir la quema de combustibles fósiles de todo el mundo», afirmó el especialista, sin desconocer que es América Latina, tal vez el territorio con mayor potencial para la generación de este tipo de energías, la región que menos señales da en ese sentido, en un mundo que en la última década vio cuadruplicar las energías limpias, de 414 GW a 1650 GW.

La energía renovable generó 12,9% de la electricidad en 2018, por encima de 11,6% en 2017, y esto evitó alrededor de 2.000 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono el año pasado, un ahorro sustancial, dado que las emisiones globales del sector eléctrico en 2018 alcanzaron 13.700 millones de toneladas, según un informe de las Naciones Unidas.

El progreso, según Artaxo, está bloqueado por «un sistema económico que está privilegiando los lucros en corto plazo del sector del agronegocio en relación a la destrucción de un patrimonio que pertenece a todos los brasileños y debe ser mantenido para las futuras generaciones».

«La preservación de floresta amazónica necesita de políticas públicas que dejen en cero la deforestación, como está comprometido por Brasil en el Acuerdo de París [contra el cambio climático], y garanticen que su explotación pueda ser hecha de una manera sustentable con vistas a largo plazo, al aprovechamiento de la biodiversidad y los equilibrios ecosistémicos que la floresta amazónica produce», afirmó.

Los incendios que afectaron a los seis biomas de Brasil —Amazonía, Caatinga, Cerrado, Mata Atlántica, Pampa y Pantanal— quemaron, solo en agosto, unos 73.500 kilómetros cuadrados, superior a la superficie de Irlanda, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués).

Numerosos científicos, activistas y organismos internacionales y de la sociedad civil coinciden en señalar como origen del desastre ambiental a la exacerbada y descontrolada explotación de los recursos naturales en las actividades minera, agrícola y forestal.

Cortesía de Sputnik

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